(Brasil) ¿Quienes mataron a Indio? – Una respuesta al llamado anarquista por un Diciembre Negro

¿Cómo así, quién lo mató? Si los nombres y faces de los asesinos ya se
conocen … Los carniceros medios de comunicacion no han perdido tiempo
en transformar rápidamente el acontecimiento en espectáculo. La
exposición no sólo de quien lo agredió hasta el último suspiro como de
su familia, de las transexuales a quienes defendió, de su historia de
vida y una serie de informaciones, sólo sirven para crear una gran
cortina de humo. Ante esta situación vejatoria, dos años después de su
muerte, resulta indispensable narrar el acontecimiento desde abajo de
las garras de la dominación.

En una noche navideña nada pacífica, dos neonazis perseguían
transexuales que estaban dentro de la estación Pedro II con intención de
hacerlas lo mismo que hicieron con Indio. Eso sólo evidencia la
persistente busqueda contra quien libera sus deseos y voluntades y se
levanta ante la normalidad impuesta. Sin embargo, en una convicta
negación de la pasividad, el vendedor ambulante de 54 años decidió
firmemente defenderlas. Esta actitud le costó la vida.

La presencia de los guardias del metro y de los ciudadanos comportados
no ayudo y no sería diferente. Todos los días esa estación está llena de
autómatos ciegos por la rutina cumpliendo órdenes superiores. Luiz
Carlos Ruas, negro, trabajador autónomo, que mantenía su gana pan al
lado de fuera de la estación, en contra de ese marasmo habitual de las
ciudades, en su último día, como probablemente en sus tantos otros
anteriores, siguió instintivamente la procura de la libertad.

Un acto verdaderamente insurgente de solidaridad y acción directa, en
medio de una sociedad cada vez más domesticada que cierra los ojos para
la guerra instalada aquí y ahora. Una guerra contradictoria reforzada
por los agentes que igual a los agresores causaron la muerte de otro
hombre negro sin ningún cuestionamiento de esa sospechosa autoría. Son
estructuras todas programadas para matar y dejar morir.

La postura de la seguridad del metro no sorprende ni un poco. Se omiten
innumerables casos día a día, de acoso sexual contra mujeres, de
agresión contra personas que trabajan en los vagones del tren, palizas
contra personas que no son bienvenidas en ese ambiente y medio de
transporte que, a pesar de que pocas consiguen pagar para usar, todas
sufren los daños de la existencia de tal tecnología civilizatoria que
atenta contra la vida y la naturaleza. En las venas de la ciudad corre
la sangre derramada por las autoridades y sólo de esa forma se mantiene
esa arquitectura asesina.

Por lo tanto, al lado de Alexis Grigoropoulos, asesinado por la policía
en el gueto de Atenas en 2008, Sebastián Oversluij, asesinado por la
seguridad bancaria tras un intento de asalto en 2013, junto a tantas
otras personas que se atrevieron a buscar la libertad y por eso murieron
sin tener su nombre recordado, Luiz Carlos Ruas es uno más, más que vivo
en cada acto de inconformidad y rebeldía incontenida. Las autoridades y
la pasividad mataron a Indio.

LA UNICA MUERTE ES EL OLVIDO!
LUIZ CARLOS RUAS PRESENTE!
POR UN DECIEMBRE NEGRO!

Anarquistas