¿Para quién trabajan los apasionados communards de nuestros días?

Escrito por Gustavo Rodríguez


Mayo del 68 y la Sociedad del Espectáculo, medio siglo después

Desde 1871 –año en que el «poeta maldito» escribiera esta misiva–, no era necesario ser “vidente” para ver lo evidente: las masas de trabajadores que combatían en las barricadas de París seguían trabajando. Aquella «huelga salvaje» frente a la autoridad de Versalles, era a su vez, un nuevo trabajo que producía nuevas obligaciones y les condenaba a perpetuar el trabajo in saecula saeculorum. Tan profunda reflexión, en pleno trance nigromante, probablemente incitó a Rimbaud a cuestionarse: ¿para quién trabajaban los apasionados communards? profetizando un sistema de dominación fundamentado en la democracia directa como eje de gestión político-social, que aseguraba la permanencia de la autoridad y la continuidad del trabajo.

Por eso su furibundo rechazo (¡nunca jamás!) al proceso de alienación humana, consciente que la liberación total «consiste en alcanzar lo desconocido»2 ; única vía de escape del mercado cultural al que estaba forzado a vender su «mercancía». Quizá por ello, para Bakunin –con su espíritu subversivo y su lujuriosa irreverencia– aquellos setenta y tantos días de insurrección generalizada fueron una fiesta interminable y no una agotadora jornada de construcción social; al igual que para las aguerridas pétroleuses que gozaron los fugaces instantes de la primavera de 1871 como una orgásmica apoteosis de fuego y sedición. Mientras que para Engels, aquél acontecimiento expresó el «más vivo ejemplo de la dictadura del proletariado», vislumbrando la futura utilidad de la masa trabajadora.
El slogan histórico de los marxianos («¡abolición del trabajo asalariado!»), aún retumba en estos días reiterado por propios y extraños –con lamentable aceptación en nuestras tiendas–, como si la miserable retribución económica de la explotación de nuestra fuerza física e intelectual fuera el problema, y no el trabajo en sí, olvidando la raíz del vocablo. Si bien una etimología no es la Verdad (con mayúscula) sino una alegoría que permitió en su momento describir una realidad específica constituyendo la visión de mundo en nuestra mente, es realmente revelador lo que representó en algún período de la historia el vocablo «trabajo».

Las palabras «trabajo» (en castellano), «travail» (francés), «trabalho» (portugués), «traballo» (gallego), «trabayu» (asturiano) y, «treball» (en catalán y valenciano), derivan del latín vulgar tripalium: un instrumento de tortura similar al cepo que consistía de «tres palos»» a los que se ataba a la persona que recibía el tormento. De ahí el significado de tripaliare: «tortura», «tormento» o «dolor provocado»3 .

Si etimológicamente la expresión «trabajo forzado» es una suerte de pleonasmo; bajo el enunciado «trabajo asalariado», queda al descubierto el sinsentido del término, a menos que se trate de entusiastas masoquistas que, consecuentemente, se nieguen a cobrar por ser torturados. Ya ni mencionar esos peculiares seres tan bien domesticados que aman el trabajo, superando con creces la narrativa de Von Sacher-Masoch, con perdón de todas y todos los amantes de infringirse dolor (a voluntad) con placenteros resultados, reconciliando la tensión entre placer y muerte en una profunda alteración del tiempo mismo4 .

No es obra del azar que las incursiones psicogeográficas de Debord –cuatro años antes de fundar la Internacional Situacionista–, concluyeran con un graffiti en las proximidades del Sena con la inscripción «NE TRAVAILLEZ JAMAIS!» (¡No trabajes jamás!), retomando el grito de guerra de Rimbaud, recargado por la intuición punzocortante de la negación dadaísta «contre tout el tous» (contra todo y todos) y la «guerra contra el trabajo» del movimiento surrealista. Tampoco es fruto de la casualidad que a finales de la década del setenta el compañero Alfredo Bonanno y los sectores anárquicos más aguerridos de Italia, centraran la lucha en la destrucción del trabajo tras la experiencia del mayo rampante de 1977, dándo rienda suelta a las tésis insurreccionales ante el inmovilismo anarcosindicalista y la degeneración del libertarismo de síntesis.

En contraste, los marxianos de todas las denominaciones –socialdemócratas, espartaquistas/luxemburguistas, consejistas, leninistas (trotskistas, stalinistas, maoístas y otras sub-especies), operaístas, autónomos, socialistas libertarios y, anarcosindicalistas–, posponen la destrucción del trabajo y la consiguiente destrucción de la economía, anteponiendo a este momento emancipador el programa de consolidación del poder obrero (comunista/anarquista), estimulando el desarrollo de las fuerzas productivas y limitándose a gestionar o «autogestionar» –en el caso de los sindicalistas libertarios y los consejistas– la economía, asegurando el desarrollo del Capital. De esta visión (corta de miras), no quedarían excentos ni los situacionistas. El propio Debord, se retractaría de aquel aguerrido graffiti, optando por impulsar la automatización industrial (primero) y, fomentar la «sociedad de Consejos» (después). Vaneigem, tampoco se despojaría de su ADN marxiano, inclinandose por los «Consejos Obreros» (primero) y, la autogestión generalizada (después).

Este enfoque miope, indudablemente obstruye la finalidad anárquica de demoler todo lo existente. Tal concepción, en lugar de poner fin a la llamada «contradicción fundamental» (capital-trabajo), destruyendo el trabajo y la economía y, como resultante el Capital, se plantea un falso dilema entre la gestión de la economía por la «burguesía» y la gestión/autogestión del «proletariado». De tal suerte, elige la forma sobre el contenido, dando paso a un «capitalismo autogestionado» (tal como sucedió en la revolución anarcosindicalista tras el golpe fascista de 1936) o imponiendo el «capitalismo de Estado» (Rusia 1917, China 1949, Cuba 1959, Nicaragua 1979…).

«Jeder nach seinen Fähigkeiten, jedem nach seinen Bedürfnissen» (De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades) es el aforismo que hace suyo San Charlie de Tréveris –tras plagear a Étienne Cabet y a Louis Blanc–anunciando el arribo de la «fase superior» del comunismo, una vez superado el principio rector de la «dictadura del proletariado» («A cada cual según su aporte» o, lo que es lo mismo «quien no trabaja no come»), período de tiempo indefinido donde, lejos de abolirse, la condición obrera se generaliza, exacerbando la explotación de los trabajadores en la producción eficiente de un «futuro mejor». Lo que en la práctica se traduce en más de lo mismo, es decir, en la continuación del Capital a través de medios pretendiadamente revolucionarios implementados en torno a la división entre dirigentes y ejecutantes.

¿Qué producen las revueltas contemporáneas? ¿Para quién trabajaban los apasionados communards de nuestros días? Probablemente, estas sean las preguntas generadoras iniciales que nos ayuden a formular nuevos cuestionamientos y a enlistar dudas, temores, reflexiones y propuestas, desenredando los hilos negros de nuestra historicidad. Así y sólo así, podremos entrelazar la nueva trama y la urdimbre de las luchas venideras. Ese tejido negro irá tomando el cuerpo polimorfo que le vayamos concediendo sin seguir viejos patrones. Ya no tendremos que continuar remendando aquel trapo arcaico que fuera confeccionado hace siglo y medio en la rueca y el telar. Aquel tejido tuvo su propio tiempo. Las nuevas tramas anárquicas solo podrán advenir de manera disruptiva, desde un ethos que reafirme la necesaria destrucción del trabajo y la potencia del fuego liberador. Continuar en la repetición y el estancamiento actual, podría remitirnos a la regresión histórica: la imposición del fascismo global (pardo y/o rojo).

Es preciso agudizar nuestros sentidos para saber distinguir los olores y avizorar el cocido. El aroma del fuego siempre nos indicará qué se está cocinando. No se trata de rechazar el platillo una vez que esté servido sino de interrumpir su cocción. El aroma azufrado de la combustión del petróleo y sus derivados, provoca una inconfundible sensación olfativa que incita cierto estado transitorio de euforia y nos expide, de forma inconsciente, una sucesión de imágenes asociadas que producen infinito placer: un cuartel en llamas, una prisión reducida a cenizas, un conglomerado de antenas calcinadas, una patrulla incinerada o un bello centro comercial carbonizado. Ese devenir-fuego –que ilumina la noche– provoca una conmoción liberadora que no puede propiciar ningún otro medio, ninguna máquina de guerra. Innova un gesto que hace perceptible la anarquía a través de las flamas de la devastación.

Gustavo Rodríguez
Planeta Tierra, 1º de septiembre 2020

(Extraído del folleto «El aroma del fuego: la rabia de la desesperanza en un mundo tripolar», septiembre, 2020.)


1. Rimbaud, Arthur, Iluminaciones, Cartas del vidente, Ediciones Hiperión, Madrid, 1995.

2. Id.

3. El vocablo «trabajo» tiene tres raíces europeas que han permitido el acomodo semántico del término en diferentes lenguas: Ergon en Griego, Laborare en Latín y, la olvidada Tripalium (también en latín pero con un origen mucho más lóbrego). En lengua inglesa, la palabra «work» está asociada a la raíz latina de la palabra Laborare que significa «labor», aunque su traducción literal sería «labor difícil», de ahí la expresión «labor de parto». Esta raíz latina es el origen de una variedad de palabras, incluyendo «colaborar» y «elaborar». Hannah Arendt, echa mano de esta raíz etimológica para justificar el trabajo, argumentando que tiene un rol en el «proceso de la fertilidad vital» (La Condición Humana, Paidós, Barcelona, 1993). En realidad, es evidente que sí existe una abismal diferencia entre los vocablos Tripalium y Laborare (o Ergon en griego) y, esta radica en la ancestral división social (y sexual) del trabajo con el arribo de la agricultura: un sector «destinado» a cumplir con la obligación dolorosa del trabajo (Tripalium), perdiendo toda libertad; y otro, «elegido» para la labor creadora (Laborare) en plena libertad.

En Europa, se tiene evidencia del uso punitivo del tripallium por lo menos hasta el año 578, mientras que en América se documenta el empleo de este instrumento de tortura en la década del ochenta del siglo XIX y, en Mauritania aún se utiliza para “disciplinar” esclavos y (particularmente) esclavas que se niegan a cumplir con las exigencias de sus amos a pesar de que la esclavitud fue abolida por ley en 1981.»

4. Freeman, Elizabeth, Time Binds: Queer Temporalities, Queer Histories, Duke University Press, Durham, 2010.

Las rebeliones de la miseria

Escrito por Gustavo Rodríguez


La era de Lucifer y La 3ra Guerra Mundial | CONEXION CON ...

«Todos los sistemas de control se basan en el binomio castigo-premio.
Cuando los castigos son desproporcionados a los premios
y cuando a los patrones ya no les quedan premios,
se producen las sublevaciones.»
1
Burroughs

En esta segunda década del siglo cada vez son más frecuentes las revueltas urbanas a lo largo y ancho de la geografía global, con sutiles variaciones en cuanto a su duración e intensidad. Hong Kong, Francia, Argelia, Irak, Haití, Líbano, Cataluña, Ecuador, Bolivia, Sudán, Chile, Bielorusia y, ahora, Estados Unidos de Amérikkka, han sido sede de multitudinarias protestas ampliamente reseñadas en los medios de domesticación masiva. Como he señalado en otras ocasiones, éstas manifestaciones tienen motivaciones muy particulares que las explican; sin embargo, es indiscutible que todas poseen un vínculo intangible que funge como denominador común de la mayoría de estas movilizaciones: el hartazgo y la rabia de la desesperanza.

Lejos de la retórica izquierdista que insiste contra toda evidencia que «mientras haya miseria habrá rebelión», lo que en verdad ha motivado las rebeliones recientes no ha sido la «miseria» sino la conjunción del hartazgo y la desesperanza. Estos dos factores –que impulsan la añoranza por lo «malo conocido» y anhelan el retorno al Estado benefector, al capitalismo industrial y a la sociedad del trabajo–, son los causantes del malestar generalizado que ha desembocado en la revuelta global de nuestros días.

Resulta cada vez más axiomático que la «miseria» solo produce «miseria». Es decir, servidumbre, mendicidad e incluso, pérdida de toda dignidad. Tal como reza el proverbio: «el hambre es mala consejera». Es la madre de todos esos especímenes que se cuelgan un letrero al cuello que reza «Hago cualquier trabajo» (hasta para las SS, como nos recuerda George Steiner). Por eso, en lugar de crear rebeldes y refractarios, la miseria engendra enfermedad, desnutrición, mortalidad, miedo, explotación sexual, corrupción, soldados, policías, delatores y votantes: miseria humana. Razón por la que se enaltece la miseria desde la izquierda, sabedores que entre sus fauces se ceba el porvenir, o sea, se contabilizan los futuros votos. Solo hay que consignar algunos «premios» y, enunciar abracadabra: la carroña clientelar permanecerá garantizada por un período de tiempo relativamente prolongado, hasta que «ya no quedan premios» (Burroughs dixit) y vuelvan las sublevaciones.

Eso ya lo infería el célebre autor de Los Miserables, pavimentando su brillante carrera política de la mano de su exitosa carrera literaria. En el Libro Séptimo de su conocidísima novela, intitulado «El argot», el poeta y novelista remata:

«Desde el año 1789, el pueblo entero se dilata en el individuo sublimado; no hay pobre que, teniendo su derecho, no tenga su rayo luminoso; el más mísero y desvalido siente en sí la honradez de Francia; la dignidad del ciudadano es una armadura interior; el que es libre es escrupuloso; el que vota reina. De ahí la incorruptibilidad; de aquí el aborto de las desordenadas é insanas concupiscencias; de aquí los ojos bajados heroícamente ante las tentaciones».2

Víctor Hugo, después de aventarse un clavado en la profunda alberca de la miseria, otea su maravilloso potencial. Como bien señala Walter Benjamin:

«Fue el primer gran escritor que usó títulos colectivos en su obra: Les Misérables, Les travailleurs de la mer. La multitud significaba para él, casi en un sentido antiguo, la multitud de los clientes –esto es, sus lectores– y de sus masas de votantes».3

 

Ciertamente, la miseria ha avivado incontables revueltas en la historia pero, de manera infalible, han sido «pacificadas» con dosis proporcionales de garote (la neutralización por miedo), pan (la neutralización por subsidio4 ) y, circo (premios de consolación y reformas políticas). Justo, en la aplicación proporcional de estas raciones radica la culminación del conecepto «proletario», en referencia a los ciudadanos sin tierra carentes de trabajo que conformaban la clase más miserable de las ciudades romanas (proletarius), cuya única utilidad –para el Estado– era su capacidad de generar proles (descendencia/hijos).

Estas hordas de excluídos, fueron pacificadas con garrote, pan y circo y, empleadas como «mano represiva» (legionarios), engrosando las reservas de los ejércitos del Imperio. Tal reflexión, motivó a San Charlie de Tréveris –catorce siglos después– echar mano del término «proletario», aterrizando su única definición en una apretada nota a píe de página a lo largo de los copiosos folios de El Capital, donde delimita a priori todas las chapucerías de los marxianos contemporáneos que intentan, de manera arbitraria, subsumir dentro del concepto «proletario» las configuraciones identitarias más insólitas (pueblos originarios y afrodescendientes) tratando de subsanar las limitaciones racistas y las estrecheces economicistas de la visión marxiana.5

De payasos y profetas

A propósito del «pauperismo» o la miseria generalizada de las clases jornaleras, ya por allá de 1844-46, decía Proudhon citando a Antoine Eugène Buret6 :

«La descripción de la miseria de las clases jornaleras […], tiene algo de fantástico que oprime el corazón y espanta. Son escenas que la imaginación se resiste a creer, a pesar de los certificados y de los expedientes gubernativos. Esposos desnudos, ocultándose en el fondo de una alcoba sin amueblar, con sus hijos también desnudos; poblaciones enteras que no van el domingo a la iglesia por no tener ni harapos con que cubrirse; cadáveres insepultos durante ocho días por no haberle quedado al difunto un sudario en que amortajarle, ni dinero con que pagar el ataúd y al sepulturero, en tanto que el obispo goza de cuatrocientos o quinientos mil francos de renta; familias enteras amontonadas en miserables pocilgas, haciendo vida común con los cerdos, y ya en vida ganadas por la podredumbre, o habitando en agujeros como los albinos; octogenarios que duermen desnudos sobre desnudas tablas; la virgen y la prostituta expirando en medio de la misma desnudez e indigencia; en todas partes la desesperación, la consunción, el hambre, ¡el hambre!… ¡Y ese pueblo, que expía los crímenes de sus amos, no se subleva!»7 (subrayado mío).

Y sí, desde luego que el «pueblo» se ha sublevado infinidad de veces. Los «motines del pan», ocasionados por la privación de alimentos básicos, han sido la contestación de la prole a las hambrunas desde los albores de la civilización, dejando un nutrido registro de efímeras asonadas desde el siglo XIV al XX, con marcada frecuencia en los siglos XVII, XVIII y XIX8 . Como bien advierte Bakunin:

«Desde que existen sociedades políticas, las masas han estado siempre descontentas y han sido siempre míseras, porque todas las sociedades políticas, todos los Estados, republicanos lo mismo que monárquicos, desde el comienzo de la Historia hasta nuestros días, han sido fundados exclusivamente y siempre, solo con la diferencia de grado en la franqueza, sobre la miseria y el trabajo forzoso del proletariado. […] De ahí un eterno descontento. Pero este descontento raramente produjo revoluciones»9 .

Uno de los motines del hambre –característicos de la época preindustrial– del siglo XVII, de los que se tiene mayor documentación, fue el acontecido la primavera de 1652 en la ciudad de Córdoba en la región andaluza.10 Casi finalizando el siglo pero de este lado del Atlántico, tendría lugar otra algarada provocada por la miseria: el motín del hambre de 1692 de la Ciudad de México, también conocido como el «motín del pulque».11 En los siglos XVIII, XIX y XX, igualmente figuraron los motines engendrados por la miseria. Empero, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, estas revueltas serían aprovechadas eficazmente por los «putschiistas» devotos del coup d’État. La miseria comenzaría a parir revoluciones.

La carrera del «revolucionario profesional» empezó a dar frutos en el siglo XIX, consolidandose la estrategia golpista hacia la «toma del poder». Por eso, para San Charlie, Blanqui y sus camaradas, eran la viva encarnación de «los verdaderos jefes del partido proletario».12 De tal suerte, se alentaba la formación de «especialistas» en los menesteres de la Revolución y se «sacraliba» la política, transformando la Nación, el Estado, el Pueblo, la Raza o, el Proletariado, en una entidad sagrada, es decir, una entelequia suprema, intangible y trascendente, eregida como eje de un sistema de valores, símbolos, ritos, mitos y creencias, que demanda sacrificio, militancia, fidelidad, culto y subordinación del individuo y de la colectividad. Así tomaba cuerpo el simbolismo político en la sociedad de masas13 y se propagaba «un modo de concebir la política que excede el cálculo del poder y del interés, y se extiende hasta abarcar la definición del significado y del fin último de la existencia»14 . Para ello, se dotaba a las masas de esperanza en el futuro (¡otro mundo es posible!), mientras se les amaestraba como carne de cañón; es decir, en tanto aprendían el arte de los imbéciles y se diponían a matar y a morir en nombre de la Verdad que los hará felices, enunciada por algún payaso y/o profeta.

Para decirlo con el compañero Bonanno:

«Si hubo un tiempo en el que pensé que sería útil ser un payaso para la revolución, y los mítines sin duda constituyen una actividad teatral como cualquier otra, ahora ya no creo en esta necesidad, no por la inutilidad específica del payaso, que siempre tendrá su papel en todos los movimientos políticos, sino por la posibilidad de que la revolución se pueda lograr tocando la lira al pueblo, con todas las cuerdas de la armonía establecida […] Traer a colación la verdad como símbolo del sacrificio por el cual uno está dispuesto a morir, y por lo tanto a matar, sugiere a otros, si hay una pizca de inteligencia, la solución del enigma, el lugar del truco a ser resuelto para beneficio de todos. ¿Pero quién responde a la esfinge?»15

 

El proceso de incubación

A finales del siglo XIX, la miseria incubó el huevo de la serpiente. Las hambrunas decimonónicas abonaron el terreno para los fascimos (rojo y pardo). Desde 1890, una sucesión de malas cosechas en las regiones del Volga, causó estragos a millones de campesinos en la Rusia zarista. Comunidades enteras huían a las ciudades en busca de alimento. Más de medio millón de personas morían literalmente de hambre o como resultado del tifus y el cólera. A pesar de la hambruna, las autoridades permitieron la exportación de granos, lo que provocó incontables motines y rebeliones campesinas que serían reprimidas por el Ejército imperial a sangre y fuego. Esta situación, indujo a los dirigentes populistas a impulsar su llamado «hacia el pueblo», enrolando a cientos de estudiantes provenientes de las principales ciudades que –desde su visión romántica–, concebían la aldea como una armoniosa comunidad colectiva que encarnaba las aspiraciones socialistas del «alma campesina». Así concluiría la última década del XIX, marcada por las abismales desigualdades del imperio ruso, con una ralea de aristócratas privilegiados y una enorme «masa» de miserables asechada por el hambre y las enfermedades.

Durante los primeros años del siglo XX, la miseria en las zonas rurales continuaría en ascenso, mientras que en las ciudades el desempleo alcanzaba niveles insólitos, lo que desató una ola de manifestaciones y huelgas, en su mayoría emplazadas por los anarquistas. En el verano de 1903, una gigantesca huelga general estremecía el sur de Rusia; en tanto, los «marxistas revolucionarios» se arrancaban el cuero durante su II Congreso en medio de una batalla campal por el control del Partido Obrero Social Demócrata Ruso, lo que originó la irreconciliable división entre bolcheviques y mencheviques.

La «conciencia revolucionaria» se había acrecentado considerablemente con la progresiva escolarización del campo, lo que aunado al descontento generalizado por la derrota militar frente al imperialismo japonés, ubicaba los ánimos al borde de la revolución social.

En los primeros días de 1905, estallaron huelgas en diferentes ciudades del país. El 9 de enero, tuvo lugar una masiva manifestación en Petrogrado (San Petersburgo), encabezada por el cura Gueorgui Garpón. Más de 140 mil mujeres, hombres y niños, empuñando imágenes religiosas y retratos del Zar, marcharon hacía el Palacio de Invierno suplicándole al «Padrecito del pueblo» que aliviase la tremenda miseria que estaban soportando. Los cosacos abrirían fuego contra los manifestantes, dejando un saldo de miles de muertos y heridos. Gorki, bautizaría aquella masacre como «El domingo rojo» y Lenin –el nuevo payaso/profeta–, la interpretó como «la agonía de la tradicional fe de los campesinos en el “padrecito zar”, y el nacimiento del pueblo revolucionario».16 Sin embargo, para 1913 los miserables de toda Rusia –al grito de «Dios salve al Zar»–se aprestaban a celebrar los trescientos años de gobierno de la dinastía Romanov.17 A mediados del siguiente año, la embriaguez patriotera conducía a los miserables de nueva cuenta a la guerra como carne de cañón.

Hacia el final de la Gran Guerra, el escenario se exhibía caótico a lo largo y ancho de Rusia. La exigua industria estaba consagrada a satisfacer las necesidades castrenses («el hambre de proyectiles») y, aunque la producción agrícola no se interrumpió, la amplia red de ferrocarriles del Imperio se puso al servicio de la guerra, paralizando el flujo de alimentos a las ciudades. La hambruna resultante, dio paso a intensas protestas y motines.

El 23 de febrero de 1917, las obreras de las fábricas textiles de Petrogrado –bajo las órdenes del partido bolchevique–, se lanzaron masivamente a las calles con el lema «¡No más hambre!», dando inicio a la denominada «revolución de febrero» que desembocó en la abdicación del Zar Nicolás II. El 3 de abril, llegaría a la estación de trenes de la otrora capital imperial procedente de Zúrich el payaso/profeta de la nueva Revolución, contando con el puntual financiamiento del Reich.18 Treinta y cuatro semanas después, se pondría en marcha el fascismo rojo, prolongándose hasta finales del año 1991. El hambre no desapareció con su implantación pero todos los motines de subsistencia fueron ahogados en sangre.19 La «pacificación» con garrote, pan y circo, tampoco prescribió con la muerte de Lenin (21 de enero de 1924), por el contrario, se intensificó con su sucesor Iósif Stalin. El nuevo payaso/profeta impondría una gigantesca red de campos de concentración, tristemente conocida como Gulag.20

Con diferentes protagonistas, aunque con el mismo guion –experiencia de la que podríamos y, deberíamos, extraer importantes pistas que nos ayuden a entender el presente–, la incubación del fascismo continuó su curso. Desde finales de los ochocientos hasta el año 1913, durante la llamada «Era giolittiana», el Reino de Italia impulsó la integración de su economía en el contexto capitalista internacional, promoviendo la «modernización económica y social». La gran inflación resultante de la Primera Guerra Mundial, derivó en la miseria generalizada a partir de 1918, sembrando el descontento entre los excluidos. Ante la «crisis», los sectores obreros llamaron a huelga extendiendose los conflictos en toda la bota itálica. La rápida descomposición del Estado liberal posunitario y la turbulencia revolucionaria,21 abonaron el terreno para el ascenso al poder de Benito Mussolini.

Con la llegada de este payaso/profeta, se instauró un nuevo régimen totalitario con los mismos rasgos del «fascismo genérico».22 Rápidamente incorporó elementos propios, construyendo un «paradigma» a la italiana («fascismo específico»), fundado en el corporativismo, la exaltación del «pueblo», la redención obrera y, el nacionalismo. La ideología de este otro fascismo también se presentaba como una doctrina revolucionaria, ungida de principios socialistas (anticapitalistas, antiparlamentarios, antiliberales y, desde luego, antimarxistas y ultranacionalistas), que propugnaba la intervención del Estado mediante corporaciones profesionales que agrupasen a trabajadores y empresarios afectos al regimen de partido único23 . Para garantizar el buen funcionamiento del sistema, sería necesario consolidar el terror contra los intelectuales disidentes, las minorías étnicas y, los opositores al régimen (traidores a la nación), a través de un aparato policial extremadamente represivo; afianzar las fuerzas armadas al servicio del líder y su organización partidista –dispuestas a extender el proyecto fascista hacia el exterior– y; emprender la permanente movilización de la sociedad en función del fortalecimiento del Estado.

Una caracteristica esencial del fascismo es su talante anticapitalista y antiburgués24 , manifiesto en su crítica al materialismo imperante en el capitalismo, por lo que demanda su transformación hacia un «capitalismo organizado» (Capitalismo de Estado o, Capitalismo Monopolista Totalitario) fuertemente regulado, que permita la «redistribución del poder social, político y económico.»25 Para ello apela a sentimientos fuertemente arraigados en el «pueblo», encarnandolos en los símbolos y, su representación en el Estado, por medio del establecimiento de lazos directos entre las «masas», el partido dirigente y el líder.26 De tal suerte, toda esfera de la actividad humana queda sujeta a la intervención estatal. Como sentenciara el Duce: «todo dentro del Estado, nada en contra del Estado, nada fuera del Estado.»27

Pero pese a esta «estatización forzada» (o gracias a ella), el régimen fascista va a gozar de gran popularidad y total aceptación entre las «masas». El estímulo a las actividades de ocio popular; la política de integración; la construcción del «hombre nuevo» a través del sistema de educación y; el fomento de la seguridad social mediante la «Carta del Trabajo»28 –prometiendo derechos sociales y, un orden de paz y armonía entre obreros y patronos, como fuerzas productivas al servicio de la Nación–, le otorgará el beneplácito popular al fascismo, dotando de especificidad este fenómeno político.

En Alemania, la situación no sería muy diferente. El Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei) llegó al poder en 1933 en medio de una gran convulsión social y una profunda depresión económica. El crack de Wall Street de 1929 tuvo severas repercusiones como consecuencia de la enorme dependencia de los prestamos a corto plazo del exterior, allanando el camino de la Revolución nacionalsocialista. La tasa de desempleo entre 1929 y 1932 se incrementó de 6 a 18%, la producción industrial registró una caída de 40% y, la renta per cápita se contrajo en 17%. Esta conjunción de factores estimularon «el ascenso de un nuevo movimiento de masas que, en un período de crisis, movilizó a una gran proporción de la población, seducida por los atractivos de un líder carismático como era Hitler.»29

Desde los años noventa del siglo XIX, el movimiento völkisch atesoró fuerzas con el discurso cohesionador a pesar de su organización multiforme y sus diversas preocupaciones ideológicas, a veces contradictorias y rivales entre sí, pero inequívocamente orientadas hacia el antisemitismo, el pangermanismo, la eugenesia y, la reformación de la vida cultural y religiosa. Al interior de este movimiento, cobraba pujanza la presencia juvenil que se sacudía «literalmente las represiones y coacciones de una rancia existencia burguesa»30 Dando inicio el siglo XX, el movimiento popular cosecharía adhesiones ante las dificultades económicas que acarreó la Primera Guerra. La economía alemana estaba severamente afectada por la prolongación del conflicto. La miseria provocó motines de hambre (1915) e importantes huelgas (1917) socavando la moral en el frente interno.

A mediados de 1917 –bajo la dictadura militar de Lundendorff y Hindenburg– se fundó el Partido Patriótico Alemán (Deutsche Vaterlandspartei/DVLP), con el apoyo de la Alldeutscher Verband. De orientación ultraderechista, nacionalista y militarista. La nueva formación política acogió en su seno al movimiento völkisch, junto a otras corrientes antisemitas del nacionalismo radical alemán, llegando a contar con un millón doscientos cincuenta mil afiliados. Tras la revolución de noviembre de 1918, que puso fin a la monarquía de Guillermo II y, dio paso a la república parlamentaria, el Partido Patriótico se disolvió. Muchos de sus miembros pasarían a engrosar las filas del Partido Nacional del Pueblo Alemán (DNVP); el resto de sus integrantes, bajo la dirección del obrero ferrocarrilero Anton Drexler y el periodista Karl Harrer, conformaron el Círculo Político de Trabajadores (Politischer Arbeiterzirkel). Radicalmente opuesto al capitalismo y al comunismo, el «Círculo» se dedicó en cuerpo y alma al activismo y la agitación política entre los trabajadores.

El 5 de enero de 1919, Drexler y Harrer fundarían en Múnich el Partido Obrero Alemán (DAP) con tan solo 40 militantes. Uno de sus futuros miembros sería Adolf Hitler, quien dos años más tarde, se consolidaría como líder indiscutible del partido. Después de su activa participación en el brutal aplastamiento de la insurrección espartaquista, junto a las milicias de voluntarios (Freikorps), la formación política cambiaría su nombre por el de Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) y, haría público su Programa de 25 puntos –coautoría de Drexler y Hitler– el 24 de febrero de 1920.

Al calor de la miseria, crecía el espíritu ultranacionalista y la cultura racista, lo que facilitó el incremento acelerado de la militancia del partido. El discurso demagogo del NSDAP, centrado en el ataque a los bancos y las grandes empresas, junto a la defensa del socialismo de Estado como propuesta económica garante de la seguridad social, ejerció gran influjo entre los trabajadores y una enorme aceptación general, proporcionándole dos victorias con mayoría simple en las elecciones democráticas parlamentarias de 1932 y, el posterior nombramiento de Hitler como canciller (1933).

La miseria que viene

Las revueltas de subsistencia más connotadas de finales del siglo pasado fueron las de Argentina en 1989, durante la hiperinflación de los últimos días de gobierno de Raúl Alfolsín, destacando la proliferación de «ollas populares» y la expropiación colectiva del centro comercial Cruce Castelar en el Municipio de Moreno en Buenos Aires31 . Aquella experiencia, pronto sería neutralizada con medidas oficiales de contención mediante la provisión de alimentos a las zonas populares, consolidándose como prácticas clientelares que favorecieron el empoderamiento de líderes y dirigentes sociales como mediadores con el sistema de dominación, garantizando el control social y la recuperación sistémica. Se repetirían los motínes de subsitencia en el país austral a comienzos del presente siglo originando el levantamiento de diciembre de 2001 que produjo la caída del gobierno de Fernando De la Rúa. Nuevamente serían apaciguados con garrote, pan y circo, mientras se asfaltaba el futuro del matrimonio Kirchner (2003-a la fecha) con el voto por la izquierda asegurada.

En lo que llevamos andado del siglo XXI, se ha registrado una retahila larga de protestas y rebeliones por hambre. En enero de 2007, bajo el lema de «sin maíz no hay país» y contra la ratificación del Tratado de Libre Comercio de Amérca del Norte (TLCAN), decenas de miles de manifestantes tomarían las calles de la Ciudad de México en protesta por el alza del precio del maíz. En septiembre de ese mismo año, en Myanmar (antigua Birmania) el aumento en los precios de los alimentos y la gasolina, provocó la insurrección de las monjas y monjes budistas conocida como la «revolución del azafrán». Durante la primavera del año 2008, estallaron motines en diferentes ciudades de Egipto, Marruecos, Haití, Filipinas, Indonesia, Pakistán, Bangladés, Malasia, Senegal, Costa de Marfil, Camerún y Burkina Faso.

Las rebeliones de los miserables se intensificaron con la llamada «crisis financiera internacional» que agravó el hambre en el mundo con la volatilidad creciente de los productos agrícolas al ser incluidos en las bolsas de «commodities», como resultado de la incursión de fondos especulativos en estos rubros. Desde entonces, los precios continúan en alza, arrojando a más de cien millones de personas a la miseria. Lo paradójico es que con la industrialización del agro –de la mano de los pesticidas y la manipulación biotecnológica– la actual sobreproducción agrícola es exuberante. Hoy, las hambrunas no se deben a la penuria ni a los infortunios meteorológicos sino a otros factores.

La especulación financiera de los productos alimentarios ha forzado a 820 millones de personas alrededor del mundo a vivir en extrema pobreza, de las cuales 265 millones podrían morir de hambre, según las proyecciones más conservadoras del Programa Mundial de Alimentos de la ONU. Se estima que unas 12,000 personas morirán de hambre diariamente como consecuencia del impacto económico de la pandemia, número muy superior a los que fallecerán por las secuelas del virus Covid-19. En tanto, ocho de las mayores corporaciones productoras de alimentos y bebidas han repartido entre sus accionistas más de 18.000 millones de dólares desde que inició la crisis sanitaria. Los economistas esperan que la contracción de la producción global genere alrededor de 450 millones de parados en el mundo pero, de enero a la fecha, han aumentado más de 40% sus fortunas los 12 multimillonarios más acaudalados del planeta.

Muy probablemente, esta miseria anunciada suscite incontables rebeliones que facilitarán el acenso de nuevos payasos/profetas y el establecimiento de nuevos gobiernos populistas. Pero, ninguna conducirá al ocaso del capitalismo ni al fin de la dominación. Con la «neonormalidad» que nos imponen, se reinventan los capitales y se remoza la dominación, regresando a los Estados fuertes y a la retórica nacionalista, en un marco de reorganización que vuelve a dejar fuera del texto la libertad individual y colectiva en busca de «soluciones urgentes», fortaleciendo las tentaciones autoritarias.

Otra vez, la miseria incuba al fascismo (rojo y/o pardo) disfrazado de solución revolucionaria y transformación radical y, se instituye como la razón de lucha que intenta reemplazar la vieja realidad. El auge contemporáneo del fascismo y su galopante institucionalización, nos revela su evidente aceptación a través de la reiterada narrativa de «la recuperación de los valores perdidos» que capitaliza el pasado –supuestamente «heroico» y siempre mejor que el presente– y lo moldea como producto disponible en un futuro mejor.

No podemos caer en la trampa de la «urgencia» y bajar la guardia ante el reemplazo autoritario de la realidad. El Poder mantiene cautiva a la realidad desde el primer día de su ejercicio sobre la faz de la Tierra. De ahí la imposibilidad de transformarla –como cínicamente proponen las izquierdas en todos los confines–; la cantaleta de “Otro mundo es posible” es la trampa contemporánea para prolongar la homonimia «Poder=realidad». Por ello la apetencia de poner en práctica un pensamiento-acción capaz de demoler la realidad. No de transformarla. Solo así se desarma la trampa de la totalidad. He ahí la necesidad de pensar la praxis anárquica en su dimensión excesiva, la necesidad de pasar de los sintagmas preposicionales al paradigma. Empero, para concretar un nuevo paradigma anárquico es imprescindible quemar todas las hojas de ruta.

Imaginemos por un instante que lo «normal» no sea el capitalismo ni la continuidad ad infinitum de la dominación sino ese mundo en ruinas al que nunca hemos temido. Pensemos en la destrucción definitiva del trabajo, en la demolición de todo lo existente, en el derrumbe terminante de la civilización. Caminemos, sin desviarnos, hacia ese objetivo. La pericia del fuego es una apuesta tentadora que alienta nuestros anhelos de liberación total e impulsa la reyerta. Hoy, lo único que tenemos que salvar es el fuego. El resto: ¡qué arda hasta las cenizas!

Gustavo Rodríguez,
Planeta Tierra, 1º de septiembre de 2020

(Extraído del folleto «El aroma del fuego: la rabia de la desesperanza en un mundo tripolar», septiembre, 2020.)


1. Odier, Daniel, El trabajo (The Job). Entrevistas con William Burroughs, Enclave de Libros Ediciones, Madrid, 2014.

2. Víctor Hugo, Los miserables, Cuarta Parte, Libro Séptimo-El argot, Garnier Hermanos Libreros-Editores, Paris, 1901, p. 282.

3. Benjamin, Walter, El París de Baudelaire, 1º Edición, (Mariana Dimópulos, trad.), Eterna Cadencia Editora, Buenos Aires, 2012, p.136.

4. Esta estrategia neutralizadora es harto común en América Latina, generalmente orquestada por una red clientelar, tejida por los partidos políticos y un conjunto variopinto de organizaciones sociales que se han instituido como interlocutoras con el Estado, ya sea mediante la movilización y/o a través de la negociación y el acuerdo con la dominación.

5. «Por “proletario” únicamente puede entenderse, desde el punto de vista económico, el asalariado que produce y valoriza “capital” y al que se arroja a la calle no bien se vuelve superfluo para las necesidades de valorización del “Monsieur Capital”, como denomina Pecqueur a este personaje. “El enfermizo proletario de la selva virgen” es una gentil quimera del señor Roscher. El habitante de la selva virgen es propietario de ésta y la trata tan despreocupadamente como lo hace el orangután, esto es, como a propiedad suya. No es, por ende, un proletario. Lo sería si la selva virgen lo explotara a él, y no él a la selva virgen. En lo tocante a su estado de salud, el mismo no sólo resistiría la comparación con el del proletario moderno, sino también con el de “personas respetables”, sifilíticas y escrofulosas. Es probable, no obstante, que el señor Wilhelm Roscher entienda por selva virgen sus landas natales de Luneburgo.» Marx, K., El Capital, Tomo I, Vol. 3, capítulo XXIII: La ley general de la acumulación capitalista, Siglo XXI editores, México, 2009, nota número 71, p. 761.

6. Cfr. vid. Buret, E: De la misère des classes laborieuses en France et en Angleterre, París, 1840.

7. Proudhon, P. J., Sistema de las contradicciones económicas o Filosofía de la miseria, (F. Pi y Magall, trad. y prólogo), Primera Parte, Cap. VI, El Monopolio, Librería de Alfonso Durán, Madrid, 1870, p.p. 312-313.

8. Hasta la segunda mitad del siglo XIX, las causas del hambre fueron las malas cosechas provocadas por las constantes heladas, las inundaciones y las devastadoras sequías que produjo la famosa «Pequeña Edad de Hielo», a lo que debe agregarse –como agravante– los habituales atropellos contra los desposeídos y las medidas draconianas impuestas por las clases dominantes.

9. Bakunin, Miguel, Obras completas, Vol.1, 3ª Ed., Las Ediciones de La Piqueta, Madrid, abril 1986, p.159.

10. Tras la terrible epidemia de peste que debastó la región entre 1649 y 1650, se registró un incremento sustancial en los precios del trigo provocando la hambruna entre los más desposeídos. La muerte por hambre de un niño en el Barrio de San Lorenzo, haría estallar un colérico motín a comienzos del mes de mayo. Una multitud de campesinos asaltaría la casa del corregidor y de prominentes acaudalados de la ciudad, expropiando masivamente el grano acaparado. La rebelión sería apaciguada con la mediación de Diego Fernández de Córdoba, que aceptó sustituir al corregidor (vizconde de Peña Parda) y establecer un precio fijo para el pan, exigiéndole a los campesinos cordobeses que entregaran las armas y regresaran a sus casas. El rey Felipe IV ordenó la entrega de recursos a la ciudad para la compra de trigo y otorgó el perdón a los amotinados, poniendo fin a la revuelta con abundancia de grano y el abaratamiento del pan. Cfr. vid, Díaz del Moral, Juan, Historia de las agitaciones campesinas andaluzas, Alianza Editorial, Madrid, 1967.

11. Después de un prolongado período de torrenciales aguaceros e inundaciones en el Valle de México, que afectaron severamente las zonas agrícolas, le siguío una plaga de chiahuixtle que dio cuenta de las pocas cosechas que habían subsistido a las aguas. La carestía de maíz y trigo y, la especulación de los comerciantes, indujo un alza en el precio de los granos, desatando en plena epidemia de sarampión el hambre en los sectores excluidos –«indios, negros, criollos y bozales de diferentes nacionalidades, chinos, mulatos, moriscos, zambaigos, lobos y españoles zaramullos (que eran los pícaros, chulos y arrebataropas)»–; ante la escasez de alimentos las mujeres indígenas se lanzaron al asalto de la alhóndiga en busca de sustento. Inmediatamente se produjo la revuelta en plazas, mercados y pulquerías, envalentonados y eufóricos por los efectos del «néctar de los dioses». Al grito de ¡Viva el pulque! se desencadenó la ira de los amotinados que enfilaron rumbo al Zócalo, dispuestos a quemar el palacio, matar al virrey y al corregidor. A las cinco de la tarde del 8 de junio de 1692, con piedras y machetes en mano, los sublevados quemaron el palacio virreinal, las casas del ayuntamiento, sus juzgados y oficios de escribanos, la puerta de la Real Cárcel de Corte, la alhóndiga y los cajones y puestos de la plaza mayor. Las expropiaciones de bienes y alimentos fueron masivas, siendo saquedas las tiendas de mercadería, semilla, hierro, loza y otros géneros. Al otro día la represión no se dejaría esperar, muchos de los amotinados serían ahorcados, otros azotados y se expulsaría de la ciudad a la población indígena hacia los barrios periféricos. Tras el tumulto, hubo bastante maíz y trigo que llevaron de la ciudad de Celaya para apaciguar a los sublevados. Cfr. vid, Robles, Antonio de, Diario de sucesos notables (1665-1703), vol. III, Porrúa, México, 1945. Y, Sigüenza y Góngora, Carlos, “Alboroto y Motín de México del 8 de junio de 1692”, en Relaciones históricas, UNAM, Biblioteca del Estudiante Universitario, México, 1954. Otra versión de los hechos, afirma que «el tumulto no había sido motivado por la falta de maíz, sino que antes bien tenían mucho escondido en sus casas; que lo habían escondido para tenerlo acumulado cuando se sublevaran, y que como la cosecha de maíz se había perdido y había poco y caro, compraron mucho más de lo necesario y lo enterraron para que con ello faltase a la gente pobre y éstos, viendo que valía la comida tan cara estarían de parte de los sublevados.», Carta de un religioso sobre la rebelión de los indios mexicanos de 1692, Editor Vargas Rea, México, 1951, recogido en Feijóo, Rosa, El Tumulto de 1692, Revista Historia Mexicana, El Colegio de México, Vol. XIV, N° 4, Abril-Junio 1965, p. 458.

12. Marx, K., El 18 brumario de Luis Bonaparte, Fundación Federico Engels, 2003, p.21

13. Cfr. vid. Mosse, George L., La nacionalización de las masas. Simbolismo político y movimientos de masas en Alemania desde las Guerras Napoleónicas al Tercer Reich, Ediciones de Historia Marcial Pons, Madrid, 2005.

14. Cfr. E. Gentile, «La sacralización de la política y el fascismo», en J. Tussel, E. Gentile, G. Di Febo, (Eds.), Fascismo y franquismo cara a cara. Una perspectiva histórica, Biblioteca Nueva, Madrid, 2004, p.p. 57-59. Véase también, Gentile, Emilio (1973), La vía italiana al totalitarismo. Partido y estado en el régimen fascista, Siglo XXI, Madrid, 2005; y, Gentile, Emilio, Fascismo: historia e interpretación, Alianza editorial, Madrid, 2004.

15. Bonanno, Alfredo, Miseria della cultura. Cultura della miseria, Colla Pensiero e azione, Parte Seconda, Cap. IV, Edizioni Anarchismo, 2015, p.175.

16. Lenin, V.I. (1905), «El “padrecito Zar” y las barricadas», en Obras Completas, Tomo VIII, Akal Editor, Madrid, 1976, p.108.

17. Las principales calles de San Petersburgo se engalanaron con los colores imperiales y los retratos de los zares, mientras largas cadenas de luces de colores encendían por las noches con la leyenda 1613-1913 y el águila bicéfala del imperio, deslumbrando a los forasteros, muchos de los cuales nunca habían visto la luz eléctrica. «La ciudad era un hervidero de curiosos procedentes de las provincias, y los transeúntes usualmente bien vestidos que paseaban en torno al Palacio de Invierno se veían ahora superados en número por las masas sin lavar (campesinos y trabajadores ataviados con sus blusas y gorras, y mujeres vestidas de harapos con pañuelos en la cabeza)». Cfr. vid. Figes, Orlando, La revolución rusa. La tragedia de un pueblo (1891-1924), Edhasa, Barcelona, 2010.

18. Los alemanes brindaron ayuda económica a Lenin y los bolcheviques, con la intención de que la revolución en la retaguardia forzara la retirada de las tropas rusas del frente, tal como sucedió. En marzo de 1918, Rusia y Alemania firmaron un armisticio en la ciudad fronteriza de Brest-Litovsk (Bielorrusia), en virtud del cual los rusos renunciaron a grandes territorios (Estonia, Finlandia, Lituania, Polonia y Ucrania) y, la mitad de su industria. Al concluir la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética recuperó todo lo perdido en Brest-Litovsk e implantó el fascismo rojo en toda su órbita de influencia.

19. El disturbio por hambre más silenciado de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, fue el «motín de la mantequilla» en la ciudad de Novocherkassk, durante los primeros días de junio de 1962. En pleno esplendor del Imperio rojo, al calor de la denominada «guerra fría», Nikita Jrushchov ordenó instalar misiles nucleares en Cuba con la intención de amedrentar a Estados Unidos y evitar otra escalada militar contra su nuevo satélite. Consiente que la decisión podría desatar la Tercera Guerra Mundial, exigió al complejo militar-industrial soviético aumentar la producción de armamentos, decretando drásticos recortes presupuestales en cualquier sector que no estuviese relacionado a la esfera castrense. El 1º de junio, el Comité Central del PCURSS anunció un alza en los precios de la canasta básica (subió el valor de la carne, la mantequilla y los huevos). El golpe más duro por el alza de precios lo sufrieron los trabajadores cuyas empresas acababan de recortar los sueldos. Los empleados de la Fábrica de Locomotoras Eléctricas «Budyonny» de Novocherkassk, sería uno de los grupos más afectados. Ante la situación, los trabajadores se declararon en asamblea permanente lo que derivó en una masiva protesta en la que participaron más de 5 mil manifestantes. Las autoridades comunistas enviaron los tanques del Ejército Rojo con el objetivo de atemorizarlos pero al no poder persuadirlos ordenaron abrir fuego contra los trabajadores, asesinando a 26 manifestantes e hiriendo a 87. Siete personas fueron incriminadas por asociación ilícita y ejecutadas por los hechos; también serían sentenciados ciento cinco manifestantes, acusados de sedición y condenados a 10 y 15 años de cárcel, quienes al terminar su sentencia fueron obligados a firmar un documento jurando que nunca divulgarían estos hechos. Cfr. vid. Mandel, D., ed., Novocherkassk 1-3 yunya 1962, g.: zabastovka i rasstrel, Moscow: Shkola trudovoi demokratii, 1998. Y, Siuda, Pyotr, Novocherkassk Tragedy, Obschina, 1988, disponible en: https://libcom.org/files/1962%20The%20Novocherkassk%20Tragedy.pdf (Consultado: 31/08/2020)

20. Solo durante la gran purga de1937-38, más de un millón de personas fueron asesinadas o bien fallecieron en los helados campos de trabajo forzado, la mayoría ex miembros del partido bolchevique, obreros y campesinos.

21. Cfr. vid, Luebbert, Gregory M., Liberalismo, fascismo o socialdemocracia. Clases sociales y orígenes políticos de los regímenes de la Europa de entreguerras, Prensas Universitarias de Zaragoza, Zaragoza, 1997.

22. Griffin, Roger, «Cruces gamadas y caminos bifurcados: las dinámicas fascistas del Tercer Reich», en Mellon, Joan Antón, Orden, jerarquía y comunidad. Fascismos, dictaduras y postfascismos en la Europa contemporánea, Tecnos, Madrid, 2002, p.109; Payne, Stanley G., Historia del fascismo, Editorial Planeta, Barcelona, 1995, p.12.

23. Cfr. vid, Preti, Domenico, La modernizzazione corporativa (1922-1940): economia, salute pubblica, istituzioni e professioni sanitarie, Franco Angeli, Milano, 1987; Economia e instituzioni nello Stato fascista, Editori Reuniti, Roma, 1980. Y; Pinto, António Costa (ed), Corporatism and Fascism. The Corporatist Wave in Europe, Routledge, London, 2017.

24. Paxton, Robert O., Anatomía del fascismo, Ediciones Península, Barcelona, 2005, p.11.

25. Ibídem, pp. 18-19.

26. Op.Cit, Mosse, George L., pp. 69 y ss.

27.  Mussolini, B., El fascismo, Bau Ediciones, Barcelona, 1976.

28. En la «Carta del Lavoro» (Carta del Trabajo), «documento político del partido» autorizado por Benito Mussolini el 21 de abril de 1927 –aniversario de la fundación de Roma–, dictado por el Gran Consejo del Fascismo y publicada en Il Lavoro d’Italia dos días después (23), quedarían proclamados «los derechos sociales de los trabajadores italianos» en una trama jurídico-político-ideológica que «representa el punto culminante de la gran obra de renovación de la legislación general que ha reconstruido armónicamente todo el sistema de ordenamiento jurídico italiano, basándolo en los principios fundamentales de la Revolución fascista […] Este documento de nuestra Revolución social en cuanto corporativa […] presenta una feliz síntesis entre las dos fuerzas que siempre han acompañado la milenaria historia de Roma: tradición y revolución […] la luminosa idealidad que la revolución de las camisas negras, bañando con su sangre los atormentados campos de Europa, en siembra de una más alta justicia social entre los individuos y entre los pueblos, tiende […] a llevar hacia la victoria, con su fuerza y con su espíritu indómitos, contra los enemigos de una palabra enemiga de la Fe y la Civilización.» Vid. Mazzoni, Giuliano, Los principios de la “Carta del Lavoro” en la nueva codificación italiana, Revista de Estudios Políticos, 6, pp. 227-249. Disponible en: Dialnet-LosPrincipiosDeLaCartaDelLavoroEnLaNuevaCodificaci-2126260.pdf (Consultado 30/8/2020). Para información complementaria ver también: Heller, Hermann, Europa y Fascismo, Condes, F.J. (trad.), Estudio Preliminar «El fascismo y la crisis política de Europa» de José Luis Monereo Pérez, Editorial Comares, Granada, 2007.

29. Fulbrook, Mary, Historia de Alemania, Beatriz García Ríos (trad.), Cambridge University Press, 1995, p.241.

30. «Los miembros de los Wandervögel (“pájaros errantes”) se vestían con ropas deportivas amplias y cómodas y se dedicaban a realizar excursiones y acampadas por la campiña, cantando y tratando de adoptar un estilo de vida lo más natural posible; estos grupos aún mostrándose críticos con la política oficial (despreciando sobre todo la política parlamentaria de partidos) y el sistema de educación establecido, solían ser no solo muy nacionalistas, sino al mismo tiempo antimaterialistas y antisemitas, dado que en la sociedad moderna se identificaba a los judíos con la burda acumulación de dinero.» Ibídem, pp. 202-204.

31. Del 24 al 31 de mayo de 1989 se registraron 282 acciones de expropiación masiva en Rosario, Córdoba, Mendoza, Tucumán y Capital Federal.

(Chile) Acciones directas en solidaridad con Monica y Francisco en la semana internacional de solidaridad con presxs anarquistas

Prisiones, cámaras, policías, soplones, drones, deudas e hipotecas, contratos de trabajo han sido algunos de sus aparatos y mecanismos para reducir nuestras vidas al triste imperativo de producir y consumir. Aún en este desolado paisaje, rodeadxs de cemento, smog, edificios y bocinazos, hay cuerpos que resisten. De las resistencias y sublevaciones, de las disidencias y deserciones de los órdenes constituidos, hemos construido y ganado amistades en todos los territorios y todos los tiempos, desde los más remotos hasta los más cercanos. Heredamos la convicción de quienes han hecho de sus vidas un conflicto permanente, siempre desobedientes a las lógicas del poder y el capital. La coherencia de vivir y luchar es una llama que se propaga y que nos anima a seguir.

Desde hace algún tiempo sabemos que unx de lxs enemigxs internxs predilectxs de las democracias capitalistas han sido lxs anarquistas. Estamos al tanto de los estudios que nos dedican, de los perfiles que construyen para identificarnos, de los irrisorios artículos de sus expertxs que intentan dar con nuestras ideas, de las patéticas cátedras universitarias llevadas a cabo, que lo fijan como la nueva amenaza internacional. Aún así sólo seguirán conociéndonos por nuestras acciones, nuestras explosiones, nuestras confrontaciones, que continuarán desbordando su aparataje legal y policial. Seguiremos rompiendo sus cálculos y previsiones, su seguridad será asediada constantemente. Para ustedes, defensores del orden, desde la opacidad que nos cubre, nuestros ataques cargados de un profundo odio. Para nuestrxs amigxs y compañerxs, todo el amor.

Ante cada golpe enemigo nos lamemos las heridas y volvemos a compartir la risa y la osadía de vivir con la frente en alto, aun dentro de sus jaulas. Hace ya un mes que encarcelaron a lxs compañerxs Mónica y Francisco, como un saludo a ellxs y enmarcado en la semana internacional de solidaridad por lxs presxs anarquistas decidimos realizar una acción coordinada que consistió en un corte de ruta con neumaticos en la autopista y el despliegue de un lienzo desde una pasarela próxima (con el mensaje: MÓNICA Y FRANCISCO A LA CALLE! y un símbolo de anarquía gigante al medio) junto con el lanzamiento de artificios. Desde este modesto gesto mandamos fuerza y coraje a lxs compas recién caídxs en las garras del poder, a lxs que cayeron en la revuelta y a lxs que ya hace años continúan su lucha desde la prisión.

FUEGO A LA CÁRCEL Y A LA SOCIEDAD QUE LAS NECESITA

(Chile) Palabras de la cpmpañera Mónica Caballero desde la cárcel de San Miguel

Dibujo de la compañera Mónica Caballero en la semana ...

Para lxs antagonistas a este sistema de terror el ingreso a la cárcel siempre es un trago amargo y siempre duele.

La prisión y yo somos viejas conocidas, en mas de una ocasión me han sentado en su mesa, con los años hemos cambiado y ambas hemos aprendido la una de la otra… pero por mas tiempo que pase escencialmente la cárcel y yo seguimos siendo las mismas. La cárcel aun es el monstruo fagocitador de poderes que crece con la sumisión y el arrepentimiento, yo continuo con los mismos deseos sediciosos de antaño.

Lxs poderosxs lograron encerrar mi cuerpo inquieto, trataron de custodiarlo por muchos años, pero aunque esté enjaulada, mi corazón sigue afuera lejos de alambrados, altos muros y ojos vigilantes… el gris de este lugar solo me toca superficialmente.

El presidio es otro escenario mas de lucha en el camino de la confrontación, el enfrentamiento antiautoritario para mi no ha terminado, solamente ha cambiado de forma.

Queridos Juan Aliste, Joaquín García, Marcelo Villarroel y Dinos Giagtzoglou sus palabras son una bocanada de aire fresco en esta celda.

 

¡Queda mucho por construir y destruir!
Solidaridad activa con los presos politicos mapuche en huelga de hambre.

Viva la Anarquía!

Monica Caballero S.
Presa anarquista.
Santiago Chile
Septiembre 2020.

(México) Sobre lumpenismo, punk y racismo.

Escrito por Kaio de Ya puso la puerka radio.


Pues nada. Siguiendo con el tema del “racismo” y de que las vidas de los negros importan y que los antifascistas (Atención: resulta que artistas, gente socialité, los mismos policías y presidentes se suman al movimiento “antifa”) y que defender a los débiles, y que revolución ciudadana, etcétera. Observo este río revuelto y recuerdo cuando siempre declaro a los cuatro vientos “ando del lado del lumpen”, del barrio y así, cuando digo que ese es otro de los motivos por los que ando de punk. El punk o lo punk, vocablo anglo que significa mugroso, grosero, vagabundo, insolente y claro: lumpen. Entre otras cosas, se gestó en contraposición a ese calificativo salido de la escuela marxista:  lumpen proletario. O sea gente que no tiene “conciencia de clase”.

¿Y cual es esa conciencia de clase?  La de creer que el obrero esta llamado a ser el sepulturero del capitalismo y la dominación, además como una vía al socialismo (al de deveras) y no a los vagos que no ven (vemos) en el trabajo el aliciente de la libertad, sino que, por el contrario, ven un yugo más para el individuo. En otra entrada ya había citado el “18 Brumario de Luis Bonaparte” para burlarme grotescamente de Kate del Castillo, y en este caso lo citaré porque el Barbas Marx tenía razón en una cosa:  No por ser lumpen y barrio se es revolucionario, el lumpenaje puede llegar a lo mas bajo. Aquí la cita:

“Bajo el pretexto de crear una sociedad de beneficencia, se organizó al lumpemproletariado de París en secciones secretas, cada una de ellas dirigida por agentes bonapartistas y un general bonapartista a la cabeza de todas. Junto a roués arruinados, con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos, en una palabra, toda esa masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohème”

¡Ja!. Recordemos que también dentro de los bohemios se encontraban los miembros de la contracultura, y por supuesto; los anarquistas.   Esos que declaraban que no pertenecían a ningún partido ni a ninguna autoridad. Léase la biografía del Barbas Bakunin.

Y si se dan cuenta hay una contradicción que debemos asumir, el punk es parte del lumpen, pero del lumpen salen también los sepultureros de la revuelta.  Del lumpen también salen los peones del poderoso.

Así que, hoy en día -tal vez, pero taaaaal vez en el siglo XVIII y XIX- no hay razón para mitificar al pueblo bueno, o los negros como “siempre oprimidos”. El problema de siempre es la voluntad avasalladora que pretende atropellarme e imponer su autoridad, y esa voluntad no tiene color: negro, latino, caucásico, amarillo, trans, gay, mujer, pobre o rico. Y como sabemos a esa voluntad corresponde oponer otra voluntad (mi voluntad de no ser avasallado por nadie.  Oponerse de todas las maneras posibles. Incluida la violencia y la insurrección… y también la mala leche de destruir y molestar con vidrios rotos alguna posesión de algún burgués.

Así reparamos en algunos videos virales (sin contexto, hay que aclararlo) donde gente negra de barrios bajos “lumpenizados” golpea a inmigrantes latinos, chinos o lo que sea. No existe solidaridad de clase ni alguna de esas mamadas. Es gente que quiere pasar sobre ti.    Igual que los chacas de mi barrio, gente que ¡¡¡por los clavos de cristo!!! merecen una bala en la cabeza. Esta gente siempre ha engrosado las filas de los grupos de choque del PRI, de la organización Antorcha Campesina, del PRD y en general de cualquier partido. En Estados Unidos, dicen los que saben, que los negros y la comunidad oprimida siempre han sido peones del Partido Demócrata.  Vetúasaber. Pero ¿les parecería extraño que Kamala Harris sea la compañera de fórmula para la vicepresidencia de los EU de Joe Biden, candidato de ese partido a la presidencia? Yo digo que nel.

De cualquier forma, sigo reclamándome en el lugar que ocupan los lumpenes, los desheredados, los bohemios, los quínicos, porque de ahí también nace un genuino interés en liberarse ¿Por qué? ¿Pues resulta que sigo inmerso en un mundo donde la contradicción es la tónica?

Kaio

(Publicación) Bolivia: Como vivimos desde la anarquía los disturbios y la lucha por el Poder en Bolivia -Libro-

Descargar Formato Libro

Descargar Formato Web

Para descragar Tapa y Contratapa tomar imagen de arriba

El presente libro, está dedicado al guerrero anarquista Gabriel Pombo Da Silva, secuestrado por el Estado español. Querido compañero, te queremos pronto en las calles, la libertad vino hace tiempo a por ti.

Como vivimos desde la anarquía la lucha y los disturbios por el Poder en Bolivia, es el grito furibundo de una recopilación de textos germinados por la sed de lucha contra la dominación, en un escenario tramoyado por la pugna interburguesa por el Poder, en el que sencillamente los ácratas no intervenimos. Ese forcejeo por la silla presidencial no nos incumbe, pero sí la ofensiva constante contra toda autoridad, sin desperdiciar la crítica que nos señala el camino de la praxis. Es necesario enfocarnos en el encandilamiento feligrés-social, que conduce a los ciudadanos a buscar su presente (y futuro) en las urnas de la dominación, con la intención de elegir a su nuevo amo, lo cual atenta contra cualquier expectativa de libertad individual y colectiva. La insurrección es permanente. Quienes luchamos contra toda forma de autoridad no necesitamos esperar por una fecha específica en el calendario para reaccionar contra las imposiciones. No necesitamos quien nos gobierne ni nos dirija; sabemos organizarnos, elegir a nuestrxs afines en la lucha y avanzar hacia la liberación total sin recular.

Mientras los partidos de izquierda y derecha se quitonean la silla presidencial, nosotrxs plantamos el pecho cara a cara con el enemigo, con nuestros pies firmes en la informalidad y, la insurrección, libres de todo mando y jerarquía que nos someta. Vivimos en un territorio que no es ajeno a la imposición civilizatoria, al extractivismo, a los pactos Estado-Capital. El surgimiento del Estado nacional en este continente, es el resultado de una imposición colonial que fue mutando en guerras y “revoluciones” dirigidas por las elites criollas.

Entre lxs anarquistas, también estamos lxs que hemos sido racializadxs como indixs y aprendimos a luchar contra la supremacía racial; sin embargo, eso nunca nos ha motivado a sentar a un indio en el trono presidencial. Cuando llegó la izquierda de Evo a tomar las riendas de la dominación, inexplicablemente muchos “ácratas” e izquierdistas libertarios quedaron severamente confundidos y, se pusieron la camiseta del “masismo” –como sucedió en Venezuela con los “anarco” chavistas, en México con los “anarco” zapatistas, y también en Brasil con los “anarco” lulaistas–, probablemente porque solo se dedicaron a acompañar a los llamados “movimientos sociales” y nunca hicieron de la Anarquía una búsqueda individual hacia la libertad total que no se perdiera a la primera tormenta.

La izquierda se hizo cargo del Poder en Bolivia, en una suerte de seguidilla de gobiernos populistas y socialistas a lo largo y ancho de “Latinoamérica”, y como todo régimen de dominación, se fue pudriendo y fue contaminado con su putrefacto aliento a grandes sectores de la servidumbre, a pesar de eso, nunca se produjo una conciencia reflexiva que asumiera el camino de la insurrección contra todo Poder; por el contrario el ciclo continúa y la colectividad ciudadana, sigue eligiendo vivir esclavizada entronando a nuevxs amxs.

No nos limitaremos a denunciar el “golpe de Estado” para criticar al gobernante en turno, con el argumento de que fue depuesto por la fuerza un régimen “indio”, más democrático y parlamentarista –frase que expresa la ética ciudananista que normaliza la sumisión– como lastimosamente han hecho desde algunos espacios libertarios de izquierda. Para nosotrxs, lxs anárquicxs insurrecionales e informales, no existen “gobiernos buenos” y “gobiernos malos” sino un mismo sistema de dominación a confrontar.

“No es a favor de Evo sino en contra de Jeanine”, es el grito que expresa el fin de la creencia en un gobierno salvador, y suscita en la lucha la necesidad de vivir sin Estado, la necesidad de revuelta, y propaga la potencia incontenible engendrada por la ira insurrecta, contraria a los acomodos cobardes del neoplataformismo anquilosado y el pachamamismo local.

¡Qué viva la anarquía!

Índice

Introducción

PALABRAS PREVIAS A CARGO DEL COMPAÑERO GUSTAVO RODRÍGUEZ

PARTE I UNA MIRADA ANÁRQUICA SOBRE LAS PROTESTAS Y LA RENUNCIA DEL PRESIDENTE INDÍGENA EVO MORALES EN BOLIVIA

  • Primer Momento de las protestas
  • ¿Y la derecha?
  • Otro momento
  • Sobre las Constituyentes y la Constitución
  • Siempre es el momento

PARTE II NO ES A FAVOR DE EVO SINO EN CONTRA DE JEANINE

    • 12 de noviembre de 2019
    • 14 de noviembre de 2019

PARTE III NI DICTADURA NI DEMOCRACIA, NI MASISMO NI FASCISMO: INSURRECCIÓN PERMANENTE

  • Antes de las elecciones
  • Luego de las elecciones presidenciales: cambio de un gobierno autoritario “indígeno”-fascista a otro “blancoide”-fascista e igualmente autoritario
  • Quema de la Wiphala
  • Masacres
  • El gobierno “transitorio” de Jeanine Áñez
  • Cronología desde el inicio de los conflictos
  • Qué es de los otros animales en los conflictos
  • Ascenso y desplome de Evo Morales
  • Una mirada a las luchas indígenas desde la prespectiva insurreccional anárquica

PALABRAS NO FINALES

(Chile) Solidarida con lxs compañerxs Monica Caballero y Francisco Soler -Sumario-

Sumario con palabras de Monica Caballero  y las noticias sobre su detención. ¡Solidaridad internacionalista e insurrecta con nuestrxs compañerxs chilenxs!


Solidaridad Mónica y Francisco

CHILE: PALABRAS DE MÓNICA CABALLERO DESDE LA CÁRCEL DE SAN MIGUEL

Compañerxs, amigxs y familiares:

Nuevamente les escribo desde una celda. Me encuentro recluida en la cárcel de San Miguel, durante 14 días permaneceré aislada por protocolo de prevención de contagio al COVID-19, posteriormente me clasificarán y me llevarán a un módulo definitivo.

Ya son casi 10 años desde la primera vez que pisé la cárcel como imputada. Durante estos años mi vida de alguna u otra manera, siempre ha estado ligada a las prisiones, si bien los sistemas de control pueden cambiar, pero su estructura esencialmente no, se sigue buscando el castigo y el arrepentimiento.

Hace casi 10 años atrás al entrar a la prisión, estaba plenamente convencida de que el conjunto de ideas y prácticas anti autoritarias son claves fundamentales para enfrentar a la dominación, en todo este tiempo no ha existido ni un solo día en el que piense lo contrario. Piso la prisión con la cabeza alta, orgullosa del camino recorrido.

Solidaridad con todas las luchas anticapitalistas
Newen Peñis, Presos políticos Mapuche
Presos subversivos y de la revuelta
A la calle!

Mónica Andrea Caballero Sepúlveda
Presa Anarquista.
julio 2020

CHILE: FORMALIZAN A LXS COMPAÑERXS FRANCISCO SOLAR Y MÓNICA CABALLERO POR ATENTADOS EXPLOSIVOS.

La Fiscalía Metropolitana Sur solicitó la prisión preventiva para nuestrxs compañerxs Mónica Caballero y Francisco Solar, quienes fueron formalizados este viernes por el envío y colocación de artefactos explosivos.

La formalización se llevó a cabo en el 11° Juzgado de Garantía de Santiago, oportunidad en que la Fiscalía le adjudicó al compañero Francisco Solar la responsabilidad en el envío de un paquete bomba a la 54° Comisaría de Carabineros en Huechuraba hace un año. También se les acusó del despacho del paquete que llegó a las oficinas de Quiñenco en Las Condes a nombre del ex ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter. Además se le imputó por la detonación de dos dispositivos de confección artesanal en el sector de los jardines del edificio Tánica, ex Transoceánica, de la comuna de Vitacura. Sólo por este último hecho se formalizó también a nuestra compañera Mónica Caballero.

Ante todo esto, la jueza MÓNICA VERGARA, fijó un plazo de investigación de seis meses, mismo tiempo que en un comienzo lxs compañerxs permancerán en prisión preventiva.

La solidaridad es nuestra arma.
Solidaridad es ataque.
Por la libertad inmediata de Francisco Solar y Mónica Caballero.
LIBERTAD A TODXS LXS PRESXS ANARQUISTAS Y NIHILISTAS.

NOTICIA EN ACTUALIZACIÓN.

CHILE: URGENTE DETENCIÓN DE LXS COMPAÑERXS FRANCISCO SOLAR Y MÓNICA CABALLERO.

A primeras horas de hoy, viernes 24 de Julio, la fiscalía junto con las policías han realizado distintos allanamientos con la detención de dos compañerxs, Francisco Solar y Mónica Caballero, acusados de distintas acciones con artefactos explosivos.

Al compañero Francisco Solar se le sindica como la persona que concurrió, en julio del año pasado, a una oficina de correos para enviar dos bombas: una que estalló en la Comisaría de Huechuraba y dejó un herido grave; y otra que fue desactivada por el GOPE en la oficina de Rodrigo Hinzpeter, ex ministro del Interior y actual gerente del Grupo Quiñenco.

En el caso de la compañera Mónica Caballero, se le atribuye la colocación, junto a Francisco Solar, de dos bombas en el edificio Tánica, en la comuna de Vitacura, el 27 de febrero de este año. Una de ellas en un basurero y la otra detrás de un asiento, siendo ambas desactivadas por el GOPE.

Las detenciones fueron emandas por el 11° Juzgado de Garantía de Santiago, dirigido por el fiscal regional metropolitano sur, HECTOR BARROS. Lxs compañerxs pasarán al control de detención durante el día de hoy, para ser formalizados por esta nueva ofensiva contra lxs anarquitas.

Noticia en progreso, pronta actualización.

NI CULPABLES, NI INOCENTES!
LIBERTAD INMEDIATA A LXS COMPAÑERXS ANARQUISTAS ENCARCELADXS.

(Indonesia) Solidaridad con los prisioneros anarquistas en Tangerag y Bekasi

El 9 de abril de 2020, tres de nuestros compañeros fueron arrestados y condenados por un delito grave, realizar varios graffitis que dicen «sudah krisis, saatnya membakar» (ya hay una crisis, es la hora de arder) y «melawan atau mati konyol» (lucha o morir). Lo que en realidad es una voz de ciudadanos legítimos se considera un delito de provocación. Su arte es una crítica válida hacia la falta de integridad del gobierno para mitigar los impactos de la pandemia COVID-19 y es solo un delito menor a lo sumo.

No mucho después, otros dos anarquistas también fueron arrestados por la policía en Tangerang y Bekasi, sin ningún fundamento sólido. Durante la investigación, fueron golpeados y sus caras estaban envueltas en plástico, lo que los dejó inconscientes; una serie de medidas no autorizadas hasta el punto de tortura. A esta violencia siguió un aislamiento que los hizo inaccesibles para sus amigos y familiares, incluso para los abogados legales que se supone que deben obtener según lo establecido por la ley.

Tres de ellos se encuentran actualmente en juicio. Están acusados de violar la Ley de la República de Indonesia, Nº 01, 1946, artículo 14 y / o artículo 15, y contra el artículo 160 del Código Penal, donde la condena puede ser de hasta 10 años de prisión. Mientras tanto, los otros dos, que todavía son menores de edad, ya están condenados a 4 meses de prisión.

Hacemos un llamado a la solidaridad y a la donación abierta para apoyar a nuestros compañeros durante su tiempo tras las rejas. Esta solidaridad está abierta a la donación local o/a cualquier persona en el extranjero que comparta la preocupación.

https://www.paypal.com/adnandi
Correo electrónico: fed.ao@protonmail.com

(Italia) Sumario de actualizaciones sobre la represión anti-anarquista a lxs compañerxs italianos

Solidaridad con Giobbe, compañero anarquista anti-TAV ...

ITALIA: ALLANAMIENTOS EN ROMA, LATINA Y TURÍN.

ITALIA: OPERACIÓN «PROMETEO». LA AUDIENCIA PRELIMINAR SE HA CAMBIADO AL 29 DE JULIO DE 2020.

ITALIA: COMIENZA EL PROCESO DE APELACIÓN DE SCRIPTA MANENT – ACTUALIZACIONES