Argentina: El impetuoso germinar de la anarquía

«…Luz en la sombra
A cuidarse el enemigo
Que solo desde ese antiguo lugar
Podia salir la piedra basamento
Que se extiende desconquistando
Este terreno llamado
Nuestra amada America
Y si es preciso en el futuro
El nombre se lo cambiamos.»
Sergio Terenzi (el Urubu)

I. (A) MODO DE INTRO

El puñado de reflexiones que siguen nos han brotado casi sin proponernoslo. Son un aporte mas para el debate de los asuntos que nos con-mueven; un pequeño parate en el agitado camino que transitamos. Es bueno compartir visiones sobre lo que nos preocupa y echarlas cual botella al mar… Tal vez sirvan para fertilizar la siembra y/o afilar herramientas aptas para adelantar en la realizacion de lo que soñamos… A todxs lxs guerrerxs de praxis un sincero abrazo desde la region que no logra dominar (como quisiera) el autoproclamado estado Sargentino. Que florezcan 1000 nuevas rebeliones.

II. DE SERES Y DE HACERES

No subestimamos ni nos burlamos, de tantisimas culturas paganas ancestrales que situan, en estos tiempos actuales, las señales de una decadencia inevitable en todo el mal-tratado y agonizante planeta azulado que habitamos. Y no lo hacemos (entre otras cosas…) porque mas alla de misticismos y conspiranoias, la cruda realidad nos demuestra que esto ES asi. Sentimos el vertigo de los acontecimientos en nuestra piel; y consideramos que se trata de una «profecia autocumplida». Nos negamos a mirar para otro lado ya que seria alienante. La pregunta es mas bien: nosotrxs que hacemos?.

Lo primero es dejar claro quienes somos. Somos amantes desenfrenadxs de la anarquia, mas alla de los «ismos» y las multiples tendencias hacia ella el objetivo es la liberacion total o, en su defecto, una aproximacion siempre mutante e imperfecta que nos acerque, lo mas posible, al hermoso Ideal. Siempre des-territorializando las luchas; y buscando el punto de fuga ante los embates del enemigo… Sabiendo que la solucion de los problemas que nos aquejan esta en nuestras manos, cualquiera puede ser unx «David derribando a Goliat». Nada de sentirnos derrotadxs: antes empezar la batalla!.

El llamado insurreccionalismo no es algo nuevo, ni una opcion suicida; ni una huida hacia adelante de una «pandilla adolescente tardia» sin analisis de situacion condenada (de antemano), a no provocar reacciones en cadena. Es una via valida que, en muchos rincones del globo, esta estallando como la polvora cuando seca. Las persecuciones y detenciones de compañerxs no solo que no nos precipitan al inmovilismo y al ostracismo; sino que hacen mas firme al respuesta de otros grupos, que pasan de indiferencias y cobardias, mejorando (y propagando!) nuevos metodos de afrontar la represion.

Tenemos que asumir que el enfrentamiento que propiciamos no es un «camino de rosas»; y estar bien preparadxs para soportar sus consecuencias… Se ha visto a muchxs compas que se han quebrado, ni bien fueron secuestradxs por lxs esbirrxs del poder. Pero tambien, a aquellxs que se volvieron mas radicales y combativxs aun desde que les detuvieron; y desde las mazmorras no solo nos regalan palabras y bellos gestos, sino que tambien son propagandistas eficaces para otrxs que desconociendo la Idea, la abrazan en las prisiones y (cuando son liberadxs) se suman en las luchas callejeras.

III. CONTAGIANDO LA REVUELTA

La «sensacion de indefension» que creen haber instalado, en nuestras tiendas afines, no es mas que eso. Nos corresponde darle la vuelta; y recordar (sobre todo recordar-nos) que lo que se viene abajo, estrepitosamente, es SU sistema de opresion capitalista mundial. Mientras tanto, de lo que trata este humilde escrito, es de como acelerar su caida; sin sucumbir ni ser arrastradxs en la debacle… Para esto no existen formulas infalibles ni manual de uso para todxs; avanzamos -por ensayo y error- aprendiendo (con cada accion de ataque y repliegue) mucho mas que con mil devaneos teoricos.

Mas complejos y apabullantes se vuelven los «mecanismos de control», mas puntos debiles presentan, si los sabemos detectar. Alli debemos dirigir los primeros golpes haciendolos colapsar desde su raiz cuando -y como- menos lo esperan. Para dar solo dos ejemplos: los tendidos electricos pueden ser saboteados, creando las condiciones justas para perpetrar nuestro ataque añadido… Una sola cerilla, arrojada en el lugar correcto, puede incendiar un mar de maquinarias o de instalaciones, como ya ha sucedido en incontables ocasiones. La imaginacion contra el poder es creadora de su destruccion!.

Cierto es que hemos acertado bastante, en los ultimos años, en cuanto a la proliferacion de webs de contra-informacion que publican, y traducen, las cada vez mas numerosas acciones contra objetivos de todo tipo; y eso da aliento al desaencadenamiento de muchas otras. Intentemos hacer visibles los comunicados de reivindicacion internacionalizando las ofensivas, pues ello nos hace mas conscientes de los logros obtenidos en la Guerra Social y, compartiendo metodos y tacticas varias, alimentamos su reproduccion. La comunicacion (fluida) entre nosotrxs es saludable: no renunciemos a ella…

Si en algo somos indiscutible e irremediablemente anarcxs, es en la profunda conviccion de que la Voluntad humana es inquebrantable; y que todo lo que nos propongamos con el corazon, hallara la forma de materializarse horizontal y armonicamente. Multitud de laboratorios de metamorfosis hay en marcha en cantidad de sitios. Son hostigados de manera obsesiva (como en el caso de Exarcheia) y aun resisten e, incluso, se fortalecen. El poder es paranoico por naturaleza: sabe que poseemos las armas mas letales concebibles. Es decir un arsenal de virus libertarios que son fuente de «contagio».

IV. CONTRA TODA INSTITUCIONALIDAD

Es hora de gritar a voz en cuello que la auto-organizacion espontanea y solidaria, en medio de las ruinas de la Matrix, no solo es posible sino palpable como afirmamos desde siempre. Y ademas es preciosa!. La estamos viendo y viviendo entre cada vez mas entusiastas participes, de distintas edades y procedencias interconectando la conflictividad permanente y por doquier… Los partidos, sindicatos y demas pestes traidoras-negociadoras no pintan nada cuando todo arde; y sus sucias/execrables estrategias tambien. Ni sociales ni insociales ni socialistas ni antisociales. Mas sencillo: SINGULARES.

Nada de planificaciones utopicas para proyectar lo «porvenir»: somos esa porfiada negacion del presente de mierda que padecemos; no tenemos idea de lo que vendra y no nos preocupa, pues en cada sitio lxs complices resolveran lo que haga falta al calor de las circunstancias. Nuestro plan, es que no tenemos ninguno -aparte de reventarlo todo!- y no permitir el surgimiento de nuevas instituciones sobre las ruinas de las que derribamos; porque ya fue suficiente lo que nos demuestra la Historia: cambian los nombres, los discursos y los sistemas para que en el fondo, nada cambie en absoluto.

El Enemigo?, es el Miedo. Miedo de no tener en vista ni siquiera QUE es el enemigo, y no quien/es… Pero expliquemoslo: es tarea del sistema, hacer que nos creamos culpables de los males que producen infelicidad. El modo mas eficaz de someternos, es injectando dosis crecientes de «mea-culpa». Hace dos mil años un protoanarquista (Jesus el Cristo) intento literalmente prenderle fuego a dicho argumento; y ya sabemos como acabo el cuento. Lo mas impresionante del asunto fue como, en occidente, se logro desfigurar su mensaje, hasta el punto de dejarlo irreconocible para las mayorias…

Lo politicamente correcto nos da nauseas, porque somos enemigxs acerrimxs de la politica. La «neurosis de el/la buenx militante» no nos compete, ya que nos repugna la palabra militar. Los comunismos yacen moribundos. Cada vez se habla mas en ambientes de intelectualillxs, acerca del reemerger de lo anarquico. Para ellxs se trata de un «fenomeno a diseccionar», paso previo a controlar y desactivar… Para nuestro agrado no entienden nada de lo que somos, porque no hay nada que entender. Sus jodidas uni-versidades no captan nuestras di-versidades. Y seran pasto de las llamas tambien…

V. EL NAUFRAGIO COMO UNICO DESTINO

Ante todo, nada de dogmas, ni castrantes ideologias. Mucho menos el erigir nuevas iglesias (horror!) en nombre de la anarquia, sino construir Aldeas hermanadas heterodoxas y autogestivas; o al menos alguna que otra TAZ donde experimentar/nos como risueñas micro-hermandades-subversivas…
Asi lograremos reapropiarnos de la inocente magia de lo humano; paso previo al entretejimiento de complicidades enamoratrices, que nos preparen y nos lancen de lleno al ataque, cuando la necesidad de defenderlas se transforme en urgencia. O podemos ser ermitañxs del bosque mientras existan.

Nos gusta mucho ser alentadores/as de la eclosion de lazos afines vivenciales, mientras sea espontanea y furiosamente antijerarquica, por supuesto!. Tambien nos seduce el nihilismo individual como ingrediente potenciador de lo acratico; si las singularidades «ariscas» a lo comunitario en un tiempo y lugar concretos asi lo perciben, ya que -como sea- todo es reversible y cambiante; porque de eso se trata la libertad en la que nos afirmamos… Cosas incomprensibles desde fuera de nuestra (A)cracia por mas proclamas de «libertad, igualdad y fraternidad» que repiten -lxs izquierdistas- son hipocritas.

Ahora nos toca a lxs antiautoritarixs arrancar (no tomar) el timon de la historia; y navegar oceanos piratas de pasiones ardientes e irreverentes a mas no poder, siempre en contra de las corrientes reencausadoras que intentan pilotear nuestros sueños felinos, tenaces, psicoactivos. A mordiscos vamos arañando esos fantasmales «futuros» de diseño que no nos logran imponer. Estamos en todas partes. Somos la pesadilla de una civilizacion prozombie que se envilece, dia a dia, cavando su propia fosa. Es de alli de donde se alimenta nuestra fuerza salvaje, indomable. De los restos de su total fracaso.

Somos poesia anti-policia. Y bombas de conciencia. E ideales incorruptibles. ACAB!, escupen las paredes. Somos el 99%: no lo olvidemos compañerxs. En $hile (a eso NADIE lo preveia) hay una Guerra en curso, que tiende a intensificarse y fructificar/se. Apoyemos a lxs valientes guerrerxs que le dan cara al combate haciendo tambalear al leviatan neoliberal que asfixia pero no sofoca. De eso queriamos hablar opinamos que es importante apuntalar y contagiar solidariamente las revueltas en curso; y a la vez desencadenar otras rizomaticamente. Por eso, nos unimos a LA INTERNACIONAL NEGRA.

VI. LA DESTRUCCION ES URGENTE Y NECESARIA

No esta de mas este epigrafe para despedirnos -por ahora- de lxs aliadxs en todo el planeta: hemos abandonado toda esperanza, en la espera de una reaccion por parte de la aborregada masa sumisa. Nos cagamos en las vanguardias y en las retaguardias. Actuamos por impulso sin afan de egolatria. Los insomnes e infumables discursos del plataformismo asambleario han caducado: son letra muerta!. La aventura o… mas de lo mismo, compañerxs. Y a-ventura, significa justo eso: ponerle el pecho al viento y, si es menester, a las balas. Eso si, y a no dudarlo: OTRXS CONTINUARAN AVANZANDO…

La diversidad es la vida y la uniformidad es la muerte; repetia el agorero M. Bakunin cual si de un «salmo» se tratase. Haciendo un guiño simpatico por esta vez, bien podriamos acompañar sus predicas. Pero cuando nos llueven infinidad de definiciones desde el academicismo posmodernista que tienen como fin horadar, confundir y compartimentar (en vez de fusionar) les decimos que el anarcofeminismo/sindicalismo/veganismo/primitivismo/etcetera, no nos convence ni recluta… Y el filo-democrata anzuelo «anti-capitalista/anti-fascista» tampoco. Somos anarquistas. Volvamos a morder como lobxs…

Bueno amigxs: acabemos -y empezemos!- con esta katarsis anti.letargica que, a decir verdad, fue catapultada tras un reciente episodio en el cual unx de lxs nuestrxs, estuvo a punto de ser fusiladx en su propia casa la cual fue allanada sin orden judicial por unxs malditxs polis puestisimxs de cocaina. Sabemos que son cosas que pasan si nos rebelamos y alzamos la voz cuando todo parece perdido. Pero que no nos jodan demasiado ya que estamos amandonos y armandonos. Porque individualmente, nuestras vidas, no son nada. Porque estamos decididxs a seguir la lucha hasta el fin: ADELANTE!.

POR EL CONSTANTE PALPITAR DE LOS DESEOS SIN CIVILIZAR
POR LA INDECOROSA EXPANSION DE LA GALAXIA ANARQUICA
POR SANTIAGO MALDONADO Y POR TODXS NUESTRXS CAIDXS

QUE SE ILUMINE LA NOCHE!!!

CELULA PAMPA LIBRE (FAI/FRI)

(México) Post scriptum a”El regreso de las Bandas Negras- Irrumpe la potencia y la rabia femenina en la escena insurrecta.”

Post scriptum “El regreso de las Bandas Negras- Irrumpe la potencia y la rabia femenina en la escena insurrecta.” escrito por Nihil.


Se repiten actos vandálicos en marcha feminista para ...

Post scriptum.

A propósito del próximo 8 de marzo, indudablemente los ánimos están calientes tras los feminicidios y el acoso, lxs anarquistas no exigimos justicia y castigo a los culpables ni mucho menos protestar desde la perspectiva feminista sino, como plantean las compañeras insurreccionalistas citadas, “luchamos contra el Patriarcado porque somos anarquistas” y, en ese tenor, una vez más se debe aprovechar el momento para salir a la calle y atacar a la dominación y volver a poner a la Anarquía en primera línea, subiendo de tono la protesta y pasando a acciones más allá de los símbolos; desde luego, sin descuidar lo “simbólico”. Las compañeras oportunamente han originado las condiciones para extender la lucha prendiendo la llama de la insurrección.

Nihil.

(México) ¡Marchemos por la vida! ¡La insurrección es vida!

Manifestantes en marcha de mujeres vandalizan, agreden a ...

«Los sátrapas de turno se ven superados por todas partes. Hoy solo pueden recurrir al terrorismo, al montaje y la manipulación a través de sus conductos regulares: sus fuerzas armadas, sus medios de (in) comunicación, y su teatro político…» Palabras de la insurrección chilena.

Somos una colectiva de mujeres anárquicas en lucha que nos sumamos al llamado de las compañeras que convocan a conformar un bloque negro anarquista el próximo 8 de marzo.

Tomémos las calles validando el hermoso ejercicio de la violencia anárquica. Sin dirigentes ni partidos, alejadas de cualquier grupo, colectivo o coordinadora peticionista, alejadas del feminismo hegemónico, ya sea partidista, académico, o altruista. Nuestra lucha es contra el patriarcado, que es la base de la familia, del Estado-Capital, de todas las religiones y de todo lo que nos oprime.

Luchamos por la destrucción de todo lo existente. Nuestras vidas están en juego.

El derecho de vivir nuestras vidas y de decidir sobre nuestras cuerpas no se mendiga ¡Se toma! Por eso no buscamos diálogo, no queremos reformas, no promovemos leyes, ni demandamos derechos, promovemos la lucha frontal contra el poder en todas sus dimensiones.

Luchamos contra toda autoridad, por eso retomamos nuestro grito de guerra anárquica ¡Ni Dios Ni Estado Ni Patrón Ni Marido!

También nos sumamos al llamado de la Colectiva de las Brujas del Mar convocando al paro en todo el territorio de esto que llaman México, pero como dicen las compañeras Fenomenicas Brujas e Insurreccionalistas: en un día no cabe toda nuestra rabia! Por eso apoyamos la propuesta por un marzo caliente, extendiendo la lucha callejera y el paro de labores a todo el mes de marzo.

La destrucción del trabajo es parte de nuestra liberación total, comencemos a liberarnos!

Liberemos los torniquetes del metro todo el mes de marzo, continuemos el paro en facultades, cchs y prepas, tomemos todas las plazas del país y declarémonos en plantón permanente todo el mes, enfrentemos a todas las instituciones que propagan el dominio patriarcal (la Iglesia, el Estado y el Capital), no basta con hacer estallar el techo de cristal, hay que hacer estallar el cielo con todo y su pinche Dios!

Invitamos a todas las individualidades y colectivas anárquicas a sumarse a la lucha anti-patrairacal, y a la que no este de acuerdo con nuestros métodos y todavía crea en las reformas, en la lucha pácifica, las promesas del Estado y en su señor Jesús, la invitamos a que no estorbe: El 8 de marzo no es un día para celebrar, es un día de guerra.

No aceptaremos la presencia de politicas sean del partido que sean, ni autoridades del gobierno. Si quieren asistir que se atengan a las consecuencias… Nosotras sabemos distinguir al enemigo.

Sabemos que en las oficinas de gobierno preparan la estrategia para aplastarnos. Tienen diseñado el recorrido por donde quieren que pase la marcha y sus benditos monumentos, instituciones y comercios resguardados, tienen trazados los puntos donde piensan encapsularnos, han citado a toda el personal femenil de la Guardia Nacional vestida de civil para que se unan a las 3000 mujeres policías para reprimirnos, otra vez han ordenado a las funcionarias del Estado y las AMLOvers ha conformar el «cordón de paz» para impedir que nos manifestemos…

PARA NOSOTRAS QUIEN ELIJA ESTAR DEL OTRO LADO DE LA BARRICADA ES NUESTRX ENEMIGX, SEA HOMBRE O MUJER; ESTE DE CIVIL O UNIFORMADA.

Desbordemos las rutas trazadas, hagamos un bloque negro caótico e incontrolable que de vida a la Anarquía.

Contra el Estado y el Capital Lucha anti-patriarcal!
Ni Dios, ni Estado, ni Amo, ni Marido!
Por el control de nuestras vidas!
Por la destrucción del género!
Destruyamos todo lo que nos domina y condiciona!
¡Por la tensión anárquica insurreccional!
Por la Liberación Total!
VIVA LA ANARQUÍA !

Colectiva de Mujeres Anárquicas «Alegría de Vivir la Vida», CDMX, 28/2/20

Más de dos meses de revuelta contra el Estado de Chile: Raudos balances, instintivas proyecciones y permanentes negaciones

Escrito contenido en la revista Kalinov Most.


“La pasión por la destrucción es también la pasión creadora” -Mijail Bakunin-

“La insurrección es una fiesta. El ruido de su derrota nos divierte”- Fuerzas Autónomas y Destructivas León Czolgosz-

El avance de la revuelta: Días y meses en el combate

La revuelta que sacude a la región chilena sigue sin interlocutores válidos ni una dirección que la guíe. Continúa acéfala, autoconvocada, caótica y destructiva… imparable, a pesar de lxs muertxs, heridxs, mutiladxs y lxs casi 2.000 mil presxs que repletan aún más las cárceles de todo Chile. La chispa comenzada por una estrategia de evasión masiva al tren subterraneo en respuesta a una nueva alza del pasaje, cristalizó la continuidad de luchas y métodos contra el poder, desatándose con toda la fuerza y vitalidad un 18 de octubre.

Las constantes réplicas del terremoto que significó los primeros días de la revuelta se repiten diariamente en mayor o menor intensidad, expresadas en audaces ataques a comisarías, símbolos del capitalismo y en los duros enfrentamientos con carabineros. Aunque se perciba un cierto desgaste (normal y entendible después de más de 80 jornadas de combate), la violencia contra el poder goza de buena salud, legitimándose como la principal herramienta para quebrar con todo lo impuesto en sectores que hasta hace poco la condenaban. Esto último junto con la inexistencia de una conducción definida, creemos que representan, de una u otra forma, los ingredientes principales que han llevado a que la revuelta permanezca incontrolable.

La presencia anárquica en los distintos escenarios del enfrentamiento es clara y notoria desde el primer día, ¿cómo no serlo, si es la expresión desbordada y masiva de las prácticas transgresoras que se han llevado a cabo e intentado que se repliquen desde hace años? ¿Cómo no serlo, si es una revuelta incontrolada y sin una dirección centralizada? ¿Cómo no serlo, si está en directa sintonía con nuestros constantes llamamientos y acciones de propaganda? La revuelta es parte de nosotrxs porque somos parte de ella; nos sentimos completamente cómodos y felices en su vorágine destructiva intentando extenderla y agudizarla allí donde podamos y cómo podamos, alejadxs y contrarixs a cualquier expresión que pretenda domesticarla y/o conducirla.

Durante estos meses de revuelta, hacemos la pausa, respiramos tomando una gran bocanada del aire aun intoxicado con gas para sacar algunas cosas en limpio, colectivizar nuestras evaluaciones, proyecciones y por supuesto, nuestras negaciones.

Violencia callejera y represión

Esta revuelta ha mostrado ser un cambio, pero también una continuidad en las formas de expresión y desafío al mundo del poder. Hemos podido observar una masificación en el ejercicio de violencia contra estructuras del poder (instituciones financieras, partidos políticos o símbolos del poder) y por supuesto contra sus distintas fuerzas de choque (militares, carabineros, detectives e intentos de bandas parapoliciales representadas por los chalecos amarillos (1)).

Estas expresiones generalizadas han echado mano a la amplia trayectoria de combate que, si bien, no comenzaron un 18 de octubre, se han sabido innovar al calor del conflicto, modificando estrategias ofensivas. A modo de ejemplo, el uso sistemático y masivo de escudos solo fue necesario en respuesta a la enorme cantidad de perdigones y lacrimógenas disparadas a la cara y el cuerpo con el saldo ya conocido a nivel mundial de mutilados y heridos. Al mismo tiempo la multiformidad se ha vuelto a expresar en el aporte que cada cual hace según sus capacidades al combate. Ejemplos de estos son desde quienes utilizan punteros laser para cegar a la represión, quienes destruyen el pavimento para sacar piedras, hasta quienes entregan alimento y agua a lxs que llevan horas de enfrentamiento. Todo esto organizado de forma completamente informal y al calor de la lucha y la calle.

La violencia política que se ha adquirido está validada y completamente legitimada durante estos días, llegando incluso a un romanticismo a la “primera línea” que más de alguna suspicacia nos puede generar debido a la exaltación heroica de determinados roles al interior de la revuelta que podrían derivar en fetichismos y lógicas de vanguardia militarista.

Así se pasó de enfrentamientos descentralizados durante los primeros días a combates circunscritos principalmente en el centro de Santiago y distintas zonas centrales de poblaciones o plazas y ciudades a lo largo de Chile. Batallas que muchas veces se tornan en combates por terrenos ganados y/o perdidos a la represión.

Los protagonistas son diversos, no fantaseamos con un rol estelar, único y excluyente de la tendencia anárquica. En la calle hemos visto tras las capuchas, antiparras y máscaras antigases la variedad de quienes alimentan la revuelta, lo cual no va a contracorriente de la caracterización anárquica que hacemos de la revuelta: contraria al poder, sin líderes y forjando relaciones horizontales de apoyo mutuo y solidaridad. La sensación de protesta o denuncia petisionista claramente es superada por aquella sensación de querer cambiarlo absolutamente todo, un sentir que si bien puede ser efímero y no sabemos cuánto durará, es el oxígeno de la revuelta estos días.

La represión recoge parte de su propio hilo y memoria de la historia con prácticas y métodos desde la dictadura, mostrándonos la evidente continuidad. Ampliamente han sido difundidas varias tácticas represivas que van desde las detenciones, golpizas, torturas, violaciones, abusos sexuales, mutilaciones de ojos hasta las muertes en las más distintas circunstancias (desde balazos, golpizas, muertos que son lanzados a negocios incendiados para hacerlos pasar por “saqueadores” o atropellos y asfixiados por los gases).

Desde el Estado observamos angustiosos y desesperados llamados a la paz y la unidad de los chilenos. Una estrategia de pacificación que hasta ahora no ha dado resultado alguno de forma masiva, sin conseguir imponerse a la rabia y la negación de la normalidad resquebrajada. Una campaña de paz continuamente ridiculizada por todxs, donde simplemente ya nadie cree ni espera algo de los poderosos. Por su parte todos los partidos políticos llegaron al consenso absoluto para despachar una serie de leyes represivas que ya están siendo aprobadas en la maquinaria administrativa.

Aprendiendo de la historia, esperamos desde la izquierda una estrategia de recuperación de la revuelta, llevándola a demandas negociables, a líderes o protagonismos de organizaciones. Esta estrategia se ha intentado fraguar sin éxito desde el conglomerado de “Unidad Social”, grupo que reúne a distintos sindicatos y organizaciones políticas. A pesar de sus tristes intentos de ponerse a la cabeza de las manifestaciones, la calle sencillamente hace oídos sordos y se mueve con indiferencia. Hoy, si Unidad Social llama al desarme de la revuelta y volver a la normalidad, sencillamente nadie escuchara. Lo que no quiere decir que lxs revoltosxs, no aprovecharan cualquier llamado a paro u otra convocatoria para congregar las fuerzas en más y más combates.

Al calor del combate y vinculado directamente con la revuelta han surgido formas de asociarse en los territorios. Polémicas y contradictorias, las asambleas territoriales se han vuelto un lugar común para discutir nuestras proyecciones, formas de vida y de asociarnos en la ruptura con el viejo mundo.

¿Nuevo germen en la revuelta? Asambleas territoriales

Las asambleas territoriales, nacidas en la revuelta, hoy se presentan, por un lado, como interesantes iniciativas donde es posible llevar a cabo experiencias de autoorganización en diversos ámbitos, iniciando y fortaleciendo procesos de autonomía territorial en muchos sectores, poblaciones y barrios de todo el país. Sin embargo, por otro lado, dichas asambleas, en su gran mayoría, demandan la creación de una asamblea constituyente que de origen a una nueva constitución que reemplace a la existente desde 1980. Grupos políticos, movimientos sociales y sindicatos que desde hace años vienen abogando por la asamblea constituyente, aprovechándose de la coyuntura, intentan posicionar dicha demanda como la única y la principal, lo que, evidentemente, representa una salida pacífica y ciudadana a la revuelta que se traduce en la refundación y, por lo tanto, el fortalecimiento del Estado.

De igual forma nos encontramos con algunas tendencias políticas que buscan transformar las asambleas en consejos autónomos donde recaiga el poder a la hora de organizar (o suplantar) la “nueva sociedad”, como también otras líneas que buscan transformarlas en instancias de transición antes de un gobierno de los trabajadores.

En esto punto es necesario aclarar y señalar con vehemencia que ningún grupo, asamblea, federación u organización anarquista se encuentra levantando o apoyando la demanda de la asamblea constituyente. Ni una expresión del mundo anárquico percibe en la actualidad que una nueva constitución represente una salida válida o un triunfo de la revuelta, como equívocamente se ha esgrimido en un escrito difundido en las últimas semanas. Es más, todas éstas se han posicionado explícitamente en contra de la vía constitucional.

Si compañerxs anarquistas se encuentran participando activamente en asambleas territoriales (como efectivamente lo hacen) es para levantar iniciativas de satisfacer nuestras necesidades y autoorganización en diversos sentidos con el propósito de intentar prescindir del Estado y del capitalismo para la resolución de las necesidades, teniendo claro que nos encontramos en una situación de opresión donde es imposible escapar de los tentáculos del poder. Es para propagar y llevar a cabo dinámicas antiautoritarias allí donde se pueda, y no para demandar una nueva constitución, un nuevo colegio o un nuevo consultorio. En definitiva, la participación en las asambleas territoriales se enmarca en la búsqueda permanente de apropiarnos de nuestra vida, de tomar el control de ésta, experimentando con otrxs, sean o no afines, maneras de relacionarnos alejadas y contrarias a las impuestas. En este sentido, como anarquistas nos involucramos desde nuestra posición basada en la conflictividad permanente y la búsqueda de la libertad individual, por lo que no vamos a remolque de las asambleas ni nos confundimos con caminos que no son los nuestros, entendiendo también que estas instancias no son algo acabado y que, con el transcurso del tiempo, pueden adquirir ribetes autoritarios e institucionales, momento en el cual nosotrxs estaremos en la vereda del frente.

No está la última palabra dicha: Los escenarios están abiertos

Este álgido, masivo y dinámico panorama sin líderes, sin petitorios concretos y aún no recuperado por el sistema, ha sido el escenario en que nos hemos movido y vivido estos últimos meses. Continúa ininterrumpido aunque su intensidad varíe según los acontecimientos y el desgaste provocado por la represión.

Intentando no acomodar los hechos a concepciones preestablecidas, es que cuestionamos constantemente nuestras conclusiones confrontándolas con visiones de otrxs compañerxs, de otras tendencias subversivas y con lo que está ocurriendo en la calle. Por ningún motivo queremos caer en fantasías autocomplacientes o ridículas teorías conspirativas que ven montajes en todas partes. En este sentido, resulta necesario señalar que dentro de la revuelta no todo es rechazo y destrucción de lo establecido, existiendo en ella grupos y movimientos sociales que son parte de la institucionalidad y muchos otros que, si bien no lo son, buscan ser parte de ésta. Sin embargo, a pesar de sus múltiples y constantes intentos, las expresiones ciudadanas e institucionales no han logrado conducir, centralizar y/o pacificar la revuelta. Fracaso que se evidencia de manera permanente y se pretende extender hasta un punto de no retorno por parte de diversos grupos anarquistas mediante expresiones propagandísticas – de todo tipo y en diferentes ámbitos – que apuntan al poder y sus tentáculos como el enemigo a destruir.

Construyendo caminos de destrucción: Evaluaciones, proyecciones y negaciones

Este periodo de revuelta ha sacado a la luz nuestras debilidades, las cuales llevan manifestándose hace varios años pero que en el actual contexto se hacen notar con mayor claridad. Por un parte, la falta de articulación, coordinación y comunicación entre grupos y entornos anárquicos, especialmente entre los que apostamos por la informalidad y la confrontación permanente, provocó, entre otras cosas, que no se lograran llevar a cabo interesantes iniciativas de envergadura, especialmente en los primeros días de la revuelta (18, 19 y 20 de octubre). Una coordinación sólida, que se viniera forjando previamente, hubiera podido abrir nuevos caminos de enfrentamiento en un contexto de desborde generalizado donde todo era posible, donde todo se encontraba a la mano. El Estado se caía y había que ayudar a darle el golpe de gracia. Agudizar la ofensiva, ocupar espacios, entre otras muchas cosas eran posibles de haber realizado y potenciado, y para ello, pensamos, resulta indispensable generar canales efectivos de comunicación y articulación entre quienes luchamos por la destrucción de poder.

Relacionado con lo anterior, la falta de espacios anárquicos donde nos podamos reunir y levantar actividades agravó dicha inconexión. El contar con lugares estables no solo podría haber ayudado a intentar generar instancias de reunión (a pesar de la poca y débil comunicación que existe) sino que también hubiera servido para llevar a cabo acciones de propaganda, acopio de insumos, etc. En fin, las posibilidades de incidir y transgredir en los territorios se hubieran ampliado considerablemente de haber existido dichos espacios, aun existiendo la incertidumbre sobre el comportamiento de la represión para con esos hipotéticos espacios.

No obstante, en la revuelta hemos visto una reafirmación de las prácticas y planteamientos que desde hace años venimos propagando y por las que muchxs compañerxs han pasado y aún se encuentran en prisión. Nos referimos a la apuesta por la destrucción aquí y ahora de lo que nos oprime, a la confrontación incontrolada y permanente, a la extensión y cualificación de la lucha callejera, en definitiva, a todo lo que hemos podido vivir y apreciar en estos últimos meses de manera masiva e ininterrumpida. Creemos que la conflictividad anárquica constante ha dado frutos, percibiéndose en la lucha callejera y salvaje que han dado lxs estudiantes secundarixs en los últimos años, la cual se ha caracterizado por el innegable sentido anárquico reflejado en sus discursos y prácticas. Esta lucha de lxs secundarixs, sin pausas y cada vez más álgida, fue el antecesor directo del estallido del 18 de octubre y en eso, creemos, no hay dudas. Las evasiones convocadas, alentadas y protagonizadas por éstxs fue el desencadenante inesperado de la revuelta que estamos viviendo, evasiones que, por cierto, fueron precedidas por meses de enfrentamiento con la policía, principalmente por parte de los estudiantes del Instituto Nacional, liceo emblemático ubicado en el centro de Santiago.

Que la revuelta continúe caótica y acéfala se debe a múltiples factores y circunstancias que de ser analizadas excederían por mucho los límites de este texto, sin embargo la fuerte presencia anárquica que apuesta por la extensión y la agudización de la revuelta, ha jugado un importante papel en la fracaso de los sectores que intentan pacificarla y conducirla. Los planteamientos ácratas expresados y materializados en la lucha callejera y en los demás escenarios de esta revuelta, han cuajando casi de forma armónica con la espontaneidad destructiva de las turbas enardecidas, lo que, en parte, ha impedido que se logre conducir este desborde.

En relación a lo anterior, vemos como una fortaleza el que la totalidad de los entornos anárquicos informales no se hayan obnubilado con pretensiones vanguardistas ni con ridículos intentos de formar una gran organización que sea capaz de conducir la revuelta, como lo plantean transnochados ex militantes de grupos político miliares de extrema izquierda que añoran un pasado en donde ellos eran los conductores y los canalizadores absolutos de las voces transgresoras. Lxs anárquicxs, creemos, hemos entendido muy bien que somos uno más dentro de esta revuelta, ni por debajo ni por encima del resto y que el luchar por extenderla no significa que la queramos dirigir, por el contrario, significa, entre otras cosas, combatir a quienes intentan conducirla porque sabemos que de ser así sería el fin de la revuelta.

La situación de lxs compañerxs en prisión antes de la revuelta se encontraba agitada por posibles traslados e imposición de leyes que obstaculizaban aún más su salida a la calle. Es real que durante la revuelta las prisiones no fueron escenarios de levantamientos, pero también es real que sacar a nuestros presxs siempre ha sido una prioridad en todas las revueltas, esta no tiene que ser la excepción, por la sencilla razón que son quienes nos faltan en la calle.

Los aprendizajes y las interrogantes son múltiples y se suceden en cada jornada de enfrentamiento, en cada descanso al calor de las barricadas o caminatas a lo largo de la ciudad. Las discusiones y especulaciones sobre los posibles escenarios pareciera que no paran y se reproducen en cada conversación entre lxs compañerxs durante algún fortuito encuentro o en medio de alguna actividad en los distintos territorios. Son estas apresuradas lecciones las que nos interesa colectivizar a compañerxs de todos los territorios y contextos, lecciones que se transforman en nudos de discusión sobre las posibilidades del conflicto aun en curso.
Desde las tendencias informales de la anarquía hemos venido levantando desde hace años la necesidad de la libre asociación y los grupos de afinidad, los hemos llevado a la práctica en distintas dimensiones del conflicto, por parecernos ésta la forma de organizarnos más coherente y cómoda con nuestros planteamientos permitiéndonos potenciar nuestras individualidades en el colectivo, sin estructuras que nos limiten o fuercen, uniéndonos en la sincera voluntad.

Durante el desarrollo de la revuelta, múltiples son las iniciativas territoriales de propagar tanto el conflicto como la autonomía, desde barrios, poblaciones, villas o comunas donde han tomado cuerpo dichos empujes. La dimensión territorial adquiere una importante fuerza tanto para enfrentar al Estado y su control como también para levantar iniciativas de sobrevivencia antagonistas al viejo mundo. Entonces, nos queda la pregunta ¿Cómo conjugar la afinidad con las perspectivas territoriales donde la unión radica principalmente en la ubicación geográfica? ¿En qué punto se intersectan y en cuales se distancian? ¿Podemos desentendernos de las iniciativas territoriales o entregar todas nuestras fuerzas únicamente en estos espacios? Estas son algunas preguntas que no se encuentran encapsuladas en discusiones teóricas, sino que se transforman en dudas sumamente prácticas del día a día durante la revuelta.

En ese sentido, preguntas como éstas o las posibilidades de autogestión y autonomía cuando el Estado se resquebraja, nos llevan a los debates de fondo sobre las proyecciones anárquicas. Es en la revuelta que nos hemos dado cuenta que aquellos debates que muchas veces rehuíamos, ya que nos parecían cargados de promesas de revoluciones futuras, son en realidad vigentes cuando los vemos en la óptica del conflicto permanente. El pulso de la revuelta y el conflicto lo dice, lo pide.

Entre quienes buscamos la efectiva destrucción del poder y no solo una dinámica de protesta rutinaria, surge la necesidad de experimentar las posibilidades reales de vivir antagónicamente al Estado, destruyendo al Estado. Cuándo todos los supermercados del sector están saqueados; Cuando gran parte del transporte se encuentra saboteado; Cuando los servicios del Estado-Capital simplemente no funcionan; Cuando la estructura de la ciudad está destruida y su funcionamiento es a penas intermitente ¿Cómo satisfacemos nuestras necesidades?¿Con quiénes?¿Entre quienes? ¿De qué forma?

Es en este punto que volvemos a la esencia de la lucha anárquica con la praxis destructiva/creadora. Entendemos que la destrucción y creación simplemente ocurren al unísono, no pueden ser comprendidas como dos etapas distintas, sino que se desarrollan como un ejercicio simultáneo. A más profundidad, el/la joven que decide destruir una sucursal financiera no solo está rompiendo un par de vidrios o reduciendo a cenizas aquel local, sino que también de forma paralela, además de destruir el símbolo, construye una forma distinta de entender la violencia, la normalidad, la urbanización, la vida y la forma de enfrentar la opresión. Somos clarxs, no se trata de vidrios más o vidrios menos, sino de relaciones sociales y estructuras de dominación, pero en ese sentido la revuelta genera disposiciones, voluntades, creatividades, imaginación y una vitalidad desconocida en el mundo del poder. Lo hemos sentido y vivido en carne propia, en conversaciones, en diálogos y en vínculos.

Desde el acto individual hasta el desarrollo de una revuelta generalizada, la destrucción de estructuras materiales y el resquebrajamiento de las relaciones de autoridad, traen en sí misma la creación, casi instintiva, la negación del presente y las posibilidades de nuevas formas de entender el mundo. Es en este terreno que necesitamos fortalecer las posibilidades que de ahí emanen llevándolas a la praxis, a la materialización para sobrevivir y atacar.

Siempre hemos realizado una crítica destructiva a las burbujas de libertad, y ésta no será la excepción. Aun así entendemos que en los escenarios de revuelta generalizada, de fractura y trizadura del Estado, es el propio enfrentamiento el que nos devuelve la pregunta sobre ¿Cómo resolver nuestra vida en el cotidiano de forma antagónica al poder? Sabemos que la respuesta no se encuentra en una vida alternativa y en coexistencia, sino que en la gestación de experiencias combativas y en abierta oposición al mundo del poder. Discusiones sobre apostar por el control territorial de pequeñas comunidades multiplicables y en enfrentamiento con el poder, son parte de algunas conversaciones al calor de la revuelta. Aprendemos de experiencias pasadas, pero necesitamos actualizarlas.

Siempre hemos apostado a que nuestros medios se encuentren directamente acorde a nuestros fines, pues entonces, desde las proyecciones anárquicas informales y negadoras, nos permitimos soñar despiertos mirando el presente ¿Cuáles son nuestros fines? Apostamos por la asociación entre pequeñas comunidades, que se apoyen y aporten entre sí, sin estructuras estables por sobre los individuos manteniendo la tensión permanente y el cuestionamiento permanente sin nunca creer en una realización ni final ni finalizada. Nuestras prácticas en el presente tienen que saber ir direccionadas en aquel sentido.

La revuelta nos abre continuamente nuevas discusiones, no son diálogos cerrados, ya que estamos viviendo el proceso de forma vigente y viva. Nos volvemos a preguntar cuáles son los límites de la revuelta y cómo transformarla en el colapso total del Estado y el régimen de autoridad, cómo echar por tierra lo establecido. La revuelta nos refleja nuestros propios límites, no aquellos que hablan de la falta de una organización específica, estructura, planteamientos y formas de funcionar, sino los que se refieren a nuestras capacidades de derribar el viejo el mundo, como también a la expansión y defensa de expresiones antiautoritarias.

¿Qué más podemos hacer? ¿Qué más podemos dar? La calle no ha dejado de arder y el conflicto adquiere un ritmo propio donde se cualifica y masifica. Lejos de querer o añorar partidos armados para devolver los golpes, descansando en esas estructuras, creemos que las revueltas tienen fuerzas y ritmos propios, y quizás las revueltas en pleno siglo XXI, tengan dinámicas que estamos recién explorando y conociendo. Punto aparte se merecen aquellos que tristemente ven la mano estatal detrás de los inicios y el desarrollo de la revuelta tildando la realidad que vivimos como un “simulacro de insurrección”, posturas cargadas de derrotismo y una visión higiénica y estructurada del desarrollo de una revuelta. Análisis que simplemente quedarán recordados como anecdóticos y perdidos entre el fuego de la revuelta, la destrucción a símbolos del poder en uno de los procesos políticos e históricos más importantes de los últimos años bajo el dominio del Estado Chileno y a nivel mundial en cuanto a la experiencia anárquica.

Hoy las calles siguen ardiendo, cientos de ojos continúan siendo cegados por los sicarios de uniforme, la sangre sigue tiñendo las murallas de las comisarías y cientos de prisionerxs enfrentan por primera vez la cárcel. El olor a bencina, gas lacrimógeno, el ruido de los estallidos, el color del fuego entre los laser se sabe mezclar con restos de estatuas y monumentos regados por el suelo. Cada día, en cada lugar es una nueva jornada de revuelta aun cuando el agotamiento muestra sus efectos y los combates son más episódicos. Hoy el poder no consigue imponer el orden ni la normalidad absoluta, mientras que lxs insurrectxs tampoco hemos conseguido dar vuelta completamente el tablero. Los escenarios siguen abiertos y desarrollándose en este mismo momento, mientras escribimos estas palabras van surgiendo nuevas iniciativas de insubordinación e insurrecta desobediencia.

Seguimos con todo y apostando por el todo
Porque la revuelta está viva: ¡Viva la revuelta reproducible y contagiosa!

-Kalinov Most/Región chilena.
Enero 2020

(1) Chalecos amarillos que nada tienen que ver con los franceses. Como se señala, grupos de ciudadanos organizados han decidido proteger las infraestructuras del capital y del Estado en sus barrios, y como distintivo han utilizado dicho atuendo.

El regreso de las bandas negras- Irrumpe la potencia y la rabia femenina en la escena insurrecta.

Escrito de Nihil.


«Aprendimos de la experiencia del pasado, ya no son simples cruces y otras piezas de piedra las que queremos atacar esta vez. Entendemos que estos emblemas de una religión muerta ya no son un gran peligro para nosotros; Aplastaremos a esta infame burguesía que nos explota y los apoya, y a la vieja sociedad corrupta que nos oprime, atacada en sus cimientos, caerá por sí misma, trayendo consigo la podredumbre clerical”
Bande Noire 1884

La continuación de la guerra anárquica contra toda representación del poder.

Saludo con alegría la destrucción no solo de edificios del poder empresarial o político sino que esta potencia se haya extendido a edificios religiosos en la región chilena.

Aunque oleadas de sectas religiosas con diferentes matices han ganado terreno tras los múltiples fracasos del predominio católico, nuestra puntería debe ser dirigida a cualquier representación del Poder, sea religiosa, económica o política, y darle vida de nuevo a nuestro antiguo lema ¡Sin Dios Ni Amo!

Es hora de abandonar esas fronteras de identidad con el izquierdismo en general y sus diferentes fases ideológicas, que desde el origen, estas relaciones han permitido muchos solapamientos, es decir, no ha sido más que un pesado lastre que nos ha costado muy caro a lxs anarquistas; el eterno debate sobre la respuesta a la pregunta: ¿revolución o reformismo? debe quedar solventada con la destrucción total del Sistema de Dominación; el paso del tiempo nos ha dado la razón, porque ambos modelos han sido utilizados para la opresión.

La frontera generacional que origina las divergencias en las prácticas anárquicas, también debe ser superada. Cuando lxs jóvenes son lxs que están listxs para actuar, quedan minimizados al asimilarse al Sistema de Dominación, una vez adultxs, como padres y madres de familia, garantes de una cierta comodidad y moderación.

Y la brecha inter-genero, parece que se viene acortando a una increíble velocidad. Son las mujeres las que en este momento vienen a dar la cara y ponernos el ejemplo de la lucha insurreccional. En México no se quedan atrás: se suman, hoy más que nunca, a la lucha anárquica, no solo con la potencia demostrada en las últimas manifestaciones, sino desde las acciones convocadas por las compañeras del Comando Feminista Informal de Acción Antiautoritaria y de las Féminas Brujas e Insurrectas[1].

Por la actualización de las Bandas Negras en el presente siglo

¡Hoy el fanatismo!
¡Mañana el Estado!
¡Pasado mañana la propiedad!
Bande Noire 1882

Debemos contagiar a todo el planeta de estas rebeliones como la que hoy acontece en el Estado Chileno o las manifestaciones de las mujeres anarquistas insurrectas en México, asumiéndonos como sujetxs sediciosxs en grupos de afinidad como las antiguas Bandas Negras que cortaron de tajo el lastre izquierdista y que se reunían en los bosques, bajo la complicidad de la noche e imitando sonidos de animales salvajes para intimidar a los poderosos:

¡Al fuego las oficinas de los notarios, escribanos, etc., a fin de destruir los títulos de propiedad individual que guardan!
¡Al fuego las oficinas de agentes de cambio, banqueros, etc., para destruir las rentas, acciones, obligaciones, billetes y cuantos valores contengan!
¡Al fuego los libros de catastros y de hipotecas que sirven para limitar la propiedad individual!
¡Al fuego las oficinas del Estado, que guardan los diversos valores que nos les pertenecen!
¡Al fuego los libros de la deuda pública!
¡Al fuego las alcaldías y archivos que contienen los documentos del estado civil, a fin de desterrar hasta la personalidad misma del individuo!
¡Al fuego, en fin todo lo que pudiese ayudar la reconstitución de la propiedad individual!
¡A destruir los muros y límites que separan la propiedad!
¡Destrucción debe ser el santo y seña de los anarquistas en la revolución que se prepara! [2]

El “posibilismo” ha quedado en el pasado. No tenemos fórmulas para propagar la insurrección, solo la certeza de comenzar desde cero con la naturaleza como nuestra aliada. Desde la resolución del Congreso de Londres de 1881, se acordaron acciones con base en la ilegalidad: único camino que desde entonces conduce a la liberación total.

¡Por la internacional Negra!

Nihil
Desde la basura y el concreto ecocida
Diciembre 2019

[1] //es-contrainfo.espiv.net/tag/feminas-brujas-e-insurreccionalistas/
//es-contrainfo.espiv.net/tag/anarcofeminismo/
//es-contrainfo.espiv.net/tag/cofiaa/

[2] Bande Noire – 1882

Carta a un(a) chileno(a) sobre la situación actual. (Parte II).

Escrito por Gustavo Rodríguez. Parte II de II.


—A Joaquín García Chanks y Marcelo Villarroel Sepúlveda, compañeros y co-conspiradores.

“Pues yo soy el poeta jurado de todos los intrépidos rebeldes del entero mundo,
Y quien viene conmigo deja atrás la paz y la rutina,
Y se juega a perder la vida a cada instante.”   
Walt Whitman, A un revolucionario europeo frustrado (1856), en Leaves of Grass.

“… donde hay peligro, crece lo que nos salva.”
Friedrich Hölderlin, Patmos.

A un mes y seis días de iniciada la insurrección, la Anarquía continúa viva en la región chilena. Es un acontecimiento sin precedentes en Chile y en América Latina. Ha sido el kayros de la Anarquía: el momento emancipador que acontece en el tiempo y el lugar pertinentes, la audaz encarnación de una pronunciada negación del Estado y de toda autoridad.

El eco de la vieja consigna anárquica “Ni Dios ni Estado Ni Patrón” retumbó a lo largo y ancho de la geografía austral y ha hecho vibrar corazones desde Cabo de Hornos hasta las orillas de los ríos Sama y Camarones.

Es evidente, que en su cotidiano quehacer subversivo, el anarquismo insurreccional de tendencia informalista, tensó al máximo sus potencialidades y, también exploró sus dificultades y sus propios límites, valiéndose de efímeras coyunturas –mutantes de un lugar a otro–, que le permitieron bosquejar (a partir del conflicto y las diversas contingencias) las posibilidades cromáticas de su trasfondo teórico-práctico y, fomentar los ánimos refractarios, concretando acciones  individuales y/o de pequeños grupos de afinidad abocadas al ataque y la expropiación.

Sin embargo, faltó dinamita. Escaseo el diesel y la gasolina. Se escatimó en el ataque. Hubo carencia de expropiaciones. No fueron demolidas las sedes de TODOS los partidos políticos. No se asaltaron prisiones ni manicomios. Se arremetió contra los símbolos pero faltó tiro al blanco. Quedó pendiente una fogata gigantesca con los cientos de banderas que se perciben en las marchas (incluyendo la rojinegra, porque TODAS las banderas están llenas de sangre y de mierda). Esa penuria ha permitido que la potencia negadora se desvíe hacia el “triunfo”, en lugar de inyectarle vida al conflicto y exceder los cantos instituyentes que ya amenazan  con imponer la paz de los sepulcros.

Hoy, el punto neutro de la insurrección empieza a revelarse con nitidez. La emulsión hace lo suyo y emerge la instantánea completa, mostrándonos el impasse en su justa dimensión.

Comprenderlo será un salto enorme de la pedagogía ácrata que puede contribuir al despertar de la modorra dogmática en que se encuentra sumido un sector considerable del denominado “movimiento anarquista”.

La potencia de choque de una insurrección no se mide por sus efectos ni reside en el crecimiento cuantitativo de las y los insurrectos, sino en lo que irradia ipso facto de ella. Reside en la vitalidad de su fuerza negadora, en su talante ofensivo, en la agudeza de la acción, haciendo de la insurrección un rito diferente del simbólico.

La feracidad del accionar anárquico reside en sí mismo, por eso fecunda audacias, alimenta la creatividad destructora y propugna voluntades subversivas, multiplicando la violencia antiautoritaria y la práctica ilegalista.

Instantáneas de la revuelta (segundo acercamiento) [1]

Como era de intuirse desde el primer día de la insurrección, la represión no se dejó esperar.

Hasta el momento, según las propias cifras oficiales, se contabilizan más de una veintena de muertos, cinco de ellos ha consecuencia de los disparos de las fuerzas represivas; seis mil quinientas personas detenidas, de las cuales 759 son menores de edad; dos mil trescientos noventa y una heridas (41 por disparo de arma de fuego, 964 por perdigones, entre las que se cuentan 222 con lesiones oculares –que han perdido la visión de un ojo o han quedado completamente ciegas– y 909 ha consecuencia de las brutales golpizas) y; cientos de mujeres violadas y ultrajadas sexualmente. Se pudo constatar que la Policía de Investigación (PDI), instaló un centro de torturas en el Shopping Arauco Quilicura, donde han sido atormentados cientos de manifestantes detenidos durante las revueltas.

Por su parte, las y los insurrectos han atacado con artefactos incendiarios cuarteles militares, comisarías, cabinas de peaje, iglesias, supermercados y otras instalaciones comerciales y; han logrado derribar drones de vigilancia de la policía con la ayuda de cientos de apuntadores laser.

Gracias a la oportuna diligencia de los hackers y a la aplicación que reveló el domicilio de muchos uniformados, se han multiplicado los ataques a las casas de policías en toda la región: en Viña del Mar, personas encapuchadas atacaron la residencia de un comandante de policía y varias casas de uniformados fueron grafiteadas con amenazas de muerte y sus vehículos destrozados. En San Antonio, fueron atacados los cuarteles de Tejas Verdes e incendiaron parte de sus instalaciones. En Chiguayante, un grupo de insurrectos irrumpió en las casas de algunos policías destrozando todo lo que hallaron a su paso. En Quinta Normal apuñalaron a un policía en su residencia y, en la Población de Lo Hermida, fue atacada la estación de policía, con un saldo de seis pacos heridos.

Mientras los policías dormitan en sus autos, constantemente son agredidos con artefactos incendiarios, una práctica fácil de replicar que ha comenzado ha extenderse a varios vecindarios. Durante las protestas en la ciudad de Rancagua, lanzaron un cartucho de dinamita a una patrulla de carabinaros que no llegó a explotar. En la Población La Victoria, comuna de Pedro Aguirre Cerda, al sur-centro de Santiago, fue incendiada la casa de un  uniformado, al igual que en la provincia de Coyhaique, donde fueron atacadas con docenas de bombas incendiarias propiedades de carabineros.

En pleno centro de Santiago, encapuchados atacaron la Parroquia de la Asunción y utilizaron el mobiliario y los santos para hacer barricadas; quemaron la Iglesia de los Sacramentinos y, la Iglesia de la Veracruz en el Barrio Lastarria, declarada “monumento histórico” durante la dictadura fascista del general Augusto Pinochet. La Catedral de Valparaíso, también fue atacada por una multitud, quemando algunas de sus puertas, destrozando bancos, altares y la pila de bautismo. En Puerto Montt, durante la madrugada del miércoles 20, encapuchados atacaron la casa pastoral Graciela Bórquez, en pleno centro de la ciudad y, en el sector Coihuin, quemaron la casa del sacerdote Luis Izquierdo acusado de abuso sexual.

Además de las iglesias católicas –consecuentes con la práctica anárquica y a modo de homenaje a la célebre frase kropotkiana («La única iglesia que ilumina es la que arde»)–, fueron incendiados y destrozados varios templos evangélicos, destacando el ataque del 28 de octubre en la ciudad de Santiago a los estudios de grabación y las oficinas del Ministerio de Comunicaciones GRACIA TV, en Santa Rosa. El mismo día y en la misma barriada sería atacada la Iglesia Bendecidos para Bendecir y, la Iglesia Ministerio Internacional para la Familia (MINFA), dependencia del Hotel Mercure, en Santiago Centro. En Valparaíso, el 20 de octubre fue atacado por encapuchados el Centro de Restauración Internacional (CRI-Chile) y, el día 26 de octubre, la Iglesia Presbiteriana de Valparaíso. En Temuco, en la madrugada del 20 de octubre fue atacada la Iglesia Asambleas de Dios y; en Araucanía, en el sector rural de la Púa, la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera.

En la ciudad de Los Andes, una multitud encapuchada expropió una farmacia para llevarle pañales, medicamentos y artículos de limpieza a un hogar de ancianos.

Como concierne a toda insurrección antiautoritaria, los políticos también han sido blanco de los ataques insurgentes sin importar el color ideológico de sus partidos. En Talca, personas encapuchadas quemaron la sede parlamentaria del senador ultraderechista Juan Antonio Coloma del Partido Unión Demócrata Independiente/Popular (UDI/P).  En total, ya han sido atacadas ocho sedes de la UDI y dos sedes de Renovación Nacional. El pasado viernes 22, un grupo de manifestantes de la Asamblea de Feministas de Arica, atacaron con pintura y escupitajos al senador del Partido Socialista, José Miguel Insulza, a las puertas de Radio Cappísima y; en horas de la madrugada de hoy en Punta Arenas, un grupo de afinidad atacó con bombas incendiarias el Espacio Comunitario La Idea, sede parlamentaria del diputado Gabriel Boric de Convergencia Social.

A pesar del creciente dinamismo subversivo y la participación protagónica del anarquismo insurreccional, algunos comunicados de grupos afines a la tendencia informal, señalan conductas paranoicas en  ciertos “compañeros” que apoyados en las teorías de la conspiración, en absurdas tesis sobre supuestos golpes de Estado y, otros presagios fantasiosos, llaman a la desmovilización y comienzan a generar miedo creando un clima de derrota anticipada.

Esta psicosis logró penetrar a algunos sectores formados en «la ominosa cultura ciudadana de creer que cada ataque es un montaje» y han comenzado a acusar a probados compañeros de ser “agentes encubiertos”.

Paralelamente, las estrategias impulsadas por el sistema de dominación a través de sus medios de domesticación masiva, han sido adoptadas por los manifestantes ciudadanistas que llevan a cabo una labor paramilitar anti-encapuchados que solo beneficia a nuestros enemigos. Esta atmósfera contrainsurgente, provocó que un grupo de manifestantes golpeara brutalmente a un joven y lo colgaran del puente Pio Nono, acusándolo de ser un policía infiltrado sin el menor fundamento.

Lamentablemente, estas actitudes nefastas aún prevalecen con gran arraigo en nuestras tiendas, particularmente en aquellas escenas contaminadas con el discurso liberal y entre quienes se asumen como parte integral de las llamadas “izquierdas”.

Las trampas de la paz: Coincidentia Oppositorum

Para decirlo con Bakunin: «Yo creo haber probado, y los acontecimientos no tardarán en demostrarlo mejor de lo que yo he podido hacerlo »[2] que, la primavera chilena comienza a encaminarse a una cierta extenuación. El fuego refractario está siendo sofocado. La flama anárquica empieza a languidecer.  El oxigeno que daba vida a la Anarquía se agota.

En sus Cartas a un francés sobre la crisis actual, Bakunin recomendaba «la acción inmediata no política del pueblo, por la sublevación en masa de todo el pueblo francés, organizándose espontáneamente de abajo a arriba, para la guerra de destrucción, la guerra salvaje a cuchillo» [3]; pero su exhortación data de 1870 y, definitivamente, ciento cuarenta y nueve años no han pasado en balde. De hecho, el propio Bakunin terminaría sus días muy decepcionado con la “masa” y, le apostaría más a la coordinación de voluntades afines, haciendo énfasis en la conspiración de las minorías refractarias y la propaganda por el hecho.

En nuestros tiempos, no podemos depositar la más mínima ilusión en la “masa”. Sabemos sobradamente como actúa la servidumbre voluntaria. Sí se verificara la insurrección generalizada y «la guerra de destrucción», «la guerra salvaje a cuchillo» tuviera lugar, el final de la película ya lo conocemos de antemano. Unos segundos antes que aparezca el rótulo: The End,  emerge un flautista de Hamelin que guía al rebaño de roedores a sus antojos.

Lo peligroso de la “masa” es su maleabilidad. Con la misma facilidad con que asiduamente la moldean los demócratas liberales, también la modelan los líderes religiosos y los dictadores. Su enorme plasticidad le permite –sin distingo– impulsar las más intrépidas gestas libertarias o avivar el fascismo más obsceno.

La ideología participacionista siempre juega su papel y termina retomando las riendas a través de la maquinaria de cooptación.

Basta echarle un ojo a la superproducción que desde ayer navega en las redes con tendencia a viralizarse en tiempo record, intitulada “El Pueblo Unido, Un Nuevo Amanecer”[4], para corroborar las intenciones fehacientes de los dispositivos de captura del sistema de dominación. Justo ahí, a partir de una narración aparentemente insignificante, cobra vida  la obra contrainsurgente.

Esto explica la exigencia del ángulo ancho para poder abarcar en la foto a los parlamentarios de todas las tendencias que hoy posan sonrientes por «los acuerdos alcanzados». Desde Wall Street a Zúrich los poderosos aplauden efusivos la cohesión de la clase política. ¡Histórico! Enfatizan a ocho columnas las portadas de los diarios impresos, anunciando la caída de la Constitución de Pinochet. La irreductible “Plaza de la Dignidad” (antes Plaza Baquedano o Plaza Italia) amanece mágicamente cubierta por un inmenso lienzo blanco como símbolo de paz.

La dialéctica marxista del poder constituyente comienza a monopolizar la lucha. No es casual el rol negociador de la Mesa de Unidad Social. La salida de la “crisis” por la izquierda es la receta idónea para darle continuidad a nuestro paraíso capitalista global. El “nacional populismo” –ya sea de “derecha” o de “izquierda”– es la solución. Desde América Latina a Europa nos lo imponen como el único camino de “reestructuración”, o sea, la vía para vendernos más capitalismo (pero ahora “con rostro humano”, off course).

Por eso el llamado a la “unidad popular” mediante un sonsonete meloso que rescata la trova de Quilapayún con ayuda de un novedoso arreglo musical –con cierta reminiscencia soviética–, acoplando una lírica panfletaria que reitera hasta el cansancio «la patria está forjando la unidad»[5].

Pese a las breves estrofas de un par de hiphoperos al servicio del patrioterismo vernáculo («No somos de derecha ni de izquierda/no somos de esa mierda» y, «vamos decididos como humanos sin partidos»[6]), es incuestionable la mano que mece la cuna. Las imágenes del videoclip son axiomáticas: una marcha multitudinaria y vario pinta ataviada de banderas chilenas y (en menor proporción) Mapuches, mostrando al final de la comparsa incontables pancartas y cartulinas registrando una amplia gama de demandas ciudadanas y, de cierre, con broche de oro, una gigantesca bandera nacional con el lema: «¡Vamos! Chile no se rinde»[7].

A modo de conclusión preliminar

Algunos compañeros consideran que aún no es momento de sacar conclusiones y que debemos esperar que «las aguas tomen su curso y se verifiquen los resultados de la insurrección» [8] . Aseguran que «la nueva Constitución, la nueva Asamblea Constituyente, la enminente caida de Piñera»[9] y, todo el conjunto de cambios políticos que se sucedan, son el meollo del «triunfo popular que transformará para siempre a la sociedad chilena»[10].

Estos “compañeros” insisten en que «pensemos en frío antes de emitir comentarios» [11] para poder apreciar el desenlace.

Más allá del uso de lugares comunes y el abuso de imágenes cursis, me queda claro que quienes así piensan le apuestan al restablecimiento de la normalidad.

Por el contrario, considero que el tiempo de cavilar es ahora: en caliente, conciliando el acto reflexivo con la excitación de la lucha, aún con el fuego cautivo en las pupilas y las manos negras por los residuos de la pólvora. Y, en consecuencia me pronuncio:

En estos días en que algunos ya celebran el «triunfo popular», es cuando comprendemos que nuestra carencia de libertad continuará flajelándonos con un nuevo rostro, con una nueva Constitución y, probablemente, bajo un nuevo gobierno. Es entonces cuando percibimos que nuestra meta nunca fue el subsidio al transporte público ni un alza en los salarios ni en las pensiones ni nuevas oportunidades de trabajo ni el fin del precariado ni la gratuidad de la educación; es cuando revelamos –ante propios y extraños– que nuestra lucha nunca fue por un Seguro Nacional de Salud ni por una nueva Constitución ni por una Asamblea Constituyente ni contra la corrupción ni por la transparencia democrática ni por la participación parlamentaria ni por la sensibilización de los pacos ni por el arribo al poder de un gobierno popular y, mucho menos por una nueva Patria.

Todo ese conjunto de demandas ciudadanistas sólo fue el pretexto para exacerbar la rabia y desatar las pasiones libertarias, la coyuntura sublime para extender el caos y darle vida a la Anarquía. Nosotros, las y los anarquistas, no luchamos por reformas. La lucha anárquica se lleva a cabo fuera de la esfera de los “derechos” legales. Por eso pienso que la guerra tiene que continuar.

Quizás terminaron los días en la barricada y concluyeron las expropiaciones multitudinarias pero ha llegado la hora de la natural decantación que potencializará el accionar de un reducido núcleo refractario que una vez más confirma la gravitación de los grupos de afinidad y la pertinencia de l@s lob@s solitari@s. Nuestra guerra es contra toda Autoridad, por el fin de la mercancia, por  la liquidación de la producción y de toda nocividad, por la destrucción del trabajo, por la destrucción del enemigo.

Llegó el momento de desterrar de nuestras tiendas la máscara de la corrección política y las actitudes anarco-izquierdistas que tan caro hemos tenido que solventar. Nuestro accionar no requiere de la aceptación y la empatía de la muchedumbre. Como atinadamente cuestiana Bonanno ¿cuánto nos cuesta llevar puesta la careta de la respetabilidad revolucionaria? [12]

«Los anarquistas a menudo no se presentan como lo que realmente son. No dicen de inmediato: somos anarquistas, queremos destruir al enemigo. Por lo general son más suaves, para no asustar a los que están escuchando. Porque piensan que el crecimiento cuantitativo puede fortalecer al movimiento anarquista, creen que de esa forma los anarquistas, que hoy son cien o, mil, mañana pueden ser diez mil, cien mil, y hacer posible la revolución.»[13]

En un mundo tripolar (EE.UU/China/Rusia), donde paradójicamente, ya no se enfrentan programas ideológicos “opuestos” sino tres variaciones de un expansionismo capitalista depredador con intereses y enemigos comunes[14], nos queda muy claro que no hay alternativa, no hay “triunfo” viable. No hay Revolución posible, solo un mundo que destruir.

Ante ello, la pregunta de rigor en el tema que nos ocupa es ¿hacia dónde va Chile? Es decir, que intenciones subyacen realmente tras el eslógan «¡Vamos! Chile no se rinde» que aparece a manera de epígrafe sobre la gigantesca bandera con que finaliza el videoclip antes mencionado.

Para responder esta interrogante, tal vez haya quien nos recomiende repasar antes los “vaticinios” de algunos marxistas libertarios posmodernos que vislumbran en el “aceleracionismo” el derrumbe del capitalismo mediante su exceso de desarrollo y otean supuestos signos de poscapitalismo en el propio desarrollo del capitalismo global posindustrial en transición a la Edad Colaborativa (donde se regenerará la biósfera y se establecerá «una economía global más justa, más humanizada y más sostenible para todos los seres humanos de la Tierra»)[15] .

Sin duda, estos videntes optimistas que aseveran que tras la ola de insurrecciones planetarias se entrevé  el fin del capitalismo solo intentan apaciguarnos y distraernos por el camino de la “construcción social”, enterados que no transigiremos en nuestros esfuerzos por la destrucción de todo lo que nos oprime porque nuestra lucha es por la liberación total.

Conscientes estamos que asistimos al fin de un ciclo económico y ello conlleva múltiples transformaciones generadoras de exclusión, frustraciones y desesperanza. El “consenso de Washington” ha concluido, dando paso a un modelo multicéntrico del capitalismo global. Estados Unidos, China, Rusia, Europa y, de cierta manera, América Latina[16], representan modelos específicos de ese  capitalismo global que se expande sin límites en todos los confines de la Tierra.

A pesar de las “características específicas” de cada uno de estos países o bloques de países, todos dejan intacta la economía de mercado, lo que reduce en la práctica las “diferencias” a la manera en que cada proyecto particular reprime los antagonismos locales que emergen de la dinámica del desarrollo capitalista global.

Es irrefutable el avance a paso agigantado del capitalismo desde el Congo al Ecuador. China y Viet Nam son ejemplos fidedignos de su rápido crecimiento. Pese a todos los augurios, el capitalismo se renueva con cada “crisis” y presume una salud inquebrantable. Lo que nos lleva a concluir que sea cual sea el desenlace de esta insurrección, Chile se dirije inexorablemente hacia más capitalismo.

Así, el “porvenir” [17] que pronostica el remix de El Pueblo Unido, se reduce a más de lo mismo pero ahora, probablemente de la mano de la izquierda. «La luz/de un rojo amanecer»[18]  que anuncia «la vida que vendrá»[19]  no es sino la extraña luminosidad escarlata de la niebla tóxica de las principales ciudades chilenas[20] , el aviso de la hecatombe ambiental que se aproxima por la elevada contaminación industrial, la despiadada explotación minera y la sobrecarga vehícular, todo obra y gracia de la depredación capitalista y; «la vida que vendrá», consecuentemente, será posapocalíptica pero, para entonces, seguro tendremos que agradecer a Monsanto por las provisiones de frutas y verduras a precios accesibles, en los albores de un capitalismo colaborativo.

Empero, esta certeza no nos amedrenta. Al contrario, nos invita a abandonar todos los encasillamientos utópicos y a reafirmar la Anarquía en el siglo XXI como un campo de guerra permanente. Reconocer que no hay alternativa, no es un llamado a claudicar sino la expresión gutural que nos incita al abordaje anárquico con el cuchillo entre los dientes, una propuesta de guerra cotidiana: todas las razones inmanentes para hacer que viva la Anarquía aquí y ahora, hasta que no quede huella de institución o autoridad alguna.

Gustavo Rodríguez,
Planeta Tierra, 24 de noviembre de 2019.

Posdata ineludible: El enemigo de la Anarquía en Chile ya no es el gobierno represivo de Piñera (con sus pacos asesinos en la calle y los milicos bayoneta en ristre) sino aquellos que celebran sinceramente el “triunfo” y comienzan a jugar la carta de la Asamblea Constituyente y afilan sus colmillos para abril 2020. El nuevo enemigo es esa fuerza instituyente que comienza a mostrar el rostro. Combatirla  –con la misma furia con que se ha confrontado a los actuales poderes– es el objetivo. Queda poco tiempo y mucho por destruir. Aún no se ha incendiado ninguna sede del Partido Comunista ni se le ha otorgado su merecido baño de mierda al diputado Boris Barrera.

 

[1] Con información recabada a partir de los comunicados de diferentes grupos de afinidad y/o colectivos alojados en los portales afines Anarquía Info (//anarquia.info), ContraInfo (//es-contrainfo.espiv.net) y, ANA (//noticiasanarquistas.noblogs.org/) y, a través del intercambio epistolar con entrañables compañeros y compañeras, testigos y protagonistas de los acontecimientos.
[2] Bakunin,  Miguel, Cartas a un francés sobre la crisis actual, 25 de agosto de 1870, recogido en: Obras completas, tomo I, Las Ediciones de La Piqueta, Madrid, 1977,  P.55.
[3] Ibídem, P.78.
[4] Disponible en: //www.youtube.com/watch?v=IUOF9wxrYFI
[5] Ibídem.
[6] Ibídem.
[7] Ibídem.
[8] Quienes rubrican la misiva en cuestión no merecen ser citados y exigen una respuesta in situ mucho más contundente que la que les puedo dar por esta vía .
[9] Ibídem.
[10] Ibídem.
[11] Ibídem.
[12] Conferencia multicitada en mi carta anterior, impartida en la Universidad Pantio, Atenas. Recogida en: Alfredo M. Bonanno, Dominación y revuelta, segunda edición revisada y corregida con adiciones, Edizioni Anarchismo, Trieste, 2015. pp. 139 – 176
[13] Ibídem.
[14] O al menos, eso intentan hacernos creer. Estados Unidos, China, Rusia e incluso Irán, comparten intereses en el combate a ISIS y sus células internacionales,  aunque en realidad simulan combatirlo con el objetivo de machacar a sus verdaderos enemigos.
[15] Tal es el caso de Jeremy Rifkin y su denominado “procomún colaborativo” –que tanto ha permeado en nuestras tiendas– donde identifica un nuevo modo de producción e intercambio que renuncia a las relaciones de mercado y a la propiedad privada, de la mano del “Internet de las cosas” y las ventajas de una sociedad de coste marginal casi nulo dando paso a la “cornucopia sostenible”.  Para mayor información, Vid., Rifkin, Jeremy, La sociedad de coste marginal cero: El Internet de las cosas, el procomún colaborativo y el ecplipse del capitalismo, Paidós, Barcelona, 2014.
[16] Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que en Latinoamérica el capitalismo populista está en ascenso. Cuba, Nicaragua, Venezuela y la Bolivia del depuesto Evo Morales, son ejemplos concretos del Capitalismo de Estado del Siglo XXI. El Hombre Nuevo ha sufrido una contundente metamorfosis y ha devenido en Homo Capitalista, dispuesto a arrasar y devastar la Tierra. Aquel viejo chiste cubano de finales de los setentas cobra sentido: “los gusanos han regresado transformados en mariposas”.
[17] Por esas coincidencias fútiles de la vida la letra del remix ha sido sugestivamente alojada en: //www.marxists.org/subject/art/music/lyrics/es/el-pueblo.htm
[18] Ibídem.
[19] Ibídem.
[20] Chile tiene nueve de las diez urbes más contaminadas de América Latina (Padre las Casas, Osorno, Coyhaique, Valdivia, Temuco, Santiago, Linares, Rancagua y Puerto Montt). //radio.uchile.cl/2019/03/06/ciudades-chilenas-son-las-mas-contaminadas-de-sudamerica/