¿Para quién trabajan los apasionados communards de nuestros días?

Escrito por Gustavo Rodríguez


Mayo del 68 y la Sociedad del Espectáculo, medio siglo después

Desde 1871 –año en que el «poeta maldito» escribiera esta misiva–, no era necesario ser “vidente” para ver lo evidente: las masas de trabajadores que combatían en las barricadas de París seguían trabajando. Aquella «huelga salvaje» frente a la autoridad de Versalles, era a su vez, un nuevo trabajo que producía nuevas obligaciones y les condenaba a perpetuar el trabajo in saecula saeculorum. Tan profunda reflexión, en pleno trance nigromante, probablemente incitó a Rimbaud a cuestionarse: ¿para quién trabajaban los apasionados communards? profetizando un sistema de dominación fundamentado en la democracia directa como eje de gestión político-social, que aseguraba la permanencia de la autoridad y la continuidad del trabajo.

Por eso su furibundo rechazo (¡nunca jamás!) al proceso de alienación humana, consciente que la liberación total «consiste en alcanzar lo desconocido»2 ; única vía de escape del mercado cultural al que estaba forzado a vender su «mercancía». Quizá por ello, para Bakunin –con su espíritu subversivo y su lujuriosa irreverencia– aquellos setenta y tantos días de insurrección generalizada fueron una fiesta interminable y no una agotadora jornada de construcción social; al igual que para las aguerridas pétroleuses que gozaron los fugaces instantes de la primavera de 1871 como una orgásmica apoteosis de fuego y sedición. Mientras que para Engels, aquél acontecimiento expresó el «más vivo ejemplo de la dictadura del proletariado», vislumbrando la futura utilidad de la masa trabajadora.
El slogan histórico de los marxianos («¡abolición del trabajo asalariado!»), aún retumba en estos días reiterado por propios y extraños –con lamentable aceptación en nuestras tiendas–, como si la miserable retribución económica de la explotación de nuestra fuerza física e intelectual fuera el problema, y no el trabajo en sí, olvidando la raíz del vocablo. Si bien una etimología no es la Verdad (con mayúscula) sino una alegoría que permitió en su momento describir una realidad específica constituyendo la visión de mundo en nuestra mente, es realmente revelador lo que representó en algún período de la historia el vocablo «trabajo».

Las palabras «trabajo» (en castellano), «travail» (francés), «trabalho» (portugués), «traballo» (gallego), «trabayu» (asturiano) y, «treball» (en catalán y valenciano), derivan del latín vulgar tripalium: un instrumento de tortura similar al cepo que consistía de «tres palos»» a los que se ataba a la persona que recibía el tormento. De ahí el significado de tripaliare: «tortura», «tormento» o «dolor provocado»3 .

Si etimológicamente la expresión «trabajo forzado» es una suerte de pleonasmo; bajo el enunciado «trabajo asalariado», queda al descubierto el sinsentido del término, a menos que se trate de entusiastas masoquistas que, consecuentemente, se nieguen a cobrar por ser torturados. Ya ni mencionar esos peculiares seres tan bien domesticados que aman el trabajo, superando con creces la narrativa de Von Sacher-Masoch, con perdón de todas y todos los amantes de infringirse dolor (a voluntad) con placenteros resultados, reconciliando la tensión entre placer y muerte en una profunda alteración del tiempo mismo4 .

No es obra del azar que las incursiones psicogeográficas de Debord –cuatro años antes de fundar la Internacional Situacionista–, concluyeran con un graffiti en las proximidades del Sena con la inscripción «NE TRAVAILLEZ JAMAIS!» (¡No trabajes jamás!), retomando el grito de guerra de Rimbaud, recargado por la intuición punzocortante de la negación dadaísta «contre tout el tous» (contra todo y todos) y la «guerra contra el trabajo» del movimiento surrealista. Tampoco es fruto de la casualidad que a finales de la década del setenta el compañero Alfredo Bonanno y los sectores anárquicos más aguerridos de Italia, centraran la lucha en la destrucción del trabajo tras la experiencia del mayo rampante de 1977, dándo rienda suelta a las tésis insurreccionales ante el inmovilismo anarcosindicalista y la degeneración del libertarismo de síntesis.

En contraste, los marxianos de todas las denominaciones –socialdemócratas, espartaquistas/luxemburguistas, consejistas, leninistas (trotskistas, stalinistas, maoístas y otras sub-especies), operaístas, autónomos, socialistas libertarios y, anarcosindicalistas–, posponen la destrucción del trabajo y la consiguiente destrucción de la economía, anteponiendo a este momento emancipador el programa de consolidación del poder obrero (comunista/anarquista), estimulando el desarrollo de las fuerzas productivas y limitándose a gestionar o «autogestionar» –en el caso de los sindicalistas libertarios y los consejistas– la economía, asegurando el desarrollo del Capital. De esta visión (corta de miras), no quedarían excentos ni los situacionistas. El propio Debord, se retractaría de aquel aguerrido graffiti, optando por impulsar la automatización industrial (primero) y, fomentar la «sociedad de Consejos» (después). Vaneigem, tampoco se despojaría de su ADN marxiano, inclinandose por los «Consejos Obreros» (primero) y, la autogestión generalizada (después).

Este enfoque miope, indudablemente obstruye la finalidad anárquica de demoler todo lo existente. Tal concepción, en lugar de poner fin a la llamada «contradicción fundamental» (capital-trabajo), destruyendo el trabajo y la economía y, como resultante el Capital, se plantea un falso dilema entre la gestión de la economía por la «burguesía» y la gestión/autogestión del «proletariado». De tal suerte, elige la forma sobre el contenido, dando paso a un «capitalismo autogestionado» (tal como sucedió en la revolución anarcosindicalista tras el golpe fascista de 1936) o imponiendo el «capitalismo de Estado» (Rusia 1917, China 1949, Cuba 1959, Nicaragua 1979…).

«Jeder nach seinen Fähigkeiten, jedem nach seinen Bedürfnissen» (De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades) es el aforismo que hace suyo San Charlie de Tréveris –tras plagear a Étienne Cabet y a Louis Blanc–anunciando el arribo de la «fase superior» del comunismo, una vez superado el principio rector de la «dictadura del proletariado» («A cada cual según su aporte» o, lo que es lo mismo «quien no trabaja no come»), período de tiempo indefinido donde, lejos de abolirse, la condición obrera se generaliza, exacerbando la explotación de los trabajadores en la producción eficiente de un «futuro mejor». Lo que en la práctica se traduce en más de lo mismo, es decir, en la continuación del Capital a través de medios pretendiadamente revolucionarios implementados en torno a la división entre dirigentes y ejecutantes.

¿Qué producen las revueltas contemporáneas? ¿Para quién trabajaban los apasionados communards de nuestros días? Probablemente, estas sean las preguntas generadoras iniciales que nos ayuden a formular nuevos cuestionamientos y a enlistar dudas, temores, reflexiones y propuestas, desenredando los hilos negros de nuestra historicidad. Así y sólo así, podremos entrelazar la nueva trama y la urdimbre de las luchas venideras. Ese tejido negro irá tomando el cuerpo polimorfo que le vayamos concediendo sin seguir viejos patrones. Ya no tendremos que continuar remendando aquel trapo arcaico que fuera confeccionado hace siglo y medio en la rueca y el telar. Aquel tejido tuvo su propio tiempo. Las nuevas tramas anárquicas solo podrán advenir de manera disruptiva, desde un ethos que reafirme la necesaria destrucción del trabajo y la potencia del fuego liberador. Continuar en la repetición y el estancamiento actual, podría remitirnos a la regresión histórica: la imposición del fascismo global (pardo y/o rojo).

Es preciso agudizar nuestros sentidos para saber distinguir los olores y avizorar el cocido. El aroma del fuego siempre nos indicará qué se está cocinando. No se trata de rechazar el platillo una vez que esté servido sino de interrumpir su cocción. El aroma azufrado de la combustión del petróleo y sus derivados, provoca una inconfundible sensación olfativa que incita cierto estado transitorio de euforia y nos expide, de forma inconsciente, una sucesión de imágenes asociadas que producen infinito placer: un cuartel en llamas, una prisión reducida a cenizas, un conglomerado de antenas calcinadas, una patrulla incinerada o un bello centro comercial carbonizado. Ese devenir-fuego –que ilumina la noche– provoca una conmoción liberadora que no puede propiciar ningún otro medio, ninguna máquina de guerra. Innova un gesto que hace perceptible la anarquía a través de las flamas de la devastación.

Gustavo Rodríguez
Planeta Tierra, 1º de septiembre 2020

(Extraído del folleto «El aroma del fuego: la rabia de la desesperanza en un mundo tripolar», septiembre, 2020.)


1. Rimbaud, Arthur, Iluminaciones, Cartas del vidente, Ediciones Hiperión, Madrid, 1995.

2. Id.

3. El vocablo «trabajo» tiene tres raíces europeas que han permitido el acomodo semántico del término en diferentes lenguas: Ergon en Griego, Laborare en Latín y, la olvidada Tripalium (también en latín pero con un origen mucho más lóbrego). En lengua inglesa, la palabra «work» está asociada a la raíz latina de la palabra Laborare que significa «labor», aunque su traducción literal sería «labor difícil», de ahí la expresión «labor de parto». Esta raíz latina es el origen de una variedad de palabras, incluyendo «colaborar» y «elaborar». Hannah Arendt, echa mano de esta raíz etimológica para justificar el trabajo, argumentando que tiene un rol en el «proceso de la fertilidad vital» (La Condición Humana, Paidós, Barcelona, 1993). En realidad, es evidente que sí existe una abismal diferencia entre los vocablos Tripalium y Laborare (o Ergon en griego) y, esta radica en la ancestral división social (y sexual) del trabajo con el arribo de la agricultura: un sector «destinado» a cumplir con la obligación dolorosa del trabajo (Tripalium), perdiendo toda libertad; y otro, «elegido» para la labor creadora (Laborare) en plena libertad.

En Europa, se tiene evidencia del uso punitivo del tripallium por lo menos hasta el año 578, mientras que en América se documenta el empleo de este instrumento de tortura en la década del ochenta del siglo XIX y, en Mauritania aún se utiliza para “disciplinar” esclavos y (particularmente) esclavas que se niegan a cumplir con las exigencias de sus amos a pesar de que la esclavitud fue abolida por ley en 1981.»

4. Freeman, Elizabeth, Time Binds: Queer Temporalities, Queer Histories, Duke University Press, Durham, 2010.

(México) Sobre lumpenismo, punk y racismo.

Escrito por Kaio de Ya puso la puerka radio.


Pues nada. Siguiendo con el tema del “racismo” y de que las vidas de los negros importan y que los antifascistas (Atención: resulta que artistas, gente socialité, los mismos policías y presidentes se suman al movimiento “antifa”) y que defender a los débiles, y que revolución ciudadana, etcétera. Observo este río revuelto y recuerdo cuando siempre declaro a los cuatro vientos “ando del lado del lumpen”, del barrio y así, cuando digo que ese es otro de los motivos por los que ando de punk. El punk o lo punk, vocablo anglo que significa mugroso, grosero, vagabundo, insolente y claro: lumpen. Entre otras cosas, se gestó en contraposición a ese calificativo salido de la escuela marxista:  lumpen proletario. O sea gente que no tiene “conciencia de clase”.

¿Y cual es esa conciencia de clase?  La de creer que el obrero esta llamado a ser el sepulturero del capitalismo y la dominación, además como una vía al socialismo (al de deveras) y no a los vagos que no ven (vemos) en el trabajo el aliciente de la libertad, sino que, por el contrario, ven un yugo más para el individuo. En otra entrada ya había citado el “18 Brumario de Luis Bonaparte” para burlarme grotescamente de Kate del Castillo, y en este caso lo citaré porque el Barbas Marx tenía razón en una cosa:  No por ser lumpen y barrio se es revolucionario, el lumpenaje puede llegar a lo mas bajo. Aquí la cita:

“Bajo el pretexto de crear una sociedad de beneficencia, se organizó al lumpemproletariado de París en secciones secretas, cada una de ellas dirigida por agentes bonapartistas y un general bonapartista a la cabeza de todas. Junto a roués arruinados, con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos, en una palabra, toda esa masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohème”

¡Ja!. Recordemos que también dentro de los bohemios se encontraban los miembros de la contracultura, y por supuesto; los anarquistas.   Esos que declaraban que no pertenecían a ningún partido ni a ninguna autoridad. Léase la biografía del Barbas Bakunin.

Y si se dan cuenta hay una contradicción que debemos asumir, el punk es parte del lumpen, pero del lumpen salen también los sepultureros de la revuelta.  Del lumpen también salen los peones del poderoso.

Así que, hoy en día -tal vez, pero taaaaal vez en el siglo XVIII y XIX- no hay razón para mitificar al pueblo bueno, o los negros como “siempre oprimidos”. El problema de siempre es la voluntad avasalladora que pretende atropellarme e imponer su autoridad, y esa voluntad no tiene color: negro, latino, caucásico, amarillo, trans, gay, mujer, pobre o rico. Y como sabemos a esa voluntad corresponde oponer otra voluntad (mi voluntad de no ser avasallado por nadie.  Oponerse de todas las maneras posibles. Incluida la violencia y la insurrección… y también la mala leche de destruir y molestar con vidrios rotos alguna posesión de algún burgués.

Así reparamos en algunos videos virales (sin contexto, hay que aclararlo) donde gente negra de barrios bajos “lumpenizados” golpea a inmigrantes latinos, chinos o lo que sea. No existe solidaridad de clase ni alguna de esas mamadas. Es gente que quiere pasar sobre ti.    Igual que los chacas de mi barrio, gente que ¡¡¡por los clavos de cristo!!! merecen una bala en la cabeza. Esta gente siempre ha engrosado las filas de los grupos de choque del PRI, de la organización Antorcha Campesina, del PRD y en general de cualquier partido. En Estados Unidos, dicen los que saben, que los negros y la comunidad oprimida siempre han sido peones del Partido Demócrata.  Vetúasaber. Pero ¿les parecería extraño que Kamala Harris sea la compañera de fórmula para la vicepresidencia de los EU de Joe Biden, candidato de ese partido a la presidencia? Yo digo que nel.

De cualquier forma, sigo reclamándome en el lugar que ocupan los lumpenes, los desheredados, los bohemios, los quínicos, porque de ahí también nace un genuino interés en liberarse ¿Por qué? ¿Pues resulta que sigo inmerso en un mundo donde la contradicción es la tónica?

Kaio

Carta a un(a) chileno(a) sobre la situación actual. (Parte II).

Escrito por Gustavo Rodríguez. Parte II de II.


—A Joaquín García Chanks y Marcelo Villarroel Sepúlveda, compañeros y co-conspiradores.

“Pues yo soy el poeta jurado de todos los intrépidos rebeldes del entero mundo,
Y quien viene conmigo deja atrás la paz y la rutina,
Y se juega a perder la vida a cada instante.”   
Walt Whitman, A un revolucionario europeo frustrado (1856), en Leaves of Grass.

“… donde hay peligro, crece lo que nos salva.”
Friedrich Hölderlin, Patmos.

A un mes y seis días de iniciada la insurrección, la Anarquía continúa viva en la región chilena. Es un acontecimiento sin precedentes en Chile y en América Latina. Ha sido el kayros de la Anarquía: el momento emancipador que acontece en el tiempo y el lugar pertinentes, la audaz encarnación de una pronunciada negación del Estado y de toda autoridad.

El eco de la vieja consigna anárquica “Ni Dios ni Estado Ni Patrón” retumbó a lo largo y ancho de la geografía austral y ha hecho vibrar corazones desde Cabo de Hornos hasta las orillas de los ríos Sama y Camarones.

Es evidente, que en su cotidiano quehacer subversivo, el anarquismo insurreccional de tendencia informalista, tensó al máximo sus potencialidades y, también exploró sus dificultades y sus propios límites, valiéndose de efímeras coyunturas –mutantes de un lugar a otro–, que le permitieron bosquejar (a partir del conflicto y las diversas contingencias) las posibilidades cromáticas de su trasfondo teórico-práctico y, fomentar los ánimos refractarios, concretando acciones  individuales y/o de pequeños grupos de afinidad abocadas al ataque y la expropiación.

Sin embargo, faltó dinamita. Escaseo el diesel y la gasolina. Se escatimó en el ataque. Hubo carencia de expropiaciones. No fueron demolidas las sedes de TODOS los partidos políticos. No se asaltaron prisiones ni manicomios. Se arremetió contra los símbolos pero faltó tiro al blanco. Quedó pendiente una fogata gigantesca con los cientos de banderas que se perciben en las marchas (incluyendo la rojinegra, porque TODAS las banderas están llenas de sangre y de mierda). Esa penuria ha permitido que la potencia negadora se desvíe hacia el “triunfo”, en lugar de inyectarle vida al conflicto y exceder los cantos instituyentes que ya amenazan  con imponer la paz de los sepulcros.

Hoy, el punto neutro de la insurrección empieza a revelarse con nitidez. La emulsión hace lo suyo y emerge la instantánea completa, mostrándonos el impasse en su justa dimensión.

Comprenderlo será un salto enorme de la pedagogía ácrata que puede contribuir al despertar de la modorra dogmática en que se encuentra sumido un sector considerable del denominado “movimiento anarquista”.

La potencia de choque de una insurrección no se mide por sus efectos ni reside en el crecimiento cuantitativo de las y los insurrectos, sino en lo que irradia ipso facto de ella. Reside en la vitalidad de su fuerza negadora, en su talante ofensivo, en la agudeza de la acción, haciendo de la insurrección un rito diferente del simbólico.

La feracidad del accionar anárquico reside en sí mismo, por eso fecunda audacias, alimenta la creatividad destructora y propugna voluntades subversivas, multiplicando la violencia antiautoritaria y la práctica ilegalista.

Instantáneas de la revuelta (segundo acercamiento) [1]

Como era de intuirse desde el primer día de la insurrección, la represión no se dejó esperar.

Hasta el momento, según las propias cifras oficiales, se contabilizan más de una veintena de muertos, cinco de ellos ha consecuencia de los disparos de las fuerzas represivas; seis mil quinientas personas detenidas, de las cuales 759 son menores de edad; dos mil trescientos noventa y una heridas (41 por disparo de arma de fuego, 964 por perdigones, entre las que se cuentan 222 con lesiones oculares –que han perdido la visión de un ojo o han quedado completamente ciegas– y 909 ha consecuencia de las brutales golpizas) y; cientos de mujeres violadas y ultrajadas sexualmente. Se pudo constatar que la Policía de Investigación (PDI), instaló un centro de torturas en el Shopping Arauco Quilicura, donde han sido atormentados cientos de manifestantes detenidos durante las revueltas.

Por su parte, las y los insurrectos han atacado con artefactos incendiarios cuarteles militares, comisarías, cabinas de peaje, iglesias, supermercados y otras instalaciones comerciales y; han logrado derribar drones de vigilancia de la policía con la ayuda de cientos de apuntadores laser.

Gracias a la oportuna diligencia de los hackers y a la aplicación que reveló el domicilio de muchos uniformados, se han multiplicado los ataques a las casas de policías en toda la región: en Viña del Mar, personas encapuchadas atacaron la residencia de un comandante de policía y varias casas de uniformados fueron grafiteadas con amenazas de muerte y sus vehículos destrozados. En San Antonio, fueron atacados los cuarteles de Tejas Verdes e incendiaron parte de sus instalaciones. En Chiguayante, un grupo de insurrectos irrumpió en las casas de algunos policías destrozando todo lo que hallaron a su paso. En Quinta Normal apuñalaron a un policía en su residencia y, en la Población de Lo Hermida, fue atacada la estación de policía, con un saldo de seis pacos heridos.

Mientras los policías dormitan en sus autos, constantemente son agredidos con artefactos incendiarios, una práctica fácil de replicar que ha comenzado ha extenderse a varios vecindarios. Durante las protestas en la ciudad de Rancagua, lanzaron un cartucho de dinamita a una patrulla de carabinaros que no llegó a explotar. En la Población La Victoria, comuna de Pedro Aguirre Cerda, al sur-centro de Santiago, fue incendiada la casa de un  uniformado, al igual que en la provincia de Coyhaique, donde fueron atacadas con docenas de bombas incendiarias propiedades de carabineros.

En pleno centro de Santiago, encapuchados atacaron la Parroquia de la Asunción y utilizaron el mobiliario y los santos para hacer barricadas; quemaron la Iglesia de los Sacramentinos y, la Iglesia de la Veracruz en el Barrio Lastarria, declarada “monumento histórico” durante la dictadura fascista del general Augusto Pinochet. La Catedral de Valparaíso, también fue atacada por una multitud, quemando algunas de sus puertas, destrozando bancos, altares y la pila de bautismo. En Puerto Montt, durante la madrugada del miércoles 20, encapuchados atacaron la casa pastoral Graciela Bórquez, en pleno centro de la ciudad y, en el sector Coihuin, quemaron la casa del sacerdote Luis Izquierdo acusado de abuso sexual.

Además de las iglesias católicas –consecuentes con la práctica anárquica y a modo de homenaje a la célebre frase kropotkiana («La única iglesia que ilumina es la que arde»)–, fueron incendiados y destrozados varios templos evangélicos, destacando el ataque del 28 de octubre en la ciudad de Santiago a los estudios de grabación y las oficinas del Ministerio de Comunicaciones GRACIA TV, en Santa Rosa. El mismo día y en la misma barriada sería atacada la Iglesia Bendecidos para Bendecir y, la Iglesia Ministerio Internacional para la Familia (MINFA), dependencia del Hotel Mercure, en Santiago Centro. En Valparaíso, el 20 de octubre fue atacado por encapuchados el Centro de Restauración Internacional (CRI-Chile) y, el día 26 de octubre, la Iglesia Presbiteriana de Valparaíso. En Temuco, en la madrugada del 20 de octubre fue atacada la Iglesia Asambleas de Dios y; en Araucanía, en el sector rural de la Púa, la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera.

En la ciudad de Los Andes, una multitud encapuchada expropió una farmacia para llevarle pañales, medicamentos y artículos de limpieza a un hogar de ancianos.

Como concierne a toda insurrección antiautoritaria, los políticos también han sido blanco de los ataques insurgentes sin importar el color ideológico de sus partidos. En Talca, personas encapuchadas quemaron la sede parlamentaria del senador ultraderechista Juan Antonio Coloma del Partido Unión Demócrata Independiente/Popular (UDI/P).  En total, ya han sido atacadas ocho sedes de la UDI y dos sedes de Renovación Nacional. El pasado viernes 22, un grupo de manifestantes de la Asamblea de Feministas de Arica, atacaron con pintura y escupitajos al senador del Partido Socialista, José Miguel Insulza, a las puertas de Radio Cappísima y; en horas de la madrugada de hoy en Punta Arenas, un grupo de afinidad atacó con bombas incendiarias el Espacio Comunitario La Idea, sede parlamentaria del diputado Gabriel Boric de Convergencia Social.

A pesar del creciente dinamismo subversivo y la participación protagónica del anarquismo insurreccional, algunos comunicados de grupos afines a la tendencia informal, señalan conductas paranoicas en  ciertos “compañeros” que apoyados en las teorías de la conspiración, en absurdas tesis sobre supuestos golpes de Estado y, otros presagios fantasiosos, llaman a la desmovilización y comienzan a generar miedo creando un clima de derrota anticipada.

Esta psicosis logró penetrar a algunos sectores formados en «la ominosa cultura ciudadana de creer que cada ataque es un montaje» y han comenzado a acusar a probados compañeros de ser “agentes encubiertos”.

Paralelamente, las estrategias impulsadas por el sistema de dominación a través de sus medios de domesticación masiva, han sido adoptadas por los manifestantes ciudadanistas que llevan a cabo una labor paramilitar anti-encapuchados que solo beneficia a nuestros enemigos. Esta atmósfera contrainsurgente, provocó que un grupo de manifestantes golpeara brutalmente a un joven y lo colgaran del puente Pio Nono, acusándolo de ser un policía infiltrado sin el menor fundamento.

Lamentablemente, estas actitudes nefastas aún prevalecen con gran arraigo en nuestras tiendas, particularmente en aquellas escenas contaminadas con el discurso liberal y entre quienes se asumen como parte integral de las llamadas “izquierdas”.

Las trampas de la paz: Coincidentia Oppositorum

Para decirlo con Bakunin: «Yo creo haber probado, y los acontecimientos no tardarán en demostrarlo mejor de lo que yo he podido hacerlo »[2] que, la primavera chilena comienza a encaminarse a una cierta extenuación. El fuego refractario está siendo sofocado. La flama anárquica empieza a languidecer.  El oxigeno que daba vida a la Anarquía se agota.

En sus Cartas a un francés sobre la crisis actual, Bakunin recomendaba «la acción inmediata no política del pueblo, por la sublevación en masa de todo el pueblo francés, organizándose espontáneamente de abajo a arriba, para la guerra de destrucción, la guerra salvaje a cuchillo» [3]; pero su exhortación data de 1870 y, definitivamente, ciento cuarenta y nueve años no han pasado en balde. De hecho, el propio Bakunin terminaría sus días muy decepcionado con la “masa” y, le apostaría más a la coordinación de voluntades afines, haciendo énfasis en la conspiración de las minorías refractarias y la propaganda por el hecho.

En nuestros tiempos, no podemos depositar la más mínima ilusión en la “masa”. Sabemos sobradamente como actúa la servidumbre voluntaria. Sí se verificara la insurrección generalizada y «la guerra de destrucción», «la guerra salvaje a cuchillo» tuviera lugar, el final de la película ya lo conocemos de antemano. Unos segundos antes que aparezca el rótulo: The End,  emerge un flautista de Hamelin que guía al rebaño de roedores a sus antojos.

Lo peligroso de la “masa” es su maleabilidad. Con la misma facilidad con que asiduamente la moldean los demócratas liberales, también la modelan los líderes religiosos y los dictadores. Su enorme plasticidad le permite –sin distingo– impulsar las más intrépidas gestas libertarias o avivar el fascismo más obsceno.

La ideología participacionista siempre juega su papel y termina retomando las riendas a través de la maquinaria de cooptación.

Basta echarle un ojo a la superproducción que desde ayer navega en las redes con tendencia a viralizarse en tiempo record, intitulada “El Pueblo Unido, Un Nuevo Amanecer”[4], para corroborar las intenciones fehacientes de los dispositivos de captura del sistema de dominación. Justo ahí, a partir de una narración aparentemente insignificante, cobra vida  la obra contrainsurgente.

Esto explica la exigencia del ángulo ancho para poder abarcar en la foto a los parlamentarios de todas las tendencias que hoy posan sonrientes por «los acuerdos alcanzados». Desde Wall Street a Zúrich los poderosos aplauden efusivos la cohesión de la clase política. ¡Histórico! Enfatizan a ocho columnas las portadas de los diarios impresos, anunciando la caída de la Constitución de Pinochet. La irreductible “Plaza de la Dignidad” (antes Plaza Baquedano o Plaza Italia) amanece mágicamente cubierta por un inmenso lienzo blanco como símbolo de paz.

La dialéctica marxista del poder constituyente comienza a monopolizar la lucha. No es casual el rol negociador de la Mesa de Unidad Social. La salida de la “crisis” por la izquierda es la receta idónea para darle continuidad a nuestro paraíso capitalista global. El “nacional populismo” –ya sea de “derecha” o de “izquierda”– es la solución. Desde América Latina a Europa nos lo imponen como el único camino de “reestructuración”, o sea, la vía para vendernos más capitalismo (pero ahora “con rostro humano”, off course).

Por eso el llamado a la “unidad popular” mediante un sonsonete meloso que rescata la trova de Quilapayún con ayuda de un novedoso arreglo musical –con cierta reminiscencia soviética–, acoplando una lírica panfletaria que reitera hasta el cansancio «la patria está forjando la unidad»[5].

Pese a las breves estrofas de un par de hiphoperos al servicio del patrioterismo vernáculo («No somos de derecha ni de izquierda/no somos de esa mierda» y, «vamos decididos como humanos sin partidos»[6]), es incuestionable la mano que mece la cuna. Las imágenes del videoclip son axiomáticas: una marcha multitudinaria y vario pinta ataviada de banderas chilenas y (en menor proporción) Mapuches, mostrando al final de la comparsa incontables pancartas y cartulinas registrando una amplia gama de demandas ciudadanas y, de cierre, con broche de oro, una gigantesca bandera nacional con el lema: «¡Vamos! Chile no se rinde»[7].

A modo de conclusión preliminar

Algunos compañeros consideran que aún no es momento de sacar conclusiones y que debemos esperar que «las aguas tomen su curso y se verifiquen los resultados de la insurrección» [8] . Aseguran que «la nueva Constitución, la nueva Asamblea Constituyente, la enminente caida de Piñera»[9] y, todo el conjunto de cambios políticos que se sucedan, son el meollo del «triunfo popular que transformará para siempre a la sociedad chilena»[10].

Estos “compañeros” insisten en que «pensemos en frío antes de emitir comentarios» [11] para poder apreciar el desenlace.

Más allá del uso de lugares comunes y el abuso de imágenes cursis, me queda claro que quienes así piensan le apuestan al restablecimiento de la normalidad.

Por el contrario, considero que el tiempo de cavilar es ahora: en caliente, conciliando el acto reflexivo con la excitación de la lucha, aún con el fuego cautivo en las pupilas y las manos negras por los residuos de la pólvora. Y, en consecuencia me pronuncio:

En estos días en que algunos ya celebran el «triunfo popular», es cuando comprendemos que nuestra carencia de libertad continuará flajelándonos con un nuevo rostro, con una nueva Constitución y, probablemente, bajo un nuevo gobierno. Es entonces cuando percibimos que nuestra meta nunca fue el subsidio al transporte público ni un alza en los salarios ni en las pensiones ni nuevas oportunidades de trabajo ni el fin del precariado ni la gratuidad de la educación; es cuando revelamos –ante propios y extraños– que nuestra lucha nunca fue por un Seguro Nacional de Salud ni por una nueva Constitución ni por una Asamblea Constituyente ni contra la corrupción ni por la transparencia democrática ni por la participación parlamentaria ni por la sensibilización de los pacos ni por el arribo al poder de un gobierno popular y, mucho menos por una nueva Patria.

Todo ese conjunto de demandas ciudadanistas sólo fue el pretexto para exacerbar la rabia y desatar las pasiones libertarias, la coyuntura sublime para extender el caos y darle vida a la Anarquía. Nosotros, las y los anarquistas, no luchamos por reformas. La lucha anárquica se lleva a cabo fuera de la esfera de los “derechos” legales. Por eso pienso que la guerra tiene que continuar.

Quizás terminaron los días en la barricada y concluyeron las expropiaciones multitudinarias pero ha llegado la hora de la natural decantación que potencializará el accionar de un reducido núcleo refractario que una vez más confirma la gravitación de los grupos de afinidad y la pertinencia de l@s lob@s solitari@s. Nuestra guerra es contra toda Autoridad, por el fin de la mercancia, por  la liquidación de la producción y de toda nocividad, por la destrucción del trabajo, por la destrucción del enemigo.

Llegó el momento de desterrar de nuestras tiendas la máscara de la corrección política y las actitudes anarco-izquierdistas que tan caro hemos tenido que solventar. Nuestro accionar no requiere de la aceptación y la empatía de la muchedumbre. Como atinadamente cuestiana Bonanno ¿cuánto nos cuesta llevar puesta la careta de la respetabilidad revolucionaria? [12]

«Los anarquistas a menudo no se presentan como lo que realmente son. No dicen de inmediato: somos anarquistas, queremos destruir al enemigo. Por lo general son más suaves, para no asustar a los que están escuchando. Porque piensan que el crecimiento cuantitativo puede fortalecer al movimiento anarquista, creen que de esa forma los anarquistas, que hoy son cien o, mil, mañana pueden ser diez mil, cien mil, y hacer posible la revolución.»[13]

En un mundo tripolar (EE.UU/China/Rusia), donde paradójicamente, ya no se enfrentan programas ideológicos “opuestos” sino tres variaciones de un expansionismo capitalista depredador con intereses y enemigos comunes[14], nos queda muy claro que no hay alternativa, no hay “triunfo” viable. No hay Revolución posible, solo un mundo que destruir.

Ante ello, la pregunta de rigor en el tema que nos ocupa es ¿hacia dónde va Chile? Es decir, que intenciones subyacen realmente tras el eslógan «¡Vamos! Chile no se rinde» que aparece a manera de epígrafe sobre la gigantesca bandera con que finaliza el videoclip antes mencionado.

Para responder esta interrogante, tal vez haya quien nos recomiende repasar antes los “vaticinios” de algunos marxistas libertarios posmodernos que vislumbran en el “aceleracionismo” el derrumbe del capitalismo mediante su exceso de desarrollo y otean supuestos signos de poscapitalismo en el propio desarrollo del capitalismo global posindustrial en transición a la Edad Colaborativa (donde se regenerará la biósfera y se establecerá «una economía global más justa, más humanizada y más sostenible para todos los seres humanos de la Tierra»)[15] .

Sin duda, estos videntes optimistas que aseveran que tras la ola de insurrecciones planetarias se entrevé  el fin del capitalismo solo intentan apaciguarnos y distraernos por el camino de la “construcción social”, enterados que no transigiremos en nuestros esfuerzos por la destrucción de todo lo que nos oprime porque nuestra lucha es por la liberación total.

Conscientes estamos que asistimos al fin de un ciclo económico y ello conlleva múltiples transformaciones generadoras de exclusión, frustraciones y desesperanza. El “consenso de Washington” ha concluido, dando paso a un modelo multicéntrico del capitalismo global. Estados Unidos, China, Rusia, Europa y, de cierta manera, América Latina[16], representan modelos específicos de ese  capitalismo global que se expande sin límites en todos los confines de la Tierra.

A pesar de las “características específicas” de cada uno de estos países o bloques de países, todos dejan intacta la economía de mercado, lo que reduce en la práctica las “diferencias” a la manera en que cada proyecto particular reprime los antagonismos locales que emergen de la dinámica del desarrollo capitalista global.

Es irrefutable el avance a paso agigantado del capitalismo desde el Congo al Ecuador. China y Viet Nam son ejemplos fidedignos de su rápido crecimiento. Pese a todos los augurios, el capitalismo se renueva con cada “crisis” y presume una salud inquebrantable. Lo que nos lleva a concluir que sea cual sea el desenlace de esta insurrección, Chile se dirije inexorablemente hacia más capitalismo.

Así, el “porvenir” [17] que pronostica el remix de El Pueblo Unido, se reduce a más de lo mismo pero ahora, probablemente de la mano de la izquierda. «La luz/de un rojo amanecer»[18]  que anuncia «la vida que vendrá»[19]  no es sino la extraña luminosidad escarlata de la niebla tóxica de las principales ciudades chilenas[20] , el aviso de la hecatombe ambiental que se aproxima por la elevada contaminación industrial, la despiadada explotación minera y la sobrecarga vehícular, todo obra y gracia de la depredación capitalista y; «la vida que vendrá», consecuentemente, será posapocalíptica pero, para entonces, seguro tendremos que agradecer a Monsanto por las provisiones de frutas y verduras a precios accesibles, en los albores de un capitalismo colaborativo.

Empero, esta certeza no nos amedrenta. Al contrario, nos invita a abandonar todos los encasillamientos utópicos y a reafirmar la Anarquía en el siglo XXI como un campo de guerra permanente. Reconocer que no hay alternativa, no es un llamado a claudicar sino la expresión gutural que nos incita al abordaje anárquico con el cuchillo entre los dientes, una propuesta de guerra cotidiana: todas las razones inmanentes para hacer que viva la Anarquía aquí y ahora, hasta que no quede huella de institución o autoridad alguna.

Gustavo Rodríguez,
Planeta Tierra, 24 de noviembre de 2019.

Posdata ineludible: El enemigo de la Anarquía en Chile ya no es el gobierno represivo de Piñera (con sus pacos asesinos en la calle y los milicos bayoneta en ristre) sino aquellos que celebran sinceramente el “triunfo” y comienzan a jugar la carta de la Asamblea Constituyente y afilan sus colmillos para abril 2020. El nuevo enemigo es esa fuerza instituyente que comienza a mostrar el rostro. Combatirla  –con la misma furia con que se ha confrontado a los actuales poderes– es el objetivo. Queda poco tiempo y mucho por destruir. Aún no se ha incendiado ninguna sede del Partido Comunista ni se le ha otorgado su merecido baño de mierda al diputado Boris Barrera.

 

[1] Con información recabada a partir de los comunicados de diferentes grupos de afinidad y/o colectivos alojados en los portales afines Anarquía Info (//anarquia.info), ContraInfo (//es-contrainfo.espiv.net) y, ANA (//noticiasanarquistas.noblogs.org/) y, a través del intercambio epistolar con entrañables compañeros y compañeras, testigos y protagonistas de los acontecimientos.
[2] Bakunin,  Miguel, Cartas a un francés sobre la crisis actual, 25 de agosto de 1870, recogido en: Obras completas, tomo I, Las Ediciones de La Piqueta, Madrid, 1977,  P.55.
[3] Ibídem, P.78.
[4] Disponible en: //www.youtube.com/watch?v=IUOF9wxrYFI
[5] Ibídem.
[6] Ibídem.
[7] Ibídem.
[8] Quienes rubrican la misiva en cuestión no merecen ser citados y exigen una respuesta in situ mucho más contundente que la que les puedo dar por esta vía .
[9] Ibídem.
[10] Ibídem.
[11] Ibídem.
[12] Conferencia multicitada en mi carta anterior, impartida en la Universidad Pantio, Atenas. Recogida en: Alfredo M. Bonanno, Dominación y revuelta, segunda edición revisada y corregida con adiciones, Edizioni Anarchismo, Trieste, 2015. pp. 139 – 176
[13] Ibídem.
[14] O al menos, eso intentan hacernos creer. Estados Unidos, China, Rusia e incluso Irán, comparten intereses en el combate a ISIS y sus células internacionales,  aunque en realidad simulan combatirlo con el objetivo de machacar a sus verdaderos enemigos.
[15] Tal es el caso de Jeremy Rifkin y su denominado “procomún colaborativo” –que tanto ha permeado en nuestras tiendas– donde identifica un nuevo modo de producción e intercambio que renuncia a las relaciones de mercado y a la propiedad privada, de la mano del “Internet de las cosas” y las ventajas de una sociedad de coste marginal casi nulo dando paso a la “cornucopia sostenible”.  Para mayor información, Vid., Rifkin, Jeremy, La sociedad de coste marginal cero: El Internet de las cosas, el procomún colaborativo y el ecplipse del capitalismo, Paidós, Barcelona, 2014.
[16] Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que en Latinoamérica el capitalismo populista está en ascenso. Cuba, Nicaragua, Venezuela y la Bolivia del depuesto Evo Morales, son ejemplos concretos del Capitalismo de Estado del Siglo XXI. El Hombre Nuevo ha sufrido una contundente metamorfosis y ha devenido en Homo Capitalista, dispuesto a arrasar y devastar la Tierra. Aquel viejo chiste cubano de finales de los setentas cobra sentido: “los gusanos han regresado transformados en mariposas”.
[17] Por esas coincidencias fútiles de la vida la letra del remix ha sido sugestivamente alojada en: //www.marxists.org/subject/art/music/lyrics/es/el-pueblo.htm
[18] Ibídem.
[19] Ibídem.
[20] Chile tiene nueve de las diez urbes más contaminadas de América Latina (Padre las Casas, Osorno, Coyhaique, Valdivia, Temuco, Santiago, Linares, Rancagua y Puerto Montt). //radio.uchile.cl/2019/03/06/ciudades-chilenas-son-las-mas-contaminadas-de-sudamerica/

Carta a un(a) chileno(a) sobre la situación actual. (Parte I).

Escrito por Gustavo Rodríguez. Parte I de II.


—A Joaquín García Chanks y Marcelo Villarroel Sepúlveda, compañeros y co-conspiradores.

“… toda opinión revolucionaria extrae su fuerza de la secreta convicción de que no se puede cambiar nada.”
– George Orwell, El camino a Wigan Pier.

“Alicia: ¿Cuánto dura para siempre?
Conejo blanco: A veces sólo un instante.”
Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas.

El mal-estar es el nuevo punto de partida de las impetuosas protestas populares que recorren la geografía global. Hong Kong, Francia, Argelia, Irak, Haití, Líbano, Cataluña, Ecuador, Bolivia y Chile, son los fastuosos protagonistas de la ola de revueltas urbanas multitudinarias que estremece al mundo.

Si bien es cierto que estas profusas protestas tienen detonantes muy particulares que las explican (específicamente Hong Kong y Cataluña con sus devaneos independentistas), sería ingenuo pensar que esta rabia acumulada está desconectada. El incremento en los costos de bienes y servicios, aunado a la austeridad –con su consiguiente pérdida de empleos y la desigual supervivencia económica a medida que el crecimiento global se desacelera–, son el denominador común de la mayoría de estas movilizaciones.

Sin embargo, es innegable que estas protestas también comparten otro gran telón de fondo que rebasa con creces el análisis economicista y que muy convenientemente no se aborda en los medios de domesticación masiva e intencionalmente se escapa al análisis de los politólogos y los apologistas de la dominación: la convulsión antigobernista, el hartazgo contra quienes gobiernan y, contra todos los partidos políticos sean del color ideológico que sean. Característica que constriñe la ausencia de liderazgos y/o dirigentes y, facilita la efímera concreción de la Anarquía.

Sin duda, los rasgos específicos de este último ensamblaje antagonista, excita a priori a muchas compañeras y compañeros anarquistas, que continúan analizando los acontecimientos a través de la lente de la ideología y se mantienen varados en anquilosados paradigmas decimonónicos. Nada más letal para las ideologías que la realidad misma.

Evidentemente, aquel viejo modelo de sociedad anarquista que se configuraba alrededor de un marco valorativo, de un prototipo de sociedad, de un proyecto de cambio y de una práctica correspondiente, ya no puede ser replicado en nuestros días.

Como bien señaló el compañero Alfredo Bonanno en una de sus conferencias celebradas en Atenas, intitulada La destrucción del trabajo: «Lo primero que debemos eliminar de nuestras mentes es pensar que en el futuro, aún en el caso de concretarse la revolución, hay algo que heredar del Estado y el Capital. ¿Recuerdan los viejos análisis de compañeros de hace veinte, treinta años, cuando se pensaba que a través de la expropiación revolucionaria de los medios de producción de las manos de los capitalistas y su entrega a los proletarios –debidamente educados en la autogestión–, se crearía la nueva sociedad? Pues esto ya no es posible.»i

Hoy, no basta con la multiplicación de las revueltas espontáneas ni con la generalización de la huelga ni con el triunfo de una Revolución Social ni con expropiar los medios de producción e invertir las estructuras piramidales de dominación para que las condiciones autogestionarias y libertarias de convivencia se materialicen como posibilidad inmediata.

Empero, no podemos conformarnos con señalar que las viejas luchas ya no son válidas en nuestros días.

De nueva cuenta estamos con la misma incapacidad de siempre de poder cruzar la línea y pasar de una vez por todas al otro lado. Con la incapacidad de abandonar el callejón sin salida que nos induce el Poder, de librarnos de nosotros mismos, de desenmarañar el camino y renunciar definitivamente al recorrido circular. Nos toca entonces revisar minuciosamente nuestro andamiaje histórico, retirarle las tablas podridas y/o erosionadas por el tiempo y remplazarlas por sólidos y frescos maderos.

Tendremos que re-pensar la Anarquía o, pensar contra el pensar. Invertir los diagramas. Pensar –nos recuerda Deleuze desde el Infierno–, consiste en «lazar cada vez una flecha desde uno mismo al blanco que es el otro, hacer que brille un rayo de luz en las palabras, hacer que se oiga un grito en las cosas visibles. Pensar es lograr que ver alcance su límite, y hablar el suyo (…) es emitir singularidades, lanzar los dados. La tirada de dados expresa que pensar siempre procede del afuera (ese afuera que ya se hundía en el intersticio o constituía el límite común). Pensar no es algo innato ni adquirido. No es el ejercicio innato de una facultad, pero tampoco es un learning que se constituye en el mundo exterior.»ii

Déjà vécu

Para quienes éramos adolecentes en aquel icónico año de 1968 –y para aquellos que me aventajan en almanaques y lo vivieron lanzando adoquines o en escenarios mucho más comprometedores–, las exuberantes revueltas que hoy nos ocupan nos provocan una suerte de déjà vécu, es decir, esa sensación de “ya vivido”, de que la historia se repite o de haber enfrentado esa misma experiencia en el pasado.

En efecto, las movilizaciones masivas no son nuevas. Las manifestaciones setentayocheras también fueron multitudinarias y conformaron un movimiento arrasador de contenido antiautoritario –jamás previsto y mucho menos promovido por las iglesias del anarquismo oficial de aquel momento– que desbordó las coordenadas políticas y económicas que lo expresaron dando vida a una crisis civilizatoria que ponía en jaque a la sociedad disciplinaria y anticipaba la crisis del mundo capitalista de la década de 1970 y el derrumbe del Estado benefactor.

Después siguieron las protestas –igualmente multitudinarias– contra la guerra en Indochina (Viet Nam, Laos y Cambodia). Posteriormente, vendría el mayo del 77 italiano, seguido de las manifestaciones antinucleares y, para cerrar el siglo, en el año de 1999, se desataría una cadena de movilizaciones contra la denominada “globalización” a nivel internacional (Seattle, Washington, Praga, Quebec, Génova, Barcelona, Tesalónica, Varsovia, Guadalajara) extendiéndose hasta 2004.

Con fecha mucho más próxima en el tiempo, vimos las masivas movilizaciones y acampadas protagonizadas por el movimiento 15-M, también bautizado como “movimiento de l@s indignad@s” (2011-2015) en el Estado español y, su réplica, el movimiento Occupy Wall Street (de 2011-2012); así como las protestas en la Plaza Síntagma de Atenas y las realizadas por el movimiento Nuit debout en París y, aún más recientes, las realizadas por “Los chalecos amarillos”.

Pese al espíritu contestatario que las animó y su expontaneidad manifiesta, todas estas movilizaciones (sin excepción), agotaron su férreo ímpetu insumiso recreando la dialéctica marxista del poder constituyente y, concluyeron atrapadas en los dispositivos de captura del sistema de dominación. Como nos recuerda el compañero Bonanno «La máquina del 68 produjo los mejores funcionarios del nuevo Estado tecno-burocrático».iii

He aquí la portentosa capacidad de cooptación por parte de las estructuras de dominación de los movimientos sociales como fuente inagotable de restauración.

Así, vimos transformarse al “movimiento de l@s indignad@s” de las plazas del Estado español en Podemos y constituirse en defensores de la ley y el orden en nombre de los humildes; y a Syriza, abandonar las plazas de Atenas e implementar las políticas de austeridad de la Unión Europea, convirtiéndose en su fiel ejecutor una vez en el gobierno. O, a la Nuit debout llamando a instituir una nueva Constitución y, al movimiento Occupy Wall Street, engrosando las filas de Bernie Sanders en su contienda por la Casa Blanca.

En realidad, un vez hecho este recuento de protestas y movilizaciones pasadas, nos surge cierta incertidumbre que nos invita a cuestionarnos si realmente estamos percibiendo un déjà vécu, es decir; si de verdad se está repitiendo la historia y si tenemos la absoluta certeza de que estas vivencias ya sucedieron antes o, estamos experimentando una alteración de la memoria que nos hace creer que recordamos situaciones que nunca han ocurrido y, verdaderamente, estamos ante un fenómeno nunca visto, nunca oído y ni siquiera soñado.

Si en Mayo del 68 las protestas fueron inspiradas en la utopía constituyente –al igual que toda la retahila de movilizaciones antes mencionadas–; es evidente la ausencia de perspectiva utópica en las actuales movilizaciones que estremecen al mundo. La rabia y la desesperanza no tienen motivaciones utilitarias, no son políticas ni idiológicasiv, son “irracionales”, van más allá de la negación intrapolítica y están impulsadas por una tensión disutópica.

Aunque por momentos la protesta se entremezcle y confunda con las demandas ciudadanistas impulsadas por partidos y sindicatos –siempre prestos a sumarse a la reacción populista predominante–, la excedencia negativa que emerge de la misma articula las pasiones reprimidas y la fuerza erótica de la sedición creando subjetividades insurreccionales volátiles que dan fugaz vida a la Anarquía, subvirtiendo el orden y provocando crisis en los dispositivos de captura.

Instantáneas de la revuelta chilena (primer acercamiento)v

Desde el 18 de octubre del año en curso, Chile se ha convertido en el epicentro de la insurrección latinoamericana, regalándonos verdaderas batallas callejeras contra milicos y esbirros de la policía. Tras quince días de perenne revuelta, el fuego insurgente generalizado ha logrado interrumpir la inmunda normalidad que prevalecía tras el amañado “tránsito a la democracia”, después de largos años de fascismo, impuestos a sangre y fuego por la dictadura militar-empresarial del general Augusto Pinochet.

Sin lugar a dudas, la insurrección generalizada que hoy se vive en Chile es el rostro fehaciente de la desesperanza, el gesto nihilista de quien ha abandonado la espera, la explosión de la rabia anárquica que hemos venido intuyendo desde comienzos de siglo una nutrida órbita de afinidades subversivas, un conjunto de cómplices y co-conspiradores con vívida presencia y experiencia práctica alrededor del mundo.

Más allá de los miles de grafitis de templado puño ácrata que hoy dan aliento a la prologada rebelión en las ciudades de Santiago, Valparaíso y Concepción, la conflictividad se manifiesta de múltiples maneras a lo largo de la región chilena.

En Santiago, además de la movilización de 1.2 millones de manifestantes que ha hecho noticia en todos los telediarios –con sus efectos performativos y su magnitud simbólica–, se ha concretado el acostumbrado ataque a los íconos de la dominación, descargando toda la ira contenida contra las multinacionales capitalistas, destruyendo la mercancía, quemado decenas de autobuses del transporte público, vehículos y edificios, saboteado e incendiado estaciones del metro y, realizado numerosas expropiaciones multitudinarias en tiendas y supermercados.

Continuando con el asalto a los símbolos, fue atacado en tres ocasiones el canal de televisión “Mega” por jóvenes enmascarados con artefactos incendiarios. Una estatua en honor a la policía fue volada en pedazos en la comuna Barnechea, junto a tantos otros monumentos –símbolos icónicos de la dominación–, que han sido destruidos en incontables plazas del país.

De igual modo, ríos de manifestantes han intentado tomar La Moneda en repetidas ocasiones, enfrentando la feroz respuesta de milicos y carabineros. El asalto a la casa de gobierno, se ha convertido en el objetivo principal de la insurrección social, impulsando cierta reminiscencia de la toma del Palacio de Invierno que debería llamarnos a la reflexión.

Apuntes para una reflexión colectiva

¿Por qué tendríamos que asaltar La Moneda? Nuestro propósito no es tomar palacios sino demolerlos. O lo que es lo mismo: sustraernos del Poder. Es decir, aplastar cada vestigio del poder constituido y abortar todo intento de poder constituyente.

En este sentido, debe quedarnos muy claro que los esfuerzos convergentes de los pacos rojos y demás agentes de la izquierda del Capital, con su Mesa de Unidad Social y sus insistentes llamados al plebiscito, a «una nueva Constitución con participación ciudadana vinculante» y, a la conformación de la Asamblea Constituyente; al igual que la intentona controladora del Movimiento Allendista por una Nueva Constitución vi; o la repulsiva convocatoria del Frente Patriótico Manuel Rodríguez a «los militares patriotas, a los carabineros conscientes» a que «se subordinen al pueblo y aporten a la lucha y al término de los malos gobiernos»vii; y los alaridos esquizoides de Izquierda Libertaria y, Socialismo y Libertad clamando por la «unidad popular»; no solo son ajenos a nuestros objetivos de lucha sino que representan un nuevo intento de perpetuar la dominación y afianzar al Capital “con rostro humano”. Tentativa que debemos combatir con el mismo impetú con que enfrentamos al poder constítuido.

Incluso, ante el llamado del ala más radical de la socialdemocracia armada, el denominado Frente Patriótico Manuel Rodríguez-Autónomo (FPMR-A) y el Movimiento de Izquierda Revolucionario-Ejército Guerrillero de los Pobres (MIR-EGP), no sólo nos toca mantener una sana distancia extremadamente escéptica sino confrontar por todos los medios posibles su oferta de Poder Popular.

Desafortunadamente, aún hay compañeras y compañeros que insisten en el carácter “social” de la revuelta contemporánea y mantienen sus expectativas en una pretendida –e irrealizable en nuestros días– sociedad libertaria que, como bien señaló Alfredo en la conferencia antes citada: «estoy convencido que incluso si “la anarquía se realizara”, los anarquistas serían críticos de esa anarquía constituida. Porque ese anarquismo sería una institución anarquista, y estoy seguro que la gran mayoría de los compañeros estarían en contra de ese tipo de anarquismo»viii

Para muchos amantes de la lucha social desde las múltiples y particulares interpretaciones del anarquismo, debemos «comprender que la lucha contra el capital tiene varios frentes y formas de acción» para poder avanzar «hacia el futuro, nuestro futuro».ix

Afirmación ésta no solo difícil de “comprender” sino de digerir desde la óptica anárquica contemporánea sin sucumbir en posicionamientos reformistas de claro signo socialdemócrata. Sin duda alguna, los integrantes del colectivo editorial de este zine –y quienes lo reproducen casi seis años después–, todavía tienen fe en «nuestro futuro» y para ello, no escatiman en conformar alianzas con «otros revolucionarios» y participar en «varios frentes» y en diferentes «formas de acción».

Indiscutiblemente, cuando se buscan alianzas se termina por modificar los objetivos en aras de la justificación política de la lucha: un «futuro mejor». Sin reparar que la fe en el futuro es esencial para perpetuar la dominación. Vivir siempre en futuro es precisamente el método tradicional para no vivir aquí y ahora, apartándose para siempre del conflicto permanente implícito en el concurso de la guerra anárquica. ¡Eso ya nos lo advertía desde hace un siglo nuestro Novatori!

En el fondo, detrás de ese posicionamiento, se albergan las desfasadas aspiraciones instituyentes. Fieles al eco de los cantos de sirenas, intuímos en ellos coplas de elogio a la libertad –que siempre retumban en los albores de toda Revolución–, ignorando que en realidad son himnos de alabanza al nuevo Poder constituyente.

Después, vendrán las ingenuas elucidaciones en busca de motivaciones y causas de “las desviaciones”, de las “traiciones” y se repetira hasta el cansancio la vieja historia de la “revolución traicionada”, en vez de vislumbrar que la Revolución jamás ha estado (ni estará) del lado de la libertad sino al servicio del Poder porque toda revolución es intrísecamente instituyente.

Los Robespierre, el Comité de Salvación Pública, los Lenin, los Stalin, los Castro, la KGB, no son alteraciones y deformaciones de los llamados “procesos revolucionarios” sino su natural consecuencia.

De ahí, nuestra compulsiva obsesión por “reinventar” la Anarquía, para restituirle a la teoría –pero sobre todo a la práctica– su potencia emancipadora. Nada más obsceno en nuestros días que abandonar la Anarquía en nombre de una versión vulgar del “comunismo libertario” posmoderno al que nos convidan como alternativa. Hay que desmantelar los fetiches que nos mantienen varados y renunciar a las alternativas (a todas las alternativas a la venta). Cualquier alternativa a la Anarquía es un signo de claudicación y una salida cobarde que busca perpetuar la dominación bajo la insidiosa máscara de las transformaciones.

Lamentablemente, la visión distorsionada de la ideología –fuertemente enquistada en nuestras tiendas–, aún invita a muchos a concebir el anarquismo como una realización (que “dura para siempre”), en lugar de admitir que se trata de una tensión disutópica que nos proporciona instantes de Anarquía que tenemos que extender mediante el ataque certero pero, para poder cristalizar el ataque, para materializar la voluntad destructora, se requiere la previa organización de la insurrección anárquica; es decir, se necesita la articulación informal de pequeños grupos de afinidad capaces de coordinarse e intervenir anárquicamente durante un movimiento insurreccional espontáneo.

Así y solo así, damos vida a la Anarquía en esas interrupciones efímeras de toda “normalidad”, extendiendo el talante ilegalista, propagando el caos hasta las últimas consecuencias, destruyendo el trabajo y todos los pilares de la dominación.

Como nos recuerda Conejo blanco (Alicia en el país de las maravillas): para siempre a veces sólo dura un instante y es en ese lapso de tiempo que debemos de hacer estallar todos los puentes de retorno, quemar todas las naves de regreso e, incendiar la mercancía, demoler la máquina recuperadora. Para ello debemos de estar preparados aunque meramente se concrete un efímero instante de Anarquía, sabedores que su existencia es sólo de ocasión.

El objetivo no es luchar para instaurar el anarquismo. Lo esencial es vivir la Anarquía en la lucha cotidiana con esa pasión vital que nos inunda y potencia nuestro intransigente accionar, recordándole a los vencedores del presente que JAMÁS volverán a dormir en paz.

Gustavo Rodríguez,
Planeta Tierra, 2 de noviembre de 2019.

i Conferencia impartida en la Universidad Pantio, Atenas. Recogida en: Alfredo M. Bonanno, Dominación y revuelta, segunda edición revisada y corregida con adiciones, Edizioni Anarchismo, Trieste, 2015. pp. 139 – 176

ii Deleuze, Gilles, Foucault, Ediciones Culturales Paidós, México, 2016, pp. 151-152.

iii Bonanno, Alfredo M., El placer armado, disponible en:https://zinelibrary.files.wordpress.com/2016/01/el_placer_armado.pdf (Consultado 1/11/19).

iv Vale aquí, de nueva cuenta, hacer la distinción de los casos de Hong Kong y Cataluña, donde las motivaciones sí son políticas e ideológicas.

v Con información de los portales afines Anarquía Info (//anarquia.info), ContraInfo (//es-contrainfo.espiv.net) y, ANA (//noticiasanarquistas.noblogs.org/)

vi Alianza proto stalinista conformada por el Partido Comunista-Acción Proletaria (PC-AP), Izquierda Cristiana (IC) y, el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR).

vii FPMR, “Un gobierno provisional, una Asamblea constituyente, nueva constitución”. Disponible en: //www.fpmr.cl/web/ (Consultado 1/11/19).

viii Óp.Cit., Alfredo M. Bonanno, Dominación y revuelta, pp. 139 – 176.

ix V.P., Colectivo La Peste, “La organización en la lucha social: una crítica libertaria”, Publicado originalmente en Pestezine, Nº11, Mayo 2013, republicado por quienes insisten en la misma cantaleta el 22 de enero de 2019 en Portal Oaca, Disponible en: //www.portaloaca.com/opinion/14123-la-organizacion-en-la-lucha-social-una-critica-libertaria.html (Consultado 1/11/19).

México: Somos malas y seremos peores. Llamado urgente a la acción anárquica.

SOMOS MALAS Y SEREMOS PEORES: ¡SOMOS SU PEOR PESADILLA!

Llamado Urgente a la Acción Anárquica

El próximo lunes 25 se conmemora el Dia Internacional por la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y no nos quedaremos en casa. Volveremos a salir con toda nuestra rabia antisistémica y esperamos volver a contagiar de furia a los sectores adormecidos del llamado “movimiento feminista”.

No permitiremos que mientras nos violan y nos matan el Estado mexicano convierta este día en un acto oficial y nos presuma su Cuarta Transformación como el fin del Patriarcado. Tampoco toleraremos la presencia policial ni permitiremos que lxs reporterxs y periodistas nos tomen fotos o videos de nuestras caras: la prensa apunta y el sistema dispara! Menos soportaremos la presencia de políticas y dialogueras en la marcha sean del partido que sean.

En su circo mañanero el pejeganso ha decretado “el fin del machismo en México” y ha ordenado a su subordinada Sheimbaum que declare la Alerta por Violencia de Género en lña Ciudad.

Si el peje emplumado piensa que nombrando ministras en la SCJN y haciendo declaraciones nos agarra de pendejas se equivoca. Como hemos expresado antes: somos conscientes de la presencia en palacio nacional de un fascista misógino y sexista, pro-vida, ultraconservador y evangélico al que se ha aliado la izquierda en su constante oportunismo para “tomar el poder” a toda costa.

A NOSOTRAS NO NOS ENGAÑAN!

Aunque nos acuse de “conservadoras” sabemos quienes somos. SOMOS GUERRERAS ANÁRQUICAS EN LUCHA CONTRA EL PATRIARCADO.

Por eso no queremos diálogo, por eso no ponemos límites a la revuelta.

En el espíritu de guerra de nuestras hermanas chilenas volveremos a salir y seremos su peor pesadilla.

¡La plaza del metro Insurgentes será la Plaza de Las Insurgentes!
Si algún día no volvemos a casa: No prendan velas, prendan barricadas!
¡Ni Dios, ni Estado, ni Amo, ni Marido!
¡El Estado-Capital, con AMLO o sin AMLO, patriarcado es lo que teje!
¡Destruyamos todo lo que nos domina y condiciona!
¡Solidaridad anárquica con todas las compañeras y compañeros presos alrededor del mundo!
¡Contra la civilización patriarcal!
¡Por el control de nuestras vidas!
¡Por la destrucción del género!
¡Por la tensión anárquica insurreccional!
¡Por la Anarquía!
¡Fuego a todo lo existente!

Fenoménicas Brujas e Insurreccionalistas (F.B.I), antes Féminas Btujas e Insurreccionalistas.
Ciudad de México, jueves 21 de noviembre de 2019.

México: Nos portamos mal pero muy mal. Más llamados a la acción anárquica.

¡Nos portamos mal, muy mal y podemos portarnos peor!

El Estado mexicano en su lógica dominadora, continúa acusándonos de “provocadores” e imponiendo el pacifismo ciudadano del “pueblo bueno”. Y ahora trata de ir más lejos…

Desde el púlpito mañanero AMLO intenta invisivilizarnos, exterminarnos, desaparecernos, es por eso que tergiversa el sentido de la lucha anárquica, de nuestra historia y hasta el mismísimo significado de la palabra ANARQUÍA. Por eso nos denomina “conservadores” mientras imparte “lecciones” a sus mascotas felices, con el consentimiento de las focas aplaudidoras que fingen ser periodistas cada mañana en palacio nacional.

Para AMLO, al igual que para todos los presidentes anteriores (y para todos lxs jefes de Estado en la historia), el/la mejor anarquista es el que está muertx o el oportunista que renuncia a las ideas y le lame las botas, como es el caso del estalinista converso Paco Ignacio Taibo.

Esa es la razón por la que AMLO miente y nos señala como “conservadores”. Todxs sus enemigxs, somos “conservadores”, incluixs lxs anarquistas.

Como señalaban las compañeras de Féminas Brujas e Insurreccionalistas, en su comunicado del 17 de agosto de 2019 por la insurrección de las mujeres anárquicas del viernes 16 de agosto contra lxs puercxs policías de la Ciudad de México: “reconocemos lo que el resto calla, la presencia en palacio nacional de un fascista misógino y sexista, pro-vida, ultraconservador y evangélico al que se ha aliado la izquierda en su constante oportunismo para tomar el poder a toda costa”. Sin embargo, desde palacio se acusa de “conservador” a todx adversario, cambiando el sentido de las palabras y ocultando el verdadero conservadurismo que rige desde las alturas del poder.

De igual forma todas las mañanas se trata de cambiar la historia. Así se usurpa la figura de Ricardo Flores Magón y se presenta como el “ideólogo” de la Cuarta Transformación, mientras en paralelo se asume el “legado” de Benito Juárez y Francisco I. Madero.

Sino conociéramos el truco del viejo priismo ahora reciclado en MORENA, pensaríamos que se trata de ignorancia o que AMLO sufre esquizofrenia orgánica. Pero no, todo este revoltijo ideológico es intencional o, más bien, muy malintencionado.

Para quienes conocemos la historia del anarquismo en la región mexicana, nos queda claro que durante el largo período de gobierno de Juárez, fue cuando más anarquistas se asesinaron por fusilamiento en la historia de México. Y durante el gobierno de Francisco I. Madero la historia no fue diferente, deportando, encarcelando y asesinando anarquistas quienes siempre se negaron a reconocerlo como gobierno. El propio Ricardo Flores Magón planeó junto a compañerxs anarquistas la ejecución de Madero.

También tergiversa el significado de la Anarquía. Una visita rápida a Wikipedia nos indica que:

El término anarquía deriva del griego «ἀναρχία» («anarkhia»), y está formado por el prefijo a –privativo an– (en griego αν, o sea «sin» o «privado de») yuxtapuesto a la palabra arkhê (en griego ἀρχή, o sea «poder», o «mando»). La etimología del término designa pues, de una manera general, lo que está desprovisto de principio rector y de autoridad. Esto redunda o implica «ausencia de normas», «ausencia de jefatura», «ausencia de autoridad», y «ausencia de gobierno», y sirve para designar aquellas situaciones donde se da (o se busca) la ausencia de Estado o poder público. Por eso nuestro grito de guerra es Ni Dios Ni Estado Ni Patrón, quedando explicita nuestra enérgica oposición a todo gobierno, a toda autoridad y a todo poder, dándole sentido a la guerra anárquica.

La Anarquía no es ni puede ser de “izquierda” ni de “derecha” simple y sencillamente porque tanto la llamada izquierda como la derecha aspiran a ser poder y a conservar el Estado y nosotrxs luchamos por destruirlo. Así que es imposible excomulgarnos de la “izquierda” porque nunca hemos compartido sus aspiraciones y mucho menos sus fines.

Que ahora desde las alturas del poder se nos acuse de “provocadores” y “conservadores”, nos invita a reflexionar sobre los términos. Y sí podría llamársenos “provocadores” porque buscamos provocar el caos y la anarquía, porque provocamos espacios de liberación total, porque provocamos la destrucción total de todo lo que nos oprime.

Igualmente puede llamársenos “conservadores” porque luchamos por conservar a toda costa nuestra autonomía, nuestra individualidad y nuestra libertad, frente a todo gobierno, ante toda autoridad (terrenal o divina), ante todo poder. Pueden llamarnos “conservadores” porque luchamos por conservar el Planeta frente a la devastación desarrollista del Estado-capital, porque luchamos por conservar invariable nuestra esencia ácrata impidiendo el control de nuestros cuerpos y nuestras vidas.

No es la primera vez (ni será la última) que confrontamos al sistema de dominación en la región mexicana, ya sea en la confrontación abierta callejera o en el silencio y la oscuridad de la noche.

Las nuevas generaciones de anárquicxs hemos sostenido una guerra ininterrumpida desde la década del noventa contra el sistema de dominación y no haremos la excepción con el absolutismo populista de la “Cuarta Transformación”: nuestra guerra sigue siendo contra el Estado-capital, contra toda dominación.

El actuar consecuente de los grupos de afinidad anárquica en la tarde de ayer durante la pantomima política de la “Conmemoración de los hechos de Ayotzinapa” no es un acontecimiento aislado ni responde a intereses ocultos ni a manos “conservadoras” que mueven los hilos a sus antojos y nos manipulan como marionetas, tampoco responde a las estrategias de la presidencia contra los sectores empresariales que no se suman a sus intereses desarrollistas: no somos lxs nuevxs halcones del Estado como pregonan los medios. Este actuar se inscribe íntegramente en nuestro accionar anárquico.

No tenemos ni buscamos alianzas con partidos políticos, tampoco somos mercenarios al servicio de nadie.

El ataque la tarde de ayer, contra los símbolos del poder, a los edificios de gobierno, a lxs cerdxs policías y a la propiedad privada, fue uno más en la larga lista de atentados contra la dominación en el itinerario de la guerra anárquica. Hemos roto miles de cristales , atentado contra decenas de patrullas, ejecutado cientos de artefactos explosivos, quemado cientos de cajeros automáticos, supermercados, tiendas y plazas comerciales, incinerando la mercancía.

En ese sentido el atentado incendiario de la librería de Gandhi (que tanto ha alarmado a “lxs civilizadxs” -es decir, a lxs domesticadxs), no es nada personal ni se inspira en el anti-intelectualismo fascista ni en la visión oscurantista contra “las lecturas pecaminosas”. No se atentó contra una biblioteca: se atentó contra la mercancía y en este sentido era intrascendente si el almacén en cuestión vendía libros, ropa interior, pantallas de plasma, computadoras o colchones. No nos cabe duda que las ideas también son mercancía en los escaparates del consumo. Para muestra: las tazas de café con la “A” circulada a la venta en las sucursales de la cadena de tiendas Gandhi.

Hoy, más que nunca:
Ni Dios ni Estado ni Patrón!
Por la liberación total!
Destruyamos todo lo que nos domina!
Por la tensión anárquica insurreccional!
Por la Anarquía!
Fuego a todo lo existente!

Algunxs Anarquistas Informales en Conflicto Permanente
México, 27 de septiembre de 2019.

México: Llamado a la acción anárquica por Féminas Brujas e Insurreccionalistas

SOMOS MALAS Y PODEMOS SER PEORES: ¡SOMOS SU PEOR PESADILLA!

“Provocación” e “Ilegalidad” es toda acción que no es ejecutada por el Estado y excede sus leyes y normas; es por eso que las autoridades insisten en presentar la guerra anárquica contra el sistema de dominación como una “provocación” que busca desatar la represión. Pero la realidad nos enseña que la represión está aquí y ahora y se practica desde el poder de forma cotidiana ya sea de manera velada o de forma brutal.

El Estado continúa ejerciendo el monopolio de la violencia y solo está dispuesto a compartirlo con los grupos del llamado “crimen organizado” con quienes también comparten ADN, demostrando que no hay nada nuevo en su Cuarta Transformación. Como hemos dicho siempre: son los mismos perros misóginos ahora con el collar de color guinda.

Finalmente la rabia antisistémica logró contagiar de furia a amplias fracciones del llamado “movimiento feminista”, tristemente dormidas hasta la tarde de ayer.  Al fin han comprendido que el pacifismo es el cómplice más activo del poder patriarcal y la dominación.

Nosotras hemos expresado siempre que no somos feministas. SOMOS ANARQUISTAS y por eso luchamos contra el Patriarcado, no por el feminismo. Conocemos la ideología feminista y la vemos cotidianamente en “acción”, ocupando curules y puestos públicos,  encaramándose sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos para propagar “la Patria feminista” como declaraba una senadora de MORENA, olvidando (consecuentemente) que la Patria es  el territorio del Patriarca.

Ni Martha Lucia Michel ni Marta Lamas ni Marilú Razo ni ninguna de las feministas sistémicas (políticas, académicas y dialogueras) nos representan. Su reacción contra la violencia purpura y negra, su amasiato con la Sheimbaum, solo refuerza su condición de oportunistas en busca de hueso, por eso le lamen las botas y le chupan los wevos a su presidente.

La mejor muestra de su complicidad es el hashtag #ellas no nos representan,  afirmando que con la violencia antisistémica  empañamos “la defensa de los derechos de las mujeres”, promoviendo la pasividad cómplice e imponiendo la conducta políticamente correcta del “pueblo bueno”.

Nosotras no somos Pueblo. Ser “pueblo” es delegar nuestra realidad como mujeres, nuestra libertad y nuestra autonomía a Otro, es negar nuestra individualidad y nuestra esencia.  SOMOS GUERRERAS ANÁRQUICAS EN LUCHA CONTRA EL PATRIARCADO.

Somos conscientes de que estamos en guerra y sabemos quienes son nuestrxs enemigxs. Sabemos a qué nos enfrentamos, como también conocemos quienes son lxs aliadxs del sistema y quienes nuestras cómplices.  Reconocemos lo que otras callan: la presencia en palacio nacional de un fascista misógino y sexista, pro-vida, ultraconservador y evangélico al que se ha aliado la izquierda en su constante oportunismo para “tomar el poder” a toda costa.

Por eso, nosotras no pedimos justicia a nuestros verdugos ni la destitución y el castigo de sus pinches cerdos violadores.  Eso sería distinguir entre policías buenxs y  policías malxs. Para nosotras el mejor policía es el que está muerto.

Nosotras no queremos diálogo, por eso no ponemos límites a la revuelta.  Nuestros deseos de destrucción y nuestras ansias de libertad no se quedarán atorados en los atrapasueños: seremos su peor pesadilla!

Si algún día no volvemos a casa: No prendan velas, prendan barricadas!
¡Ni Dios, ni Estado, ni Amo, ni Marido!
¡El Estado-Capital, con AMLO o sin AMLO, patriarcado es lo que teje!
¡Destruyamos todo lo que nos domina y condiciona!
¡Solidaridad anárquica con todas las compañeras y compañeros presos alrededor del mundo!
¡Contra la civilización patriarcal!
¡Por el control de nuestras vidas!
¡Por la destrucción del género!
¡Por la tensión anárquica insurreccional!
¡Por la Anarquía!
¡Fuego a todo lo existente!

Féminas Brujas e Insurreccionalistas (F.B.I)
Ciudad de México, sábado 17 de agosto de 2019.

México: Carta en solidaridad con la compañera Anna Beniamino

Querida Anna, somos un grupo anárquico informal integrado por mujeres que acciona en México, motivadas por las tesis insurreccionalistas y la ilegalidad anarquista. Nos hemos conformado así por una cuestión de afinidad y no porque creamos que no debemos trabajar con compañeros hombres, de hecho, en diferentes ocasiones nos hemos coordinado con otros grupos de compañeros para accionar de manera más potente. Algunas somos lesbianas, bisexuales, poliamorosas, queers y otras somos tan putas que construiríamos un barco si renaciéramos mañana en la Isla de Lesbos por tal de no renunciar a tener sexo con hombres. Lo que esperamos que deje en claro que nuestra “afinidad” no se fundamenta en las preferencias sexuales sino en las ideas que nos impulsan y en la confianza que nos tenemos una a otra en el momento del ataque.

Después de esta aclaración, queremos expresar (pública y abiertamente) nuestra solidaridad contigo, no porque seas mujer ni porque te consideremos “víctima” al encontrarte presa de las garras del Estado sino por tu posicionamiento anárquico en guerra permanente contra el sistema de dominación. ¡Celebramos tu convicción ácrata y tu honesta valentía!

Tus palabras sencillas, reafirmando tu anarquismo sin acotamientos sectoriales y sin caer en la tan desprestigiada corrección política y sus convenciones lingüisticas (“gender-friendly”), nos han tocado en lo más hondo. Por eso no quisimos dejar pasar la oportunidad de darte respuesta pública, evitando que tus ideas y convicciones se pierdan en el mar de cartas, manifiestos y comunicados que circulan en nuestras redes. Esperamos que tu carta y nuestra respuesta inviten a la reflexión a todas las compañeras que en busca de la anarquía han quedado atrapadas en un sucedáneo reformista al servicio de la dominación, inmovilizadas en la “degeneración”, “entre el orgullo y el victimismo de género”, como explicas en tu carta.

Lo dijimos antes y lo repetimos ahora: “Nosotras no somos feministas. Somos ANARQUISTAS. Por eso luchamos contra el patriarcado, no por el feminismo. El feminismo es una ideología más al servicio del poder. El anarcofeminismo es una desviación setentaiochera, una de las mil desviaciones de la gran proliferación de corrientes en el movimiento. Una más, como el anarco-cristianismo, el anarco-sindicalismo, el anarco-pacifismo, el anarco-leninismo, el anarco-islamismo, o cualquier otra de las muchas que acusan algunos compañeros, solo que por ser políticamente correctos nunca incluyen este tema y prefieren dejarnos a nosotras la tarea.[ii]”

Y nos parece necesario repetirnos porque nuestra declaración (como tu carta ahora) fue ignorada por la mayoría de los medios anarquistas, dándonos cabida los más afines únicamente, pero también fue cuestionada y hasta atacada. Lo curioso es que no fuímos cuestionadas por las presuntas “agredidas” sino por algunos machos redimidos que se asumen “anarco-feministos” resultando “más papistas que el Papa”. Lo más oscuro del asunto, es que ahora es más difícil identificarlos porque en sus delirios de arrepentimiento ya no escriben con la “e” ni con “x” o la “@”, buscando la neutralidad del lenguaje, sino que escriben en femenino, o sea, haciéndose pasar por mujeres.

Las más veteranas de nuestro grupo comenzamos nuestro andar antiautoritario a principios del 2000 atrapadas en los discursos izquierdistas que imponían esa sectorización de la guerra (obrera, campesina, indígena, feminista, LGBT) que tú denuncias, adaptando las viejas teorías leninistas a los “nuevos tiempos”. Eran los nuevos trajes de la socialdemocracia a la venta en el mercado de las ideologías que se exhibían en la pasarela internacional de la “Nueva Izquierda”.

En ese ambiente lastimoso fue nuestra exploración en el “anarco-feminismo”, atrapadas en la corrección política (lenguaje incluyente, tranversalidad, derechos y mucha victimización) y la actividad política del militantismo feminista. Lo más dramático de esta mimetización fue asumir el desvergonzado culpismo izquierdoso. Precisamente, la izquierda leninista fue la que siempre priorizó la lucha obrera por encima de todas luchas, mientras que desde la guerra anárquica estuvo siempre presente el cuestionamiento y el enfrentamiento a toda dominación, incluida la dominación sexista.

Lo más triste del anarco-feminismo como estrategia desviacionista fue que abandonó la conflictividad anárquica reduciendo nuestra guerra a un listado de peticiones que la dominación ágilmente transformó en “derechos” imponiendo nuevas leyes y nuevas normas, maquillando la opresión.

“¡La guerra es para hombres: apesta a testosterona y adrenalina! Lo nuestro es predicar la paz y exigir derechos, sin reflexionar a quién van dirigidas nuestras peticiones”.

Sí eres mujer debes unirte al rebaño de la bandera púrpura (sea con veladoras o con antorchas) y abandonar la guerra contra toda autoridad.

“Lo nuestro es organizarnos como mujeres por nuestros derechos y si de paso votamos porque otra mujer ocupe un cargo político mejor aún, no solo vamos a estar bien representadas sino que vamos a tener una verduga que comparta con nosotras esos días de mestruación que siempre le daran un poquitín de sensibilidad al momento de patearnos y encarcelarnos”. Vamos, que eso de tener dos chichis nos hace siempre sororidarias.

Por eso cuando pedimos en las marchas “Aborto libre, seguro y gratuito” es intrascendente quién es el destinatario. Nada… que tampoco hay que ponerse tan reflexivas. Ninguna tiene que detenerse a pensar que con derechos y leyes no solo reafirmamos el sistema de dominación sino que le facilitábamos una nueva máscara para disfrazar la opresión.

¡El feminismo “radical” ha sido recuperado por la dominación!

Lo mismo ocurre en la “escena LGBT”, todo ha sido asimilado. El sistema de dominación ha recuperado las luchas. Ha convertido a gays, lesbianas y trans en activistas y políticos. Ahora son policías, soldados, diputadas, senadores, padres de familia, etc.

Cuando pedíamos en las marchas “derechos LGBT”, “matrimonio igualitario”, “derecho de adopción” y “derechos conyugales”, nadie se detuvo a pensar que con “derechos y leyes” reafirmamos el sistema de dominación. La “lucha” LGBT es por reformar las instituciones no por destruirlas. El nuevo orden político LGBT se ha convertido en otra máquina recuperadora del sistema de dominación.

Por eso necesitamos recobrar nuestra furia destructora como anarquistas sin acotamientos sectoriales, convencidas que nuestra guerra es contra toda autoridad y en esta encomienda tendremos que ser decididamente violentas, “hermosamente violentas, hasta que todo reviente”.

¡Destruyamos todo lo que nos domina y condiciona!

¡Solidaridad anárquica con Anna, Silvia, Natascia, Lisa y Anahí!

¡Solidaridad anárquica con todas los compañeros y compañeras presas alrededor del mundo!

¡Contra la civilización patriarcal!
¡Por el control de nuestras vidas!
¡Por la destrucción del género!
¡Por la tensión anárquica insurreccional!
¡Por la Anarquía!

¡Fuego a todo lo existente!

F.B.I. (Féminas Brujas e Insurreccionalistas)
Ciudad de México, Jueves 8 de junio de 2019.

Degeneraciones: entre orgullo y victimismo de género por Anna Benniamino

Soy anarquista, no soy feminista porque percibo el feminismo como un retroceso sectorial y victimista, nunca he hecho discriminación de género aunque no utilizo convenciones lingüísticas gender-friendly, por el contrario utilizo a menudo un lenguaje grosero y políticamente incorrecto. Considero que en la aspiración a la anarquía, es decir en la práctica de relaciones antiautoritarias, está ya contenida y ha de ser cultivada la anulación de los privilegios y opresión de género. Ah, se me olvidaba, detesto la autoconsciencia en sede pública y asimismo considero las asambleas un instrumento romo. Entiendo y tengo la voluntad de encuentro, pero veo como demasiado a menudo el momento asambleario decae en la autorrepresentación estéril. Ahí lo tenemos, en estos tiempos se arriesga deber abrir con un preámbulo como éste para meterse en el jardín de los lugares comunes sobre género y feminismo, desenmarañándose en la enmarañadísima incapacidad e ineptitud para relacionarse en la nebulosa anarquista, con una variabilidad de comportamientos que va desde la hiperemotividad al burocrático cálculo de la posición a asumir (y del nivel de acuerdo negociable) en una lucha. No creo que comportamientos autoritarios y sexistas se combatan tratando de difundir nuevas convenciones lingüísticas y recalentando en salsa alternativa cachitos de retórica indignada mainstream (entre #niunamenos, contadores de feminicidios en tv, el orgullo, zapatitos rojos y bandas arco iris).

Más bien sería necesario reconocer éstos como indicios de la enésima operación en marcha de deconstrucción de los significados reales y de recuperación. O sea, creyendo oponérseles, de hecho se está adaptando a los mismos códigos comportamentales y normativos concedidos por el dominio como válvulas de escape de la tensión.

No es ninguna novedad que el poder económico y político tiende a fagocitar y redigerirlo todo, cada vez más rápido, véase por ejemplo las perlas de neoconservadurismo y conformismo antisexista, antirracista y todo el resto que a diario son regaladas con generosidad por los medios.

Un malentendido inicial creo que es la incapacidad de situar determinados comportamientos, reduciendo a clave de problemas de género cuanto debería ser proprio de una más amplia crítica en sentido antiautoritario de las relaciones y de la capacidad de comunicación e interacción entre individuos.

Sería necesario dejar las categorizaciones por géneros, tipo LGTBI (XYZ…) a quien siente la necesidad de ser categoría protegida, dentro de encasillamientos dignos más de una clasificación linneana de las variedades de combinaciones entre individuos que de cuerpos y mentes libres. Nos hallamos sin embargo teniéndonos que confrontar con tales encasillamientos en ámbitos antiautoritarios, que deberían haber interiorizado ya el rechazarlos.

Vaya como inciso que estoy bien lejos de pensar que los denominados espacios liberados lo sean realmente siempre, por el contrario a menudo se convierten en aparcamientos de malestares diversos que en lugar de elevar la calidad de vida y de relaciones arriesgan bajarla aún más.

Por ejemplo no es posible leer en clave de sexismo, imposición autoritaria o violencia de género toda incapacidad de interactuar precisamente en el ámbito asambleario: leo en un folleto1 en circulación el año pasado, para estigmatizar la violencia latente en las relaciones entre compañeros “entonces el más viejo ejercita poder sobre el más joven, quien tiene más experiencia se impone a quien tiene menos, quien es más fuerte a quien lo es menos, recreando en un espejo las relaciones del existente que se dice querer subvertir”.

La crítica pretendía ser a actitudes autoritarias en ambientes antiautoritarios y tendría un sentido, pero así banaliza y lo aplana todo: existe una diferencia fundamental entre imposición de la fuerza y expresión de la experiencia. La incapacidad de expresarse o de hacer no es autoritaria o antiautoritaria y no puede más que resolverse individualmente… si no se llega al idiotismo del elogio a la incapacidad y a la inacción.

El concepto de violencia emotiva o de violación de la integridad emocional es como mínimo lábil, ¿por qué promover semejante análisis de pacotilla entre individuos antiautoritarios que deberían tener armas críticas y capacidad práctica de intervención mucho más punzantes? Además vaciando de significado la violencia súbita y brutal con la que se equipara. ¿Cómo pretendemos comprometernos en una lucha sin cuartel contra la autoridad y disertar sobre violencia revolucionaria y liberadora si no alcanzamos siquiera a reaccionar individualmente a un “comentario no demandado por la calle” (tomándolo por lo que es. Y tratando consecuentemente a quien lo ha proferido) o a sostener una discusión acalorada, en un encuentro, sin recurrir al pretexto de la sensibilidad mancillada? ¿Por qué tenemos que vernos leyendo la desconcertante y palmaria idiotez que aconseja, para evitar un aborto no deseado, hacer el amor con una mujer 2 ? ¿Por qué codificar preferiblemente en ámbito de género, para “bandas de mujeres” sólo, como conquista, la autodefensa frente a agresiones y molestias? ¿No es acaso un problema común a los géneros, entre seres liberados?

¿Por qué desempolvar del armario del feminismo de los años 70 sus productos más ajados como el de los encuentros separados… llamándolos incluso work-shop/Taller (feísimo término que conjuga trabajo y negocio, tomado de las convenciones empresariales e indigno de la libre discusión)?

El espectro de un mecanismo reductivista y banalizante similar lo leo en otra publicación reciente, la edición italiana de los textos reivindicados por las Rote Zora3 , o sea el intento de sensibilizar sólo a un público feminista sobre un grupo de mujeres practicantes de la lucha armada en los años 80/90 en Alemania, de fortísimo interés en algunas temáticas feministas, insistiendo en la opción de género como una discriminante privilegiada y para sacarlas del olvido… visto que no se querría “que entre a formar parte de la historia oficial. Aquella escrita por los hombres”4 … ¿Cómooohh?!? ¿No será que la historiografía oficial tiende a no tratarlas por furiosas, no feministas furiosas? ¿Del mismo modo que no trata o tergiversa la historia, las acciones, los escritos de tantos otros furiosos y furiosas? La visión parcial no es de las Rote Zora, que experimentaron un recorrido propio de lucha y liberación individual y colectiva en el ámbito de una más amplia acción antiimperialista y anticapitalista, sino de quien trata de hacer de ellas una bandera para dar mayor credibilidad y peso específico a su propia teorización, encima para reducirse después a buscar “trayectos de autodefensa”.

¿Por qué enrocarse en un discurso “feminista y lésbico”5, por qué otra jaula protectora, en vez de desarrollar la belleza y los infinitos principios más avanzados de crítica al dominio (no sólo de género) ofrecidos y experimentados?

La “sororidad” me ha parecido siempre una forma de alienación alusiva a alianzas políticas trasversales entre oprimidos y opresores, entre bandos adversos… “interclasistas”, como se ha vuelto de moda llamarlas. En estos días me ha llegado también un librito6 que recogía las entrevistas efectuadas por una feminista italiana a unas supervivientes de la revolución española de 1936, buscando una discutible “sororidad” entre anarquistas implicadas en el frente (y en la retaguardia con Mujeres Libres), poumistas y estalinistas. Era sin embargo significativo que las revolucionarias anarquistas casi centenarias fuesen mucho más lúcidas y abiertas en la crítica a los límites del feminismo que su entrevistadora, empapada de los lugares comunes de los años 70: con la tranquilidad extrema de una vida vivida plenamente, conseguían explicar con sencillez la relación paritaria entre compañeras y compañeros, cómo consiguieron ridiculizar y neutralizar los machismos que emergían de entre los más retrógados y estúpidos de entre sus compañeros. En definitiva las prácticas y la aportación teórica de estas mujeres son mucho más avanzadas en el camino de liberación del individuo y en la negación de dinámicas autoritarias que las de las feministas que picotean sobre sus experiencias, defendiendo simulacros de lucha en vez de la propia lucha. La necesidad de autos de fe, la “deconstrucción de los privilegios propios del macho”, la búsqueda de espacios de discusión separados, la autoconsciencia y autoanálisis en sede publica parecen un tanto demasiado el signo de estos tiempos de sobreexposición e inconsistencia, abanderar “luchas” por categorías y luchas interiores para acabar por no luchar por nada.

Anna

cárcel de mujeres de Rebibbia

octubre 2018

tomado de VETRIOLO, giornale anarchico, invierno del 19, número 3


1.  Violenza di genere in ambienti antiautoritari ed in spazi liberati. Edición italiana traducida del español en 2017

2. Critica all’aborto, Jauria, Pubblicazione transfemminista per la liberazione animale, n.º 1, verano/otoño 2015

3. Rote Zora – guerriglia urbana femminista, Autoproduzione Femminista, 2018

4. De la introducción del mismo libro

5. Que entre otras cosas las propias Rote Zora no consideraban caracterizador. De la entrevista a las Rote Zora de 1984: “Algunas de nosotras tienen hijos, muchas otras no. Unas son lesbianas, a otras les gustan los hombres” pág 51, ibídem

6. Donne contro, Isabella Lorusso, de. CSA editrice, 2013

Yo también me pongo las gafas moradas

Escrito por Buho de Ya puso la Puerka Radio.


Amigos y enemigEs.

Los de yapusolapuerka por supuesto que NO nos ponemos las gafas moradas del feminismo contemporáneo. Arrojados a este mundo ya bastante constituido, ya contextualizado, y muy importante: ya Institucionalizado. Pues nos tenemos que ocupar de lo que se sucede en el orbe.   Para eso somos anarcos.

Y bueno pues éstas gafas moradas del feminismo de la tercera, cuarta, post, pop, y un largo etcétera , se ha hecho muy presente en los medios, en las políticas públicas de todo occidente, y en los corazones de millones de personas bien intencionadas.

Estas gafas moradas hacen que todo se vuelva de esa tonalidad. Tornasol que, efectivamente, tuerce la realidad un pooooooooooquitín para hacer que todo sea negro o blanco, dual, jin-jang, maniqueo. Todo esto sucede, a la vez que precisamente uno de sus lentes niega “lo binario” “lo construido”.

Por cierto, ya que mencionamos la palabrita: “maniqueísmo” me gustaría hacer mención del parecido de uno de sus postulados — ya que como sabrán éste fue un movimiento religioso de la antigüedad que hacía énfasis en la oposición absoluta entre el bien y el mal, no aceptaba matices, pues’n— con las prácticas de algunos de los feminismos que —a mi parecer— no son tan “liberadoras” como se vienen exhibiendo. Sino todo lo contrario, poseen una moral fuertemente autoritaria. Veamos pues.

“…el maniqueísmo niega la responsabilidad humana ante los males existentes en el mundo, y muchas veces cometidos por los hombres.   Porque cree que no son producto de la libre voluntad, sino del dominio del mal sobre nuestra vida…”

¡Sopas perico! ¿No les suena muchísimo ésta proposición del maniqueísmo de los, apenas, años 200-300 D.C? ¿No les suena a la “doxa” de hoy en día que afirma que la mitad de la humanidad (hombres, varones) oprime, casi, casi por pecado original? “Doxa” que afirma que los hombres son malos. “Doxa” que afirma que los hombres son violadores. Secuestradores. Embaucadores. Que… encarnan el mal.

T-O-D-O-S

No niego la violencia que existe. Eso está claro, sobre todo porque la padezco también. Pero me parece que existe hoy por hoy un paradigma paralizante, exento de crítica, inmovilizante. Donde no se avanza. Se delega. Y se encumbra hacia lo pop, hacia el consumo, lo mediático, lo hegemónico.

Recuerdo una canción de Sin Dios llamada Ecología Social, donde habla cómo se ha recuperado  —rapidísimo, casi un suspiro—  la lucha por la ecología. Eso en los años noventa. Y pues vemos “ecologistas burgueses” lo mismito se entrevé para el feminismo pop de las universidades gringas que han exportado éste espíritu de docilidad al mundo. Escuchadddddd.

Es inherente al capital

la destrucción de ecosistemas

por la ciega explotación

por el lucro sin escrúpulos.

No importa que un río

se quede sin vida

no importa que un bosque

no vuelva a crecer

no importa que el aire

sea irrespirable

si nuestros productos

se pueden vender.

Es inherente al capital

medir la vida en dinero

no te extrañe que mañana

paguemos por respirar.

No importa que comas

frutos químicos

no importa que bebas

agua envenenada

no importa que sufras

nuevas epidemias

si nuestros productos tienes que consumir.

Y ahora hasta el sistema

se disfraza de verde

al poder le viene muy bien

la contaminación

es un buen negocio

¡Hasta en la bolsa cotiza Greenpeace!

Piensa verde, compra verde, cotiza verde

Negocio verde.

Un sistema que esta enfermo

solo de base cambiará

cambiemos las estructuras cambio de mentalidad.

Defendamos nuestra tierra

Luchemos por nuestro entorno

no deleguemos en grupos reformistas

salvemos la tierra del capital voraz

¡Por los clavos de cristoooooo!   ¡Pedazo de canción! (…ya luego los Sin Dios… bueno eso es otra historia).

Pues así las cosas. Esto que digo no es para denostar el feminismo, abrazar la misoginia, y hacerme varonista o alguna mamada de esas, y negar lo mal que se la pasan algunas compas. De hecho cuando me enteré del anarcopunk, estaba la lucha de la liberación de la mujer de facto, era y es el corpus de ideas de esta movida. Pero Mierda. ¡Un poco mas de razón! ¡Un mucho mas de pensamiento anárquico. Deja mucho que desear los derroteros que algunos sectores de éste “movimiento” han estado navegando. Con un discurso alejado de las ideas de libertad. Abrazando o reafirmando el estatismo. Propalando hasta la nausea el ciudadanismo. Emparejados con grupos burgueses que nada, pero que nada tienen que ver con la anarquía.

Alejémonos de Cultura Colectiva por favaaaaar.

Deconstrucción ¡Patrañas!

A cuento de esto me gusta citar esta reflexión de Simone Weill cuando reflexionaba sobre la libertad, y las causas últimas de la opresión social:

La libertad verdadera no se define por una relación entre el deseo y la satisfacción, sino por una relación entre el pensamiento y la acción; sería completamente libre el hombre cuyas acciones procediesen, todas, de un juicio previo respecto al fin que se propone y al encadenamiento de los medios adecuados para conducir a este fin. Poco importa que las acciones en sí mismas sean fáciles o dolorosas, y poco importa, incluso, que estén coronadas por el éxito; el dolor y el fracaso pueden hacer al hombre desdichado, pero no pueden humillarlo mucho tiempo cuando es él mismo quien dispone de su propia facultad de actuar.”

¡¡¡Ufffffffffff!!!!!!

Y para terminar ésta invectiva, les recuerdo una plática que tuve con el Kaio donde me decía que a los compas de Furia de radio, un programa radial de España de tendencia claramente anárquica los habían denigrado de “anarco machos” por entrevistar a un grupo de no se donde que dizque porque tenían letras supuestamente misóginas

Los compas claramente azorados por la situación manifestaron su descontento. Y me dio a escuchar uno de sus programas donde los cabros invitaron a María del Prado Esteban a hablar del caso. Una compa anarquista —si de esas de la CNT— que hace unas reflexiones chipocludas sobre todo éste tema de la guerra de sexos y el feminismo desde el pensamiento anarquista. Denostada de igual forma por toda la oleada de anarquistas cuadrados que han incorporado éstas ideas pesudolibertarias al anarquismo.

Advierto que la compa ha sido utilizada por los lobies antifeministas de esos culeros. Así que apelo a su inteligencia y no ha la ideologización de la anarquía. Como siempre, hay que escuchar, leer y pensar con crítica hacia el texto o el material del que estemos bebiendo. Así que como el sol esta inclemente, me pondré mis gafas moradas…

Con odio Buho.

Revisen éste video.

https://youtu.be/CZEc5Tpshbg