Que los muros hablen de anarquía

Texto escrito por Kanino tomado de Heywild


Siempre he sido muy dado a caminar y ver en las calles cosas que pasan desapercibidas, caminar y encontrar en el camino cosas imperceptibles para la mayoría de las personas, cosas para las cuales la mente y atención del ciudadano común no han sido educadas o programadas a ver. La atención del ciudadano es la atención del consumidor, esa que solo se activa cuando hay anuncios luminiscentes, carteles con descuentos de algún producto innecesario, algún artista famoso, algún espectacular con el vil rostro de cualquier politicucho, de una empresa de bienes raíces o de otra farmacéutica que nos quiere envenenar. Si bien estoy rodeado de toda esta información y me puedo ver afectado por ésta en cierta medida, me gusta estar mirando el piso a ver que me encuentro: tal vez dinero, un celular, algún animal muerto y también algunas paredes.

Desde que tengo recuerdo me han gustado ver las calles pintarrajeadas, las paredes de los edificios llenas de posters, stickers, los dibujos, el graffity o cualquier rayón  de la delincuencia juvenil que se arma con brochas y pinceles, pinturas de spray o Nuggets (pintura para zapatos) para expresarse irreverentemente en las calles, pues siento que le dan vida a las paredes que lo único que quieren ver es orden, aburrido y esclavizante. Será por mí prolongado desprecio a la propiedad privada que casi todo lo que la dañe me llama la atención, pero desde hace algún tiempo que empecé a tener celular con cámara trato de fotografiar, sin un mínimo interés artístico, las pintas que reflejan un mensaje o una postura política, combativa y libertaria, esas que quedan después de alguna marcha donde algunxs desobedientes se colaron o aquellas que al calor de la noche o la fiesta se animaron a colorear las paredes.

Hace algunos años circulaba un fanzine, en tiempos de revuelta estudiantil, que se llamaba “La llama de la libertad” en donde había un breve artículo que criticaba algunas pintas existentes por la ciudad de Xalapa, en las que se expresaban claras consignas anarquistas sin ningún tapujo, consigas de ruptura como “fuego a las cárceles”, “fuego a los bancos”, “muerte al estado”, “anarquiza tu vida”, “venganza”  etc. pues la expresiones eran demasiado complejas para que la mayoría de la gente  las comprendiera y se lograra cumplir el objetivo de la propaganda: motivar a alguien a actuar; y que por lo tanto habría que simplificar nuestro discurso con el fin de que este objetivo se cumpliese, algo así como la pretendida revolución.

Es aquí donde entra la problemática de las expectativas. A estas alturas me parece muy ilusorio pretender que unas pintas en una pared vallan a ser la mejor estrategia de propaganda de algún grupo. Muchxs de lxs que realmente quieren llegar a la gente, son los que quieren controlar su rumbo y como es lógico, los medios de propaganda son otros más realistas y avanzados tecnológicamente.

El carácter de una pinta anárquica y/o vandálica, es el sentir de quien la hace, la expresión colorida  de la rabia que lleva adentro; sí puede ser propaganda por el simple  hecho de estar expuesto públicamente, pero su eficacia se quedaría en el mero hecho de la acción. Esto no sublevaría a las masas, pero si coquetearía con algún desobediente. Por lo que no tendría caso en este contexto, simplificar los discursos. Al tiempo las pintas empezaron a aparecer, más sencillas, más simplificadas, y la cosa siguió igual con la gente. Lo interesante aquí no es tal vez el final, o su discurso, sino que se realizó un acto de desobediencia con cierto enfoque de liberación.

Que importa si el pueblo no se está levantando, la mano que pinta siente el gozo de la desobediencia y deja un mensaje subversivo. Creo que unx debe ser muy reflexivx y saber dónde se ponen las expectativas, y entender que pintar y desobedecer son actos divertidos. En lo particular me gustan ver pintas más locas, más rebeldes y disruptivas, contundentes, en vez de suplicas con carácter social. Claro que no digo que las pintas y en general los visuales o arte subversivo callejero no tienen su papel en algún movimiento, hacen su aporte al imaginario colectivo rebelde en alguna situación de lucha específica, sirven para informar y también para provocar, realmente hacen que las caminatas sean más vistosas y coloridas (obviamente para nosotrxs) y se ataca al monopolio de la mercadotecnia capitalista en las calles con mensajes que les son totalmente opuestos. No tienen que  acabar. Los memes en Facebook no deberían saciar las ganas de pintar la realidad. Lo que si es que el que quiere ver,  ve, y el que no, no. Lxs amantes de las ciudades perfectas y defensorxs de la propiedad privada, siempre verán esto como actos vándalicos, y a nosotrxs no nos debería de molestar que así sea. Tampoco nos debería de molestar que se vuelva un acto de diversión, es buena combinación.

En fin, esta idea me parece que podría aplicarse a diversos ámbitos de las luchas libertarias; por lo que creo que en general las acciones subversivas siempre serán llamados de rebeldes para rebeldes, para intentar cautivar alguna conciencia y expandir la necesidad de la desobediencia y la solidaridad frente a un estado de cosas insoportable.