(México) Llamado urgente a la acción anárquica para todo el mes de marzo

MÉXICO: LLAMADO URGENTE A LA ACCIÓN ANÁRQUICA.

Como GUERRERAS ANÁRQUICAS EN LUCHA CONTRA EL PATRIARCADO llamamos a todas nuestras compañeras a estar presentes en la lucha callejera el próximo domingo 8 y ha extender la insurrección durante todo el mes de marzo: ¡en un día no cabe toda nuestra furia!

Volveremos a salir con nuestra rabia antisistémica y esperamos volver a contagiar de furia a los sectores adormecidos del llamado «movimiento feminista».

Esto es una guerra y estamos preparadas para la guerra. Sabemos que desde las alturas del poder preparan la represión de la protesta. Pero a nosotras no nos intimidan, convertiremos la protesta en insurrección generalizada.

En su circo-misa mañanera el peje-ganzo-caca-presidente todos los días echa a andar la máquina de apendejamiento masivo y trata de imponernos un cambio de realidad para asegurar la opinión pública y poder reprimirnos a gusto.

Primero nos acusó a las anarquistas de «conservadoras», ahora extiende el título al llamado «movimiento feminista».

Acusa que hay «mano negra» en la lucha por la destrucción del patriarcado. Dice que detrás de la rabia porque nos violan y nos matan está la mano de la derecha, del fascismo.

Esta inversión de papeles es el guión del cambio de realidad que tratan de imponer desde el poder.

Nuevamente piensa que nos agarra de pendejas pero a nosotras no nos engaña. Sabemos quienes son los verdaderos conservadores y fascistas. Todo gobierno es por naturaleza conservador y fascista.

En su Cuarta Transformación abundan los ejemplos de conservadurismo… La alianza entre el fascismo evangélico y la izquierda retro-bolchevique es la principal prueba de la unión de los perros misóginos.

El mensaje mañanero de moralidad cristiana y su llamado a fortalecer la familia hetero-patriarcal mexicana es la evidencia. La estructura de la familia hetero-patriarcal es la base del Estado (sagrado o laico) y la continuidad del patriarcado.

Como hemos expresado antes: somos conscientes de la presencia en palacio nacional de un fascista misógino y sexista, pro-vida, ultraconservador y evangélico al que se ha aliado la izquierda en su constante oportunismo para «tomar el poder» a toda costa.

Podrán engañar al pueblo bueno (feliz, feliz e ignorante) a nosotras NO. Por eso no pondremos límite en la revuelta. Continuaremos liberando los torniquetes del metro durante todo marzo, invitando a la desobediencia individual y colectiva, contagiando la furia…

No queremos diálogo ni nuevas leyes: queremos reventar el sistema de dominación hetero-patriarcal. Y lo haremos con toda nuestra creatividad, como nos encarga la señora Yakul, enseñándonos de las insurreccionalistas chilenas, no con tambores y coreografías sino con la piedra y la molotov.

La lucha ha alcanzado un punto de inflexión decisivo: extendamos la revuelta.

¡Qué estalle el cielo con todo y su pinche dios!
¡Destruyamos todo lo que nos domina!
¡La plaza del metro Insurgentes será la Plaza de Las Insurgentes!
Si algún día no volvemos a casa: No prendan velas, prendan barricadas! ¡
Ni Dios, ni Estado, ni Amo, ni Marido!
¡El Estado-Capital, con AMLO o sin AMLO, patriarcado es lo que teje!
¡Destruyamos todo lo que nos domina y condiciona!
¡Solidaridad anárquica con todas las compañeras y compañeros presos alrededor del mundo!
¡Contra la civilización patriarcal!
¡Por el control de nuestras vidas!
¡Por la destrucción del género!
¡Por la tensión anárquica insurreccional!
¡Por la Anarquía!
¡Fuego a todo lo existente!

Fenoménicas Brujas e Insurreccionalistas (F.B.I), antes Féminas Brujas e Insurreccionalistas.
Ciudad de México, lunes 24 de febrero 2020.

Más de dos meses de revuelta contra el Estado de Chile: Raudos balances, instintivas proyecciones y permanentes negaciones

Escrito contenido en la revista Kalinov Most.


“La pasión por la destrucción es también la pasión creadora” -Mijail Bakunin-

“La insurrección es una fiesta. El ruido de su derrota nos divierte”- Fuerzas Autónomas y Destructivas León Czolgosz-

El avance de la revuelta: Días y meses en el combate

La revuelta que sacude a la región chilena sigue sin interlocutores válidos ni una dirección que la guíe. Continúa acéfala, autoconvocada, caótica y destructiva… imparable, a pesar de lxs muertxs, heridxs, mutiladxs y lxs casi 2.000 mil presxs que repletan aún más las cárceles de todo Chile. La chispa comenzada por una estrategia de evasión masiva al tren subterraneo en respuesta a una nueva alza del pasaje, cristalizó la continuidad de luchas y métodos contra el poder, desatándose con toda la fuerza y vitalidad un 18 de octubre.

Las constantes réplicas del terremoto que significó los primeros días de la revuelta se repiten diariamente en mayor o menor intensidad, expresadas en audaces ataques a comisarías, símbolos del capitalismo y en los duros enfrentamientos con carabineros. Aunque se perciba un cierto desgaste (normal y entendible después de más de 80 jornadas de combate), la violencia contra el poder goza de buena salud, legitimándose como la principal herramienta para quebrar con todo lo impuesto en sectores que hasta hace poco la condenaban. Esto último junto con la inexistencia de una conducción definida, creemos que representan, de una u otra forma, los ingredientes principales que han llevado a que la revuelta permanezca incontrolable.

La presencia anárquica en los distintos escenarios del enfrentamiento es clara y notoria desde el primer día, ¿cómo no serlo, si es la expresión desbordada y masiva de las prácticas transgresoras que se han llevado a cabo e intentado que se repliquen desde hace años? ¿Cómo no serlo, si es una revuelta incontrolada y sin una dirección centralizada? ¿Cómo no serlo, si está en directa sintonía con nuestros constantes llamamientos y acciones de propaganda? La revuelta es parte de nosotrxs porque somos parte de ella; nos sentimos completamente cómodos y felices en su vorágine destructiva intentando extenderla y agudizarla allí donde podamos y cómo podamos, alejadxs y contrarixs a cualquier expresión que pretenda domesticarla y/o conducirla.

Durante estos meses de revuelta, hacemos la pausa, respiramos tomando una gran bocanada del aire aun intoxicado con gas para sacar algunas cosas en limpio, colectivizar nuestras evaluaciones, proyecciones y por supuesto, nuestras negaciones.

Violencia callejera y represión

Esta revuelta ha mostrado ser un cambio, pero también una continuidad en las formas de expresión y desafío al mundo del poder. Hemos podido observar una masificación en el ejercicio de violencia contra estructuras del poder (instituciones financieras, partidos políticos o símbolos del poder) y por supuesto contra sus distintas fuerzas de choque (militares, carabineros, detectives e intentos de bandas parapoliciales representadas por los chalecos amarillos (1)).

Estas expresiones generalizadas han echado mano a la amplia trayectoria de combate que, si bien, no comenzaron un 18 de octubre, se han sabido innovar al calor del conflicto, modificando estrategias ofensivas. A modo de ejemplo, el uso sistemático y masivo de escudos solo fue necesario en respuesta a la enorme cantidad de perdigones y lacrimógenas disparadas a la cara y el cuerpo con el saldo ya conocido a nivel mundial de mutilados y heridos. Al mismo tiempo la multiformidad se ha vuelto a expresar en el aporte que cada cual hace según sus capacidades al combate. Ejemplos de estos son desde quienes utilizan punteros laser para cegar a la represión, quienes destruyen el pavimento para sacar piedras, hasta quienes entregan alimento y agua a lxs que llevan horas de enfrentamiento. Todo esto organizado de forma completamente informal y al calor de la lucha y la calle.

La violencia política que se ha adquirido está validada y completamente legitimada durante estos días, llegando incluso a un romanticismo a la “primera línea” que más de alguna suspicacia nos puede generar debido a la exaltación heroica de determinados roles al interior de la revuelta que podrían derivar en fetichismos y lógicas de vanguardia militarista.

Así se pasó de enfrentamientos descentralizados durante los primeros días a combates circunscritos principalmente en el centro de Santiago y distintas zonas centrales de poblaciones o plazas y ciudades a lo largo de Chile. Batallas que muchas veces se tornan en combates por terrenos ganados y/o perdidos a la represión.

Los protagonistas son diversos, no fantaseamos con un rol estelar, único y excluyente de la tendencia anárquica. En la calle hemos visto tras las capuchas, antiparras y máscaras antigases la variedad de quienes alimentan la revuelta, lo cual no va a contracorriente de la caracterización anárquica que hacemos de la revuelta: contraria al poder, sin líderes y forjando relaciones horizontales de apoyo mutuo y solidaridad. La sensación de protesta o denuncia petisionista claramente es superada por aquella sensación de querer cambiarlo absolutamente todo, un sentir que si bien puede ser efímero y no sabemos cuánto durará, es el oxígeno de la revuelta estos días.

La represión recoge parte de su propio hilo y memoria de la historia con prácticas y métodos desde la dictadura, mostrándonos la evidente continuidad. Ampliamente han sido difundidas varias tácticas represivas que van desde las detenciones, golpizas, torturas, violaciones, abusos sexuales, mutilaciones de ojos hasta las muertes en las más distintas circunstancias (desde balazos, golpizas, muertos que son lanzados a negocios incendiados para hacerlos pasar por “saqueadores” o atropellos y asfixiados por los gases).

Desde el Estado observamos angustiosos y desesperados llamados a la paz y la unidad de los chilenos. Una estrategia de pacificación que hasta ahora no ha dado resultado alguno de forma masiva, sin conseguir imponerse a la rabia y la negación de la normalidad resquebrajada. Una campaña de paz continuamente ridiculizada por todxs, donde simplemente ya nadie cree ni espera algo de los poderosos. Por su parte todos los partidos políticos llegaron al consenso absoluto para despachar una serie de leyes represivas que ya están siendo aprobadas en la maquinaria administrativa.

Aprendiendo de la historia, esperamos desde la izquierda una estrategia de recuperación de la revuelta, llevándola a demandas negociables, a líderes o protagonismos de organizaciones. Esta estrategia se ha intentado fraguar sin éxito desde el conglomerado de “Unidad Social”, grupo que reúne a distintos sindicatos y organizaciones políticas. A pesar de sus tristes intentos de ponerse a la cabeza de las manifestaciones, la calle sencillamente hace oídos sordos y se mueve con indiferencia. Hoy, si Unidad Social llama al desarme de la revuelta y volver a la normalidad, sencillamente nadie escuchara. Lo que no quiere decir que lxs revoltosxs, no aprovecharan cualquier llamado a paro u otra convocatoria para congregar las fuerzas en más y más combates.

Al calor del combate y vinculado directamente con la revuelta han surgido formas de asociarse en los territorios. Polémicas y contradictorias, las asambleas territoriales se han vuelto un lugar común para discutir nuestras proyecciones, formas de vida y de asociarnos en la ruptura con el viejo mundo.

¿Nuevo germen en la revuelta? Asambleas territoriales

Las asambleas territoriales, nacidas en la revuelta, hoy se presentan, por un lado, como interesantes iniciativas donde es posible llevar a cabo experiencias de autoorganización en diversos ámbitos, iniciando y fortaleciendo procesos de autonomía territorial en muchos sectores, poblaciones y barrios de todo el país. Sin embargo, por otro lado, dichas asambleas, en su gran mayoría, demandan la creación de una asamblea constituyente que de origen a una nueva constitución que reemplace a la existente desde 1980. Grupos políticos, movimientos sociales y sindicatos que desde hace años vienen abogando por la asamblea constituyente, aprovechándose de la coyuntura, intentan posicionar dicha demanda como la única y la principal, lo que, evidentemente, representa una salida pacífica y ciudadana a la revuelta que se traduce en la refundación y, por lo tanto, el fortalecimiento del Estado.

De igual forma nos encontramos con algunas tendencias políticas que buscan transformar las asambleas en consejos autónomos donde recaiga el poder a la hora de organizar (o suplantar) la “nueva sociedad”, como también otras líneas que buscan transformarlas en instancias de transición antes de un gobierno de los trabajadores.

En esto punto es necesario aclarar y señalar con vehemencia que ningún grupo, asamblea, federación u organización anarquista se encuentra levantando o apoyando la demanda de la asamblea constituyente. Ni una expresión del mundo anárquico percibe en la actualidad que una nueva constitución represente una salida válida o un triunfo de la revuelta, como equívocamente se ha esgrimido en un escrito difundido en las últimas semanas. Es más, todas éstas se han posicionado explícitamente en contra de la vía constitucional.

Si compañerxs anarquistas se encuentran participando activamente en asambleas territoriales (como efectivamente lo hacen) es para levantar iniciativas de satisfacer nuestras necesidades y autoorganización en diversos sentidos con el propósito de intentar prescindir del Estado y del capitalismo para la resolución de las necesidades, teniendo claro que nos encontramos en una situación de opresión donde es imposible escapar de los tentáculos del poder. Es para propagar y llevar a cabo dinámicas antiautoritarias allí donde se pueda, y no para demandar una nueva constitución, un nuevo colegio o un nuevo consultorio. En definitiva, la participación en las asambleas territoriales se enmarca en la búsqueda permanente de apropiarnos de nuestra vida, de tomar el control de ésta, experimentando con otrxs, sean o no afines, maneras de relacionarnos alejadas y contrarias a las impuestas. En este sentido, como anarquistas nos involucramos desde nuestra posición basada en la conflictividad permanente y la búsqueda de la libertad individual, por lo que no vamos a remolque de las asambleas ni nos confundimos con caminos que no son los nuestros, entendiendo también que estas instancias no son algo acabado y que, con el transcurso del tiempo, pueden adquirir ribetes autoritarios e institucionales, momento en el cual nosotrxs estaremos en la vereda del frente.

No está la última palabra dicha: Los escenarios están abiertos

Este álgido, masivo y dinámico panorama sin líderes, sin petitorios concretos y aún no recuperado por el sistema, ha sido el escenario en que nos hemos movido y vivido estos últimos meses. Continúa ininterrumpido aunque su intensidad varíe según los acontecimientos y el desgaste provocado por la represión.

Intentando no acomodar los hechos a concepciones preestablecidas, es que cuestionamos constantemente nuestras conclusiones confrontándolas con visiones de otrxs compañerxs, de otras tendencias subversivas y con lo que está ocurriendo en la calle. Por ningún motivo queremos caer en fantasías autocomplacientes o ridículas teorías conspirativas que ven montajes en todas partes. En este sentido, resulta necesario señalar que dentro de la revuelta no todo es rechazo y destrucción de lo establecido, existiendo en ella grupos y movimientos sociales que son parte de la institucionalidad y muchos otros que, si bien no lo son, buscan ser parte de ésta. Sin embargo, a pesar de sus múltiples y constantes intentos, las expresiones ciudadanas e institucionales no han logrado conducir, centralizar y/o pacificar la revuelta. Fracaso que se evidencia de manera permanente y se pretende extender hasta un punto de no retorno por parte de diversos grupos anarquistas mediante expresiones propagandísticas – de todo tipo y en diferentes ámbitos – que apuntan al poder y sus tentáculos como el enemigo a destruir.

Construyendo caminos de destrucción: Evaluaciones, proyecciones y negaciones

Este periodo de revuelta ha sacado a la luz nuestras debilidades, las cuales llevan manifestándose hace varios años pero que en el actual contexto se hacen notar con mayor claridad. Por un parte, la falta de articulación, coordinación y comunicación entre grupos y entornos anárquicos, especialmente entre los que apostamos por la informalidad y la confrontación permanente, provocó, entre otras cosas, que no se lograran llevar a cabo interesantes iniciativas de envergadura, especialmente en los primeros días de la revuelta (18, 19 y 20 de octubre). Una coordinación sólida, que se viniera forjando previamente, hubiera podido abrir nuevos caminos de enfrentamiento en un contexto de desborde generalizado donde todo era posible, donde todo se encontraba a la mano. El Estado se caía y había que ayudar a darle el golpe de gracia. Agudizar la ofensiva, ocupar espacios, entre otras muchas cosas eran posibles de haber realizado y potenciado, y para ello, pensamos, resulta indispensable generar canales efectivos de comunicación y articulación entre quienes luchamos por la destrucción de poder.

Relacionado con lo anterior, la falta de espacios anárquicos donde nos podamos reunir y levantar actividades agravó dicha inconexión. El contar con lugares estables no solo podría haber ayudado a intentar generar instancias de reunión (a pesar de la poca y débil comunicación que existe) sino que también hubiera servido para llevar a cabo acciones de propaganda, acopio de insumos, etc. En fin, las posibilidades de incidir y transgredir en los territorios se hubieran ampliado considerablemente de haber existido dichos espacios, aun existiendo la incertidumbre sobre el comportamiento de la represión para con esos hipotéticos espacios.

No obstante, en la revuelta hemos visto una reafirmación de las prácticas y planteamientos que desde hace años venimos propagando y por las que muchxs compañerxs han pasado y aún se encuentran en prisión. Nos referimos a la apuesta por la destrucción aquí y ahora de lo que nos oprime, a la confrontación incontrolada y permanente, a la extensión y cualificación de la lucha callejera, en definitiva, a todo lo que hemos podido vivir y apreciar en estos últimos meses de manera masiva e ininterrumpida. Creemos que la conflictividad anárquica constante ha dado frutos, percibiéndose en la lucha callejera y salvaje que han dado lxs estudiantes secundarixs en los últimos años, la cual se ha caracterizado por el innegable sentido anárquico reflejado en sus discursos y prácticas. Esta lucha de lxs secundarixs, sin pausas y cada vez más álgida, fue el antecesor directo del estallido del 18 de octubre y en eso, creemos, no hay dudas. Las evasiones convocadas, alentadas y protagonizadas por éstxs fue el desencadenante inesperado de la revuelta que estamos viviendo, evasiones que, por cierto, fueron precedidas por meses de enfrentamiento con la policía, principalmente por parte de los estudiantes del Instituto Nacional, liceo emblemático ubicado en el centro de Santiago.

Que la revuelta continúe caótica y acéfala se debe a múltiples factores y circunstancias que de ser analizadas excederían por mucho los límites de este texto, sin embargo la fuerte presencia anárquica que apuesta por la extensión y la agudización de la revuelta, ha jugado un importante papel en la fracaso de los sectores que intentan pacificarla y conducirla. Los planteamientos ácratas expresados y materializados en la lucha callejera y en los demás escenarios de esta revuelta, han cuajando casi de forma armónica con la espontaneidad destructiva de las turbas enardecidas, lo que, en parte, ha impedido que se logre conducir este desborde.

En relación a lo anterior, vemos como una fortaleza el que la totalidad de los entornos anárquicos informales no se hayan obnubilado con pretensiones vanguardistas ni con ridículos intentos de formar una gran organización que sea capaz de conducir la revuelta, como lo plantean transnochados ex militantes de grupos político miliares de extrema izquierda que añoran un pasado en donde ellos eran los conductores y los canalizadores absolutos de las voces transgresoras. Lxs anárquicxs, creemos, hemos entendido muy bien que somos uno más dentro de esta revuelta, ni por debajo ni por encima del resto y que el luchar por extenderla no significa que la queramos dirigir, por el contrario, significa, entre otras cosas, combatir a quienes intentan conducirla porque sabemos que de ser así sería el fin de la revuelta.

La situación de lxs compañerxs en prisión antes de la revuelta se encontraba agitada por posibles traslados e imposición de leyes que obstaculizaban aún más su salida a la calle. Es real que durante la revuelta las prisiones no fueron escenarios de levantamientos, pero también es real que sacar a nuestros presxs siempre ha sido una prioridad en todas las revueltas, esta no tiene que ser la excepción, por la sencilla razón que son quienes nos faltan en la calle.

Los aprendizajes y las interrogantes son múltiples y se suceden en cada jornada de enfrentamiento, en cada descanso al calor de las barricadas o caminatas a lo largo de la ciudad. Las discusiones y especulaciones sobre los posibles escenarios pareciera que no paran y se reproducen en cada conversación entre lxs compañerxs durante algún fortuito encuentro o en medio de alguna actividad en los distintos territorios. Son estas apresuradas lecciones las que nos interesa colectivizar a compañerxs de todos los territorios y contextos, lecciones que se transforman en nudos de discusión sobre las posibilidades del conflicto aun en curso.
Desde las tendencias informales de la anarquía hemos venido levantando desde hace años la necesidad de la libre asociación y los grupos de afinidad, los hemos llevado a la práctica en distintas dimensiones del conflicto, por parecernos ésta la forma de organizarnos más coherente y cómoda con nuestros planteamientos permitiéndonos potenciar nuestras individualidades en el colectivo, sin estructuras que nos limiten o fuercen, uniéndonos en la sincera voluntad.

Durante el desarrollo de la revuelta, múltiples son las iniciativas territoriales de propagar tanto el conflicto como la autonomía, desde barrios, poblaciones, villas o comunas donde han tomado cuerpo dichos empujes. La dimensión territorial adquiere una importante fuerza tanto para enfrentar al Estado y su control como también para levantar iniciativas de sobrevivencia antagonistas al viejo mundo. Entonces, nos queda la pregunta ¿Cómo conjugar la afinidad con las perspectivas territoriales donde la unión radica principalmente en la ubicación geográfica? ¿En qué punto se intersectan y en cuales se distancian? ¿Podemos desentendernos de las iniciativas territoriales o entregar todas nuestras fuerzas únicamente en estos espacios? Estas son algunas preguntas que no se encuentran encapsuladas en discusiones teóricas, sino que se transforman en dudas sumamente prácticas del día a día durante la revuelta.

En ese sentido, preguntas como éstas o las posibilidades de autogestión y autonomía cuando el Estado se resquebraja, nos llevan a los debates de fondo sobre las proyecciones anárquicas. Es en la revuelta que nos hemos dado cuenta que aquellos debates que muchas veces rehuíamos, ya que nos parecían cargados de promesas de revoluciones futuras, son en realidad vigentes cuando los vemos en la óptica del conflicto permanente. El pulso de la revuelta y el conflicto lo dice, lo pide.

Entre quienes buscamos la efectiva destrucción del poder y no solo una dinámica de protesta rutinaria, surge la necesidad de experimentar las posibilidades reales de vivir antagónicamente al Estado, destruyendo al Estado. Cuándo todos los supermercados del sector están saqueados; Cuando gran parte del transporte se encuentra saboteado; Cuando los servicios del Estado-Capital simplemente no funcionan; Cuando la estructura de la ciudad está destruida y su funcionamiento es a penas intermitente ¿Cómo satisfacemos nuestras necesidades?¿Con quiénes?¿Entre quienes? ¿De qué forma?

Es en este punto que volvemos a la esencia de la lucha anárquica con la praxis destructiva/creadora. Entendemos que la destrucción y creación simplemente ocurren al unísono, no pueden ser comprendidas como dos etapas distintas, sino que se desarrollan como un ejercicio simultáneo. A más profundidad, el/la joven que decide destruir una sucursal financiera no solo está rompiendo un par de vidrios o reduciendo a cenizas aquel local, sino que también de forma paralela, además de destruir el símbolo, construye una forma distinta de entender la violencia, la normalidad, la urbanización, la vida y la forma de enfrentar la opresión. Somos clarxs, no se trata de vidrios más o vidrios menos, sino de relaciones sociales y estructuras de dominación, pero en ese sentido la revuelta genera disposiciones, voluntades, creatividades, imaginación y una vitalidad desconocida en el mundo del poder. Lo hemos sentido y vivido en carne propia, en conversaciones, en diálogos y en vínculos.

Desde el acto individual hasta el desarrollo de una revuelta generalizada, la destrucción de estructuras materiales y el resquebrajamiento de las relaciones de autoridad, traen en sí misma la creación, casi instintiva, la negación del presente y las posibilidades de nuevas formas de entender el mundo. Es en este terreno que necesitamos fortalecer las posibilidades que de ahí emanen llevándolas a la praxis, a la materialización para sobrevivir y atacar.

Siempre hemos realizado una crítica destructiva a las burbujas de libertad, y ésta no será la excepción. Aun así entendemos que en los escenarios de revuelta generalizada, de fractura y trizadura del Estado, es el propio enfrentamiento el que nos devuelve la pregunta sobre ¿Cómo resolver nuestra vida en el cotidiano de forma antagónica al poder? Sabemos que la respuesta no se encuentra en una vida alternativa y en coexistencia, sino que en la gestación de experiencias combativas y en abierta oposición al mundo del poder. Discusiones sobre apostar por el control territorial de pequeñas comunidades multiplicables y en enfrentamiento con el poder, son parte de algunas conversaciones al calor de la revuelta. Aprendemos de experiencias pasadas, pero necesitamos actualizarlas.

Siempre hemos apostado a que nuestros medios se encuentren directamente acorde a nuestros fines, pues entonces, desde las proyecciones anárquicas informales y negadoras, nos permitimos soñar despiertos mirando el presente ¿Cuáles son nuestros fines? Apostamos por la asociación entre pequeñas comunidades, que se apoyen y aporten entre sí, sin estructuras estables por sobre los individuos manteniendo la tensión permanente y el cuestionamiento permanente sin nunca creer en una realización ni final ni finalizada. Nuestras prácticas en el presente tienen que saber ir direccionadas en aquel sentido.

La revuelta nos abre continuamente nuevas discusiones, no son diálogos cerrados, ya que estamos viviendo el proceso de forma vigente y viva. Nos volvemos a preguntar cuáles son los límites de la revuelta y cómo transformarla en el colapso total del Estado y el régimen de autoridad, cómo echar por tierra lo establecido. La revuelta nos refleja nuestros propios límites, no aquellos que hablan de la falta de una organización específica, estructura, planteamientos y formas de funcionar, sino los que se refieren a nuestras capacidades de derribar el viejo el mundo, como también a la expansión y defensa de expresiones antiautoritarias.

¿Qué más podemos hacer? ¿Qué más podemos dar? La calle no ha dejado de arder y el conflicto adquiere un ritmo propio donde se cualifica y masifica. Lejos de querer o añorar partidos armados para devolver los golpes, descansando en esas estructuras, creemos que las revueltas tienen fuerzas y ritmos propios, y quizás las revueltas en pleno siglo XXI, tengan dinámicas que estamos recién explorando y conociendo. Punto aparte se merecen aquellos que tristemente ven la mano estatal detrás de los inicios y el desarrollo de la revuelta tildando la realidad que vivimos como un “simulacro de insurrección”, posturas cargadas de derrotismo y una visión higiénica y estructurada del desarrollo de una revuelta. Análisis que simplemente quedarán recordados como anecdóticos y perdidos entre el fuego de la revuelta, la destrucción a símbolos del poder en uno de los procesos políticos e históricos más importantes de los últimos años bajo el dominio del Estado Chileno y a nivel mundial en cuanto a la experiencia anárquica.

Hoy las calles siguen ardiendo, cientos de ojos continúan siendo cegados por los sicarios de uniforme, la sangre sigue tiñendo las murallas de las comisarías y cientos de prisionerxs enfrentan por primera vez la cárcel. El olor a bencina, gas lacrimógeno, el ruido de los estallidos, el color del fuego entre los laser se sabe mezclar con restos de estatuas y monumentos regados por el suelo. Cada día, en cada lugar es una nueva jornada de revuelta aun cuando el agotamiento muestra sus efectos y los combates son más episódicos. Hoy el poder no consigue imponer el orden ni la normalidad absoluta, mientras que lxs insurrectxs tampoco hemos conseguido dar vuelta completamente el tablero. Los escenarios siguen abiertos y desarrollándose en este mismo momento, mientras escribimos estas palabras van surgiendo nuevas iniciativas de insubordinación e insurrecta desobediencia.

Seguimos con todo y apostando por el todo
Porque la revuelta está viva: ¡Viva la revuelta reproducible y contagiosa!

-Kalinov Most/Región chilena.
Enero 2020

(1) Chalecos amarillos que nada tienen que ver con los franceses. Como se señala, grupos de ciudadanos organizados han decidido proteger las infraestructuras del capital y del Estado en sus barrios, y como distintivo han utilizado dicho atuendo.

(Chile) Reflexiones acerca de plantear perspectivas anárquicas contra la devastación

Reflexiones desde compas chilenos, sobre la intervencion desde una perspectuva anarquica contra los diversos proyectos productivos del avance civilizatorio. Es importante el debate de esto entre los compas de Mexico, ya que en diversas zonas se vienen implementando varios mega proyectos, por lo regular muchas de estas luchas se ven mediadas aqui por ONGs y colectivos de orientacion ciudadana, democratica y de izquierda que no hacen una critica global contra el Estado, la tecno industria y la civilizacion y acaban perpetuandose en luchas reformistas. Por otro lado aun sin sostener un proyecto radical, demasiados activistas ecologistas son asesinados por el gobierno y sus sicarios, en su mayoria indigenas y campesinos.

¡Liberacion de la Tierra!    ¡Liberacion Total!


DEFORESTACIÓN

ALGUNAS REFLEXIONES ACERCA DE PLANTEAR PERSPECTIVAS ANÁRQUICAS CONTRA LA DEVASTACIÓN: INFORMALIDAD, APOYO MUTUO Y PROYECTUALIDAD

«Por supuesto: nuestra querida civilización de la cual estamos tan orgullosxs. Hemos abandonado la vida libre y feliz de los bosques por esta horrenda esclavitud moral y material. Y por ellos nos comportamos como maniáticos, neurasténicos, suicidas. ¿Por qué debería importarme que la civilización haya dado alas a la humanidad para volar y así poder bombardear las ciudades, porque debería importarme si conozco cada estrella en el cielo o cada río en la tierra?[…] Hoy en día la bóveda estrellada, es un velo plomizo que vanidosamente nos esforzamos en atravesar, hoy en día no hay nada desconocido […] Me trae sin cuidado su progreso. Quiero vivir y disfrutar»
Bruno Fillipi

«Pero es precisamente cuando la gente sabe que ya no hay nada que decir a sus gobernantes, cuando aprenden como hablar un@s con otr@s. Es precisamente cuando la gente sabe que las posibilidades que este mundo puede ofrecerles son nulas, cuando aprenden como soñar lo imposible. Esta red de instituciones que domina nuestras vidas, esta civilización, ha convertido nuestro mundo en una prisión tóxica. Hay mucho que destruir a fin de que una existencia libre pueda ser creada. El tiempo de los bárbaros está al alcance de nuestras manos»
Willful Disobedience

¿Es deseable un mundo donde los estados reprimen, torturan, asesinan a quienes defienden formas de vida de respeto con el entorno y los ecosistemas?

¿Es deseable un mundo de poder centralista autoritario, de fronteras militarizadas, de devastación de la naturaleza, de violenta xenofobia e imposición consumista cuando todo alrededor es jerarquía, miseria, toxicidad y explotación?

¿Qué ha hecho la visión antropocentrista / desarrollista constituida en estados y leyes, si no imponer a través de la sangre, un colonialismo en los últimos quinientos años en las regiones del sur del mundo?

¿Qué situaciones horribles tienen que seguir sucediendo para no decidirse a accionar hacia la ofensiva contra el poder que nos oprime?

¿De qué forma aprender de las antiguas luchas y resistencias para coordinarse y atacar un proyecto tan grande y nocivo como IIRSA?

¿Y después de esta nueva avanzada del capitalismo qué se viene?

En primer lugar hay que dejar claro: Somos acerrímxs enemigxs de la autoridad, sea religiosa, patriarcal, especista, ciudadana etcétera.

Entendiendo que nos situamos en diferentes intenciones y formas de afrontar el conflicto desde todas las contradicciones autoritarias que nos atañen en una sociedad miserable como norma. Es Imposible que nos creamos purxs porque estamos malditos por la mercancía, ademas rechazamos el concepto cristiano de bien y mal, pues no nos importan ni lxs ideologxs ni lxs enjuiciadores de los dogmas. Enemigxs de la máquina del estado y el capital y su forma de vida jerárquica, sabiendo de antemano que no existe la libertad sin la destrucción previa de la autoridad y su infraestructura.

Frente a esto, consideramos fundamentales las posturas antiautoritarias para reflexionar de qué manera nos proyectamos en una lucha específica sin fines de poder ni económicos, estas luchas poseen múltiples variantes y contradicciones, con matices y derrotas, con ofensivas y revueltas, con voluntades y apatías, y no existen formulas para comprenderlas en todas sus dimensiones. Sin embargo nos posicionamos, y afirmamos que la organización que deseamos es una que desee experimentar formas horizontales de acción, y la que consideramos la más cercana y consecuente es la organización informal, porque potencia la multiformidad de maneras e intenciones, y se exterioriza como necesidad práctica y teórica, como coordinación propagandística y estratégica, como de espontaneidad y ocio. Estas formas de organización son procesos colectivxs e individuales – de autoeducación experencial – que tienen por finalidad tensionar la jerarquía dentro de la lucha, tanto en lo interno como lo externo, en lo social y clandestino. Todo esto, sobre la base de objetivos y aspiraciones en común y con libre acuerdo, optando por el compromiso hasta que se decidan nuevas estrategias; sin necesidad de una plataforma o una asamblea de principios cerrados que buscan homogeneizar, que exigen programas preestablecidos y morales de acción: sino frente a unx mismo, y con quienes se decidió coordinar y conectar, según se desee y de la forma que sea. Rompiendo con el unilateralismo ideológico centralista de aquellxs que buscan espacios de poder para abarcar una estrategia jerarquizada por un comité central o algo por el estilo; ocupando caudillismo, coerción y captación para sus filas de militantes, victimismo asistencialista, superioridad ética purista o lo que sea con el fin de conseguir sus objetivos autoritarios. Apelamos a la multiformidad de las acciones, la expresión de la individualidad y de las diversas afinidades, en donde no existen modelos sino formas prácticas que se van intentando y creando en libres asociaciones, apelando al respeto, al aprendizaje mutuo, a la solidaridad y la autocrítica fraterna entre pares.

Consideramos fundamental la organización informal para la peligrosidad de la anarquía, la posibilidad de revuelta y solidaridad con otras luchas de rebeldes; asumiendo una postura de libertad contra todo centralismo formalista, y generando una proyectualidad concreta, que asimile objetivos contra el sistema de dominación. La necesidad es relacionar experiencias para el enriquecimiento de las posturas, colaborar negaciones de lo existente, apelar a lo cualitativo, sin dogmas ni iconos, sin posibilidad de negociación con lxs enemigxs.

Es claro que este tipo de posturas no se desarrollan de una sola forma, los contextos condicionan las acciones, espontaneidades, afinidades y reflexiones en torno a ellas; por ejemplo en el calor de una revuelta, o en la necesidad de organizar instancias de encuentro y propaganda entre pares, coordinar actividades contraculturales, generar instancias deconstructivas o de aprendizaje colectivx, en las acciones directas de expropiación o ataque sin mediadorxs a la institucionalidad , o simplemente conversar lúdicamente acerca de un tema en especifico: las expresiones son muchas y los matices también, pero no faltan ejemplos para manifestar como se han generado iniciativas de grupxs que deciden organizarse de una manera no centralista sin programas preestablecidos.

En la organización informal no importa la retórica mascullada de verdades, sino el proceso y la convicción de hacer las cosas, porque nacen de las voluntades individuales o colectivas; eso no significa que seamos lxs verdugxs misantropxs, ni tampoco lxs salvadorxs entrópicxs del mundo. Se trata de que cada expresión o práctica sea justificada por la propia acción o iniciativa que se lleve a cabo, y con quienes decidan plantearse un objetivo común; sin verse el ombligo, sino entendiendo el contexto y realidad en la cual nos desenvolvemos, dentro de las condiciones jerárquicas que nos situamos, en los momentos de lucha que asumimos, y la fervorosidad del ambiente que deseamos.

La organización informal es cruzada por diferentes estrategias que se conectan en objetivos a veces particulares y a veces generales, esto significa, que ante las diferencias no se llega “por necesidad” a un acuerdo o a una hegemonización del discurso, sino que, dependiendo de cada caso, se avanza paralelamente sin verse como antagonista o disputador de espacios, – como lo hacen constantemente lxs grupos autoritarios-, sino que simplemente se decide lo que se decide sin ninguna receta interpuesta. Además con lxs autoritarixs y progres “ni a la esquina”, nos podemos encontrar en el candor de una revuelta pero no construimos ni queremos hacer proyecto con ellxs: lxs que anhelan el poder con lxs que desean destruirlo obviamente no pueden tener puntos de afinidad. Esto no quiere decir que exista un modelo de persona con la que sí y con la que no se organiza, sino que se encuentra según los criterios,procesos y en la calle, intenciones y objetivos en común en que decida estar o no, porque cada individux y grupo tiene sus propias formas de decidir según las circunstancias del encuentro mismo.

Realizar estas reflexiones acerca de la organización informal nos sirve para plantear críticamente, y desde nuestro punto de vista, un método, tanto a nivel de acción como organizativo, tanto en lo público como lo subversivo, como una posibilidad que trascienda al tiempo y las personas, como una proyectualidad de lucha contra el poder y los gobiernos, con formas que se van adquiriendo o desmantelando con el tiempo. Frente a este tipo de instancias no existen dobles caras, sino que se evidencia por sí mismo desde que lugar se está posicionando, desde estrategias horizontales y perspectivas de acción especificas; que rompen con la ilusión de neutralidad democrática en el enfrentamiento, que hablan desde un visión o varias sin ocultamientos políticos, que aspectos que se consideran elementaes para cuestionar en profundidad mega proyectos devastadores como IIRSA, o empresas extractivistas de toda índole. Y ademas, plantea una organización coordinada en la ciudad de forma propagandística y agitadora, en mitines o instancias de encuentro, en acciones y comunicación de posturas en jornadas de revuelta, cuestionando todo tipo de caudillismo de lideres, aniquilando todo maquiavelismo autoritario o moralista cristiano.

La organización informal, como postura creadora y propositiva, señala la falsedad autoritaria que ronda por los espacios donde puede explotar o generarse una instancia de critica radical frente al sistema capitalista de dominación. Ejemplos podemos ver en revueltas de toda la región de ABYA YALA, donde vocerxs se transforman en dirigentes reaccionarixs y politicxs profesionales, o posturas que ocupan las luchas para recuperar sus militancias jerárquicas decidiendo como y cuando accionar según su ocultado interés; o se le pone paños fríos a individuxs con ánimos de revuelta en pos de una estrategia conciliadora y reaccionaria, donde termina siempre en negociaciones y victorias de las empresas sustentadas por las leyes, hablando de condiciones objetivas según sus criterios vanguardistas, ocupando a la gente para sus intereses particulares y no en afán de una critica radical a la devastación capitalista tecno industrial. Anulando todo clima revolucionario para trasformarse en una gran anécdota.

La importancia de la revuelta en la ciudad y la defensa de la tierra y la mar.

Frente a varios conflictos que genera el capital, tanto sociales como de la tierra y sus hábitats, hemos visto cómo se generan discursos con objetivos muy diferentes unos de otros: y es imposible hacerse lxs desentendidxs, más aún cuando las diferencias denotan ser antagonistas en sus objetivos.

Estamos en una época donde una acción necesaria es contemplar el escenario para no cometer arrebatos frente a lxs enemigxs, y desde ese lugar, agudizar la critica radical al extractivismo y no generar reacción ciudadana a la posibilidad insurrecta, ya que la situación es compleja y los discursos fascistas y recuperadores ocupan toda oportunidad para desprestigiar o atacar directamente a la lucha anarquista, cosa que siempre han hecho, pero si nos pilla desatentxs puede ser un golpe duro: por eso la necesidad del autoaprendizaje y la capacidad de comunicación entre compas, que se desenvuelven en diferentes contextos y realidades. Ademas, la estrategia y proyectualidad de la lucha se relaciona con aquellas condiciones de control en la que estamos impuestxs, y en la ignorancia y apatía tanto de nuestra parte como de la gente externa de nuestros puntos de vista; bajo ninguna circunstancia se tienen que analizar los contextos de forma segmentada y hermética, sino que se contemplan, analizan y accionan
tanto individual o colectivamente según las circunstancias mismas.

Lo que se denomina lo parcial y lo total, lo social y lo antisocial, no es más que mero binarismo teórico; las cosas suceden en lo concreto, en la evidencia misma de la miseria capitalista: en la maquinaria asesina de control social y productivo, en la tecnocracia del espectáculo ideológico, en politicxs y policías invadiendo y decidiendo por la vida de lxs demás, esclavizando todo a su paso. A esta nueva forma de ideología moderna de jerarquía social se le ha denominado CIUDADANÍA, la cual se hace partícipe activa de esta maquinaria gigante, de esta devastación horrenda denominada progreso, todo esto adornado con símbolos propagandísticos y tecnologías que complejizan los mecanismos de autoridad y de alienación. Estas instituciones de la opresión se manifiestan en situaciones concretas, en contingencias sociales e individxs específicxs, por ejemplo en medio del campo en una invasión industrial, o en medio de juntas rebeldes abordadas por lxs caudillxs del estado, o en el calor de una revuelta donde la izquierda desea reprimir a lxs insurgentes, haciendo el trabajo que no logra abarcar la policía, o en una lucha social donde la dirigencia termina haciendo un llamado a bajar las tomas, o en una acción contra el banco donde la ciudadanía termina poniéndose al lado de lxs banquerxs y la burguesía, o en una toma de terreno donde existen contradicciones de objetivos antagonistas entre lxs individuxs, o en una iniciativa solidaria que termina siendo donaciones monetarias sin vínculos más profundos con una lucha especifica, o en una acción de propaganda callejera, etcétera.

El deseo de libertad anárquico se desarticula y expande constantemente, enriquece el espíritu e impulsa la creatividad; para que no haya mediadores ni dirigentes es fundamental atacar pronto o ahora mismo, sin previa consulta a un mundo que no nos consultó sus condiciones de miseria. Se hace necesario canalizar estratégicamente las formas de lucha y diversos lugares del enfrentamiento, porque éstas se dan de manera múltiple en los distintos espacios donde el poder mete sus narices y explotación. Todo sucede simultáneamente; lx individux irrumpe cómo y cuándo desea: no aceptando ni un segundo la retórica de la autoridad, -muestre como se muestre-, tensionando constantemente las contradicciones que nos atañen, luchando contra las miserias del universo pos industrial de la devastación generalizada, dentro y fuera, en un constante devenir en revuelta. Esa acción no necesariamente va a ser subversiva en su primer momento, quien lo sabe, pero será la muerte de lo mediado, donde lo que se hace es con libre determinación, asumiendo las consecuencias, sin aceptar formas de coacción políticas, reaccionarias y policiales.

La tierra es vida, no se relaciona a través del poder como lxs ideólogxs y tecnócratas siempre han querido demostrar. La tierra se manifiesta y existe en ella conjuntos de complejidades y ecosistemas; y como un todo que late, se relaciona e interconecta, se manifiesta en sus múltiples formas; así como nosotrxs mismxs, que somos ella misma. La tierra no puede ser territorio fragmentado en fronteras políticas, porque el territorio o terreno es delimitación; es evidente que existen diferentes formas de vida y culturas, pero esto no es impedimento para dividirlas por mero interés. La defensa de la tierra (MAPU) no es defensa de territorio/terreno, así como la defensa de la libertad no es la defensa de una nación. Sin lugar a dudas, hay lugares en resistencia que luchan por autonomía, pero no defendiendo una propiedad o frontera, sino que la tierra misma, una forma de vida, una cosmovisión, contra la modernidad occidental, o cualquier tipo de separación jerárquica y sus miserias tras suyo. Por otro lado, la revuelta en la ciudad no puede tener otro objetivo que el impulso insurreccional a este sistema de dominación carcelario, donde principio, método y fin no se confunden en la practica y estrategia, ya que no se justifican medios de poder para lograr un objetivo, sino que se llevan a cabo con intenciones y principios antiautoritarios que buscan su coherencia, aunque supuestamente para algunxs se “avanza menos”, pero preguntamos ¿avanzar hacia donde? ¿a un lugar donde se reemplacen las caras de la autoridad y la represión? Por otro lado, la toxicidad ambiental y de relaciones en la urbe genera modos de alienación que se dejan llevar por la misma dinámica de su corrosión, determinada por el flujo de mercancías y del ocio capitalista, territorio de vida producido por el mismo modelo que sustenta. Sin embargo, posibilitar acciones en defensa de la tierra en tales territorios es posibilitar acciones de desmantelamiento de la institucionalidad, tanto en el ataque directo como en la tensión de formas de relaciones antagonistas a la jerarquía ideológica; así como también solidarizar en la calle, la contrainformación y la propaganda con las resistencias que están en pie de lucha, ademas de posibilitar encuentros y recuperaciones de terrenos(territorios) o casas ocupadas para impulsar las iniciativas antiautoritarias. La ciudad es la representación de la miseria en todas sus vertientes, pero es posible accionar contra la devastación en ella según los criterios que se decida: las instituciones del poder existen allí, como los centros capitalistas, lxs especialistas, burócratas y aparatos de represión, donde se puede impulsar y radicalizar movilidades sociales que tiendan al cuestionamiento contra la autoridad, y generar propaganda por el hecho en las mismas posturas y acciones que se realizan. Existen muchas posibilidades de generar apoyo mutuo con las luchas de la tierra, pero sin lugar a dudas no existen formulas ni contextos para plantear objetividades, son en las mismas circunstancias, en las condiciones, proyectos y voluntades donde se realizan las iniciativas entre compas, que pueden transformarse en grupos de afinidad como redes autónomas para el impulso revolucionario.

Asimismo la defensa de la tierra y la mar se evidencia en la defensa de una zona autónoma en resistencia misma, en deconstruir los saberes de la autoridad invasora, desde la alimentación hasta los ritos paganos, en el ataque directo contra la infraestructura, en la estrategia coordinada de defensa y ataque, en la comunicación entre regiones y condiciones de vida, en la experimentación de que otras posibilidades del relacionarse con el mundo son posibles: en la libertad antiautoritaria y deliberada del existir.

IIRSA en este momento es el proyecto de la destrucción de la vida, y la defensa de la tierra es lo más necesario que nos convoca, algo que simplemente florece, entre lo que se ha experienciado y lo que se quiere otorgar; la manera en que nos concebimos y nos relacionamos con el entorno. La rebelión frente a lo existente y la defensa de la tierra y la mar son dos aristas contra el capital-estado, por lo tanto contra IIRSA, más allá de los rótulos: es en la acción y en los intentos que no pululan con lo autoritario ni lo que desea dominar lo que prevalece, lo que se enmaraña en defenderse y atacar; como muchos pueblos originarios, o como muchxs rebeldes y anarquistas lo han hecho por siglos. Hoy en día, la devastación, es traducida en monopolio mundial de guerras por dominar la naturaleza en pos de la lógica de la mercancía y el fetiche del espectáculo; traducida como civilización y progreso extractivista; traducida como autoridad, su ley y policía; traducida en estas regiones del sur como proyecto IIRSA.

Legalismo e ilegalismo

Siempre existe la posibilidad de negar lo existente y a sus falsxs criticxs, porque no hay sumisión cuando se desea la libertad, se desea la anarquía, sea desde lo mas profundo hasta lo más instintivo, florece el germen de la rebeldía, de la necesidad de construir otras formas del relacionarse, fuera del ámbito de la jerarquía y la explotación.

Cuando nos posicionamos desde una postura anarquica, quiere decir que no aceptamos ningún poder, sea gobernante, institución o ley que nos domine, y menos que deseamos dominar, porque no queremos que algo o alguien domine sobre nosotrxs ni nadie. Esto quiere decir que vivimos lo más alejado posible de la ley, y es por esto que buscamos nuestras propias maneras de organizarnos para tener y desear una vida fuera de esa legalidad. Se es necesario vivir la vida en los propios términos, en el aquí y en el ahora, y esto irreductiblemente lleva a una posición que, en los conflictos sociales, se rehuya, en todo sentido, a las implicancias que una legalidad pueda imponer sobre las condiciones de la lucha misma, ya que esas mismas condiciones quiso imponernos su voluntad autoritaria que reproduce el mismo mundo que negamos, y la consideramos corrosiva y violenta en todo sentido.

En las luchas sociales unx se encuentra con autoritarixs y ecologistas, con ciudadanxs y legalistas, con politicxs y rebeldes, con insurrectxs y reaccionarixs, donde las formas de lucha que pueden llegar a generarse responden a diferentes contextos e intereses. Pero el objetivo primordial, desde nuestro posicionamiento, a pesar de tales o cuales características del conflicto, es la destrucción del mundo de la autoridad y acabar con el avance del capital de todos los modos posibles y en todas sus expresiones: sea su infraestructura, su ideología, sus verborreas discursivas, sus lógicas jerárquicas: en su ley, porque ha significado el genocidio y el ecocidio de todo lo existente, de la naturaleza y cualquier libre determinación a través de distintas formas de opresión. Basta con hacer una cronología o acercamiento de todas las injusticias que han sucedido desde la revolución industrial y la creación de los bancos y naciones como instituciones de poder, que a de esclavitud y terrorismo de estado levantaron sus riquezas en la región de ABYA YALA y en África, con la explotación de la tierra y del proletariado, de los animales y la opresión de genero; el colonialismo y el centralismo de poder ha generado un estado de control que imposibilita toda forma de libertad autentica (sólo acepta la que es producida y generada por el mismo aparato represivo), y hasta la actualidad siguen sucediendo tales actos de violencia llena de crímenes brutales y miserias que los medios ocultan o manipulan para su
conveniencia.

No aceptamos la legalidad porque es la norma dada por el sistema de dominación para mantener sus privilegios: toda su institucionalidad está hecha para sus propósitos de poder, hoy en día transformada en industria, explotación y devastación; amparada por aparatos de represión y control social. Su institucionalidad es un juego macabro con el que se han sustentado lxs poderosxs, explotadorxs y burócratas, desde la creación de los estados y el capitalismo, su forma de vida de opresión:

Simplemente no aceptamos la legalidad porque no queremos ser dominadxs ni queremos dominar, deseamos autodeterminarnos y elegir el modo de vida que queremos vivir sin ningún tipo de opresión.

No se puede transformar estas condiciones simplemente tomando los medios de producción porque no hay un lenguaje común con lo que ha reproducido esta forma de sociedad, la apropiación de la institucionalidad y sus leyes no son alternativas, ni una lo ha sido para una posible liberación: hay mucho que destruir y desmantelar para que individuxs y seres libres existan sin ningún tipo de dominación, pero en primera instancia es su ley.

“No quiero esta empresa en mi propiedad”

En muchos de los conflictos sociales la mayoría de las personas que se involucran en los espacios de lucha son las que están directamente afectadas con la construcción de un camino, o la contaminación que dejará una industria en un sector, o un despojo de un territorio, etcétera. Lamentablemente ese es el caso del cuento paranoico: cuando te das cuenta que su reacción sólo existe cuando se sienten involucradxs directamente porque se sienten invadidxs en su “propiedad”; pareciendo que todas las noticias de los medios de comunicación e informaciones anteriores lxs prepararon ideológicamente para soportar cualquier tragedia anterior, y cuando la catástrofe toca sus puertas, es ahí cuando reaccionan y piden solidaridad a mansalva. Muchas de las veces genuinas y reales intenciones de defender el lugar donde siempre han vivido, pero hipócrita resulta en sus objetivos: porque no importa,- al menos a la mayoría afectada por la rutina capitalista-, que tal proyecto o despojo extractivista se traslade a otro sector, o a otro planeta, con tal de que no le afecte “su propiedad”, a él/ella no le importa. Esa es la indiferencia capitalista, o la lógica del narcisismo posmoderno, tergiversado en el método hegeliano del más débil y el más fuerte: donde el débil con un discurso “victimista” suplica solidaridad cuando se ve rodeado, luego no molesta a nadie y vota cada cuatro años, quizás soñando ser ese pez fuerte que es capaz de echar y decidir a otros por mandato, o simplemente acepta lo que se les dice como masa amorfa de laboratorio.

Pero más allá de cierto pesimismo, es real que uno de los tipos de resistencias más recurrentes es aquella donde no se cuestiona ni el capital, ni la naturaleza de la industria, sino que sólo se cuestiona la industria en su sector territorial especifico. Este tipo de movimientos individualistas de corte liberal/capitalistas son generalmente avalados por los partidos políticos, en un pacifismo legalista que se transforma en carnavales y fotos con futuros candidatos: la famosa y horrorosa marcha ciudadana, el espectáculo fetichista de la política, el pacifismo esclavista bañada de pseudo consignas, el pacifismo reaccionario a posturas más radicales de transformación.

Con esto, no se quiere decir que no existan luchas genuinas donde muchas personas comienzan a cuestionarse la forma de vida injusta en que se habita, y que pueda ser un puntapié para conocer otras formas del plantearse y relacionarse frente al mundo; pero son lxs menos lxs valorables o cercanxs dentro de toda esa masa uniforme, la mayoría sigue creyendo en el progreso asesino, o simplemente no quiere ser afectadx directamente. Pues, entonces, que sean otrxs lxs afectadxs: inmigrantes, pobres, pueblos pequeños, comunidades ancestrales, etcétera. Lo demás son sólo consecuencias secundarias para el “desarrollo” de la “sociedad”; esa que no se quiere “hacer cargo”, pues “quieren vivir en paz y nada más”.

“No quiero esta empresa aquí ni en ningún lugar pero me gusta el capitalismo”

En estos casos podemos ver a individuxs afectadxs por la empresa y, que de algún modo, se posicionan en contra de la nocividad de ella misma. Se genera, a partir de esto, todo un “activismo” en contra de un particular tipo de industria, por sus repercusiones ecológicas o en el/a cuerpx de aquellxs que la consumen: como las críticas a las energías clásicas (petróleo, carbón), proponiendo las renovables (solar, hidroeléctricas);como mejores condiciones para la explotación animal y humana, tanto en la tierra como en el mar (vacas y pollos mejor alimentados, trabajadorxs con ejercicios de yoga); como una ética “correcta” y “consciente” del consumo (starbucks ayuda a niñxs pobres, medicina natural marca Monsanto) Por ello, la mayoría de empresas monopólicas han hecho un giro a lo ecológico: sin tocar la principal contradicción del capital y su forma de vida de imposición.

Muchas de las vertientes ecologistas tienen mucho que decir cuando se trata de plantear una forma tecnocrática industrial “diferente” a las formas neoliberales clásicas del capitalismo global; así como el socialismo clásico que criticaba las diferencias sociales, sin profundizar en el origen autoritario de toda diferencia social. Sin embargo, tales personas que participan de ellas, tienen como intención no modificar las estructuras que sustentan aquello que dicen cuestionar: sino que avalan sus leyes y su institucionalidad de control que la sustentan. Estas tendencias charlatanas sacan provecho económico de la crisis ambiental, promoviendo la idea de “capitalismo verde”, para generar un nuevo ciclo capitalista de producción y consumo; ocupando el recurso de “salvar la tierra” para sus intereses económicos, anteponiendo su propia automutilación con su verborrea hipócrita, posibilitando nuevxs posibles consumidorxs, haciendo vista gorda de los verdaderos conflictos que producen tales contradicciones: el capital y la autoridad antropocéntrica. Son especialistas para usar semánticas “más conscientes” pero sin dudar de decir “recursos” a la naturaleza, y sin cuestionarse las contradicciones de clase, autoridad o extractivismo. Estas iniciativas no cuestionan el principio de las relaciones promovidas por la civilización y sus consecuencias, las cuales se encuentran llenas de eufemismo y coerción política. Apuntando a una lógica de especialización en la división del trabajo, y también –peligrosamente-, en las luchas en defensa de la tierra, asumiéndose como vocerxs por sus tecnicismos redundantes y “mayor conocimiento” del asunto. Las estructuras de poder, sus leyes y el estado, reforzados con nuevos paradigmas, les convierten en nuevxs reaccionarixs a la hora de plantear los conflictos; y, asumiendo la legalidad como el único método de amparo, proyectan, en la mayoría de los casos, una carrera política.

No existe la gestión más saludable para la devastación, puesto que la naturaleza sigue siendo mercantilizada y cosificada para los intereses de estados y capitalistas, y en esto no hay dos o tres lecturas: por más que deambulen por retóricas de las buenas intenciones, el origen del conflicto es validar una forma de vida en particular: la vida de la autoridad. El sistema tecno-industrial ha reforzado las redes de dominación, el progreso ha devastado física, social y psicológicamente la vida, es imposible apropiarse de algo que representa la causa misma de las condiciones sociales en beneficio de lxs dueñxs del mundo y burócratas que los sustentan

“No quiero esta empresa ni la forma de vida que la genera y sustenta”

Una última posibilidad de plantearse frente a la situación (aunque existen intermedios difusos entre ellas también) es situar los conflictos contras las empresas y los proyectos extractivistas como un lugar más en la cadena de explotación que el capital ha llevado a cabo.

La propuesta es organizarse o atacar sin mediadores, sin reproducir la política que hizo posible tales leyes, que sustentaron tales catástrofes e industrias. Sin tranzar con poderosxs ni caudillxs, atacando el trasfondo del asunto, y entendiendo que el valor de una lucha no lo hace el exitismo de ella, sino la expansión de la revuelta, la búsqueda de otras formas de relaciones, lxs vínculos de afinidad y la profundización de la critica radical en búsqueda de generar formas de vida antagonistas que tengan una proyectualidad: la defensa de la tierra, de la anarquía, como una experiencia de resistencia, como una de las tantas que hay que afrontar en la guerra social de explotación, de clases, de patriarcado, de especismo y formas de control que se vive.

Es imposible transar o negociar con aquellxs que deciden por reproducir la miseria, y eso no significa ver a todo el mundo como enemigx, sino simplemente, no perder el horizonte desde el lugar en que se levanta: el por qué se hace, y por qué no se quiere seguir reproduciendo la forma de vida autoritaria.Estas experiencias han sido llevadas ampliamente por grupos de pueblos ancestrales, defendiendo el entorno en el que viven y su cultura; grupos de rebeldes o anarquistas que, de manera individual o colectivamente, comprenden la esencia mortífera del extractivismo; iniciativas que deciden optar por una vida de lucha por la libertad de todo ser vivx, sin oprimidxs ni opresorxs .

De muchas formas se puede comprender y afrontar un conflicto específico, y sin lugar a dudas cada uno de ellos tiene sus propias características, historias y contradicciones; pero el origen y el fin radica simplemente en no aceptar la irrupción de una forma de vida ajena que viene a imponer sus leyes y creencias: una ideología, una determinada manera de concebir las cosas estructurada en jerarquías, una industria que termina devastando toda la flora y fauna y proletarizando o despojando comunidades. Es fundamental atacar donde se encuentre la infraestructura del progreso capitalista y de la manera que sea, sabiendo que sus tentáculos son muchos y poderosos, pero también entendiendo que las resistencias también son multiformes: a veces cíclicas, a veces expansivas e insurreccionales, a veces anecdóticas, pero siempre parte de una toma de posición concreta que logre manifestarse en acción y práctica, y en creatividad revolucionaria de generar nuevas formas de relaciones.

No ser legalista equivale a no aceptar de ningún modo las reglas de su juego, donde ellxs ganan y nadie más; y si se llega al límite de un conflicto, buscar más alternativas de estrategia, entendiendo los procesos e individualidades. Aunque es fundamental levantarse lo antes posible, en el aquí y en el ahora, antes que sigan destruyendo todo a su paso, ya que la catástrofe sigue expandiéndose, y devastando todo a su paso.

Acción directa, apoyo mutuo, informalidad, ofensiva

«Tomamos la acción directa como la forma de atacar las raíces del problema: el poder, la propiedad privada, la autoridad, el capital, el estado. Queremos romper con lo establecido y la rutina que nos mantiene bajo control, queremos nuestrxs cuerpxs libres de la domesticación en función del Estado- Capital»
Revista por la tierra y contra el capital

«Históricamente el hilo que ha pasado a través de todo lo que es bueno en el movimiento anarquista no ha contado con una fe en la civilización, la tecnología o el progreso, sino más bien en el deseo de que cada individux sea libre para crear su vida como más le convenga en libre asociación con los demás, en otras palabras, el deseo de la reapropiación individual y colectiva de nuestras vidas. Y este deseo es todavía lo que motiva la lucha anarquista»
Willful Disobedience

¡Cuánto tiempo más tiene que pasar para que se deje de confiar de una vez por todas y para siempre en el estado y sus leyes!

Porque son y han sido el sustento de lxs que desean dominar para hacer lo que prácticamente se les dé la gana; justificando aquello con su policía sicaria, y toda la institucionalidad que han creado para su conveniencia; llamándolo tecnicismo y progreso, palabras que nos son más que una mera retórica para la intervención y flujo de mercancías donde la naturaleza se toma como una representación de valor, de mercancía, como algo que se le puede asesinar porque sí, avanzando más y más en su propia auto aniquilación, como algo que se ocupa y luego desecha. Y la democracia es la mejor estrategia de dominación para hacer creer a medio mundo que es la vía más justa: sustentándose siempre en una fuerte jerarquía, antropocentrismo, patriarcado y clases sociales. A pesar de que la vida sea explotación, que alrededor hayan empresas contaminando todo, enfermando comunidades y ecosistemas, que hayan miles de proletarixs buscando trabajo en lo que sea, arriesgando su vida, dándole bonificación con el opio del nacionalismo, la prensa y las modas pasajeras, siendo completamente indiferentes a lo que está sucediendo: un elaborado sistema técnico de control que se autoexplota por su misma de existir a través de un desarrollo incesante, que en otros términos significa la separación total de lxs seres vivxs con los intereses económicos; transformando el mundo en un sistema de valores fetichistas para especialistas y burócratas en beneficio de lxs mismxs de siempre.

Es necesario concentrar las fuerzas en la recuperación de saberes, imaginaciones y creatividad anárquicas, construcción de formas de vida rebeldes y antiautoritarias que apelen a la horizontalidad y el respeto con el entorno, agitadorxs de la revuelta y la propaganda, de proyectos que tengan como fin destruir todo el modelo capitalista estatal como forma de vida opresora: puesto que no hay nada que recuperar de ella, sino solo sus síntomas de rebelión, como las practicas, ideas e insurrecciones que se han levantado en contra de ella misma.

Las condiciones objetivas existen en todo momento, sin mediadores ni filtradores, donde la acción directa se presenta como la eyección continua contra la miseria de la domesticación, apuntando hacia el apoyo mutuo de las resistencias e individualidades, rompiendo y anulando los valores de la autoridad, expresión originaria que sustenta el desierto nocivo de su estructura. Ni la democracia ni la pasividad podrán cambiar algo, porque es su propia esencia la que genera esta forma de vida. La democracia es la conveniencia de la autoridad, sustentada en clases y en el debate fraudulento que el poder quiere que se debata; la acción directa y el apoyo mutuo son bases fundamentales para desmantelar aquello que ha sido impuesto, y quemarlo sin miramientos, y con urgencia, en la hoguera de la libertad. A lxs invasorxs autoritarixs siempre se les ha declarado la guerra, dejando de lado la victimización, y buscando ser lo suficientemente inteligentes para no coaccionar con aquellxs que quieren reemplazar a lxs gobernantes.

Es por esto la necesidad de no esperar, avanzar hacia la ofensiva, atacar donde duela a las maquinas fascistas; desde lo individual a lo colectivx, desde la revuelta a la propaganda, de lo informal a lo multiforme, desde las tomas de terreno a generar otras formas de relaciones y como sea: inventar y deshacer, imaginar y corromper de forma iconoclasta, sin darle pie a lxs enemigxs.

Es un conflicto difícil, ahora es IIRSA: el contexto a veces nos priva de dar toda la energía suficiente. Y puede que todo esté perdido, pero qué más da: la intención es seguir generando herramientas para crear resistencias en toda la proyectualidad de la lucha; porque no quedaremos viendo pasivamente la miseria generalizada que ha generado el sistema tecno industrial del poder, esta prisión toxica. Por eso, es fundamental entender que las luchas se encuentran, no solo frente a lo evidente, sino que en su multiformidad.

Buscamos enlazar, de forma multiforme e informal, nuestras vidas en contra del sistema que nos oprime, y buscamos también, posibilidades reales y concretas de abolirlo en su totalidad. La tarea no es sencilla, pero nadie dijo que sería fácil. Hágamoslo por nuestrxs compas que han luchado hasta el final de sus días, y por aquellxs que ya no están,-sean las causas que sean-, hagámoslo por nosotrxs mismxs contra este asco de forma de vida. Hagámoslo porque la anarquía es una tensión rebelde que nunca dejará amedrentarse por la autoridad, tenga el rostro que tenga.

Hoy es IIRSA
Sea cuales sean lxs nombres y sus métodos seguiremos estando en guerra contra la autoridad
Sembraremos la tierra con el cuerpo de quienes nos oprimen!
Viva la anarquía! Viva la solidaridad! Por la liberación total!

*Texto extraído del libro “PERSPECTIVAS ANÁRQUICAS CONTRA IIRSA: COMPILACIÓN DE TEXTOS, CONVERSAS Y PRÁCTICAS CONTRA LA DEVASTACIÓN Y EL EXTRACTIVISMO” link para Descargar : //es-contrainfo.espiv.net/2019/09/18/libro-perspectivas-anarquicas-contra-el-iirsa/

Somos lo que vemos

Escrito por Nihil.


¿Alguna vez has tenido la sensación de tener moscas en los ...

Una nueva era nos acecha, cual leona a su presa –sigilosa, atenta y precisa- nos controla, manipula y modifica.

Marshall McLuhan

Hace poco, mencionaba en un foro, de manera burda, el peligro que representa esta era digital, porque una compañera propuso que aprovecháramos el uso de las redes, por su potencial alcance informativo (a decenas, centenas o miles de personas, —hacerlo viral— en cuestiones de segundos), como una herramienta para el activismo anarquista. Yo comenté que su uso, es un arma de doble filo y, más que eso, es ponernos en charola de plata. A continuación intento explicar porque, aunque me parece que es demasiado evidente.

A manera de ejemplo.

A menudo se habla de generaciones, de grupos de personas (Silent, Baby Boom, X, Y, Z…) que han crecido en condiciones específicas según el período al que pertenecieron y de acuerdo a como se va configurando el “avance de la civilización”.

El objetivo de imponer límites generacionales no solo resulta útil para los investigadores (antropólogos, sociólogos, politólogos, mercadólogos, etc.), sino también para los gobiernos y las empresas, que controlan lo que en la jerga de esta era denominan Big Data, es decir, quienes acumulan Información masiva a través de plataformas online.i

El hecho de contar con dicha información sobre grupos específicos de personas, es con el objetivo de analizar y conocer la interacción y/o reacción frente a sucesos económicos, sociales, tecnológicos, etc., con la finalidad de obtener resultados sobre nuestros gustos, costumbres, hábitos y comportamientos en estos ámbitos, en sus diferentes acontecimientos.

Con este proceso, el Sistema de dominación nos homogeniza pero también nos divide en categorías y lo ha venido haciendo desde que salieron a la luz los medios impresos, la radio, la televisión, el cine,ii la telefonía y hoy el Internet; el objetivo ha sido y es, moldearnos para terminar ejerciendo nuestro comportamiento con el criterio definido por el cumulo de información y publicidad que recibimos a diario y que, al paso del tiempo, la velocidad con la que nos bombardean se ha incrementado. Hoy día, toda la información personal la proporcionamos fácilmente por medio de las redes y la telefonía celular.

No Somos Nosotrxs

Desde hace mucho tiempo nos hemos opuesto al mundo de la autoridad y sus innumerables proyecciones e imposiciones sobre nuestras vidas. Hemos tocado la línea del mundo de la anarquía en busca de cómplices en el “crimen” de la insurrección anárquica, como postura de vida de cara a la barbarie de los tiempos modernos.

C.C.F., “Variables Caóticas”.

En efecto, somos lo que vemos. Mientras más se separe al individuo en categorías sociales más fácil es para la lógica del Poder expandirse.iii

A la hora de ahormar nuestras emociones y nuestro pensamiento, desde el más cotidiano hasta el más técnico o político. Creemos estar expresándonos libremente y estamos diciendo lo que la estructura de nuestra lengua y la multitud de metáforas que la habitan (que nos habitan) nos obligan a decir.iv

Somos una emulación, una copia, con aspiraciones resultantes de vivir en las condiciones creadas por el Sistema de dominación. Al paso del tiempo, cada vez más, nos van aislando de la Naturaleza, dejamos de ser autosuficientes, el medio que el Sistema emplea, es para mantener a lxs individuxs en constante enajenación, manipulando la información, confundiendo los valores éticos, con la finalidad de fomentar una sociedad de consumo desenfrenado, dando como resultado falsas e incluso hipócritas conciencias. Hemos sido deformados, envilecidos.

Esta configuración tecno-industrial es el medio, mismo que nos debería llevar a plantearnos el efecto que produce en lxs individxs cada mensaje recibido de ecocidio, explotación, etc., porque nos deberíamos entender como una extensión de la Naturaleza y no como el centro de la misma y, por lo tanto, combatir al sistema de dominación.

La deformación en la que nos encontramos, posiblemente se originó en la Francia del S. XVII, donde surgieron las expresiones de “sociedad civil” y “ciudadanía”, consignas de batalla que los burgueses ilustrados lanzaron contra el clero y la nobleza, es cierto, pero también contra el campesinado y otros modos populares de pensar y de vivir que esos habitantes de los burgos y ciudades percibían como amenaza.v Eufemismos utilizados por el Sistema en busca de una pretendida inclusión y participación en las decisiones político-económico-sociales. Este ejército de masas inconscientes, o mejor dicho, cómplices, son la primera línea del frente para la defensa, no solo del comodismo en el que viven, sino del propio Sistemavi.

En Charola de Plata

Mundus vult decipi, ergo decipiatur

Petronio

Resulta muy emotivo, tener una identidad online, porque en nuestra vida terrenal somos tan aburridos como cualquier persona. Conectados, incluso, hasta brillamos por nuestras opiniones o conocimientos, por lo tanto, es más fácil ser “visto”, ser “alguien” en ese medio, y nos la pasamos muy cómodamente dando likes a todo lo que se asume antisistema. En los tiempos del anarquismo clásico, se les llamaba anarquistas de café o anarquistas de salón a los que eternamente gemían denunciando el mal, “resolviendo” los problemas con la negociación de “mejores condiciones”; un estira y afloja que quedaba reducido –en la práctica– a una suerte de muro de las lamentaciones donde se daban cita, para quejarse, es decir, echando mano del recurso de la victimización y la reclamación de derechos, como aún lo hacen el anarcosindicalismo y el firmamento variopinto del especifismo de síntesisvii; convertidos en lo que llamaríamos ahora anarquistas/activistas de likes.

Lxs anarquistas que tenemos conexión a Internet, procuramos tener cierto tipo de condiciones de seguridad mínimas para navegar por la red; algunos preferimos estar offline o, mínimamente, online solo cuando es irremediable, pero en su mayoría, estos anarquistas de likes, van dejando rastros de su comportamiento y hábitos en las redes y lugares donde navegan, por lo tanto, son un blanco fácil de los sistemas de espionaje digital, aunque desde el anarquismo informal se realicen ataques seguros, estos anarquistas de likes, si los atoran, siempre dirán que ha sido por nuestra culpa, sin hacerse responsables de su peligroso desempeño y su nefasta ingenuidad.

Por qué digo ingenuidad? Porque el almacenamiento de la Big Data que proporcionamos de nuestras personas, la analizan con algoritmos que pueden predecir nuestros próximos pasos, a través de lo que denominan inteligencia artificial (AI). A partir de estos algoritmos pueden identificar no sólo las emociones humanas básicas (la felicidad, la tristeza y el enojo), sino también estados cognitivos más complejos como el cansancio, la atención, el interés, la confusión y la distracción; hasta algoritmos mucho más complejos que predicen si una persona es un futuro terrorista o si tiene madera para ser un buen sumiso y dócil empleado, pasando por los mecanismos biométricos que registraran a manera de escáner todos nuestros movimientos y sitios por donde solemos pasar o a donde solemos ir. Con estos mecanismos van construyendo nuestros perfiles, primero a partir de nuestra huella dáctilo-facial online, para posteriormente obtener una huella digital, que estaría conectada a todos tus dispositivos Smart. Tecnología que se aplica en varios países, entre ellos China, donde cuentan en la actualidad con 176 millones de cámaras de vigilancia y reconocimiento facial y, trabajan para instalar un total de 450 millones para el 2020.

En México, esta tecnología viene incrementándose rápidamente, hace un par de meses anunciaron en los medios que el país contratará a 2 millones de especialistas en ciberseguridad en los próximos tres años. En el futuro, los perfiles que van a ser más solicitados son ingeniero o técnico de seguridad, auditores de ciberseguridad, técnico o «hacker» ético y gerente de seguridad lógica, entre otros; no en vano el PEJEpresidente invitó al dueño de Facebook, Mark Zuckerberg, a participar en el concurso para su programa Internet para Todos, aquí nos preguntamos qué busca el Peje al querer conectar a todas las zonas marginadas del país sino es la extracción de sus datos a través de esta plataforma? Sin duda, buscan un mayor control de lo que piensan y hacen.

Posiblemente, con estos mecanismos mataría dos pájaros de un tiro, es decir, por un lado el Gobierno controla y puede seleccionar a los posibles disidentes de tierras ricas en recursos, para diezmarlos o incluso asesinarlos como la actual cacería selectiva contra eco-activistas, para llevar a cabo y sin mayor contratiempo sus proyectos eco-biocidas; por otro, poder meter a estas poblaciones marginales al circuito capitalista.

Nosotros somos más antisociales que políticos,

No estoy escribiendo canciones de protesta, ¡soy la protesta!

Yo soy la anarquía…

Esta sociedad podrida no nos acepta, porque no nos doblegamos.viii

¡¡¡¡Fuego al Sistema de Dominación, sus instituciones, sus representantes, sus defensores y sus falsos críticos!!!!

Desde las cloacas de la sociedad pos-industrial

Nihil

Enero 2020

i Es sabido por todxs que, anteriormente para recabar información recurrían a entrevistas personales, contratando a un ejército de personas para llevarlas a cabo, sean del gobierno o de empresas.

ii El anarcosindicalista Benito Milla, ya había escrito un artículo sobre como el Cine, la Radio y el Diario, están moldeando a grandes masas: Factores de Degradación Social en CENIT, revista mensual de Sociología, Ciencia y Literatura #36, Dic de 1953, Pp. 1095-1096, Tolousse, Francia.

iii Contra los roles y los géneros reavivando las sensibilidades anárquicas en el #3 de la publicación Anárquica Insidia, Buenos Aires. Otoño 2018

iv Emmanuel Lizcano, en Metáforas que nos piensan. Sobre ciencia, democracia y otras poderosas ficciones. Editorial Traficantes de Sueños, Estado español, Abril de 2006.

v Ibíd.

Otro ejemplo de este origen del ciudadanismo lo menciona Richard Porton en su libro Cine y Anarquismo (Gedisa, Bcn, 2001) Pp. 108

y 109, cuando comenta la película histórica Winstanley sobre la época de la Commonwealth del S XVII y las sectas rebeldes: levellers, diggers y ranters, precedentes en un siglo a las ideas de la Revolución Francesa. Vale la pena citarlo textual: Los intertítulos explicatorios informan a los espectadores sobre los conflictos del rey Carlos I con el Parlamento, pero por último subrayan las deficiencias de la reforma cromwelliana con la escueta declaración de que en el «otoño de 1647 -No hubo reformas derivadas de la guerra». El Comisario General Henry Ireton, yerno de Cromwell y representante de los grandes puritanos, despreciado por sus oponentes en razón de su «porte imperioso», acalla las demandas de los Levellers [Niveladores] con respecto a la reforma económica, proclamando que «no permitiré que el mundo crea que estamos a favor de la anarquía». Él defiende su punto de vista acerca de que sólo debe permitirse el voto a las clases propietarias, al insistir en que «no tiene derecho al reino nadie» que carezca de un «interés fijo» en el sustento del reino. […] Como implica el prólogo de Winstanley, la revolución y el derrocamiento final de la monarquía se limitaron sólo a posibilitar la consumación de lo que C. B. Macpherson llama «individualismo posesivo»: la creencia de que la «sociedad política es un artilugio humano para proteger la propiedad del individuo en cuanto a su persona y sus bienes». Según Macpherson, hasta los descontentos Levellers estuvieron de acuerdo con una versión modificada del «individualismo posesivo», ya que no favorecieron la extensión del voto masculino a los mendigos y sirvientes

vi Para una explicación, podemos utilizar la situación actual de Hong Kong, ver: Hong Kong: Anarchists in the Resistance to the Extradition Bill en https://es.crimethinc.com/2019/06/22/hong-kong-anarchists-in-the-resistance-to-the-extradition-bill-an-interview “It shouldn’t be necessary to say much here about the fact that much of the actual ecological “wealth” that constitutes this city—its most interesting (and often poorest) neighborhoods, a whole host of informal clubs, studios, and dwelling places situated in industrial buildings, farmland in the Northeast territories, historic walled villages and rural districts—are being pillaged and destroyed piece by piece by the state and private developers, to the resounding indifference of these indignant citoyens.” (Debería resultar innecesario recordad que gran parte de la “riqueza” ecológica real que constituye esta ciudad, sus barrios más interesantes (y, a menudo, los más pobres), una gran cantidad de clubes informales, estudios y viviendas situadas en edificios industriales, las tierras de cultivo en los territorios del noreste, las aldeas históricas amuralladas y los distritos rurales están siendo saqueados y destruidos uno a uno por los promotores estatales y privados, ante la rotunda indiferencia de estos indignados ciudadanos.)

vii Un ejemplo reciente es el de un elemento de la Federación Anarquista de México (FAM), que durante la 2ª. Jornada Vegana del 7 de diciembre, en Tepic Nayarit, propuso tocar puerta por puerta como los testigos de Jehová(sic) para persuadir a la gente de la doctrina libertaria anti-especista.

viii Un punk del año 1984.

Carta a un(a) chileno(a) sobre la situación actual. (Parte II).

Escrito por Gustavo Rodríguez. Parte II de II.


—A Joaquín García Chanks y Marcelo Villarroel Sepúlveda, compañeros y co-conspiradores.

“Pues yo soy el poeta jurado de todos los intrépidos rebeldes del entero mundo,
Y quien viene conmigo deja atrás la paz y la rutina,
Y se juega a perder la vida a cada instante.”   
Walt Whitman, A un revolucionario europeo frustrado (1856), en Leaves of Grass.

“… donde hay peligro, crece lo que nos salva.”
Friedrich Hölderlin, Patmos.

A un mes y seis días de iniciada la insurrección, la Anarquía continúa viva en la región chilena. Es un acontecimiento sin precedentes en Chile y en América Latina. Ha sido el kayros de la Anarquía: el momento emancipador que acontece en el tiempo y el lugar pertinentes, la audaz encarnación de una pronunciada negación del Estado y de toda autoridad.

El eco de la vieja consigna anárquica “Ni Dios ni Estado Ni Patrón” retumbó a lo largo y ancho de la geografía austral y ha hecho vibrar corazones desde Cabo de Hornos hasta las orillas de los ríos Sama y Camarones.

Es evidente, que en su cotidiano quehacer subversivo, el anarquismo insurreccional de tendencia informalista, tensó al máximo sus potencialidades y, también exploró sus dificultades y sus propios límites, valiéndose de efímeras coyunturas –mutantes de un lugar a otro–, que le permitieron bosquejar (a partir del conflicto y las diversas contingencias) las posibilidades cromáticas de su trasfondo teórico-práctico y, fomentar los ánimos refractarios, concretando acciones  individuales y/o de pequeños grupos de afinidad abocadas al ataque y la expropiación.

Sin embargo, faltó dinamita. Escaseo el diesel y la gasolina. Se escatimó en el ataque. Hubo carencia de expropiaciones. No fueron demolidas las sedes de TODOS los partidos políticos. No se asaltaron prisiones ni manicomios. Se arremetió contra los símbolos pero faltó tiro al blanco. Quedó pendiente una fogata gigantesca con los cientos de banderas que se perciben en las marchas (incluyendo la rojinegra, porque TODAS las banderas están llenas de sangre y de mierda). Esa penuria ha permitido que la potencia negadora se desvíe hacia el “triunfo”, en lugar de inyectarle vida al conflicto y exceder los cantos instituyentes que ya amenazan  con imponer la paz de los sepulcros.

Hoy, el punto neutro de la insurrección empieza a revelarse con nitidez. La emulsión hace lo suyo y emerge la instantánea completa, mostrándonos el impasse en su justa dimensión.

Comprenderlo será un salto enorme de la pedagogía ácrata que puede contribuir al despertar de la modorra dogmática en que se encuentra sumido un sector considerable del denominado “movimiento anarquista”.

La potencia de choque de una insurrección no se mide por sus efectos ni reside en el crecimiento cuantitativo de las y los insurrectos, sino en lo que irradia ipso facto de ella. Reside en la vitalidad de su fuerza negadora, en su talante ofensivo, en la agudeza de la acción, haciendo de la insurrección un rito diferente del simbólico.

La feracidad del accionar anárquico reside en sí mismo, por eso fecunda audacias, alimenta la creatividad destructora y propugna voluntades subversivas, multiplicando la violencia antiautoritaria y la práctica ilegalista.

Instantáneas de la revuelta (segundo acercamiento) [1]

Como era de intuirse desde el primer día de la insurrección, la represión no se dejó esperar.

Hasta el momento, según las propias cifras oficiales, se contabilizan más de una veintena de muertos, cinco de ellos ha consecuencia de los disparos de las fuerzas represivas; seis mil quinientas personas detenidas, de las cuales 759 son menores de edad; dos mil trescientos noventa y una heridas (41 por disparo de arma de fuego, 964 por perdigones, entre las que se cuentan 222 con lesiones oculares –que han perdido la visión de un ojo o han quedado completamente ciegas– y 909 ha consecuencia de las brutales golpizas) y; cientos de mujeres violadas y ultrajadas sexualmente. Se pudo constatar que la Policía de Investigación (PDI), instaló un centro de torturas en el Shopping Arauco Quilicura, donde han sido atormentados cientos de manifestantes detenidos durante las revueltas.

Por su parte, las y los insurrectos han atacado con artefactos incendiarios cuarteles militares, comisarías, cabinas de peaje, iglesias, supermercados y otras instalaciones comerciales y; han logrado derribar drones de vigilancia de la policía con la ayuda de cientos de apuntadores laser.

Gracias a la oportuna diligencia de los hackers y a la aplicación que reveló el domicilio de muchos uniformados, se han multiplicado los ataques a las casas de policías en toda la región: en Viña del Mar, personas encapuchadas atacaron la residencia de un comandante de policía y varias casas de uniformados fueron grafiteadas con amenazas de muerte y sus vehículos destrozados. En San Antonio, fueron atacados los cuarteles de Tejas Verdes e incendiaron parte de sus instalaciones. En Chiguayante, un grupo de insurrectos irrumpió en las casas de algunos policías destrozando todo lo que hallaron a su paso. En Quinta Normal apuñalaron a un policía en su residencia y, en la Población de Lo Hermida, fue atacada la estación de policía, con un saldo de seis pacos heridos.

Mientras los policías dormitan en sus autos, constantemente son agredidos con artefactos incendiarios, una práctica fácil de replicar que ha comenzado ha extenderse a varios vecindarios. Durante las protestas en la ciudad de Rancagua, lanzaron un cartucho de dinamita a una patrulla de carabinaros que no llegó a explotar. En la Población La Victoria, comuna de Pedro Aguirre Cerda, al sur-centro de Santiago, fue incendiada la casa de un  uniformado, al igual que en la provincia de Coyhaique, donde fueron atacadas con docenas de bombas incendiarias propiedades de carabineros.

En pleno centro de Santiago, encapuchados atacaron la Parroquia de la Asunción y utilizaron el mobiliario y los santos para hacer barricadas; quemaron la Iglesia de los Sacramentinos y, la Iglesia de la Veracruz en el Barrio Lastarria, declarada “monumento histórico” durante la dictadura fascista del general Augusto Pinochet. La Catedral de Valparaíso, también fue atacada por una multitud, quemando algunas de sus puertas, destrozando bancos, altares y la pila de bautismo. En Puerto Montt, durante la madrugada del miércoles 20, encapuchados atacaron la casa pastoral Graciela Bórquez, en pleno centro de la ciudad y, en el sector Coihuin, quemaron la casa del sacerdote Luis Izquierdo acusado de abuso sexual.

Además de las iglesias católicas –consecuentes con la práctica anárquica y a modo de homenaje a la célebre frase kropotkiana («La única iglesia que ilumina es la que arde»)–, fueron incendiados y destrozados varios templos evangélicos, destacando el ataque del 28 de octubre en la ciudad de Santiago a los estudios de grabación y las oficinas del Ministerio de Comunicaciones GRACIA TV, en Santa Rosa. El mismo día y en la misma barriada sería atacada la Iglesia Bendecidos para Bendecir y, la Iglesia Ministerio Internacional para la Familia (MINFA), dependencia del Hotel Mercure, en Santiago Centro. En Valparaíso, el 20 de octubre fue atacado por encapuchados el Centro de Restauración Internacional (CRI-Chile) y, el día 26 de octubre, la Iglesia Presbiteriana de Valparaíso. En Temuco, en la madrugada del 20 de octubre fue atacada la Iglesia Asambleas de Dios y; en Araucanía, en el sector rural de la Púa, la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera.

En la ciudad de Los Andes, una multitud encapuchada expropió una farmacia para llevarle pañales, medicamentos y artículos de limpieza a un hogar de ancianos.

Como concierne a toda insurrección antiautoritaria, los políticos también han sido blanco de los ataques insurgentes sin importar el color ideológico de sus partidos. En Talca, personas encapuchadas quemaron la sede parlamentaria del senador ultraderechista Juan Antonio Coloma del Partido Unión Demócrata Independiente/Popular (UDI/P).  En total, ya han sido atacadas ocho sedes de la UDI y dos sedes de Renovación Nacional. El pasado viernes 22, un grupo de manifestantes de la Asamblea de Feministas de Arica, atacaron con pintura y escupitajos al senador del Partido Socialista, José Miguel Insulza, a las puertas de Radio Cappísima y; en horas de la madrugada de hoy en Punta Arenas, un grupo de afinidad atacó con bombas incendiarias el Espacio Comunitario La Idea, sede parlamentaria del diputado Gabriel Boric de Convergencia Social.

A pesar del creciente dinamismo subversivo y la participación protagónica del anarquismo insurreccional, algunos comunicados de grupos afines a la tendencia informal, señalan conductas paranoicas en  ciertos “compañeros” que apoyados en las teorías de la conspiración, en absurdas tesis sobre supuestos golpes de Estado y, otros presagios fantasiosos, llaman a la desmovilización y comienzan a generar miedo creando un clima de derrota anticipada.

Esta psicosis logró penetrar a algunos sectores formados en «la ominosa cultura ciudadana de creer que cada ataque es un montaje» y han comenzado a acusar a probados compañeros de ser “agentes encubiertos”.

Paralelamente, las estrategias impulsadas por el sistema de dominación a través de sus medios de domesticación masiva, han sido adoptadas por los manifestantes ciudadanistas que llevan a cabo una labor paramilitar anti-encapuchados que solo beneficia a nuestros enemigos. Esta atmósfera contrainsurgente, provocó que un grupo de manifestantes golpeara brutalmente a un joven y lo colgaran del puente Pio Nono, acusándolo de ser un policía infiltrado sin el menor fundamento.

Lamentablemente, estas actitudes nefastas aún prevalecen con gran arraigo en nuestras tiendas, particularmente en aquellas escenas contaminadas con el discurso liberal y entre quienes se asumen como parte integral de las llamadas “izquierdas”.

Las trampas de la paz: Coincidentia Oppositorum

Para decirlo con Bakunin: «Yo creo haber probado, y los acontecimientos no tardarán en demostrarlo mejor de lo que yo he podido hacerlo »[2] que, la primavera chilena comienza a encaminarse a una cierta extenuación. El fuego refractario está siendo sofocado. La flama anárquica empieza a languidecer.  El oxigeno que daba vida a la Anarquía se agota.

En sus Cartas a un francés sobre la crisis actual, Bakunin recomendaba «la acción inmediata no política del pueblo, por la sublevación en masa de todo el pueblo francés, organizándose espontáneamente de abajo a arriba, para la guerra de destrucción, la guerra salvaje a cuchillo» [3]; pero su exhortación data de 1870 y, definitivamente, ciento cuarenta y nueve años no han pasado en balde. De hecho, el propio Bakunin terminaría sus días muy decepcionado con la “masa” y, le apostaría más a la coordinación de voluntades afines, haciendo énfasis en la conspiración de las minorías refractarias y la propaganda por el hecho.

En nuestros tiempos, no podemos depositar la más mínima ilusión en la “masa”. Sabemos sobradamente como actúa la servidumbre voluntaria. Sí se verificara la insurrección generalizada y «la guerra de destrucción», «la guerra salvaje a cuchillo» tuviera lugar, el final de la película ya lo conocemos de antemano. Unos segundos antes que aparezca el rótulo: The End,  emerge un flautista de Hamelin que guía al rebaño de roedores a sus antojos.

Lo peligroso de la “masa” es su maleabilidad. Con la misma facilidad con que asiduamente la moldean los demócratas liberales, también la modelan los líderes religiosos y los dictadores. Su enorme plasticidad le permite –sin distingo– impulsar las más intrépidas gestas libertarias o avivar el fascismo más obsceno.

La ideología participacionista siempre juega su papel y termina retomando las riendas a través de la maquinaria de cooptación.

Basta echarle un ojo a la superproducción que desde ayer navega en las redes con tendencia a viralizarse en tiempo record, intitulada “El Pueblo Unido, Un Nuevo Amanecer”[4], para corroborar las intenciones fehacientes de los dispositivos de captura del sistema de dominación. Justo ahí, a partir de una narración aparentemente insignificante, cobra vida  la obra contrainsurgente.

Esto explica la exigencia del ángulo ancho para poder abarcar en la foto a los parlamentarios de todas las tendencias que hoy posan sonrientes por «los acuerdos alcanzados». Desde Wall Street a Zúrich los poderosos aplauden efusivos la cohesión de la clase política. ¡Histórico! Enfatizan a ocho columnas las portadas de los diarios impresos, anunciando la caída de la Constitución de Pinochet. La irreductible “Plaza de la Dignidad” (antes Plaza Baquedano o Plaza Italia) amanece mágicamente cubierta por un inmenso lienzo blanco como símbolo de paz.

La dialéctica marxista del poder constituyente comienza a monopolizar la lucha. No es casual el rol negociador de la Mesa de Unidad Social. La salida de la “crisis” por la izquierda es la receta idónea para darle continuidad a nuestro paraíso capitalista global. El “nacional populismo” –ya sea de “derecha” o de “izquierda”– es la solución. Desde América Latina a Europa nos lo imponen como el único camino de “reestructuración”, o sea, la vía para vendernos más capitalismo (pero ahora “con rostro humano”, off course).

Por eso el llamado a la “unidad popular” mediante un sonsonete meloso que rescata la trova de Quilapayún con ayuda de un novedoso arreglo musical –con cierta reminiscencia soviética–, acoplando una lírica panfletaria que reitera hasta el cansancio «la patria está forjando la unidad»[5].

Pese a las breves estrofas de un par de hiphoperos al servicio del patrioterismo vernáculo («No somos de derecha ni de izquierda/no somos de esa mierda» y, «vamos decididos como humanos sin partidos»[6]), es incuestionable la mano que mece la cuna. Las imágenes del videoclip son axiomáticas: una marcha multitudinaria y vario pinta ataviada de banderas chilenas y (en menor proporción) Mapuches, mostrando al final de la comparsa incontables pancartas y cartulinas registrando una amplia gama de demandas ciudadanas y, de cierre, con broche de oro, una gigantesca bandera nacional con el lema: «¡Vamos! Chile no se rinde»[7].

A modo de conclusión preliminar

Algunos compañeros consideran que aún no es momento de sacar conclusiones y que debemos esperar que «las aguas tomen su curso y se verifiquen los resultados de la insurrección» [8] . Aseguran que «la nueva Constitución, la nueva Asamblea Constituyente, la enminente caida de Piñera»[9] y, todo el conjunto de cambios políticos que se sucedan, son el meollo del «triunfo popular que transformará para siempre a la sociedad chilena»[10].

Estos “compañeros” insisten en que «pensemos en frío antes de emitir comentarios» [11] para poder apreciar el desenlace.

Más allá del uso de lugares comunes y el abuso de imágenes cursis, me queda claro que quienes así piensan le apuestan al restablecimiento de la normalidad.

Por el contrario, considero que el tiempo de cavilar es ahora: en caliente, conciliando el acto reflexivo con la excitación de la lucha, aún con el fuego cautivo en las pupilas y las manos negras por los residuos de la pólvora. Y, en consecuencia me pronuncio:

En estos días en que algunos ya celebran el «triunfo popular», es cuando comprendemos que nuestra carencia de libertad continuará flajelándonos con un nuevo rostro, con una nueva Constitución y, probablemente, bajo un nuevo gobierno. Es entonces cuando percibimos que nuestra meta nunca fue el subsidio al transporte público ni un alza en los salarios ni en las pensiones ni nuevas oportunidades de trabajo ni el fin del precariado ni la gratuidad de la educación; es cuando revelamos –ante propios y extraños– que nuestra lucha nunca fue por un Seguro Nacional de Salud ni por una nueva Constitución ni por una Asamblea Constituyente ni contra la corrupción ni por la transparencia democrática ni por la participación parlamentaria ni por la sensibilización de los pacos ni por el arribo al poder de un gobierno popular y, mucho menos por una nueva Patria.

Todo ese conjunto de demandas ciudadanistas sólo fue el pretexto para exacerbar la rabia y desatar las pasiones libertarias, la coyuntura sublime para extender el caos y darle vida a la Anarquía. Nosotros, las y los anarquistas, no luchamos por reformas. La lucha anárquica se lleva a cabo fuera de la esfera de los “derechos” legales. Por eso pienso que la guerra tiene que continuar.

Quizás terminaron los días en la barricada y concluyeron las expropiaciones multitudinarias pero ha llegado la hora de la natural decantación que potencializará el accionar de un reducido núcleo refractario que una vez más confirma la gravitación de los grupos de afinidad y la pertinencia de l@s lob@s solitari@s. Nuestra guerra es contra toda Autoridad, por el fin de la mercancia, por  la liquidación de la producción y de toda nocividad, por la destrucción del trabajo, por la destrucción del enemigo.

Llegó el momento de desterrar de nuestras tiendas la máscara de la corrección política y las actitudes anarco-izquierdistas que tan caro hemos tenido que solventar. Nuestro accionar no requiere de la aceptación y la empatía de la muchedumbre. Como atinadamente cuestiana Bonanno ¿cuánto nos cuesta llevar puesta la careta de la respetabilidad revolucionaria? [12]

«Los anarquistas a menudo no se presentan como lo que realmente son. No dicen de inmediato: somos anarquistas, queremos destruir al enemigo. Por lo general son más suaves, para no asustar a los que están escuchando. Porque piensan que el crecimiento cuantitativo puede fortalecer al movimiento anarquista, creen que de esa forma los anarquistas, que hoy son cien o, mil, mañana pueden ser diez mil, cien mil, y hacer posible la revolución.»[13]

En un mundo tripolar (EE.UU/China/Rusia), donde paradójicamente, ya no se enfrentan programas ideológicos “opuestos” sino tres variaciones de un expansionismo capitalista depredador con intereses y enemigos comunes[14], nos queda muy claro que no hay alternativa, no hay “triunfo” viable. No hay Revolución posible, solo un mundo que destruir.

Ante ello, la pregunta de rigor en el tema que nos ocupa es ¿hacia dónde va Chile? Es decir, que intenciones subyacen realmente tras el eslógan «¡Vamos! Chile no se rinde» que aparece a manera de epígrafe sobre la gigantesca bandera con que finaliza el videoclip antes mencionado.

Para responder esta interrogante, tal vez haya quien nos recomiende repasar antes los “vaticinios” de algunos marxistas libertarios posmodernos que vislumbran en el “aceleracionismo” el derrumbe del capitalismo mediante su exceso de desarrollo y otean supuestos signos de poscapitalismo en el propio desarrollo del capitalismo global posindustrial en transición a la Edad Colaborativa (donde se regenerará la biósfera y se establecerá «una economía global más justa, más humanizada y más sostenible para todos los seres humanos de la Tierra»)[15] .

Sin duda, estos videntes optimistas que aseveran que tras la ola de insurrecciones planetarias se entrevé  el fin del capitalismo solo intentan apaciguarnos y distraernos por el camino de la “construcción social”, enterados que no transigiremos en nuestros esfuerzos por la destrucción de todo lo que nos oprime porque nuestra lucha es por la liberación total.

Conscientes estamos que asistimos al fin de un ciclo económico y ello conlleva múltiples transformaciones generadoras de exclusión, frustraciones y desesperanza. El “consenso de Washington” ha concluido, dando paso a un modelo multicéntrico del capitalismo global. Estados Unidos, China, Rusia, Europa y, de cierta manera, América Latina[16], representan modelos específicos de ese  capitalismo global que se expande sin límites en todos los confines de la Tierra.

A pesar de las “características específicas” de cada uno de estos países o bloques de países, todos dejan intacta la economía de mercado, lo que reduce en la práctica las “diferencias” a la manera en que cada proyecto particular reprime los antagonismos locales que emergen de la dinámica del desarrollo capitalista global.

Es irrefutable el avance a paso agigantado del capitalismo desde el Congo al Ecuador. China y Viet Nam son ejemplos fidedignos de su rápido crecimiento. Pese a todos los augurios, el capitalismo se renueva con cada “crisis” y presume una salud inquebrantable. Lo que nos lleva a concluir que sea cual sea el desenlace de esta insurrección, Chile se dirije inexorablemente hacia más capitalismo.

Así, el “porvenir” [17] que pronostica el remix de El Pueblo Unido, se reduce a más de lo mismo pero ahora, probablemente de la mano de la izquierda. «La luz/de un rojo amanecer»[18]  que anuncia «la vida que vendrá»[19]  no es sino la extraña luminosidad escarlata de la niebla tóxica de las principales ciudades chilenas[20] , el aviso de la hecatombe ambiental que se aproxima por la elevada contaminación industrial, la despiadada explotación minera y la sobrecarga vehícular, todo obra y gracia de la depredación capitalista y; «la vida que vendrá», consecuentemente, será posapocalíptica pero, para entonces, seguro tendremos que agradecer a Monsanto por las provisiones de frutas y verduras a precios accesibles, en los albores de un capitalismo colaborativo.

Empero, esta certeza no nos amedrenta. Al contrario, nos invita a abandonar todos los encasillamientos utópicos y a reafirmar la Anarquía en el siglo XXI como un campo de guerra permanente. Reconocer que no hay alternativa, no es un llamado a claudicar sino la expresión gutural que nos incita al abordaje anárquico con el cuchillo entre los dientes, una propuesta de guerra cotidiana: todas las razones inmanentes para hacer que viva la Anarquía aquí y ahora, hasta que no quede huella de institución o autoridad alguna.

Gustavo Rodríguez,
Planeta Tierra, 24 de noviembre de 2019.

Posdata ineludible: El enemigo de la Anarquía en Chile ya no es el gobierno represivo de Piñera (con sus pacos asesinos en la calle y los milicos bayoneta en ristre) sino aquellos que celebran sinceramente el “triunfo” y comienzan a jugar la carta de la Asamblea Constituyente y afilan sus colmillos para abril 2020. El nuevo enemigo es esa fuerza instituyente que comienza a mostrar el rostro. Combatirla  –con la misma furia con que se ha confrontado a los actuales poderes– es el objetivo. Queda poco tiempo y mucho por destruir. Aún no se ha incendiado ninguna sede del Partido Comunista ni se le ha otorgado su merecido baño de mierda al diputado Boris Barrera.

 

[1] Con información recabada a partir de los comunicados de diferentes grupos de afinidad y/o colectivos alojados en los portales afines Anarquía Info (//anarquia.info), ContraInfo (//es-contrainfo.espiv.net) y, ANA (//noticiasanarquistas.noblogs.org/) y, a través del intercambio epistolar con entrañables compañeros y compañeras, testigos y protagonistas de los acontecimientos.
[2] Bakunin,  Miguel, Cartas a un francés sobre la crisis actual, 25 de agosto de 1870, recogido en: Obras completas, tomo I, Las Ediciones de La Piqueta, Madrid, 1977,  P.55.
[3] Ibídem, P.78.
[4] Disponible en: //www.youtube.com/watch?v=IUOF9wxrYFI
[5] Ibídem.
[6] Ibídem.
[7] Ibídem.
[8] Quienes rubrican la misiva en cuestión no merecen ser citados y exigen una respuesta in situ mucho más contundente que la que les puedo dar por esta vía .
[9] Ibídem.
[10] Ibídem.
[11] Ibídem.
[12] Conferencia multicitada en mi carta anterior, impartida en la Universidad Pantio, Atenas. Recogida en: Alfredo M. Bonanno, Dominación y revuelta, segunda edición revisada y corregida con adiciones, Edizioni Anarchismo, Trieste, 2015. pp. 139 – 176
[13] Ibídem.
[14] O al menos, eso intentan hacernos creer. Estados Unidos, China, Rusia e incluso Irán, comparten intereses en el combate a ISIS y sus células internacionales,  aunque en realidad simulan combatirlo con el objetivo de machacar a sus verdaderos enemigos.
[15] Tal es el caso de Jeremy Rifkin y su denominado “procomún colaborativo” –que tanto ha permeado en nuestras tiendas– donde identifica un nuevo modo de producción e intercambio que renuncia a las relaciones de mercado y a la propiedad privada, de la mano del “Internet de las cosas” y las ventajas de una sociedad de coste marginal casi nulo dando paso a la “cornucopia sostenible”.  Para mayor información, Vid., Rifkin, Jeremy, La sociedad de coste marginal cero: El Internet de las cosas, el procomún colaborativo y el ecplipse del capitalismo, Paidós, Barcelona, 2014.
[16] Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que en Latinoamérica el capitalismo populista está en ascenso. Cuba, Nicaragua, Venezuela y la Bolivia del depuesto Evo Morales, son ejemplos concretos del Capitalismo de Estado del Siglo XXI. El Hombre Nuevo ha sufrido una contundente metamorfosis y ha devenido en Homo Capitalista, dispuesto a arrasar y devastar la Tierra. Aquel viejo chiste cubano de finales de los setentas cobra sentido: “los gusanos han regresado transformados en mariposas”.
[17] Por esas coincidencias fútiles de la vida la letra del remix ha sido sugestivamente alojada en: //www.marxists.org/subject/art/music/lyrics/es/el-pueblo.htm
[18] Ibídem.
[19] Ibídem.
[20] Chile tiene nueve de las diez urbes más contaminadas de América Latina (Padre las Casas, Osorno, Coyhaique, Valdivia, Temuco, Santiago, Linares, Rancagua y Puerto Montt). //radio.uchile.cl/2019/03/06/ciudades-chilenas-son-las-mas-contaminadas-de-sudamerica/

Carta a un(a) chileno(a) sobre la situación actual. (Parte I).

Escrito por Gustavo Rodríguez. Parte I de II.


—A Joaquín García Chanks y Marcelo Villarroel Sepúlveda, compañeros y co-conspiradores.

“… toda opinión revolucionaria extrae su fuerza de la secreta convicción de que no se puede cambiar nada.”
– George Orwell, El camino a Wigan Pier.

“Alicia: ¿Cuánto dura para siempre?
Conejo blanco: A veces sólo un instante.”
Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas.

El mal-estar es el nuevo punto de partida de las impetuosas protestas populares que recorren la geografía global. Hong Kong, Francia, Argelia, Irak, Haití, Líbano, Cataluña, Ecuador, Bolivia y Chile, son los fastuosos protagonistas de la ola de revueltas urbanas multitudinarias que estremece al mundo.

Si bien es cierto que estas profusas protestas tienen detonantes muy particulares que las explican (específicamente Hong Kong y Cataluña con sus devaneos independentistas), sería ingenuo pensar que esta rabia acumulada está desconectada. El incremento en los costos de bienes y servicios, aunado a la austeridad –con su consiguiente pérdida de empleos y la desigual supervivencia económica a medida que el crecimiento global se desacelera–, son el denominador común de la mayoría de estas movilizaciones.

Sin embargo, es innegable que estas protestas también comparten otro gran telón de fondo que rebasa con creces el análisis economicista y que muy convenientemente no se aborda en los medios de domesticación masiva e intencionalmente se escapa al análisis de los politólogos y los apologistas de la dominación: la convulsión antigobernista, el hartazgo contra quienes gobiernan y, contra todos los partidos políticos sean del color ideológico que sean. Característica que constriñe la ausencia de liderazgos y/o dirigentes y, facilita la efímera concreción de la Anarquía.

Sin duda, los rasgos específicos de este último ensamblaje antagonista, excita a priori a muchas compañeras y compañeros anarquistas, que continúan analizando los acontecimientos a través de la lente de la ideología y se mantienen varados en anquilosados paradigmas decimonónicos. Nada más letal para las ideologías que la realidad misma.

Evidentemente, aquel viejo modelo de sociedad anarquista que se configuraba alrededor de un marco valorativo, de un prototipo de sociedad, de un proyecto de cambio y de una práctica correspondiente, ya no puede ser replicado en nuestros días.

Como bien señaló el compañero Alfredo Bonanno en una de sus conferencias celebradas en Atenas, intitulada La destrucción del trabajo: «Lo primero que debemos eliminar de nuestras mentes es pensar que en el futuro, aún en el caso de concretarse la revolución, hay algo que heredar del Estado y el Capital. ¿Recuerdan los viejos análisis de compañeros de hace veinte, treinta años, cuando se pensaba que a través de la expropiación revolucionaria de los medios de producción de las manos de los capitalistas y su entrega a los proletarios –debidamente educados en la autogestión–, se crearía la nueva sociedad? Pues esto ya no es posible.»i

Hoy, no basta con la multiplicación de las revueltas espontáneas ni con la generalización de la huelga ni con el triunfo de una Revolución Social ni con expropiar los medios de producción e invertir las estructuras piramidales de dominación para que las condiciones autogestionarias y libertarias de convivencia se materialicen como posibilidad inmediata.

Empero, no podemos conformarnos con señalar que las viejas luchas ya no son válidas en nuestros días.

De nueva cuenta estamos con la misma incapacidad de siempre de poder cruzar la línea y pasar de una vez por todas al otro lado. Con la incapacidad de abandonar el callejón sin salida que nos induce el Poder, de librarnos de nosotros mismos, de desenmarañar el camino y renunciar definitivamente al recorrido circular. Nos toca entonces revisar minuciosamente nuestro andamiaje histórico, retirarle las tablas podridas y/o erosionadas por el tiempo y remplazarlas por sólidos y frescos maderos.

Tendremos que re-pensar la Anarquía o, pensar contra el pensar. Invertir los diagramas. Pensar –nos recuerda Deleuze desde el Infierno–, consiste en «lazar cada vez una flecha desde uno mismo al blanco que es el otro, hacer que brille un rayo de luz en las palabras, hacer que se oiga un grito en las cosas visibles. Pensar es lograr que ver alcance su límite, y hablar el suyo (…) es emitir singularidades, lanzar los dados. La tirada de dados expresa que pensar siempre procede del afuera (ese afuera que ya se hundía en el intersticio o constituía el límite común). Pensar no es algo innato ni adquirido. No es el ejercicio innato de una facultad, pero tampoco es un learning que se constituye en el mundo exterior.»ii

Déjà vécu

Para quienes éramos adolecentes en aquel icónico año de 1968 –y para aquellos que me aventajan en almanaques y lo vivieron lanzando adoquines o en escenarios mucho más comprometedores–, las exuberantes revueltas que hoy nos ocupan nos provocan una suerte de déjà vécu, es decir, esa sensación de “ya vivido”, de que la historia se repite o de haber enfrentado esa misma experiencia en el pasado.

En efecto, las movilizaciones masivas no son nuevas. Las manifestaciones setentayocheras también fueron multitudinarias y conformaron un movimiento arrasador de contenido antiautoritario –jamás previsto y mucho menos promovido por las iglesias del anarquismo oficial de aquel momento– que desbordó las coordenadas políticas y económicas que lo expresaron dando vida a una crisis civilizatoria que ponía en jaque a la sociedad disciplinaria y anticipaba la crisis del mundo capitalista de la década de 1970 y el derrumbe del Estado benefactor.

Después siguieron las protestas –igualmente multitudinarias– contra la guerra en Indochina (Viet Nam, Laos y Cambodia). Posteriormente, vendría el mayo del 77 italiano, seguido de las manifestaciones antinucleares y, para cerrar el siglo, en el año de 1999, se desataría una cadena de movilizaciones contra la denominada “globalización” a nivel internacional (Seattle, Washington, Praga, Quebec, Génova, Barcelona, Tesalónica, Varsovia, Guadalajara) extendiéndose hasta 2004.

Con fecha mucho más próxima en el tiempo, vimos las masivas movilizaciones y acampadas protagonizadas por el movimiento 15-M, también bautizado como “movimiento de l@s indignad@s” (2011-2015) en el Estado español y, su réplica, el movimiento Occupy Wall Street (de 2011-2012); así como las protestas en la Plaza Síntagma de Atenas y las realizadas por el movimiento Nuit debout en París y, aún más recientes, las realizadas por “Los chalecos amarillos”.

Pese al espíritu contestatario que las animó y su expontaneidad manifiesta, todas estas movilizaciones (sin excepción), agotaron su férreo ímpetu insumiso recreando la dialéctica marxista del poder constituyente y, concluyeron atrapadas en los dispositivos de captura del sistema de dominación. Como nos recuerda el compañero Bonanno «La máquina del 68 produjo los mejores funcionarios del nuevo Estado tecno-burocrático».iii

He aquí la portentosa capacidad de cooptación por parte de las estructuras de dominación de los movimientos sociales como fuente inagotable de restauración.

Así, vimos transformarse al “movimiento de l@s indignad@s” de las plazas del Estado español en Podemos y constituirse en defensores de la ley y el orden en nombre de los humildes; y a Syriza, abandonar las plazas de Atenas e implementar las políticas de austeridad de la Unión Europea, convirtiéndose en su fiel ejecutor una vez en el gobierno. O, a la Nuit debout llamando a instituir una nueva Constitución y, al movimiento Occupy Wall Street, engrosando las filas de Bernie Sanders en su contienda por la Casa Blanca.

En realidad, un vez hecho este recuento de protestas y movilizaciones pasadas, nos surge cierta incertidumbre que nos invita a cuestionarnos si realmente estamos percibiendo un déjà vécu, es decir; si de verdad se está repitiendo la historia y si tenemos la absoluta certeza de que estas vivencias ya sucedieron antes o, estamos experimentando una alteración de la memoria que nos hace creer que recordamos situaciones que nunca han ocurrido y, verdaderamente, estamos ante un fenómeno nunca visto, nunca oído y ni siquiera soñado.

Si en Mayo del 68 las protestas fueron inspiradas en la utopía constituyente –al igual que toda la retahila de movilizaciones antes mencionadas–; es evidente la ausencia de perspectiva utópica en las actuales movilizaciones que estremecen al mundo. La rabia y la desesperanza no tienen motivaciones utilitarias, no son políticas ni idiológicasiv, son “irracionales”, van más allá de la negación intrapolítica y están impulsadas por una tensión disutópica.

Aunque por momentos la protesta se entremezcle y confunda con las demandas ciudadanistas impulsadas por partidos y sindicatos –siempre prestos a sumarse a la reacción populista predominante–, la excedencia negativa que emerge de la misma articula las pasiones reprimidas y la fuerza erótica de la sedición creando subjetividades insurreccionales volátiles que dan fugaz vida a la Anarquía, subvirtiendo el orden y provocando crisis en los dispositivos de captura.

Instantáneas de la revuelta chilena (primer acercamiento)v

Desde el 18 de octubre del año en curso, Chile se ha convertido en el epicentro de la insurrección latinoamericana, regalándonos verdaderas batallas callejeras contra milicos y esbirros de la policía. Tras quince días de perenne revuelta, el fuego insurgente generalizado ha logrado interrumpir la inmunda normalidad que prevalecía tras el amañado “tránsito a la democracia”, después de largos años de fascismo, impuestos a sangre y fuego por la dictadura militar-empresarial del general Augusto Pinochet.

Sin lugar a dudas, la insurrección generalizada que hoy se vive en Chile es el rostro fehaciente de la desesperanza, el gesto nihilista de quien ha abandonado la espera, la explosión de la rabia anárquica que hemos venido intuyendo desde comienzos de siglo una nutrida órbita de afinidades subversivas, un conjunto de cómplices y co-conspiradores con vívida presencia y experiencia práctica alrededor del mundo.

Más allá de los miles de grafitis de templado puño ácrata que hoy dan aliento a la prologada rebelión en las ciudades de Santiago, Valparaíso y Concepción, la conflictividad se manifiesta de múltiples maneras a lo largo de la región chilena.

En Santiago, además de la movilización de 1.2 millones de manifestantes que ha hecho noticia en todos los telediarios –con sus efectos performativos y su magnitud simbólica–, se ha concretado el acostumbrado ataque a los íconos de la dominación, descargando toda la ira contenida contra las multinacionales capitalistas, destruyendo la mercancía, quemado decenas de autobuses del transporte público, vehículos y edificios, saboteado e incendiado estaciones del metro y, realizado numerosas expropiaciones multitudinarias en tiendas y supermercados.

Continuando con el asalto a los símbolos, fue atacado en tres ocasiones el canal de televisión “Mega” por jóvenes enmascarados con artefactos incendiarios. Una estatua en honor a la policía fue volada en pedazos en la comuna Barnechea, junto a tantos otros monumentos –símbolos icónicos de la dominación–, que han sido destruidos en incontables plazas del país.

De igual modo, ríos de manifestantes han intentado tomar La Moneda en repetidas ocasiones, enfrentando la feroz respuesta de milicos y carabineros. El asalto a la casa de gobierno, se ha convertido en el objetivo principal de la insurrección social, impulsando cierta reminiscencia de la toma del Palacio de Invierno que debería llamarnos a la reflexión.

Apuntes para una reflexión colectiva

¿Por qué tendríamos que asaltar La Moneda? Nuestro propósito no es tomar palacios sino demolerlos. O lo que es lo mismo: sustraernos del Poder. Es decir, aplastar cada vestigio del poder constituido y abortar todo intento de poder constituyente.

En este sentido, debe quedarnos muy claro que los esfuerzos convergentes de los pacos rojos y demás agentes de la izquierda del Capital, con su Mesa de Unidad Social y sus insistentes llamados al plebiscito, a «una nueva Constitución con participación ciudadana vinculante» y, a la conformación de la Asamblea Constituyente; al igual que la intentona controladora del Movimiento Allendista por una Nueva Constitución vi; o la repulsiva convocatoria del Frente Patriótico Manuel Rodríguez a «los militares patriotas, a los carabineros conscientes» a que «se subordinen al pueblo y aporten a la lucha y al término de los malos gobiernos»vii; y los alaridos esquizoides de Izquierda Libertaria y, Socialismo y Libertad clamando por la «unidad popular»; no solo son ajenos a nuestros objetivos de lucha sino que representan un nuevo intento de perpetuar la dominación y afianzar al Capital “con rostro humano”. Tentativa que debemos combatir con el mismo impetú con que enfrentamos al poder constítuido.

Incluso, ante el llamado del ala más radical de la socialdemocracia armada, el denominado Frente Patriótico Manuel Rodríguez-Autónomo (FPMR-A) y el Movimiento de Izquierda Revolucionario-Ejército Guerrillero de los Pobres (MIR-EGP), no sólo nos toca mantener una sana distancia extremadamente escéptica sino confrontar por todos los medios posibles su oferta de Poder Popular.

Desafortunadamente, aún hay compañeras y compañeros que insisten en el carácter “social” de la revuelta contemporánea y mantienen sus expectativas en una pretendida –e irrealizable en nuestros días– sociedad libertaria que, como bien señaló Alfredo en la conferencia antes citada: «estoy convencido que incluso si “la anarquía se realizara”, los anarquistas serían críticos de esa anarquía constituida. Porque ese anarquismo sería una institución anarquista, y estoy seguro que la gran mayoría de los compañeros estarían en contra de ese tipo de anarquismo»viii

Para muchos amantes de la lucha social desde las múltiples y particulares interpretaciones del anarquismo, debemos «comprender que la lucha contra el capital tiene varios frentes y formas de acción» para poder avanzar «hacia el futuro, nuestro futuro».ix

Afirmación ésta no solo difícil de “comprender” sino de digerir desde la óptica anárquica contemporánea sin sucumbir en posicionamientos reformistas de claro signo socialdemócrata. Sin duda alguna, los integrantes del colectivo editorial de este zine –y quienes lo reproducen casi seis años después–, todavía tienen fe en «nuestro futuro» y para ello, no escatiman en conformar alianzas con «otros revolucionarios» y participar en «varios frentes» y en diferentes «formas de acción».

Indiscutiblemente, cuando se buscan alianzas se termina por modificar los objetivos en aras de la justificación política de la lucha: un «futuro mejor». Sin reparar que la fe en el futuro es esencial para perpetuar la dominación. Vivir siempre en futuro es precisamente el método tradicional para no vivir aquí y ahora, apartándose para siempre del conflicto permanente implícito en el concurso de la guerra anárquica. ¡Eso ya nos lo advertía desde hace un siglo nuestro Novatori!

En el fondo, detrás de ese posicionamiento, se albergan las desfasadas aspiraciones instituyentes. Fieles al eco de los cantos de sirenas, intuímos en ellos coplas de elogio a la libertad –que siempre retumban en los albores de toda Revolución–, ignorando que en realidad son himnos de alabanza al nuevo Poder constituyente.

Después, vendrán las ingenuas elucidaciones en busca de motivaciones y causas de “las desviaciones”, de las “traiciones” y se repetira hasta el cansancio la vieja historia de la “revolución traicionada”, en vez de vislumbrar que la Revolución jamás ha estado (ni estará) del lado de la libertad sino al servicio del Poder porque toda revolución es intrísecamente instituyente.

Los Robespierre, el Comité de Salvación Pública, los Lenin, los Stalin, los Castro, la KGB, no son alteraciones y deformaciones de los llamados “procesos revolucionarios” sino su natural consecuencia.

De ahí, nuestra compulsiva obsesión por “reinventar” la Anarquía, para restituirle a la teoría –pero sobre todo a la práctica– su potencia emancipadora. Nada más obsceno en nuestros días que abandonar la Anarquía en nombre de una versión vulgar del “comunismo libertario” posmoderno al que nos convidan como alternativa. Hay que desmantelar los fetiches que nos mantienen varados y renunciar a las alternativas (a todas las alternativas a la venta). Cualquier alternativa a la Anarquía es un signo de claudicación y una salida cobarde que busca perpetuar la dominación bajo la insidiosa máscara de las transformaciones.

Lamentablemente, la visión distorsionada de la ideología –fuertemente enquistada en nuestras tiendas–, aún invita a muchos a concebir el anarquismo como una realización (que “dura para siempre”), en lugar de admitir que se trata de una tensión disutópica que nos proporciona instantes de Anarquía que tenemos que extender mediante el ataque certero pero, para poder cristalizar el ataque, para materializar la voluntad destructora, se requiere la previa organización de la insurrección anárquica; es decir, se necesita la articulación informal de pequeños grupos de afinidad capaces de coordinarse e intervenir anárquicamente durante un movimiento insurreccional espontáneo.

Así y solo así, damos vida a la Anarquía en esas interrupciones efímeras de toda “normalidad”, extendiendo el talante ilegalista, propagando el caos hasta las últimas consecuencias, destruyendo el trabajo y todos los pilares de la dominación.

Como nos recuerda Conejo blanco (Alicia en el país de las maravillas): para siempre a veces sólo dura un instante y es en ese lapso de tiempo que debemos de hacer estallar todos los puentes de retorno, quemar todas las naves de regreso e, incendiar la mercancía, demoler la máquina recuperadora. Para ello debemos de estar preparados aunque meramente se concrete un efímero instante de Anarquía, sabedores que su existencia es sólo de ocasión.

El objetivo no es luchar para instaurar el anarquismo. Lo esencial es vivir la Anarquía en la lucha cotidiana con esa pasión vital que nos inunda y potencia nuestro intransigente accionar, recordándole a los vencedores del presente que JAMÁS volverán a dormir en paz.

Gustavo Rodríguez,
Planeta Tierra, 2 de noviembre de 2019.

i Conferencia impartida en la Universidad Pantio, Atenas. Recogida en: Alfredo M. Bonanno, Dominación y revuelta, segunda edición revisada y corregida con adiciones, Edizioni Anarchismo, Trieste, 2015. pp. 139 – 176

ii Deleuze, Gilles, Foucault, Ediciones Culturales Paidós, México, 2016, pp. 151-152.

iii Bonanno, Alfredo M., El placer armado, disponible en:https://zinelibrary.files.wordpress.com/2016/01/el_placer_armado.pdf (Consultado 1/11/19).

iv Vale aquí, de nueva cuenta, hacer la distinción de los casos de Hong Kong y Cataluña, donde las motivaciones sí son políticas e ideológicas.

v Con información de los portales afines Anarquía Info (//anarquia.info), ContraInfo (//es-contrainfo.espiv.net) y, ANA (//noticiasanarquistas.noblogs.org/)

vi Alianza proto stalinista conformada por el Partido Comunista-Acción Proletaria (PC-AP), Izquierda Cristiana (IC) y, el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR).

vii FPMR, “Un gobierno provisional, una Asamblea constituyente, nueva constitución”. Disponible en: //www.fpmr.cl/web/ (Consultado 1/11/19).

viii Óp.Cit., Alfredo M. Bonanno, Dominación y revuelta, pp. 139 – 176.

ix V.P., Colectivo La Peste, “La organización en la lucha social: una crítica libertaria”, Publicado originalmente en Pestezine, Nº11, Mayo 2013, republicado por quienes insisten en la misma cantaleta el 22 de enero de 2019 en Portal Oaca, Disponible en: //www.portaloaca.com/opinion/14123-la-organizacion-en-la-lucha-social-una-critica-libertaria.html (Consultado 1/11/19).

¡Aplastémosle la cabeza!

Escrito realizado por Gustavo Rodríguez aparecido en la publicación chilena Madre Tierra.


«…esos socialistas […] no pudiendo decir que nosotros traficamos con los principios o explotamos a nuestros compañeros, fingen tenernos lástima y dan a entender que somos ilusos o estamos locos; cuando subimos las gradas del cadalso y vamos por cientos a las prisiones, enmudecen por el despecho […] Va siendo ya tiempo que les arranquemos el antifaz y los presentemos tal cual son. Tenedlo entendido, esas figurillas son más perjudiciales que los mismos capitalistas […] tratándose de tales sabandijas, se hace un gran servicio a la causa de nuestra emancipación aplastándoles la cabeza.»

José Cayetano Campos,
Mayo de 1888.

Le sobraba razón y clarividencia a J.C. Campos –por allá de los ochenta del Siglo XIX– para fustigar a la repulsiva izquierda que, desde aquellos años, intentaba desprestigiar, desarticular e infiltrar al movimiento anarquista a ambas orillas del Atlántico, imponiéndonos su visión economicista y, su programa autoritario y reformista. Desde las páginas de su periódico (El Despertar), en la ciudad de Nueva York y, El Productor de Barcelona, Campos incitaba a los anarquistas a aplastarle la cabeza a “tales sabandijas”, oponiéndose radicalmente al legalismo izquierdista que hacía estragos en nuestras tiendas. En efecto, frente a estas desviaciones –ya desde 1885–, Campos dejaba constancia de su propuesta ilegalista en una ponencia que enviara al Primer Certamen Socialista Libertario a celebrarse en Reus, donde planteaba la insurrección anárquica en total oposición a la tendencia legalista que por aquellas fechas dominaba el anarquismo ibérico bajo la tutela de la Comisión Federal de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE)i. Con sus crónicas, artículos y cartas –publicadas en El Productor de Barcelona y, El Productor de La Habana–, influyó de manera terminante en las reflexiones del anarquismo castellanoparlanteii, impulsando las resoluciones del Congreso Internacional Anarquista de Londres (1881) y el llamado a la «propaganda por el hecho» de manera individual y colectiva, invitando a abandonar las ataduras de la legalidad. Fue él quién promovió el radical accionar anárquico contra los representantes del Estado y los amos capitalistas, además de avivar la organización informal en pequeños grupos de afinidad. Estas propuestas verían sus frutos en la década de 1890 en la región española (metodología que se prolonga hasta entrados los años treinta del siglo XX, propagándose en todos los confines de la Tierra donde hubiese presencia anárquica) y pondrían fin a la FTRE en el Congreso de Valencia (1888), disolviendo esta pesada estructura que «caminaba anémica en su mal llamado anárquico»iii, dando paso a la Organización Anarquista de la Región Española (OARE). Decisión que marcaba el «nuevo rumbo tomado por la mayoría de los anarquistas de España»iv e inducía la coordinación en red de los grupos de afinidad para la acción anárquica, con plena autonomía para los grupos locales. Esta «evolución» teórico-práctica, se concretaba en 1890 con un portentoso salto cualitativo que rompía con las tácticas izquierdistas y marcaba distancia con la penetración progresiva de los «discípulos de Marx». En una invocación, publicada en la edición número 197 de El Productor, con fecha 30 de abril de 1890, se exponía sin tapujos: «La libertad no se pide, se toma […] obran muy mal los compañeros que se limitan a hacer una manifestación y acudir a las autoridades para que sea atendida su petición». Y, en otro artículo de ese mismo número, dejaba en claro que «Las ocho horas es un grito de guerra; mejor dicho, un episodio de guerra, pero no el objetivo de nuestra guerra»v. Como era de esperarse, tras este ejercicio consciente de demarcación, la edición número 198 de El Productor, del viernes 4 de julio de 1890, vería las calles sin el acostumbrado subtítulo de “periódico socialista”, calificativo que «no podemos ya con decoro ostentar un minuto más» y, en su lugar, se asumiría resueltamente anarquista.

Me tomé la licencia de traer a colación esta riquísima página de nuestra historia con dos finalidades. La primera, demostrar, una vez más, que el anarquismo y la izquierda –incluidas las mil y una sectas leninistas–, transitamos sendas opuestas desde el antediluviano nacimiento del mismísimo Matusalén. Y, la segunda, invitar a todas y todos los lectores afines a cuestionarnos cuándo y por qué abandonamos la anárquica práctica de aplastarles la cabeza (sin misericordia) a “tales sabandijas”. No como una actividad específica en la que pongamos particular empeño, sino como una práctica consecuente, que nos motive a cultivar la misma enjundia que ponemos en machacarle la cabeza a la derecha, ratificando que no somos (ni hemos sido, ni seremos) de izquierda, ni tampoco somos (ni podemos ser) sus “compañeros de viaje”, porque tenemos objetivos antagónicos.

El viejo movimiento anárquico de los siglos XIX y XX, combatió constantemente y sin reserva todos los intentos recuperadores y/o represores de la socialdemocracia (cuartelera o electoral), confrontando las traiciones de la izquierda en todos los confines. Sobran ejemplos que ilustran y corroboran esta práctica:

El editorial del periódico «Anárjiya» del 25 de septiembre de 1919, es una evidencia indiscutible del llamado de los anarquistas rusos a desatar e intensificar una ola de atentados contra los bolcheviques, proclamando la “era de la dinamita” en respuesta a la represión que Lenin y Trotsky habían iniciado en su contra. Ese mismo día, la sede del Comité Central del Partido Comunista de Moscú, sería destruida por una potente carga explosiva, dando muerte a doce miembros del partido y dejando heridos a más de medio centenar, entre los que se encontraban Emilián Yaraslavski y Nikolái Bujarín. De 1919 a 1922, los anarquistas rusos, realizarían múltiples atentados dinamiteros y represalias armadas contra los leninistas, ejecutando en las calles de Moscú a cuadros medios y bases del Partido Comunista. Lamentablemente, la llamada «Tercera Revolución», fue aplastada por el Estado bolchevique, encarcelando y asesinando a todos los anarquistas que no lograron exilarse.vi

El 28 de julio de 1933, la Ciudad de La Habana quedó paralizada al estallar una huelga del sector de Motoristas y Conductores, a la iniciativa también se sumaron los obreros tranviarios. La «Guerra de Brazos Caídos»vii–promovida por los anarcosindicalistas de la Federación Obrera de La Habana (FOH), la Federación de Grupos Anarquistas de Cuba (FGAC) y, los sectores revolucionarios más radicales–, se extendió por toda la Isla, concretándose la invocada huelga general hasta el derrocamiento del tirano (Gerardo Machado). «El día 7 de agosto, cuando el gran movimiento de brazos caídos contra el Machadato se mantenía firme en toda la Isla»viii y era indudable el derrocamiento de la dictadura, el Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), siguiendo órdenes de Moscú, pactaba con el tirano el fin de la huelga, llamando a todos los sectores a regresar al trabajo, a cambio del reconocimiento del Partido Comunista y el brazo de la Komintern en la Isla (Defensa Obrera Internacional), así como la administración y dirección del Campamento Provisional General Machado. Ese mismo día, los esbirros de Machado salieron a las calles con la orden de asesinar, ametrallando al pueblo en general. Sin embargo, la huelga no se detuvo, haciendo caso omiso al llamado de los bolcheviques caribeños. En represalia, la noche del 27 de agosto, los comunistas protagonizaban el asalto armado al local de la FOH, asesinando a un compañero e hiriendo a otros. La Federación de Grupos Anarquistas de Cuba, respondería con un «Manifiesto» en el que dejaba constancia que «consciente de su responsabilidad histórica en el actual momento de confusión, debido a la infiltración de los bolcheviques (Confederación Nacional Obrera de Cuba y Partido Comunista) en el movimiento obrero de Cuba, se ve obligada a exponer […] la rastrera labor del Partido Comunista y de la CNOC, mientras se desarrollaba en los últimos días el gran movimiento de brazos caídos que se extendió por toda la República y que, indudablemente, sacudió y aceleró la caída del Machadato»ix, reafirmando su postura anti-leninistax y, retomando la guerra sin cuartel contra los eternos traidores.xi

Entre los días 3 y 8 de mayo de 1937, tendrían lugar las famosas «Jornadas de Mayo» en Barcelona. El lunes 3, más de un centenar de policías a las órdenes del consejero de Orden Público de la Generalitat, irrumpieron en la Central Telefónica –gestionada, mediante un decreto legal, por la anarcosindicalista Confederación Nacional del Trabajo (CNT)–, con el objetivo de controlar ese estratégico centro de comunicaciones. Ante la agresión, los trabajadores anarcosindicalistas respondieron con fuego, lo que provocó que las autoridades policiacas pidieran refuerzos. Tres camiones de las repudiadas Guardias de Asalto (controladas por los stalinistas), acudirían al llamado junto al jefe de la Comisaría (“anarquista”) y el jefe de las Patrullas de Control (también “anarquista”). Tras el enfrentamiento, Dionisio Eroles, jefe de la Comisaría, exigió a los anarcosindicalistas deponer las armas, permitiendo la ocupación militar de las instalaciones. Siendo esta la gota que derramaría la copa de las tensiones entre las fuerzas que constituían el gobierno frentepopulista del Consell de la Generalitat (Esquerra Republicana de Cataluña, la Confederación Nacional del Trabajo, la Federación Anarquista Ibérica, la Unió de Rabassaires, la Unión General de Trabajadores y el Partido Socialista Unificado de Cataluña) y, las fuerzas revolucionarias, donde destacaba la base anarcosindicalista. La respuesta de los anarquistas –particularmente las Juventudes Libertarias– y, los militantes del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), junto a otros grupos minoritarios como la Asociación Amigos de Durruti (proto plataformista) y la trotskista Sección Bolchevique-Leninista de España (SBLE), no se hicieron esperar, levantando barricadas y confrontando con las armas a la coalición de partidos reformistas y sindicatos que conformaban el Frente Popularxii. En pocas horas, se desató en Barcelona una verdadera guerra social al interior de la propia guerra civil que se extendería a otras ciudades vecinas como Tarragona y Reus y, continuaría hasta las primeras horas del día 8 de mayo. Al día siguiente (4/5), grupos de anarquistas armados atacaron los cuarteles de los Guardias de Asalto, edificios partidistas y gubernamentales. Mientras los ministros “anarquistas”, García Oliver y Federica Montseny, exhortaban por la radio a los anarquistas a deponer las armas y regresar al trabajo. De igual forma, Mariano Rodríguez Vázquez, secretario general de la CNT y, Jacinto Toryho, director del tabloide anarcosindicalista “Solidaridad Obrera”, llamaban al cese de la insurrección. En horas de la mañana del 5 de mayo, los Guardias de Asalto, atacaron el local de la Federación Local de Juventudes Libertarias y la sede del sindicato médico. Ese mismo día por la tarde, serían asesinados los anarquistas italianos Camilo Berneri y Francesco Barbieri, a manos de la policía y miembros del stalinista PSUC. Francotiradores anarquistas ejecutarían al bolchevique excenetista Antonio Sesé Artasoxiii, secretario general de la UGT, impidiendo que asumiera su reciente nombramiento al nuevo consejo de la Generalitat de Cataluña. El día 7 los anarquistas destruyeron las vías del ferrocarril y volaron todos los puentes que permitían el acceso de las Guardias de Asalto a la ciudad de Barcelona. Paralelamente, la CNT insistía por la radio en su llamado a deponer las armas y regresar al trabajo con la consigna: «¡Abajo las barricadas! ¡Que cada ciudadano se lleve su adoquín! ¡Volvamos a la normalidad!»xiv. La tarde del 8 de mayo la insurrección había sido aplastada con la complicidad cobarde de la dirigencia anarcosindicalista. La Generalidad de Cataluña, los comunistas y los anarcosindicalistas de la CNT/FAI (bajo las “orientaciones” de sus ministros), estaban dispuestos a actuar conjuntamente contra quienes se les opusieran.

Lamentablemente, en todos los casos antemencionados, los anarquistas habían ceñido su agenda (teórico-práctica) a la zaga del pensamiento marxista, adoptando una conceptualización que no les resultaría funcional y mucho menos coherente con su accionar sedicioso (contra todo Poder) y sus aspiraciones de liberación total. Lo que les llevó a asumir objetivos ajenos como propios, estableciendo “compañerismos” y alianzas en función de tales fines. La ilusa convicción de que la Anarquía es una realización –tan en boga en el siglo XIX y XX–, enfiló a muchos de nuestros antecesores por senderos equivocados: identificando a la Revolución como el vehículo indiscutible hacía la realización de la sociedad ideal. Y, al no contar con “las masas” para hacerla, había entonces que forjar todas las alianzas habidas y por haber (incluso con los leninistas) para conseguir el Triunfo.

Así, compañeros extremadamente lúcidos, de claro posicionamiento antibolchevique y críticos acérrimos del “etapismo”, como Enricco Malatesta, también sucumbirían ante las tácticas aliancistas, en busca de «la realización del ideal», concluyendo que: «la revolución será lo que podrá ser, y nuestra tarea es acelerarla y esforzarnos para que sea lo más radical posible […] La revolución no será anarquista si, como verdaderamente ocurre actualmente, las masas no son anarquistas. Pero nosotros somos anarquistas, debemos seguir siéndolo y obrar como tales antes, durante y después de la revolución.xv», poniendo el pecho a priori ante los futuros pelotones de fusilamiento de los dictadores revolucionarios.

Pero, las maniobras de penetración teórica, cooptación, desarticulación e infiltración, no solo eran (y son) la estrategia de la socialdemocracia cuartelera (leninistas); de igual modo, la socialdemocracia electorera, con su consigna «todas las formas de lucha son válidas contra la clase dominante» y, su opción por “el mal menor”, también ha hecho lo propio, provocando profundas desviaciones de las que puede dar cuenta una legión de conversos temerosos «del arribo de la reacción» (el triunfo del fascismo). Con estos mismos argumentos, en 1897, el ex-anarquista Saverio Merlino afinaba su reformismo: «Hay que perfeccionar al sistema, no destruirlo»xvi. Bajo esta falsa premisa –inspirada en los devaneos reformistas de Proudhonxvii–, se fundó en Italia en 1891, el Partido Socialista Anarchico Rivoluzionario. Desde entonces a la fecha, ha crecido y se ha multiplicado una caterva de conversos que han intentado desviar el itinerario de la guerra anárquica, manifestándose inconmensurables “propuestas” al interior de nuestras tiendas.

Respuestas del pasado a necesidades del presente

Adoptar conceptualizaciones ajenas e incoherentes con nuestras aspiraciones de liberación total, compelió a muchos compañeros –entre los que me incluyo–, a identificar la Revolución, la lucha armada o el golpe de Estado, como el vehículo indiscutible que nos conduciría a la realización de la Anarquía. Esta confusión semántica (en realidad, teórica), no solo provocó falsas expectativas en nuestras tiendas, sino produjo lealtades y compromisos insensatos con proyectos íntegramente opuestos a nuestros fines, impactando de manera grave en nuestros círculos, con su inevitable comparsa de rupturas y conversiones con funestas consecuencias. La revolución mexicana de 1910, la revolución bolchevique de 1917, la revolución española de 1936, la castrista de 1959, la sandinista de 1978 o, la neo-zapatista de 1994, son ejemplos fehacientes de inextricables desviaciones que aún están vigentes en nuestras tiendas, ya sea por falta de análisis, carencia de información o (de plano), por deformación teórico-práctica.

Las revoluciones políticas y/o sociales –TODAS–, han sido siempre un radiante polo de atracción para los anarquistas. Indiscutiblemente, nos excita la explosión de las pasiones y el despliegue espontaneo e impetuoso de la multitud –aletargada y conservadora hasta la noche anterior– sedienta de venganza y estremecida por el espectáculo del que se siente partícipe. Confundimos el espíritu de la masa ávida de indemnización, con nuestras ansias demoledoras de toda dominación y nuestros deseos de liberación total.

La porfiada reproducción del mismo error, nos ha llevado y nos lleva a seguir tropezando reiteradamente con la misma piedra (let’s not forget Rojava). Ignorando que no hay una sola revolución en el curso de la historia que nos haya conducido a la liberación total. Siempre e irremediablemente, las revoluciones han estado en función del Poder y, por ende, opuestas a la libertad. No es que se descarrilen de “su cause” ni que traicionen sus ideales primigenios, como ingenuamente siempre hemos pensado. Es el proceso nomotético de su naturaleza autoritaria. Se fraguan con la clara intención de instituir y consolidar un nuevo Poder. En cuanto cesa la efervescencia y la multitud regresa a su habitual letargo –aterrorizada por las ruinas y acuciosa de “normalidad”–, aclama nuevos amos en quienes delegar la vida. Y estos amos no aparecen de la nada. No llegan al poder de manera fortuita, se han estado preparando toda su vida para ejercer un Poder aún más absoluto que el depuesto. Es entonces cuando los anarquistas nos lamentamos pero, resulta demasiado tarde: es el crepúsculo de la libertad y la hora de los dictadores.

Igualmente, amparados en conceptualizaciones ajenas, en nuestras tiendas se ha promovido (y se promueve) el voto o la participación electorera y, hasta se ha inculcado la colaboración parlamentaria. Infundidos de un leninismo posmoderno, que renueva el maquillaje ocultando sus arrugas, algunos sectores del denominado “movimiento” apoyan candidaturas electorales de claro signo socialdemócrata u, optan por conformar estructuras partidistas sumándose a los añejos Frentes Populares –también denominados Frentes Amplios–, en busca de escaños parlamentarios. Tal es el caso de las elecciones presidenciales del 28 de abril en el Estado español y, las de México en el pasado reciente. Pero, más ignominioso aún, es el desastre que se aproxima en Chile y Estados Unidos, donde estructuras pretendidamente “anarquistas”, se aprestan a establecer alianzas políticas para «la toma del Poder» por la vía electoral.

Sin duda, las experiencias mexicana e ibérica guardan grandes similitudes, pese a sutiles diferencias. Substancialmente, en la cínica convocatoria a votar desde supuestas reflexiones “ácratas” comprometidas con la contención de las opciones conservadoras y de ultraderecha. Sin mayor creatividad –y menor talla intelectual–, el llamado a participar en el circo electoral se limitaba a pregonar, como si se tratara del viejo cuento de Los Tres Cerditos, «el advenimiento del fascismo». Si bien los elementos anarco-izquierdistas (neo-plataformistas, socialistas libertarios, neozapatistas y/o anarco-bolcheviques), en ambos casos, aún carecen de la fuerza requerida para conformarse en partido político y establecer las alianzas necesarias y participar en la contienda desde alguna plataforma política; hicieron el proselitismo ineludible (la mayoría de las veces de manera anónima) a favor de sus candidaturas preferidas.

Quizá, la experiencia mexicana ha sido doblemente patética. En un primer momento, los anarco-izquierdistas unieron sus lacónicos esfuerzos al neozapatismo electorero (otrora Ejército Zapatista de Liberación Nacional), apoyando la candidatura independiente de Marichuyxviii y, al no alcanzar las firmas solicitadas por la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales vigente, quedaron fuera del juego democrático. Sin embargo, desde una plataforma anónima, se avocaron a desalentar el abstencionismo consciente, inspirados en la máxima de «Crear un Pueblo fuerte, crear barrio, crear comunidad, crear sindicato, crear Colectivos Locales de Abastecimiento y Producción y Comités de Defensa Revolucionaria, es crear Poder Popular, es decir, crear soberanía y autodeterminación, es crear Comunismo Libertario»xix. Aclarando de antemano que «esto no ocurrirá espontáneamente», especificaban que “su rol” es «hacer que las ideas anarco-comunistas se conviertan en ideas guías, en ideas orientadoras, tomando el «liderazgo de las ideas«». Y reafirmaban que «la disyuntiva (una vez más) es entre el fascismo o el Frente Popular»; llamando a votar por el candidato de la coalición Juntos haremos historia «que con su honestidad ha sabido aglutinar a las fuerzas populares más dignas y concientes de nuestro país, indignadas por la corrupción, la impunidad, la violencia del crimen organizado, y la depredación del neoliberalismo, y se presenta como la posibilidad de triunfo de un proyecto muy otro que sitúe a México en el marco de la lucha anti-imperialista latinoamericana»xx.

Con idénticas palabras y frases grandilocuentes similares, pero adaptadas al contexto ibérico, los anarco-izquierdistas peninsulares hacían la misma labor proselitista, llamando a votar para «no hacerle el juego al fascismo». Con este emplazamiento, quedaba al descubierto la labor de zapa de la Federación Estudiantil Libertaria, Embat, Apoyo Mutuo y elementos camuflados al interior de las orgánicas anarcosindicalistas (CNT/CGT), que le apuestan a consolidar «más pronto que tarde […] una política de alianzas constructiva y transformadora, que nos permita engranar con el resto de la izquierda (Izquierda Castellana, Anticapitalistas, Endavant, Poble Lliure, PCE, Comunes, Podemos, Sortu…) en lo local y lo regional. Todo este trabajo nos permitirá a los anarquistas contribuir al movimiento popular y difundir el programa revolucionario en la misión de transformar el país»xxi (Joder, si este discurso es anarquista: ¡que me borren de la lista!).

Lo cierto, es que tanto en el territorio ibérico como en el mexicano, los anarco-bolcheviques –aún sin la fuerza suficiente para constituirse abierta y descaradamente en partido político– lo único que concretaron fue más de lo mismo. En el Estado español, regresaron el poder al Partido Socialista Obrero Español (en la primera de tres citas de estas elecciones adelantadas), tejiéndole un traje a la medida a Pedro Sánchez y, legitimando su presencia en La Moncloa. En México, le devuelven la silla presidencial al viejo Partido Revolucionario Institucional (ahora con “nuevo” rostro y diferente nombre: MORENA). Aquello de “cuidado qué viene el lobo” (perdón: el fascismo), quedó sin sustento al certificar en el poder a estas variantes regionales de ese fascismo que nunca ha dejado de existir a ambas orillas del Atlántico. Sin embargo, es evidente que el “anarco”-leninismo posmoderno, continúa proporcionando respuestas del pasado a las necesidades del presente, aplicando la tesis del “posibilismo libertario”xxii. Lo hicieron en México en 1917-20, lo repitieron en España en 1934 y 1936, en Francia en 1956…

Tentaciones desviacionistas

El desviacionismo tiene una larga tradición en nuestras tiendas. Gracias a la penetración marxista (primero) y leninista (después), podemos enumerar una copiosa lista de giros y desvaríos de claro signo socialdemócrata, acontecidos desde el mencionado desliz proudhoniano hasta la fecha. Sería extraordinariamente tedioso, intentar siquiera enumerar estos episodios y/o dotarlos de fundamentación bibliográfica; sin embargo, no podemos soslayar que todos y cada uno de ellos, exhiben nuestras enormes debilidades en materia de elaboración teórica y, la urgente necesidad de contrastación, refutación y actualización en términos teórico-prácticos. Desafortunadamente, este proceso de penetración no ha hecho sino acentuarse durante un vasto período histórico que comprende desde la Revolución bolchevique hasta el fin de la llamada “guerra fría”, pero que, curiosamente, se redobla con la vertiginosa caída del socialismo realmente existente y la masiva evacuación de militantes de los partidos satélites de Moscú hacia orgánicas antiautoritarias, tratando de cimentar nuevos rostros más presentables.

En este sentido, los constantes desvaríos presentes en el anarquismo en Chile, cobran particular importancia. Después de haber gozado de una presencia preponderante en la región durante los años finales de la última década del siglo XIX y las dos primeras del XX, redujo significativamente su potencia. En un primer momento, a consecuencia de las expectativas generadas por la Revolución bolchevique y la progresiva integración de los trabajadores en las democracias parlamentarias auspiciada por el Partido Demócrata y, posteriormente, por el Partido Obrero Socialista; seguido del apogeo nacionalista que acompañó a la Primera Guerra Mundial y, los cambios ocurridos en las formas productivas. En un segundo período, su decadencia estará marcada por los nefastos efectos del creciente control de los sindicatos por parte del naciente Partido Comunista Chileno –previo Partido Obrero Socialista antes de ser cooptado en 1922 por la Komintern–, imponiendo un sindicalismo autoritario, legalista y manipulado, que quedaría reglamentado con el «Código del Trabajo» de 1931; rematando con el triunfo electoral en la contienda por la presidencia del Frente Popular (integrado por el Partido Comunista, Partido Socialista, Partido Democrático, Partido Radical y la Confederación de Trabajadores de Chile) en 1938. Y, la liquidación definitiva de la anarcosindicalista Confederación General de Trabajadores.

Un confuso y descolorido anarcosindicalismo quedaría por décadas en la penumbra, hasta reaparecer en 1961 en contubernio con el catolicismo social del santón Clotario Blest. La intención sería darle vida a un Frankenstein, bautizado como Movimiento de Fuerzas Revolucionarias (de tendencia anarco-castro-guevarista-cristiano-trotskista-maoísta). Con esta desviación, se diluía la especificidad del anarquismo chileno en un amasijo de tendencias ideológicas, totalmente opuestas a la esencia ácrata, haciendo aún más visible el retroceso progresivo de las ideas antiautoritarias en Chile.

Tras una prolongada ausencia, las ideas anarquistas renacen en la región chilena a finales de la dictadura militar-empresarial del general Augusto Pinochet, contando con escasísimos referentes teórico-prácticos. La influencia directa y el predominio de las organizaciones paramilitares de corte marxista-leninista, sería decisivo en los primeros instantes de este “renacer” sobre un puñado de jóvenes contestatarios en busca de tesis menos autoritarias que les permitiera la participación espontánea en la lucha, sin tener que militar en tales orgánicas políticas. Tuve la oportunidad de conocer por aquellos años (1985/90), en Santiago y en Concepción, a varios de esos jóvenes, algunos exmilitantes de la juventudes del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) y a otros, entonces cercanos o, aún involucrados, con el Movimiento Juvenil Lautaro/Movimiento de Acción Popular Unitaria –con los que todavía mantengo relaciones afectivas y hoy son consecuentes anarquistas de praxis–, que deseaban empaparse de toda la teoría contemporánea anarquista (que emanaba principalmente de la experiencia italiana post 1977) y, conformar grupos de afinidad y emprender acciones contra la dominación.

Empero, aquellos jóvenes fueron la excepción. Con el fin de la dictadura, tanto el MAPU-Lautaro como el MIR –inclusive el Frente Patriótico Manuel Rodríguez-Autónomo (FPMR/A)–, se dieron a la tarea de captar jóvenes rebeldes y/o contestatarios, aprovechándose de ciertas simpatías “libertarias”, del confusionismo reinante y, del fetichismo por los “fierros”. De tal suerte, con la retractación definitiva del uso de las armas por parte de estas orgánicas paramilitares y su legalización política de la mano de la habitual opción electorera, la inmensa mayoría de esta juventud ávida de acción, se separa de tales formaciones y, comienza a constituir organizaciones y agrupamientos pretendidamente anarquistas o, en su defecto, a acercarse a las configuraciones existentes.

Los más autónomos, expresarían un máximo de independencia y un mínimo de fidelidad respecto a su formación marxista-leninista, lo que les permitiría integrarse rápidamente al incipiente desarrollo ácrata, asimilando sin dificultad un modelo reticular basado en la organización informal y, asumiendo la guerra permanente contra la dominación. Sin embargo, a muchos de estos compañeros, la fascinación por las armas, la propensión por la especialización y la tendencia a la compartimentación, los conduciría a poner en práctica una interpretación equivocada de las tesis insurreccionales anárquicas. Por su parte, los más “adoctrinados”, consecuentes con su ethos bolchevique, manifestarían un comportamiento contrario; es decir, un mínimo de independencia y un máximo de fidelidad a la ideología marxista-leninista, lo que les impulsará a retomar el discurso del Poder Popular proclamado por el MIR durante el gobierno de la Unidad Popular allendista y, escudriñar en la historia de las deviaciones libertarias, echando mano de la trasnochada Plataforma Organizacional, del Manifiesto Comunista Libertario de Fontenis y, la experiencia proto guevarista de la Federación Anarquista Uruguaya/Partido de la Victoria del Pueblo. De este melting pot, a finales de noviembre de 1999, nacería la madre de todas las desviaciones izquierdistas y de las deformaciones ideológicas contemporáneas del anarquismo chileno: el Congreso de Unificación Anarco-Comunista (C.U.A.C).

El culebrón protagonizado por el anarco-bolchevismo chileno, con su estrategia de dos caras, merece un estudio profundo que incluya el impacto de sus “propuestas” y, una exposición pormenorizada de los efectos inmediatos de esta facción en nuestras tiendasxxiii. Desde luego, esto no corresponde con los objetivos de la presente contribución; no obstante, consideramos necesario exponer a grades rasgos el itinerario de este desatino.

A raíz del Congreso de Unificación Anarco-Comunista (C.U.A.C), vería la luz un engendro de corte neoplataformista que llevaría el mismo nombre. Su autoritarismo congénito y sus influjos leninistas, quedarían plasmados en los Estatutos constitutivos, donde se exige «unidad teórica-práctica», «acción colectiva», y, «disciplina», a toda costa. El segundo punto de sus ordenanzas, dejaría inscritas «las categorías de Simpatizante, Pre-militante y Militante»; mientras, el inciso tres, especifica “los derechos y deberes” de las diferentes categorías. Si bien el punto cinco, sobre la «Ceremonia de recibimiento», no tiene desperdicio y da irremediablemente lugar a una sonora carcajada: «consistirá en la lectura que hará el nuevo compañero, al inicio de la asamblea, de un acta de compromiso que selle su fidelidad ante sus nuevos compañeros y la causa revolucionaria, luego de lo cual se entonarán los himnos «Hijo del Pueblo» y «A las Barricadas». Una vez efectuado esto, se procederá a hacerle entrega de su cartilla de militante y de su distintivo (pañuelo y/o brazalete). Para la ocasión, todos los compañeros deberán asistir con su distintivo puesto. Posteriormente, todos los compañeros procederán a hacer un saludo personalizado cordialmente al compañero». El punto ocho, deja establecida su siniestra política de «alianzas» y; el nueve, enumera las «faltas» que demandan sanciones: «El no cumplimiento de acuerdos contraídos ante los compañeros; la impuntualidad e inasistencias reiteradas, sin justificación razonable; insultar o agredir a un compañero; asumir la representación de la organización, sin consulta a la asamblea y sin su mandato expreso; no pago injustificado de cotizaciones; colaboración con organismos externos para fines contrarrevolucionarios; delación de un compañero; exposición pública de documentación interna o acuerdos reservados; traición de los principios que sustenta la organización»xxiv.

Esta aberración, albergaría dos vertientes del desvarío anarcobolche en Chile, que –pese a sus aparentes discrepancias en cuanto a la participación institucional– persiguen un mismo objetivo: localizar puntos de encuentro con la izquierda de matriz leninista en aras de establecer alianzas que conduzcan a la implantación del Poder Popular (eufemismo con el que se evita nombrar la obsoleta “dictadura del proletariado”). De tal modo, se desarrollarían en su interior dos proyectos paralelos –pero complementarios–, la vertiente de “inserción social” y, la de “inserción institucional” (electorera).

La Organización Comunista Libertaria (OCL-Chile), sería la heredera natural del C.U.A.C., continuando con su proyecto bicéfalo, hasta el año 2013 cuando la vertiente electorera, cobraría fuerzas y tendría nombre propio (Red Libertaria), uniéndose a la plataforma electoral “Tod@s a la Moneda” e, impulsando la candidatura presidencial de Marcel Henri Claude, del Partido Humanista; junto al desaparecido Partido Izquierda Unida; al stalinista Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez; la Unión Nacional Estudiantil y; sectores disidentes del Movimiento Amplio Social. En ese mismo año, y ya encarrerados en contiendas electorales, ganan la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile. Luego de diferentes desgajes y reagrupamientos de los exmilitantes de la OCL, se haría más evidente la estrategia de los dos proyectos paralelos, apareciendo y desapareciendo infinidad de orgánicas que representaban uno u otro propósito. Tras estos malabares político-ideológicos, los anarcobolcheviques volverían a confluir en un nuevo Congreso Comunista Libertario que duraría dos años (¡!), después de ese largo “proceso”, surge en escena Solidaridad, Federación Comunista Libertaria, consolidando el “frentismo político-social” a pesar de la significativa merma de militantes provocada por el creciente auge de la vertiente electorera.

En junio de 2016, volvería a tomar fuerza la propuesta parlamentaria en los círculos anarcobolches con la presentación pública de Izquierda Libertaria, como resultante de la unión de la OCL, el Frente de Estudiantes Libertarios, la Unidad Muralista Luchador Ernesto Miranda y otros agrupamientos menores; haciendo énfasis en la necesidad de inserción en la institucionalidad del Estado. En abril de 2017, durante un encuentro entre «militantes históricos del proyecto comunista-libertario», feministas y «socialistas independientes», se constituiría el Movimiento Político Socialismo y Libertad (SOL); organización que inmediatamente eligió el trampolín electorero «en la línea de la creación de poder popular […] a través de la movilización social que le dé viabilidad y se articule positivamente con los avances electorales»xxv, sumándose, junto a Izquierda Libertaria, a la denominada «bancada convergente» en el Frente Amplio, compartiendo plataforma con stalinistas, trotskistas, autónomos, liberales, socialdemócratas, ecologistas y otras especies de similar pelaje. En días recientes, la diputada por el Distrito 13 de Izquierda Libertaria, Gael Yeomans, anunciaba la fusión de su grupo político con Nueva Democracia, Socialismo y Libertad (SOL) y el Movimiento Autonomista, conformando el nuevo proyecto político electoral: Partido Socialista Libertario Feminista, que será «uno de los protagonistas en la escena política de la izquierda chilena»xxvi

A modo de conclusión

La mayor de las críticas a la tendencia informal anarquista, proveniente de los círculos anarco-bolcheviques, nos acusa de prácticas endogámicas y, nos señala como “sectarios ingénitos”; motivos por los cuales, estamos condenados, de antemano, a no poder confrontar “de manera seria” al sistema de dominación. Por estas mismas razones, se nos adjudica la incapacidad de comprender “las necesidades del pueblo” y de poder “tomarle el pulso a las luchas”, vislumbrando “las diferentes alternativas que se presentan en virtud de las condiciones”.

Es indiscutible que los anarquistas de praxis, llevamos años conviviendo en un circuito cerrado pero, también es irrefutable que el aislamiento ha erigido un concentrado anárquico reconfortante, que ha dado paso a la revaloración teórico-práctica que hoy asistimos. Desde esta galaxia de plaza sitiada, se ha consolidado la tendencia anárquica más incisiva. Robusteciendo nuestra esencia, hemos cargado pilas y vuelto a salir, convirtiéndonos nuevamente en la peor pesadilla del Poder. Cristalizamos una tendencia radical e inclaudicable, dotada de una crítica trasgresora y consagrada al enfrentamiento permanente con todas las formas y estrategias del Poder. Le hemos dado más vida a la Anarquía –parafraseando al entrañable Mauri– que las multitudes confusas, aletargadas y manipulables que anhela la izquierda revolucionaria para concretar sus oscuros propósitos.

Para las y los anarquistas de praxis del siglo XXI, es evidente que la Anarquía no es una realización, sino una tensión disutópica: la guerra permanente contra el sistema de dominación y contra todo Poder. No un sistema de producción y/o de gobierno, que pueda alcanzarse mediante la toma del Poder (ya sea por la vía electoral o mediante la lucha armada) como reclama para sí el socialismo o el comunismo cuartelero. Estamos conscientes que el objetivo de nuestra guerra –la guerra anárquica–, es la destrucción total de todo lo que nos oprime, no la edificación de un nuevo sistema dispuesto a autogestionar la nocividad y la miseria planetaria.

Sabedores que no hay nada a conquistar, solo un mundo que destruir. Es hora de eliminar de nuestras tiendas los desvaríos y reafirmar principios. La Anarquía existe y se reconoce en nuestras acciones, narrando con hechos la larga historia de nuestra guerra. No necesitamos a la izquierda para concretar la Anarquía. Ella cobra vida en esos efímeros instantes en que se ilumina la noche, rugen nuestras pasiones y retumban los cimientos de la civilización. Hagámosle «un gran servicio a la causa de nuestra emancipación aplastándoles la cabeza.» Nos toca incorporar –de nueva cuenta– a la Izquierda en nuestra nutrida lista de objetivos y, confrontarla en todos los confines a través de la práctica continuada de la libertad intransigente.

Gustavo Rodríguez,
Planeta Tierra, 5 de mayo de 2019.

Posdata perentoria: ¡Solidaridad directa con nuestrxs compañerxs italianxs condenados a largas penas de prisión: Alfredo Cospito, Anna Beniamino, Nicola Gai, Marco Bisesti y Alessandro Mercogliano!

¡Solidaridad directa con lxs compañerxs de la Conspiración de Células de Fuego (CCF), sepultados en vida en las mazmorras del Estado griego! ¡Qué nuestro apoyo se escuche en todos los rincones del planeta! ¡Qué se ilumine la noche!

*Texto original extraído de Madre Tierra, publicación anárquica, No.3, Stgo. De Chile, Mayo 2019.

i Morales Muñoz, Manuel; La subcultura anarquista en España: El Primer Certamen Socialista (1885); en Mélanges de la Casa de Velázquez, t. XXVIII, 1991, pp.56-59.

ii José Cayetano Campos, anarquista cubano radicado en New York, tipógrafo de oficio, amigo y compañero de John Most, tuvo una influencia decisiva en el anarquismo de habla castellana de finales de la década del 80 y a lo largo de los años noventa del siglo XIX –particularmente entre los españoles, cubanos, puertorriqueños y mexicanos, residentes en Estados Unidos y, los lectores de El Productor de Barcelona (en la Península Ibérica) y El Productor de La Habana (en toda la extensión del archipiélago cubano)–, provocando su evolución hacia posiciones de praxis. Gracias a Antonio Pellicer Peraire, que le pusiera en contacto con compañeros catalanes y le invitara a participar en El Productor de Barcelona, se dio a conocer su prosa en la Ciudad Condal. A través de sus descriptivas crónicas sobre los sucesos de Haymarket y la difusión de las propuestas teórico-prácticas de los llamados Mártires de Chicago –donde no ocultaba su adscripción a la propaganda por el hecho–, sensibilizaría profundamente a sus lectores, incitándolos a abandonar el inmovilismo reformista y a apropiarse de la acción directa anárquica. Los primeros en asumir la “evolución” serían los propios redactores de El Productor de Barcelona, destacando el influjo teórico-práctico sobre los compañeros catalanes José Esteve y Palmiro de Lidia (Adrián del Valle) y, el también cubano, Tarrida de Mármol.

iii Serie de cuatro cartas enviadas a El Productor de Barcelona, firmadas por “C”, donde se expone la necesidad de abandonar el reformismo de la FTRE y, dar paso al desarrollo de la guerra anárquica. Vid, El Productor, los números consecutivos publicados del 30 de noviembre al 28 de diciembre de 1888.

iv Ibídem.

v “La Víspera”, El Productor, 30 de abril de 1890.

vi Era demasiado tarde para derrocar a la nueva dictadura. Los propios anarquistas (principalmente los anarco-sindicalistas y las tropas anarco-comunistas ucranianas bajo el mando de Makhno), cometieron el error táctico de aliarse con los socialdemócratas y los bolcheviques con la finalidad de derrocar al Tzar y, colaboraron en la consolidación del régimen (a través de tratados, particularmente en 1920), seducidos por los cantos de sirena de «todo el Poder a los soviets» .

vii Comité de Relaciones de la Federación de Grupos Anarquistas de Cuba, “A los trabajadores de Cuba y al pueblo en general”, mimeógrafo, La Habana, 28 de agosto de 1933.

viii Ibídem.

ixIb.

x El semanario anarquista ¡Tierra! (segunda etapa), editado en La Habana por la Federación de Grupos Anarquistas de Cuba, del 30 de octubre de 1924, enfilaba sus cañones contra «los cuatro gatos del comunismo cuartelero cubano» y, exponía a sus lectores: «como los políticos subvencionan a los periódicos burgueses para que halaguen sus personas y propaguen sus candidaturas, así Moscow subvenciona y reparte rublos a los periodistas comunistas de América y Europa». Desde mediados del año 1920, los anarquistas cubanos comienzan a conocer los primeros testimonios de sus homólogos rusos, sobre la feroz represión autoritaria del partido bolchevique contra el movimiento ácrata y los alertan sobre las estrategias de infiltración de los comunistas.

xi Sobre los enfrentamientos entre ácratas y bolcheviques en Cuba, a raíz de los hechos de agosto de 1933: «los comunistas han traicionado dos revoluciones en Cuba y se han aliado con tres dictadores […] para lograr sus objetivos […] todo lo han hecho por tener el poder […] después de la traición de los comunistas en agosto del 33, la gente de la Federación [Federación de Grupos Anarquistas de Cuba] se quedó caliente. Había sido una cabronada y había que pasarles la cuenta […], dijeron, primero, que había que cepillarse a [César] Villar y al bizco [Ordoqui], después que había que llevarse al polaco [Fabio Grobart], era la cabeza detrás de todo eso y la mano de Stalin en Cuba pero, no era fácil, eran peligrosos y tenían protección […], enseguida se pegaron a [Fulgencio] Batista […] por órdenes de la Komintern, de Moscú, con lo del Frente Popular y, no era fácil entrarle a tiros en plena calle a esos cabrones […], la otra idea era mejor: envenenarlos como hacían los italianos de Vermont y Chicago [en referencia a Nestor Dondoglio, del grupo de Luigi Galleani], esos italianos no se andaban con cuentos […], había una chiquita que trabajaba en El Carmelo […] y ellos iban mucho a comer y a merendar allí […], entonces, con los gastronómicos, se iba a coordinar el envenenamiento […], estuvo más de un mes con el paquetico de arsénico en los ajustadores, esperando a que fueran a comer.», entrevista a Claudio Martínez, Miami, Fl., enero 2012.

xii Las Juventudes Libertarias, el POUM y Los Amigos de Durruti, podían plantearse una alianza táctica temporal, impulsando la insurrección generalizada contra el gobierno frentepopulista (ERC, CNT, FAI, UdR, UGT y, PSUC), conscientes de que la “unidad antifacista” era un pretexto para no hacer la Revolución Social. En base a este mínimo denominador común (teórico-práctico), incitaban la Revolución en la retaguardía, rompiendo tajatemente con las organizaciones de la burguesía. Convencidos que la guerra contra el fascismo no podía desvincularse de la guerra social. Sin embargo, la mancuerda FIJL-POUM, estaba llamada al fracaso por la incompatibilidad de objetivos: los jóvenes anarquistas luchaban por la destrucción del Estado-capital, mientras los leninistas lo hacían por la consolidación de un Estado obrero. Por su parte el grupo de Los amigos de Durruti –cada vez más alejados de los principios anárquicos–, conformaban junto al POUM la Junta Revolucionaria, siguiendo los lineamientos de este partido con su propuesta de Frente Obrero Revolucionario, encaminados hacia un mismo objetivo: la dictadura del proletariado.

xiii Afiliado a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) desde su juventud, fue miembro fundador de los sindicalistas pro-bolcheviques de la CNT encabezados por Joaquín Maurín y, militante de la Federación Comunista Catalano-Balear (FCCB) dirigida por éste y como tal participó en la fundación del Bloque Obrero y Campesino (BOC) en 1930. Fue expulsado del mismo en 1931 por sus posiciones favorables a la Tercera Internacional, dominada por Satalin —a los que se oponía el BOC—. En la misma etapa también fue expulsado de la CNT, al igual que ocurrió con numerosos sindicalistas comunistas, por lo que se adherió a la socialista Unión General de Trabajadores (UGT). En 1932 constituyó junto a otros expulsados del BOC, el Partido Comunista de Cataluña (PCC), la rama catalana del Partico Comunista Español (PCE). A partir de esas fechas también pasó a colaborar en la publicación del periódico Octubre, órgano del PCC. Asistió como delegado de la UGT al Comité Ejecutivo de la Alianza Obrera de Cataluña en 1934. El 11 de junio de 1936 fue designado secretario de organización de la UGT de Cataluña y posteriormente fue nombrado secretario general de forma provisional. Como dirigente del PCC participó en la fundación del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) ese mismo año, formación de la que fue uno de sus más destacados líderes. En sustitución de José del Barrio, que había marchado al Frente de Aragón, Sesé se convirtió en el nuevo secretario general de la UGT en Cataluña. Durante los enfrentamientos entre anarquistas y revolucionarios catalanes contra las fuerzas frentepopulistas en mayo de 1937, fue nombrado consejero del gobierno de la Generalidad de Cataluña. Puesto que no llegaría a asumir. El 5 de mayo de 1937, cuando se dirigía en automóvil a tomar posesión de su cargo fue ejecutado por francotiradores anarquistas en represalias por la represión comunista en Barcelona.

xiv Thomas, Hugh, Historia de la Guerra Civil Española. Círculo de lectores, Barcelona, 1976, p.712.

xv Malatesta, Ericco, “Más sobre la revolución en la práctica”, en Estrategia y tácticas en la práctica anarquista, recopilación de artículos de Ericco Malatesta, Un Gato Negro Editores, Bogotá, 2013, p. 99.

xvi De, L ‘Italia del Popolo, del 3 – 4 de noviembre de 1897, recogido en Malatesta, Ericco y, Merlino, Severino, Elecciones y Anarquismo, Ediciones Antorcha, segunda edición cibernética, México, 2006. Disponible en:

//www.antorcha.net/biblioteca_virtual/politica/elecciones_y_anarquismo/indice.html (Revisado 1°/5/2019).

xvii Pierre Joseph Proudhon, considerado el precrsor de sociología moderna y padre del mutualismo, fue diputado de la Asamblea Nacional durante la segunda república francesa (febrero 1848-diciembre 1852).

xviii María de Jesús Patricio Martínez, también conocida como Marichuy, es médica tradicional y defensora de los derechos humanos de origen Nahua. Fue elegida por el Congreso Nacional Indígena (CNI) de México y, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), como precandidata para las elecciones federales de 2018, por lo que intentó su registro ante el Instituto Nacional Electoral como candidata independiente a la presidencia de la República para dicha contienda.

xix Construir un pueblo fuerte para consolidar un México libertario y soberano donde quepan muchos mundos, (Manifiesto Anarco-comunista), Algunxs Libertarixs Organizadxs, 5 de junio de 2018, disponible en:

//www.alasbarricadas.org/noticias/node/40136 (Revisado 2/5/2019).

xx Ibídem.

xxi Frente a la derecha rearmada, reanimar la izquierda desde lo libertario. Disponible en: //www.regeneracionlibertaria.org/frente-a-la-derecha-rearmada-reanimar-la-izquierda (Revisado 2/5/2019).

xxii El “posibilismo libertario” ha sido la estrategia desviacionista por excelencia de los anarcomarxianos y anarcobolcheviques desde los tiempos de la Primera Internacional. Consiste en la introducción de las tácticas socialdemócratas –en torno a la toma del poder por cualquier medio necesario– en nuestra agenda, mediante la penetración teórica y la infiltración física. De tal modo, cada vez que consideran que el Partido ha logrado el crecimiento cuantitativo y cualitativo requerido y, tienen el control absoluto de las masas, gracias a la intervención en la dirección de organizaciones sociales, partidos y sindicatos y, a las alianzas tácticas con las organizaciones políticas que no dominan (condiciones objetivas), impulsan la “vía revolucionaria”, es decir, la lucha armada y/o el golpe de Estado ; cuando no cuentan con estos requerimientos pero consideran que han realizado suficiente labor pública y de masas capaz de influenciar en las decisiones de las mayorías (condiciones subjetivas), optan por la vía reformista promoviendo el camino electoral y la participación parlamentaria. Vale señalar, a modo de colofón, que los neo-anarcobolches, actualmente denominan esta estrategia desviacionista “política prefigurativa”, impulsando el “poder dual” en aras de su cacareado Poder Popular, pero, en realidad, todo se limita a una cuestión semántica, hablamos de la misma cama solo que ahora bien tendida.

xxiii Desde comienzos de siglo, vengo pronosticando que el desviacionismo neoplataformista «más temprano que tarde habrá de provocar algún desbarajuste teórico-práctico de proporciones adversas». Hoy, esto puede comprobarse en los medios anárquicos, con mayor enjundia en territorio uruguayo y en la región chilena, así como en su área de influencia inmediata: Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú; sin embargo, sus efectos ya comienzan a sentirse en el Estado español y, particularmente al norte del Río Bravo, donde empezamos a ver articularse estrategias electoreras con “asesoría” chilena.

xxiv Estatutos del Congreso de Unificación Anarco-Comunista (C.U.A.C.), disponible en: //struggle.ws/inter/groups/cuac/estatutos.html (Revisado 3/5/2019).

xxv Disponible en: //mpsol.cl/quienes-somos/historia/ (Revisado 3/5/2019).

xxvi Disponible en: //radio.uchile.cl/2019/03/27/socialista-feminista-y-libertaria-la-convergencia-en-el-frente-amplio-toma-forma/ (Revisado 3/5/2019).

México: Acciones solidarias con las revueltas de Chile y Ecuador

ACCIONES DE SOLIDARIDAD INTERNACIONAL CON LOS PROLETARIOS EN GUERRA CONTRA EL ESTADO CHILENO, ECUATORIANO O CUALQUIER OTRO DESDE EL TERRITORIO BAJO CONTROL DEL ESTADO MEXICANO

El llamado es claro, al estallido de la huelga general, la acción y lucha directa, asambleas territoriales, ollas comunitarias, saqueos y sabotajes; acciones que si bien no exentas de sus limitaciones, imponen las necesidades humanas sobre las del capital y la dictadura del valor. El estallido social que resulta de medidas y reformas económicas e incrementos en el transporte o bienes básicos, que precarizan la vida en las distintas regiones del cono sur, así como consecuencia de la miseria generalizada; impulsan al proletario a constituirse como clase revolucionaria y decidirse a tomar las riendas de su vida en lucha directa y antagónica a las normas mercantiles del Estado-Capital o reventar de hambre.

Los proletarios más conscientes de nuestra condición de clase sabemos la importancia de compartir y asumir su lucha como nuestra, acompañarlos en esta guerra de clases superando toda barrera nacional, sabemos que como sujetos históricos nos desenvolvemos bajo la misma dominación con distintas facetas y fronteras, compartimos la impotencia y las lágrimas, así como los breves momentos de victoria que de cualquier modo nos dejan una lección de vida para las futuras generaciones. En ese sentido una cantidad no definida de proletarios salvajes decidimos mandar nuestro gesto de solidaridad fraterna cortando las vías de comunicación y circulación mercantil en distintos puntos de la Ciudad de México, en el marco de una convocatoria global en apoyo a la causa de inicio.

Se sabe que las mismas acciones ejecutadas de forma aislada no representan nada más allá de un acto inmediatista o caprichoso de tal o cual grupo, que de ninguna manera suponen un “paso previo” para “construir la insurrección”, por el contrario, se reconoce en este acto la necesidad de comprender y cuestionarse la paz social en la que se ha hundido el proletariado de la región en México una vez que la socialdemocracia tomó control del Estado, aun así podemos afirmar que más temprano que tarde volverá a vislumbrarse la flama que incite a la acción una vez que se desmonte el mito del progresismo, es decir, que el endurecimiento de las condiciones de supervivencia y el agotamiento de alternativas devuelva a nuestra clase la capacidad de romper con todo tipo de programas que pretendan encuadrar la rabia.

Finalmente compartimos el llamado de los proletarios en guerra en aquellas regiones de convulsión social a no bajar la guardia, a imponer la dictadura de las necesidades humanas contra la dictadura democrática del capital, a combatir el ciudadanismo y el pacifismo anteponiendo la consciencia de clase y la violencia proletaria.

La paz social es momentánea y la insurrección puede estallar de forma inesperada para lo cual debemos estar más preparados que nunca. Estamos en guerra, sí, contra el Estado-Capital, su policía y milicia, sus partidos e iglesias, sus leyes y reformas. Estamos en guerra, una guerra de clases.

¡La guerra por el Comunismo y la Anarquía!

-Proletarios Salvajes contra el Estado Mexicano, 24 / Octubre / 2019.

México: Llamado a la acción anárquica por Féminas Brujas e Insurreccionalistas

SOMOS MALAS Y PODEMOS SER PEORES: ¡SOMOS SU PEOR PESADILLA!

“Provocación” e “Ilegalidad” es toda acción que no es ejecutada por el Estado y excede sus leyes y normas; es por eso que las autoridades insisten en presentar la guerra anárquica contra el sistema de dominación como una “provocación” que busca desatar la represión. Pero la realidad nos enseña que la represión está aquí y ahora y se practica desde el poder de forma cotidiana ya sea de manera velada o de forma brutal.

El Estado continúa ejerciendo el monopolio de la violencia y solo está dispuesto a compartirlo con los grupos del llamado “crimen organizado” con quienes también comparten ADN, demostrando que no hay nada nuevo en su Cuarta Transformación. Como hemos dicho siempre: son los mismos perros misóginos ahora con el collar de color guinda.

Finalmente la rabia antisistémica logró contagiar de furia a amplias fracciones del llamado “movimiento feminista”, tristemente dormidas hasta la tarde de ayer.  Al fin han comprendido que el pacifismo es el cómplice más activo del poder patriarcal y la dominación.

Nosotras hemos expresado siempre que no somos feministas. SOMOS ANARQUISTAS y por eso luchamos contra el Patriarcado, no por el feminismo. Conocemos la ideología feminista y la vemos cotidianamente en “acción”, ocupando curules y puestos públicos,  encaramándose sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos para propagar “la Patria feminista” como declaraba una senadora de MORENA, olvidando (consecuentemente) que la Patria es  el territorio del Patriarca.

Ni Martha Lucia Michel ni Marta Lamas ni Marilú Razo ni ninguna de las feministas sistémicas (políticas, académicas y dialogueras) nos representan. Su reacción contra la violencia purpura y negra, su amasiato con la Sheimbaum, solo refuerza su condición de oportunistas en busca de hueso, por eso le lamen las botas y le chupan los wevos a su presidente.

La mejor muestra de su complicidad es el hashtag #ellas no nos representan,  afirmando que con la violencia antisistémica  empañamos “la defensa de los derechos de las mujeres”, promoviendo la pasividad cómplice e imponiendo la conducta políticamente correcta del “pueblo bueno”.

Nosotras no somos Pueblo. Ser “pueblo” es delegar nuestra realidad como mujeres, nuestra libertad y nuestra autonomía a Otro, es negar nuestra individualidad y nuestra esencia.  SOMOS GUERRERAS ANÁRQUICAS EN LUCHA CONTRA EL PATRIARCADO.

Somos conscientes de que estamos en guerra y sabemos quienes son nuestrxs enemigxs. Sabemos a qué nos enfrentamos, como también conocemos quienes son lxs aliadxs del sistema y quienes nuestras cómplices.  Reconocemos lo que otras callan: la presencia en palacio nacional de un fascista misógino y sexista, pro-vida, ultraconservador y evangélico al que se ha aliado la izquierda en su constante oportunismo para “tomar el poder” a toda costa.

Por eso, nosotras no pedimos justicia a nuestros verdugos ni la destitución y el castigo de sus pinches cerdos violadores.  Eso sería distinguir entre policías buenxs y  policías malxs. Para nosotras el mejor policía es el que está muerto.

Nosotras no queremos diálogo, por eso no ponemos límites a la revuelta.  Nuestros deseos de destrucción y nuestras ansias de libertad no se quedarán atorados en los atrapasueños: seremos su peor pesadilla!

Si algún día no volvemos a casa: No prendan velas, prendan barricadas!
¡Ni Dios, ni Estado, ni Amo, ni Marido!
¡El Estado-Capital, con AMLO o sin AMLO, patriarcado es lo que teje!
¡Destruyamos todo lo que nos domina y condiciona!
¡Solidaridad anárquica con todas las compañeras y compañeros presos alrededor del mundo!
¡Contra la civilización patriarcal!
¡Por el control de nuestras vidas!
¡Por la destrucción del género!
¡Por la tensión anárquica insurreccional!
¡Por la Anarquía!
¡Fuego a todo lo existente!

Féminas Brujas e Insurreccionalistas (F.B.I)
Ciudad de México, sábado 17 de agosto de 2019.

México: Carta en solidaridad con la compañera Anna Beniamino

Querida Anna, somos un grupo anárquico informal integrado por mujeres que acciona en México, motivadas por las tesis insurreccionalistas y la ilegalidad anarquista. Nos hemos conformado así por una cuestión de afinidad y no porque creamos que no debemos trabajar con compañeros hombres, de hecho, en diferentes ocasiones nos hemos coordinado con otros grupos de compañeros para accionar de manera más potente. Algunas somos lesbianas, bisexuales, poliamorosas, queers y otras somos tan putas que construiríamos un barco si renaciéramos mañana en la Isla de Lesbos por tal de no renunciar a tener sexo con hombres. Lo que esperamos que deje en claro que nuestra “afinidad” no se fundamenta en las preferencias sexuales sino en las ideas que nos impulsan y en la confianza que nos tenemos una a otra en el momento del ataque.

Después de esta aclaración, queremos expresar (pública y abiertamente) nuestra solidaridad contigo, no porque seas mujer ni porque te consideremos “víctima” al encontrarte presa de las garras del Estado sino por tu posicionamiento anárquico en guerra permanente contra el sistema de dominación. ¡Celebramos tu convicción ácrata y tu honesta valentía!

Tus palabras sencillas, reafirmando tu anarquismo sin acotamientos sectoriales y sin caer en la tan desprestigiada corrección política y sus convenciones lingüisticas (“gender-friendly”), nos han tocado en lo más hondo. Por eso no quisimos dejar pasar la oportunidad de darte respuesta pública, evitando que tus ideas y convicciones se pierdan en el mar de cartas, manifiestos y comunicados que circulan en nuestras redes. Esperamos que tu carta y nuestra respuesta inviten a la reflexión a todas las compañeras que en busca de la anarquía han quedado atrapadas en un sucedáneo reformista al servicio de la dominación, inmovilizadas en la “degeneración”, “entre el orgullo y el victimismo de género”, como explicas en tu carta.

Lo dijimos antes y lo repetimos ahora: “Nosotras no somos feministas. Somos ANARQUISTAS. Por eso luchamos contra el patriarcado, no por el feminismo. El feminismo es una ideología más al servicio del poder. El anarcofeminismo es una desviación setentaiochera, una de las mil desviaciones de la gran proliferación de corrientes en el movimiento. Una más, como el anarco-cristianismo, el anarco-sindicalismo, el anarco-pacifismo, el anarco-leninismo, el anarco-islamismo, o cualquier otra de las muchas que acusan algunos compañeros, solo que por ser políticamente correctos nunca incluyen este tema y prefieren dejarnos a nosotras la tarea.[ii]”

Y nos parece necesario repetirnos porque nuestra declaración (como tu carta ahora) fue ignorada por la mayoría de los medios anarquistas, dándonos cabida los más afines únicamente, pero también fue cuestionada y hasta atacada. Lo curioso es que no fuímos cuestionadas por las presuntas “agredidas” sino por algunos machos redimidos que se asumen “anarco-feministos” resultando “más papistas que el Papa”. Lo más oscuro del asunto, es que ahora es más difícil identificarlos porque en sus delirios de arrepentimiento ya no escriben con la “e” ni con “x” o la “@”, buscando la neutralidad del lenguaje, sino que escriben en femenino, o sea, haciéndose pasar por mujeres.

Las más veteranas de nuestro grupo comenzamos nuestro andar antiautoritario a principios del 2000 atrapadas en los discursos izquierdistas que imponían esa sectorización de la guerra (obrera, campesina, indígena, feminista, LGBT) que tú denuncias, adaptando las viejas teorías leninistas a los “nuevos tiempos”. Eran los nuevos trajes de la socialdemocracia a la venta en el mercado de las ideologías que se exhibían en la pasarela internacional de la “Nueva Izquierda”.

En ese ambiente lastimoso fue nuestra exploración en el “anarco-feminismo”, atrapadas en la corrección política (lenguaje incluyente, tranversalidad, derechos y mucha victimización) y la actividad política del militantismo feminista. Lo más dramático de esta mimetización fue asumir el desvergonzado culpismo izquierdoso. Precisamente, la izquierda leninista fue la que siempre priorizó la lucha obrera por encima de todas luchas, mientras que desde la guerra anárquica estuvo siempre presente el cuestionamiento y el enfrentamiento a toda dominación, incluida la dominación sexista.

Lo más triste del anarco-feminismo como estrategia desviacionista fue que abandonó la conflictividad anárquica reduciendo nuestra guerra a un listado de peticiones que la dominación ágilmente transformó en “derechos” imponiendo nuevas leyes y nuevas normas, maquillando la opresión.

“¡La guerra es para hombres: apesta a testosterona y adrenalina! Lo nuestro es predicar la paz y exigir derechos, sin reflexionar a quién van dirigidas nuestras peticiones”.

Sí eres mujer debes unirte al rebaño de la bandera púrpura (sea con veladoras o con antorchas) y abandonar la guerra contra toda autoridad.

“Lo nuestro es organizarnos como mujeres por nuestros derechos y si de paso votamos porque otra mujer ocupe un cargo político mejor aún, no solo vamos a estar bien representadas sino que vamos a tener una verduga que comparta con nosotras esos días de mestruación que siempre le daran un poquitín de sensibilidad al momento de patearnos y encarcelarnos”. Vamos, que eso de tener dos chichis nos hace siempre sororidarias.

Por eso cuando pedimos en las marchas “Aborto libre, seguro y gratuito” es intrascendente quién es el destinatario. Nada… que tampoco hay que ponerse tan reflexivas. Ninguna tiene que detenerse a pensar que con derechos y leyes no solo reafirmamos el sistema de dominación sino que le facilitábamos una nueva máscara para disfrazar la opresión.

¡El feminismo “radical” ha sido recuperado por la dominación!

Lo mismo ocurre en la “escena LGBT”, todo ha sido asimilado. El sistema de dominación ha recuperado las luchas. Ha convertido a gays, lesbianas y trans en activistas y políticos. Ahora son policías, soldados, diputadas, senadores, padres de familia, etc.

Cuando pedíamos en las marchas “derechos LGBT”, “matrimonio igualitario”, “derecho de adopción” y “derechos conyugales”, nadie se detuvo a pensar que con “derechos y leyes” reafirmamos el sistema de dominación. La “lucha” LGBT es por reformar las instituciones no por destruirlas. El nuevo orden político LGBT se ha convertido en otra máquina recuperadora del sistema de dominación.

Por eso necesitamos recobrar nuestra furia destructora como anarquistas sin acotamientos sectoriales, convencidas que nuestra guerra es contra toda autoridad y en esta encomienda tendremos que ser decididamente violentas, “hermosamente violentas, hasta que todo reviente”.

¡Destruyamos todo lo que nos domina y condiciona!

¡Solidaridad anárquica con Anna, Silvia, Natascia, Lisa y Anahí!

¡Solidaridad anárquica con todas los compañeros y compañeras presas alrededor del mundo!

¡Contra la civilización patriarcal!
¡Por el control de nuestras vidas!
¡Por la destrucción del género!
¡Por la tensión anárquica insurreccional!
¡Por la Anarquía!

¡Fuego a todo lo existente!

F.B.I. (Féminas Brujas e Insurreccionalistas)
Ciudad de México, Jueves 8 de junio de 2019.