Consecuencias inesperadas de la anarquia frente al feminismo en México – PDF con fotografías de referencia y notas al pie
La multiplicidad de formas que en las últimas décadas han tomado los anarquismos, nos lleva a replantear las tendencias y estrategias que están reconfigurándose o emergiendo dentro de estos y de su influencia en otras luchas. Aquí, se vuelve necesario distinguir, un principio que se mantiene en los anarquismos y, que les mantiene fuera de la fauna liberal o de izquierda que se asume como ácrata. Tal principio lo pudiésemos definir como una ética que, deviene en una afrenta a cualquier forma de poder jerárquico, construida desde lo común en la individualidad. Por lo tanto, entender hoy en día al anarquismo como una ideología sería una miopía que lleva a concebir aberraciones como el “anarcocapitalismo” o al entendimiento del zapatismo y de muchas formas de feminismo como anarquistas. Pensado en estos últimos, valdría la pena recordar a Emma Goldman quien despotricó contra las mujeres sufragistas de su época (primera ola del feminismo), bajo el entendido de que la libertad no se podría alcanzar en las urnas. Hoy día los feminismos son tan diversos, los hay reformistas con simpatía por el Estado, con visiones autoritarias y esencialistas sobre el cuerpo, así como otros totalmente liberales, unidos bajo el manto de la ausencia de una crítica contundente contra el poder, pero también dentro de ellos hay algunos que se articulan bajo una ética anarquista.
Breve cronología del movimiento
Las movilizaciones feministas en diferentes partes del mundo se han agudizado, en América Latina, se han hecho más evidentes tras la irrupción de la denominada “marea verde” que, en 2018 pedía la despenalización del aborto en Argentina. En México, su influencia se hizo notar rápidamente. Las marchas y los performance feministas (como “un violador en tu camino” [2]) se volvieron tendencia en redes sociales y espacios públicos. En centros de trabajo, en centros educativos, dentro de instituciones e incluso dentro de espacios izquierdistas o anarquistas, emergiendo la denuncia anónima como herramienta política, para exponer cualquier forma de agresión entendida como “violencia de género”. Hecho que hizo endeble los posicionamientos de anarquistas, pues algunas veces se llegó a recurrir a la justicia del Estado para arremeter contra los agresores e incluso muchos de estos, se volvieron ávidos legitimadores del proceso de justicia exigiendo pruebas o demandas oficiales para reconocer o no, su agresión. Mermando la posibilidad, de pensar o crear vías para dar resolución a estos procesos sin la necesidad del Estado.
Bajo este contexto, es que ahora vemos una vinculación bastante estrecha entre anarquismos y feminismos, no podemos determinar que posturas, colectivos o individualidades se deben de reconocer como anarcofeministas, pues se encuentran en un proceso de consolidación y reformulación constante. El 16 de agosto de 2019 en la Ciudad de México se convocó a una movilización por parte de diferentes grupos, colectivos y colectivas para pedir justicia por una joven que fue violada por policías, la cual terminó con una insurrección de mujeres que vandalizó inmobiliario público y con la quema de una estación de policía.
En ella, el Estado hizo gala de una represión con “enfoque de género” propia de la agenda progresista que mantiene. En los primeros días de julio de 2020 se montó un plantón frente al palacio nacional por parte de los familiares de mujeres asesinadas que no han encontrado justicia en las instancias correspondientes. En plena pandemia los casos de feminicidio y de violencia intrafamiliar aumentaron, ante esto, el presidente se mantuvo con una actitud machista y conservadora negando estos hechos de manera rotunda y promocionando la venta de boletos de la rifa del avión presidencial, como era de esperarse diversos sectores se sintieron agravados. Así pues, a un año de la quema de la estación de policías un bloque negro de menos de 200 mujeres se manifestó nuevamente el 16 de agosto, siendo cobijadas por el calor de 1600 granaderas quienes arremetieron contra ellas de manera sutil. Eventualmente el plantón frente al palacio nacional se retiró, pues estuvo bajo un constante hostigamiento de las autoridades además de que las inclemencias del tiempo no ayudaron.
El 2 de septiembre de este mismo año en las oficinas de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ubicada en el centro histórico a unas cuadras del palacio nacional, se dio cita María Isela Valdez quien se había arrodillado ante el presidente para pedirle justicia por la desaparición de su hijo en 2014. En esta ocasión, María Isela junto con Marcela Alemán y Silvia Castillo, madres de una niña víctima de violación sexual y de un joven asesinado, respectivamente, se presentaron ante Rosario Piedra titular actual de la CNDH, quien no les atendió por no traer bien formulada su carpeta de investigación. Ante esta negativa, Silvia amenazó con suicidarse y Marcela decidido encadenarse a la silla.
Rosario Piedra, la CNDH y los tentáculos del poder
hora bien, ¿Quién es Rosario Piedra?, ella es hija de la activista Rosario Ibarra una de las primeras madres en emprender la búsqueda de su hijo, Jesús Piedra, quien fue detenido en 1974 por estar vinculado supuestamente en un asesinato perpetrado por la “Liga comunista 23 de septiembre” [3]. Desde entonces a la fecha, ha encabezado una búsqueda por su hijo, fundando el Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos (Comité ¡Eureka!). Actualmente la hermana de Jesús Piedra se encuentra como titular del organismo que supuestamente procura se respeten los derechos humanos, ungida por la mano del presidente, es que llega a este puesto. Ante esto, debemos de preguntarnos ¿Cómo el dolor de la pérdida de un hermano en manos del Estado se trasforma en el deseo de un puesto de gobierno? Si bien, se nos podrá increpar diciéndonos que busca una mejoría social esperando que su dolor no se repita en alguien más, esta mejoría jamás saldrá de los parámetros que le convengan al Estado o a las manos del capital, por lo tanto, no podemos esperar más que, una buena administración y gestión sobre nuestras vidas por parte de ellxs. Como anarquistas, ningún funcionario público o gobierno nos podrá ofrecer la libertad que anhelamos y mucho menos la justicia que aclamamos.
La Okupa “Ni una Menos” una aguja en el corazón del Estado
Tras el encadenamiento de Marcela Alemán, fueron llegando a las instalaciones de la CNDH feministas a apoyarla hasta que el día 4 diversas colectivas entraron y tomaron el edificio proclamándolo como una “Okupa”, más adelante las primeras mujeres que iniciaron la protesta se retiraron de las instalaciones. En los días posteriores renombraron el lugar llamándolo “Okupa ni una menos”, interviniendo las paredes y las pinturas de personajes históricos como Francisco I. Madero o Morelos, hecho que enardeció al presidente.
Este hecho alentó a más mujeres a que accionaran contra otras instalaciones de la CNDH en otros estados. Una de ellas fue la toma de la sede de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (CODHEM) en Ecatepec el 10 de septiembre, buscando repetir la acción llegaron a irrumpir a las instalaciones, sin embargo, en la madrugada del día siguiente llego la policía a sacarlas del espacio de forma violenta y en vehículos no oficiales, llevándoselas detenidas [4. Ante estos hechos, la Okupa Ni una Menos se pronunció repudiando la actuación del gobierno, por otra parte, algunas individualidades decidieron ir a las instalaciones ese mismo día para vandalizarla y terminar quemándola.
Bajo esta coyuntura el sábado 12 un grupo de mujeres encapuchadas toman la estación del metro chabacano, exigiendo el cese al hostigamiento policial a los vendedores informales que hacen entregas en el metro de sus productos [5].
El 14 de septiembre la “Manada Periferia” realiza una acción en un puente peatonal en Valle de Aragón, Nezahualcóyotl, Estado de México. A la par, en la Okupa Ni Una Menos se realiza la “Antigrita” con un programa artístico cultural y un mitin con algunas madres agraviadas, en este evento la señora Yesenia Zamudio quien encabeza el frente “ni una menos” se muestra autoritaria y al día siguiente se hacen públicas algunas fricciones que posteriormente llevaron a una ruptura interna entre las facciones dentro de la toma. Una de ellas, denominada “Okupa Bloque Negro [6]” fue quien se deslindó principalmente de Zamudio por dar nombres de algunas nompañeras exponiendo su integridad y por el señalamiento de un mal uso del dinero que se ha recolectado y, respaldando a Erika Martínez madre de una niña de 7 años que fue violada. Y aunque pareciera una decaída del proceso, en la madrugada del 18 manifestante tomaron las entradas de Ciudad Universitaria e incendiaron Inmobiliario del lugar, dañando dos vehículos de vigilancia y realizaron pintas en respuesta por la detención de Elis Hernández quien fue detenida en abril pasado por su supuesta participación en la quema de un edificio de la FES Acatlán (actualmente ya fue dejada en libertad). A la fecha, la Okupa “Ni una menos” se encuentra aparentemente afianzada, siendo habitada por mujeres, niñxs y algunas personas de la tercera edad. A lo largo de este mes, se han mantenido abierto el espacio a público en general ofreciendo talleres diversos y realizando eventos como “la mercadita” (donde las mujeres pueden vender productos varios), pero manteniendo un posicionamiento separatista.
Represión policial bajo el seno de las Ateneas
El 27 de este mismo mes, en una marcha que no reunía a más de cincuenta mujeres salidas de la Okupa ni una menos, con motivo por la despenalización del aborto en el país, varias decenas de mujeres granaderas principalmente, las encapsularon por al menos un par de horas, para que finalmente fueran replegadas hasta la Okupa. Cabe señalar, que varias cuadras de la zona del centro de la Ciudad de México se encuentran amuralladas y protegidas por escuadrones de policías en diversos puntos, esto debido a las movilizaciones que se esperaban por la conmemoración de lo acontecido en Ayotzinapa hace 6 años y del 2 de octubre. Desde el 2019 la llamada de granaderas por parte del Estado para contener o amedrentar a las movilizaciones feministas, se ha vuelto una estrategia sutil para apaciguar a los ojos de la ciudadanía la represión que se mantiene principalmente sobre las mujeres.
Para ello, en la capital del país se encuentra la agrupación Atenea, perteneciente a la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) encabezada por Itzania Otero, quienes han sido las encargadas de tomar la batuta a la hora de hacer frente a las protestas de mujeres, siempre acompañadas de policías hombres, que se encuentran detrás de ellas a forma de refuerzo. En otros estados, esta misma estrategia se comienza a observar, se tendría que ser bastante ingenux para pensar que una mujer policía es un mal menor, sin embargo, incluso dentro de las propias movilizaciones hay quienes ven con buenos ojos que el garrote se empuñado por una mujer y no por un hombre.
En la jornada llevada a cabo al siguiente día, por el Día de Acción Global para el Acceso al Aborto Legal y Seguro, se vio opacada por el circo mediático montado por los medios oficiales por el altercado entre manifestantes y las Ateneas, pues un medio presentó la imagen de una mujer de este agrupamiento llorando. En lo dicho por las autoridades este destacamento no utiliza gas lacrimógeno ni otros medios para la contención de las manifestaciones, no obstante, en decenas de fotos se ve como lo utilizan, además del testimonio de las propias manifestantes. Así pues, esta Atenea se encuentra llorando como resultado del propio gas lanzado por sus compañeras y no por haber sido agredida por una feminista.
Replicas en otros estados
El 5 de septiembre alrededor de 40 mujeres que protestaban fueron detenidas en el estado de Chihuahua, mientras se manifestaban pacíficamente. El día 10 del mismo mes, mujeres feministas tomaron y vandalizaron la sede de la CNDH en Michoacán en apoyo a las colectivas de la CDMX, ese mismo día en Tabasco y Aguascalientes se hicieron tomas simbólicas en las sedes de la CNDH, de igual forma, en Puebla se manifestaron afuera de la sede de este organismo. Al día siguiente mujeres toman las instalaciones de la CNDH en el puerto de Veracruz en apoyo a la Okupa Ni Una Menos. El 13 de septiembre en Monterrey se manifestaron en las instancias de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH). A la par, de la antigrita en la capital del país en Tijuana se realizó un evento similar en el Centro Cultural de Tijuana (CECUT) donde se manifestaron y pintaron consignas. Un día después en Guadalajara fue convocada una concentración y realizar una Antigrita en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres. Finalmente, en la madrugada del 18 en la ciudad de Xalapa se vandalizó elInstituto Veracruzano de las Mujeres. A la fecha se han registrado más actos de esta índole en más punto del país.
Rutas a la deriva: Anarquismos, feminismos o anarcofeminismos
La influencia de las diferentes corrientes del anarquismo en el siglo XXI, se han hecho notar en diferentes procesos y movilizaciones sociales, lo cual no quiere decir necesariamente queestos, sean por antonomasia anarquistas. David Graeber, el “antropólogo anarquista” fallecido a principios del mes de septiembre, comentaba esto mismo, sin tomar en cuenta el lado contrario, las posturas e influencias de los movimientos que articulaban dentro de su repertorio de actuaciones estrategias anarquistas. En consecuencia, es necesario no perder de vista este punto, pues diferentes grupos sociales de la izquierda progresista, se han apropiado tanto de discursos, prácticas e incluso de una estética ácrata, sin en verdad formular y proponer algo concreto contra el poder, siendo que su intensión real es formar parte de este. Generando un pseudoanarquismo, falto de un ethos antiautoritario que en aras de una pretendida transformación revolucionaria genere concesiones al poder a través de la institucionalización de las demandas y la canalización de la rabia al patíbulo de la legalidad, extendiendo las arcas del Estado y criminalizando a quien trascienda su lógica.
Partiendo de esto, en las movilizaciones feministas en México se han vestido de negro con pañuelo verde o morado, exigiendo derechos y clamando justicia. Muchxs le dan a este proceso una lectura anarquista y, si bien, hay una influencia directa de ideas anarquistas también hay ideas ciudadanas. El clamor por ver a mujeres enfrentándose a las Ateneas no debe volvernxs ciegxs a lo que ocurre. Por otro lado, la historia del anarquismo nos muestra como anarquistas de diferentes momentos y latitudes, se han vinculado a movilizaciones sociales que carecen de idéalas anarquistas. Aquí nos encontramos con una apuesta en común, la mejoría del individuo dentro de un estado de opresión y, aquí mismo, es donde reside una diferencia fundamental, cómo llevarlo a cabo: siguiendo los parámetros de la civilidad y jurídicos de la época o desafiándolos y asumiendo los riesgos, no pidiendo migajas, sino arrebatándole a lxs detentorxs del poder su paz. Entonces la pregunta sería ¿Cuáles son los parámetros en que buscamos esas mejorías? ¿No es acaso que esas mejorías servirán para mantenernos felices dentro de los marcos del dominio?
En pleno siglo XXI, es claro que muchxs anarquistas se han vinculado a procesos de corte ciudadano, pero ¿Por qué ocurre esto? Y ¿Por qué lxs anarquistas gustan de accionar en procesos reformistas?, tales respuestas son complejas, pero retomando el ejemplo del anarcosindicalismo [7], podemos decir que siempre como anarquistas buscaremos la libertad de alguna u otra forma, ya sea abandonando la vida que nos ofrecen o mejorando las condiciones de vida en donde nos encontramos, con lxs nuestrxs y a partir de nuestras afinidades, esto no es tajante pues habrá momentos en nuestras vidas donde nos inclinemos más hacia un lado, según lo sintamos necesario. Ser estudiante, es un proceso por el cual muchxs anarquistas han atravesado, momento de aprendizaje o pérdida de tiempo para algunxs, en el sentido de la puesta en acción de los idearios anarquistas; sumarse a un conflicto social, es una experiencia que ha servido para vitalizar nuestros posicionamientos, replantearlos, ajustarlos o quizá olvidarlos. Entonces, ¿que nos dejan las movilizaciones feministas actuales? ¿En donde las ubicamos y sobre todo en donde nos posicionan a nosotrxs, como anarquistas, que descalificamos o aplaudimos sus luchas?
Quienes conforman el Colectivo Bloque Negro, se encuentran en un escenario peligroso que podría vulnerar su autonomía y su perspectiva anti-autoritaria, pues a la fecha se encuentran pidiendo donaciones de todo tipo, pero una donación económica realizada por la empresaria Beatriz Gasca puede poner en tela de juicio su calidad como anarquistas, ya que esta intervención difumina toda la crítica al poder que conllevan los anarquismos, puesto que su sororidad, no conlleva a confrontar la totalidad del régimen de dominación, pues incluso la empresaria pidió a la Jefa de Gobierno de la CDMX Claudia Sheimbaum respondiera a las demandas de las okupantes. [ ] No creemos necesario que aquí tengamos que explicar por qué una empresaria no puede ser considerada dentro de una lucha anarquista. Mientras algunxs salen de estos procesos sociales convencidxs de que nuestra propuesta más contundente es el conflicto a la autoridad, recreando nuestras vidas en esa tesitura, escapando al control y proyectando una alegría negadora, otrxs emprenden un viaje sin retorno en la nave estatal. Así veremos (y hemos visto) una y otra vez repetirse ejemplos, como el de Rosario Piedra, camino que Erika Martínez pudiese emprender sino abre bien los ojos o si sus conclusiones no logran concretar la ruptura anti estatal.
Si como anarquistas no somos conscientes de los límites de nuestras intervenciones sociales, las narrativas que no buscan una ruptura contra el poder en sí, terminaran por señalarnos e instrumentalizarnos. Esto queda muy claro con la narrativa de la criminalización y estigmatización del aborto clandestino por parte de importantes sectores feministas, afirmando que esa “libertad” o “derecho” debe de ser practicado a través del Estado, bajo una rigurosa vigilancia con perspectiva de género, encaminando la defensa de la conquista a través de vías burocráticas, asumiendo a priori que todo aborto fuera del marco de la legalidad “feminizada” no es deseable, es insalubre e inseguro hasta llegar al punto de volverlo de nueva cuenta “ilegal”. Desde una perspectiva anarquista, la criminalización debe ser combatida, sea ésta proyectada en forma positiva o negativa. Legal o ilegal, con o sin recursos del Estado (y lxs contribuyentes) el aborto será practicado y así lo defenderemos. No podemos limpiarnos el sudor de la frente y terminar con un suspiro vencedor al ver legalizado el aborto, ya que su legalización está adscrita a las circunstancias político-sociales del momento, la cual en un abrir y cerrar de ojos, puede desmoronarse en la medida que las posturas patriarcales y conservadoras den frente a esto.
Es por ello, que es importante en estas aguas revueltas vislumbrar la manera de no verse atrapadxs en las redes de “lxs pescadores” del poder. La capacidad negadora, destructiva y de revuelta de las movilizaciones de mujeres (y no solo en las movilizaciones, sino también en otro tipo de intervenciones como las parteras, los círculos de mujeres, la recuperación de la medicina natural, etc.) son las que han puesto en jaque el sistema de valores patriarcales, es la tensión generada lo que molesta al poder. Convertir en un “hecho” más que en un “derecho” la libertad de elección en cualquier ámbito de la vida es una tarea que debe partir de nuestra cotidianidad, la solidaridad entre mujeres, la complicidad, el combate al machismo y la violación a través de la acción directa es lo que en realidad transformará nuestra individualidad y lo que hace que el miedo cambie de bando. ¿Esto quiere decir que no se utilicen las clínicas de aborto del Estado? ¡No! Serán utilizadas con desfachatez y a necesidad,sin agobio por la eterna contradicción a la que nos somete la realidad, sin por ello asumir el proyecto estatal y capitalista, sin dejar de proyectar por los medios necesarios la autogestión de nuestras luchas y abandonando la búsqueda del consenso social generalizado. El capitalismo nos venderá el aborto como una mercancía más, como lo ha hecho con el feminismo, el queer, el veganismo y una larga lista de posturas y actividades, de nosotrxs depende que la navaja anárquica no pierda su filo.
¡Que el miedo cambie de bando!
¡Sin liderezas ni dirigentas!
¡Sin mundos rosas para camuflar la autoridad!
¡Seamos tan libres que ni su legalidad nos pueda controlar!
¡Seamos libres y salvajes!
México a 16 de octubre del 2020
Afinidades Conspirativas